The Count Lucanor

Análisis – The Count Lucanor (Nintendo Switch). No es oro todo lo que reluce

Probablemente conozcáis ya El Conde Lucanor, obra literaria escrita hace ya unos cuantos siglos en la que se inspira esta aventura de Baroque Decay, estudio español que esta vez trata de mezclar, citando sus palabras, juegos como The Legend of Zelda o Silent Hill, entre otros. Quizás a muchos de vosotros esta mezcla os choque un poco, y debo deciros que no estáis solos. La adaptación a Nintendo Switch corre a cargo de Ratalaika Games, editora que ya ha publicado algún que otro juego en esta misma plataforma, como Blasting Agent o I and Me entre otros. A pesar de llegar más de año y medio tarde respecto a la versión de PC, es una buena oportunidad de jugar a The Count Lucanor aprovechando la portabilidad de la consola.

 

Complejo de Ash Ketchum

El juego comienza con el décimo cumpleaños de Hans, que en un arrebato de ira provocado por la falta de regalos, decide largarse de su hogar. Si ya te estás preguntando por qué alguien haría algo así, déjame decirte que el motivo por el que carece de regalos es debido a que su padre está en la guerra y su madre es pobre. La primera imagen que nos ofrece el juego es quizás algo que ya hemos visto en otros argumentos, pero la conversación inicial entre Hans y su progenitora se nota demasiado artificial y forzada, como si se estuviera obligando a la propia historia a avanzar por un camino que, quizás, no es el más indicado. O no tan rápido, al menos, ya que apenas hemos podido generar ningún vínculo con la relación de Hans y su propia madre como para que nos afecte en absoluto la discusión que tienen entre ellos dos.

 

Tras marcharnos de casa nos embarcamos en una caminata no muy larga en la que se nos presentan varios personajes bastante peculiares que nos piden ayuda con ciertos problemas, y nosotros podemos decidir si ofrecérsela o ignorarles. Después de un acontecimiento un tanto extraño, aparecemos de noche y persiguiendo un duende que nos guía hasta el castillo del Conde Lucanor. El duende, que resulta ser ayudante del conde, nos propone una muy jugosa oferta: ofrecernos toda la herencia del asquerosamente rico Lucanor a cambio de adivinar el nombre del duende. Ya hemos dejado atrás a nuestra propia madre, te quiero decir, no tenemos tampoco mucho más que hacer. Y la pasta es la pasta.

 

Llamadme loco, pero creo que aquí pasa algo raro…

Una vez dentro del castillo nos encontramos con una oscuridad total que solo podemos contrarrestar con velas. Pero no temáis, la cera es infinita, así que no hace falta que la apaguéis como hacíais con la videocámara en Outlast. De hecho una de las mejores estrategias que podéis poner a prueba es dejar las velas en puntos clave para no daros algún que otro susto con los distintos enemigos que rondarán los pasillos de este ligeramente repetitivo castillo. Dejadme hacer un apunte aquí, puesto que en mi aventura entrando y saliendo por las alcobas del castillo, me he encontrado de cara más de una vez con un enemigo al que no podía evitar y he terminado muriendo de forma bastante injusta. Porque, sí, hay barra de vida, y por supuesto también elementos curativos, aunque escasean bastante. Puede que os encontréis en situaciones parecidas, avisados estáis.

 

The Count Lucanor

 

Otro elemento que también escasea son las monedas, necesarias para comprar pistas que nos ayudarán a resolver el gran enigma del nombre pero también para guardar la partida al lanzarlas en la fuente del jardín central. Y este último dato es importante en la mención que hice antes, ya que al no haber muchas monedas debes esperar entre punto y punto de guardado, lo cual sumado a la aparición de enemigos injustamente colocados delante de ti sin posibilidad de esquivarlos resulta muy frustrante, y repetir la última media hora de juego por algo de lo cual no tienes la culpa no sienta muy bien. Además, también puede que te enfrentes a enemigos algo escasos de inteligencia que dan vueltas sobre sí mismos chocando una y otra vez contra la misma pared, impidiéndote salir de tu escondite para seguir investigando el castillo. Un vistazo a la inteligencia artificial y a la aparición de los enemigos no vendría nada mal, y ayudaría mucho a mejorar la experiencia de juego.

Terminando con este apartado de la historia y la jugabilidad, cada alcoba tiene una bandera con un color que nos ayudará a la hora de distinguir qué llave necesitamos para qué puerta; mientras que los pasillos estarán llenos de escondites como cortinas o mesas para escondernos cuando un enemigo decida perseguirnos para acabar con nosotros. El movimiento del personaje es bastante lento, aunque probablemente sea para conseguir una atmósfera más realista dentro de la propia esencia de lo que representa un castillo como el del Conde Lucanor, y aún resultando un tanto pesado al principio, no termina siendo nada importante. Cada una de las alcobas anteriormente mencionadas cuenta con un pequeño puzle que aún sin resultar sumamente difícil sí nos hará mantener los ojos en la pantalla, puesto que muchos de ellos cuentan con trampas. Y no queréis morir, os lo aseguro. El resultado de todo esto es un juego de unas cuatro horas de duración y con varios finales que dependerán de algunas de vuestras elecciones a lo largo de la historia.

 

The Count Lucanor
La fuente donde podremos guardar la partida. Vais a cogerle cariño, ya os lo digo

Píxeles, pero con bajones de FPS

Baroque Decay decidió emplear el pixel art a la hora de recrear esta historia, que, aún cumpliendo a principio del juego, termina resultando monótono en el castillo, donde habría estado bien apostar por algo más que «un estilo entre los 8 y 16 bits», según sus propias palabras. No mucho más que destacar en cuanto al apartado artístico, y tampoco podemos extendernos en el sonoro. Temas de Johann Sebastian Bach suenan a lo largo del juego, aunque termina pasando a un segundo plano con bastante rapidez. Lo más importante y logrado en este apartado es el ruido que provocan los enemigos, un elemento crucial para sobrevivir aún más tiempo en este oscuro castillo. Debemos estar con el oído alerta.

 

Aún con la simpleza gráfica de The Count Lucanor, es bastante impactante que deba hablaros de bajones de frames. Así es, amigos míos, un juego de no más de 16 bits sufre más problemas de rendimiento que Gradius en la era de la NES, y eso ya desde el comienzo de nuestra aventura. Espero que este problema se pueda solucionar pronto por medio de alguna actualización, puesto que es en cierto modo comprensible encontrarse con algún tirón en juegos de gran impacto visual, pero es algo mucho menos aceptable teniendo en cuenta las características de un título como ante el que nos encontramos. No parece haber ningún motivo aparente para que esto ocurra más que una incompleta optimización del juego, quizás por parte más de la editora para la versión de Nintendo Switch que por la desarrolladora. Sea de quien sea la culpa, debería ser arreglado lo más pronto posible. Aún no siendo determinante a la hora de decidir si merece la pena o no, muestra una falsa falta de interés que daña en parte la imagen del título.

 

The Count Lucanor

 

The Count Lucanor, rozando el larguero

Pese a que sobre el papel esta apuesta española pinte más que interesante, a la hora de la verdad flojea por algunos apartados, desencadenando la caída más rápida que lenta de la expectación que pudiéramos tener. La sensación general es una decepción ante lo que podría haber sido un juego para recordar, ya que para nada es un título inferior al resto. Es original, tenso y, cuando todo funciona bien, divertido. The Count Lucanor es un claro ejemplo de que una buena idea puede perder parte de su atractivo con una puesta en escena por debajo de la altura necesaria. Un par de retoques aquí y allá harían que ganara mucho, ya que la jugabilidad es muy curiosa pero no termina de destacar por pequeños detalles que se pueden corregir.

Hans, vuelve pronto. Tienes potencial.

The Count Lucanor

Hemos realizado el análisis de The Count Lucanor gracias a una copia proporcionada por Baroque Decay.

The Count Lucanor nos pone en la piel de Hans, un joven de diez años que decide adentrarse en un castillo para averiguar el nombre de un duende que le ha prometido toda la herencia del rico Conde Lucanor.
Historia
65
Jugabilidad
75
Gráficos
60
Sonido
70
Duración
60
Nota de lectores11 Votos
64
PROS
La dificultad de los puzzles, no se vuelven frustrantes
Hay momentos que te provocarán tensión y algún escalofrío
Traducido al español, obviamente
CONTRAS
Mala optimización
Momentos injustos debido a una mala inteligencia artificial de los enemigos
Se puede hacer algo corto
65