DOOM en Nintendo Switch… ¡DOOM en Nintendo Switch! Por más que uno lo repita, parece algo casi irreal encontrarse a uno de los títulos más violentos y frenéticos de los últimos años en la consola de una compañía a la que todos señalan como «Family Friendly». Lo que Bethesda ha puesto sobre la mesa, incluso antes de la antaño anunciada versión de Skyrim, ha sido no solo un golpe de efecto para nutrir al catálogo de la híbrida con experiencias de todo tipo; sino también la muestra de que cualquier propuesta puede adaptarse a lo que propone la consola de Nintendo.
Para el que no conozca la saga, Doom es una franquicia que, a lo largo de los años, se ha colocado como el sello de referencia del género shooter, o shoot ‘em up, o FPS, o como queráis llamarlo. Videojuegos laberínticos, cargados de tiros y sangre en los que un marine tenía que verse las caras con seres del averno y tratar de sobrevivir en pleno Marte o incluso salvar a la Tierra de la invasión demoníaca. Su sencillo concepto, su velocidad, su jugabilidad y los avances que lograba alcanzar cada vez que estrenaba una nueva entrega eran algo que captaba la atención de todos. Y lo que tenemos ahora en Switch es la que, para muchos, es la entrega que mejor sabe plasmar el concepto original del que seguramente partieron Carmack y Romero, padres de id Software y padres de la criatura: «Dispara primero, pregunta después». Para que quede claro, mejor ved el tráiler que tenéis a continuación:
«A mí déjame de historias y dame una escopeta»
«Brutales, despiadados. Pero tú, tú serás peor. Destroza y desgarra… ¡Hasta que acabes con todos!». No, no es una frase de Mr. Wonderful. Esta sentencia es lo primero que oyes (en perfecto castellano) cuando empiezas partida en el modo historia de DOOM. Lo siguiente que ves es, desde los ojos de tu personaje (conocido como Doom Slayer o Hell Slayer), cómo este se zafa de los grilletes que lo tienen retenido y revienta el cráneo a una especie de zombi que intenta atacarle. Sin pudor, sin cortarse. Primer cráneo reventado y primer chapoteo de sangre de todo el festín que te espera en el resto de horas de juego.
Pocas veces una secuencia introductoria es tan rápida y presenta tan bien la esencia de un videojuego. No necesita más para dejarte claro que no eres alguien que quiera escuchar historietas profundas y explicaciones enrevesadas sobre lo que está sucediendo. Lo que quieres es coger esa pistola del suelo y destrozar a los seres que hay en esa sala. Salir, ponerte tu traje Pretor y empezar a sembrar el caos entre todas las criaturas que están destrozando esta estación espacial. La historia no es algo que se desarrolle con grandes secuencias cinematográficas (te enteras de lo justo y necesario y puedes aprender más… si quieres), porque ni siquiera el protagonista lo desea. De hecho, el pequeño prólogo en el que transcurre todo esto concluye con un intento de Samuel Hayden, uno de los responsables de esta catástrofe que ha traído al infierno al planeta rojo, de asumir responsabilidades y excusarse a través de una pantalla. ¿Nuestra respuesta? Un puñetazo a la pantalla antes de que acabe. No hemos venido a hablar, hemos venido a matar.
Y de matar va la cosa, de hacerlo de las mil formas que se te ocurra. DOOM no solo consiste en reventar monstruos a tiros con un arsenal que ni los de Quake. Tu salud no se regenera, y la única forma de curarte es a través de botiquines que se pueden conseguir de varias formas, una de ellas reventando a tus enemigos con tus propias manos. Las Glory Kill son uno de los pilares base de las mecánicas de este título de Bethesda. Cuando un enemigo está cerca de morir, su cuerpo comienza a brillar indicándote que es el momento de pasar al cuerpo a cuerpo. Te acercas, aprietas el stick derecho y le partes el cuello, o le pisas el cráneo, o le arrancas el corazón y se lo metes en la boca, o le quitas una pierna para destrozarle la cabeza con su propio pie (imaginativo es nuestro protagonista, y sádico también). Es, sin duda, una forma de recompensarte y de tomarte un pequeñísimo respiro entre esquivas y disparos sin que se rompa el ritmo; algo que también puedes hacer con tu motosierra para conseguir munición (PRO TIP!).
Coge eso y mézclarlo con un Gunplay sencillo y fácil de asumir. Es cierto que en esta entrega tenemos un interesante sistema de mejoras tanto de nuestro personaje como de nuestras armas, incluso unas Runas (desbloqueables mediante retos secretos) que aportan habilidades aún mejores; pero la esencia se basa en la rapidez y movilidad del Doom Slayer, en el poder de su armamento y en la necesidad del jugador de pulir sus reflejos. Puede que la atmósfera en ciertos momentos parezca la de un juego de terror. Entornos cerrados y oscuros, pasillos estrechos y el constante quejido de esos muertos en vida… Pero aquí la idea no es que tú pases miedo, es que lo pasen ellos. Y la banda sonora se va a encargar de recordártelo. Te toparás ante momentos realmente difíciles, pero con ese rock zumbándote los oídos lo único que quieres es salir ahí fuera de nuevo y masacrarlos a todos.
Aun así, aunque en términos jugables estemos ante una delicia; su estructura es algo que puede cojear a la larga. DOOM se podría resumir como un conjunto de arenas de combate conectadas. Es cierto que tiene hasta cierto toque didáctico (los nuevos monstruos aparecen en solitario para que aprendas a enfrentarlos, luego comienzan a frecuentar las grandes batallas), que hay momentos de explorar, muchos secretos escondidos (con homenajes al original), buscar tal o cual tarjeta para acceder a un nuevo lugar o incluso jugársela saltando entre plataformas. Pero con el tiempo esto se convierte en un pasaje conductor que quieres acabar rápido para lanzarte a otra masacre en uno de esos entornos (la mayoría grandes y preparados para que empiece el festín de enemigos). Ahí se echa en falta buscar un poco más de diversificación porque, como decimos, a la larga comienza a lastrar la diversión. Y eso que tiene auténticos momentazos, de los que te hacen respirar hondo al superarlos, incluso combates contra jefes bestiales; pero, aunque aparezcan en momentos cruciales, el juego no se apoya suficiente en ellos… Y es una lástima.
Matando demonios en el baño
Lo que ha conseguido Panic Button con esta adaptación es algo que muchos deberían ver una y otra vez. Sorprende ver a este «bicho» moviéndose en Nintendo Switch, aunque para ello se hayan tenido que hacer ciertos sacrificios. El primer cambio con respecto al resto de versiones es el más evidente, el paso de los 60 a los 30 fotogramas por segundo. Además de otros recortes que se han tenido que hacer en todo el nivel visual para mantener la estabilidad de esta tasa de frames. Cosa que logra, salvo situaciones más exigentes en las que cae bastante (los Hell Knights, Mancubus, Imps y Revenants que te atacan en el momento previo a la entrada al infierno pasan factura).
Quienes no estén acostumbrados a esto de las comparaciones no notarán tanto la diferencia con respecto a las otras versiones. Pero los que estén habituados, sí (aquí podéis ver una reciente comparativa). Se han reducido efectos de partículas, de sombras y la resolución. De hecho esta última, aunque aseguran que es 720p tanto en el Dock como fuera, no parece tener la nitidez que debería, sobre todo en el Modo Portátil. Llevar el infierno en la mano no es algo que salga barato, y aquí tenemos la prueba más clara de ello; aunque se porte fenomenal durante la mayor parte del tiempo.
Han introducido, como algo casi anecdótico, la posibilidad de hacer los ataques cuerpo a cuerpo con un movimiento de Joy-Con; pero esto no puede suplir la carencia del apuntado por giroscopio. Splatoon ha demostrado con creces que se puede apuntar con rapidez en consolas, y el hecho de que no se haya implementado esto en un juego donde la rapidez y los reflejos apremian es algo casi de delito. Afortunadamente, se cuenta con una opción de ayuda para afinar la puntería y de un buen abanico de opciones para configurar la sensibilidad de los sticks analógicos (recomendamos encarecidamente jugar con Mando Pro).
En cuanto a jugar en el Modo Portátil o Sobremesa. Bueno, es una gozada. Ver un juego del calibre de DOOM moviéndose en algo del tamaño de Switch parece casi irreal, aunque de nuevo volvemos a los sacrificios. Y es que, como bien comentaba el compañero Mario_Rua en sus impresiones, la resolución en este modo y el tamaño de los textos hacen que sea bastante difícil poder leerlos con claridad. El Modo TV es mejor para esto, incluso por lo poco precisos que pueden llegar a ser los Joy-Con cuando se encuentran acoplados. De todas formas, es complicado competir con la posibilidad de reventar enemigos mientras charlas con Roca.
Por todo lo demás, el título conserva casi todo lo del original. Como punto a favor tiene la inclusión de todos los DLC de su multijugador (a disfrutar con una descarga gratuita por separado). De hecho, goza tanto de un modo Arcade pensado para partidas rápidas (acumulas puntos haciendo de todo menos dar abrazos) como de un aspecto online bastante potente (personalización, variedad de modos, diversidad de mapas… ¡hasta poder convertirte en varios demonios!). Pero nos quedamos sin SnapMap, el editor de mapas que sí se encuentra en las demás versiones.
DOOM – Destroza y desgarra donde quieras y cuando quieras
Un modo historia cargado de secretos y horas de tiros y casquería, un modo Arcade ideal para un «aquí te pillo, aquí te mato» (nunca mejor dicho) y un multijugador que funciona bastante bien. Básicamente, estamos ante una adaptación que conserva la esencia y apenas se deja nada por el camino en cuanto a contenidos. Sigue siendo igual de sangriento, de frenético y gloriosamente divertido. Sigue siendo ese fantástico DOOM.
Estábamos deseando poner las manos sobre esta versión para la consola de Nintendo. No solo por lo que supone, sino por querer saber hasta qué punto Switch era capaz de plasmar esa frenética y sangrienta experiencia. La adaptación llevada a cabo por Panic Button es digna de quitarse el sombrero y logra traer de vuelta la mejor experiencia shooter que te vas a encontrar en formato portátil. El resultado no nos ha podido dejar mejor sabor de boca, porque estamos ante un juego que se aleja de los delirios de grandeza de los guiones retorcidos, del intento de infundar terror con sobresaltos y atmósferas cargadas. Va de divertirse disparando y desgarrando a todo lo que se mueva.¿Hace sacrificios? Sí. ¿Es divertido? A rabiar.
Jamás pensaríamos que acabaríamos un texto diciendo esto, pero el NINTENDOOMED es real.
Análisis realizado gracias a un código de descarga cedido por Bethesda.
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