Crawl Switch

Análisis – Crawl (Nintendo Switch). Historias de la pixelada cripta

Desde hace unos años a esta parte, uno de los géneros que están pegando más fuerte es el de los Dungeon Crawlers o exploración de mazmorras, sumado a la tendencia de los niveles generados aleatoriamente o de forma procedural y los elementos Roguelike, esto es, aquellos juegos en los que nuestro avance o progreso en la aventura tan sólo se mantiene mientras sobrevivamos, y hay que volver a empezar de cero desde el momento que caemos en combate. Si juntamos y mezclamos bien todos esos aspectos nos queda un título perfecto para echarle las horas que queramos, sin tener que preocuparnos por sumergirnos en la profundidad de una historia o de que tarde o temprano lleguemos al final de la misma, tenemos unos cuantos ejemplos de este tipo en el catálogo de Switch, y este es el caso de Crawl, una siniestra aventura de aires retro que el equipo independiente Powerhoof lanzó este pasado año y que parece diseñada a la perfección para el tipo de experiencia multijugador que ofrece la actual consola de sobremesa híbrida de Nintendo. Pero no sólo eso, sino que recupera curioso concepto de la jugabilidad asimétrica que tanto se mencionó en los comienzos de la tristemente poco valorada Wii U, ¿os acordáis de en qué consistía esa forma de juego? No os preocupéis que os refrescamos la memoria con el siguiente análisis, procedamos pues a adentrarnos en la tenebrosa oscuridad de la más inquietante de las mazmorras.

 

 

Juez, jurado y verdugo, todo en uno

Como en todo dungeon crawler que se precie nuestro objetivo es recorrer los recovecos de una mazmorra plagada de monstruos, recoger todos los tesoros posibles y escapar con vida, y si nos machacan, pues nada, a volver a empezar; bueno, en el caso de Crawl, esta última parte del esquema es la que se rompe. Y es que, en caso de morir nuestro aventurero héroe, la partida no se acaba sino que pasamos a convertirnos en atormentado espectro capaz de tomar posesión del cuerpo de otro monstruo, en tanto la criatura que nos hizo pedazos gana humanidad y se transforma en el nuevo héroe explorador, lo que viene siendo un intercambio de papeles en toda regla, vamos. Se trata por tanto de la llamada jugabilidad asimétrica, cuatro jugadores (o uno o dos jugadores y varias CPUs) se adentran en un calabozo con diferentes roles dentro de la partida, siendo uno el héroe y el resto los monstruos que lo persiguen, intercambiando papeles cuando el primero cae a manos de los otros.

 

Crawl Switch

 

La partida se divide en las diferentes habitaciones que vamos recorriendo de la mazmorra, como héroe, para poder pasar de una a otra debemos derrotar a todos los bichos que aparecen en ella, como espectro podemos flotar libremente y poseer objetos físicos (jarrones, cajas, lanzallamas…) y usarlos para hacer daño al personaje humano, o bien tomar forma de monstruo situándonos sobre uno de los sellos mágicos presentes en el suelo con igual objetivo. Verdaderamente la gracia está en juntarse cuatro amigos e ir intercambiando roles mientras se progresa en el avance por la cripta y vamos subiendo de nivel, si alcanzamos la salida, avanzamos de capítulo y aprovechamos el interludio para mejorar de armamento del héroe o creamos monstruos más poderosos haciendo uso de la experiencia y el dinero acumulados en el caso de uno y de la ira acumulada (el equivalente ultraterreno de la experiencia) por los espectros. Por supuesto, si no queremos seguir vagando indefinidamente por la mazmorra, “tan solo” tenemos que subir hasta el nivel 10 en nuestra forma héroe humano y cruzar el portal mágico directamente hasta el jefe final, que también está controlado por el resto de jugadores.

 

 

Viaje al centro del píxel

A nivel visual, estamos ante un juego que recrea fielmente el estilo retro de los arcades de antaño, es decir, grandes píxeles y limitado despliegue de colores, todo un golpe de nostalgia que resulta atrayente desde el primer momento, sobre todo por lo bien que recrea el oscuro ambiente de una clásica película de terror. Montones de manchas de sangre en pixelitos, simbología demoníaca, criaturas de aspecto temible, efectos de distorsión que simulan un mundo de locura y maldad pura… hay que reconocer el buen trabajo realizado por su desarrolladora para lograr aunar esa ambientación terrorífica unida a una estética retro tan propia de los juegos de PC de los ochenta, aunque no hubiera estado de más un pelín más de definición, ya que algunos monstruos prácticamente se limitan a ser un cuadrado con dos puntos por ojos.

 

Crawl Switch

 

Respecto al apartado sonoro, también hay que mencionar un buen acabado, con melodías que recuerdan al estilo 8-bits o chiptune, no especialmente llamativas ni pegadizas pero acompañan bien a la situación de tensión con sus acordes de tonos ominosos, acompañadas de montones de efectos siniestros. Lo más destacable sin duda, es la siniestra voz narradora que, además de relatarnos amablemente lo que tenemos que ir haciendo en el tutorial inicial y los cambios de rol que se van produciendo a lo largo de la partida, ayuda mucho a poner los pelillos del cogote de punta, perfecto para sumergirnos en situaciones propias de las pelis de horror clásico.

 

 

Muévete espectral-cularmente

Crawl se caracteriza por tener unos controles de lo más sencillos, básicamente tan sólo usamos el botón A para atacar y el B para realizar algún ataque especial, o bien para rodar y esquivar algunos ataques enemigos por defecto. Si somos espectros, podemos desplazarnos libremente sin limitaciones físicas de paredes, usando el botón A para poseer determinados objetos o para interactuar con los sellos mágicos del suelo y convertirnos en monstruos, con sus respectivos ataque principal y secundario. Como humano nos desplazamos andando, un poco despacio todo hay que decirlo, y no hay que interactuar con nada, tan sólo repartir leñazos para romper determinados objetos del escenario y así impedir que los puedan usar los espectros contra nosotros. La jugabilidad en general es buena aunque un poco tosca, en el sentido de que no responde con especial suavidad, aunque tampoco nos deja tirados en los momentos de más movimiento.

 

Crawl Switch

 

No hay fallos especialmente que señalar, quizás le vendría bien un poco más de variedad entre capítulos, dentro de la idea de mantener esa atmósfera siniestra cargada de presencias malignas. Un pequeño detalle es que, cuando jugamos contra CPUs, en ocasiones da la sensación de que dan demasiada caña incluso cuando las establecemos en nivel de dificultad fácil, es decir, que no paran de perseguirnos y atacar con monstruos hasta hacernos caer y pasar “al otro lado”, y luego cuesta horrores derrotar al humano suplantador, lo que puede dar lugar a la frustrante sensación de que estamos mucho más tiempo como espíritus errantes que como humanos protagonistas, aunque es una cuestión de habilidad sobre todo.

 

 

Sal de la cripta en un visto y no visto

Este dungeon crawler no está pensado para una duración excesivamente larga hasta completarlo, sino más bien para intentarlo muchas veces y rejugarlo en compañía en múltiples ocasiones. Como mencionábamos antes, para escapar de la mazmorra, sólo tenemos que acumular experiencia a base de derrotar a los monstruos del resto de jugadores y subir hasta el nivel 10, de ese modo se abre el portal que lleva al jefe final que se interpone en nuestro camino a la libertad. La gracia está en que conforme el humano acumula experiencia y sus ataques son más fuertes, los espectros acumulan ira que les permite generar monstruos más poderosos en las siguientes veces (los elegimos de una lista en la pausa entre capítulos), así la dificultad va creciendo para todos los participantes, se podría decir por tanto que lo interesante está en el camino que vamos recorriendo más que en llegar a la meta en sí.

 

Crawl Switch

 

Por todo ello la duración, si vamos a tiro hecho a conseguir el nivel necesario para enfrentarnos al jefe final, es alrededor de un par de horas, mención aparte de que es un multijugador estupendo para jugar una y otra vez con más amigos, en ese caso el entretenimiento se puede prolongar muchas horas más. Respecto a modos de juego, sólo existe la aventura principal y un baúl donde podemos consultar todas las criaturas, hechizos y objetos con los que nos hemos cruzado en las sucesivas partidas.

 

 

Crawl – Juez, jurado y verdugo de la cripta

En conclusión, estamos ante un juego que es original en su planteamiento, permitiéndonos asumir el papel tanto de héroe como de enemigo a base de perder y luchar por recuperar la preciada humanidad corpórea, una alternancia de papeles cuanto menos interesante que permite darle variedad a la partida en su transcurso, completado con un sistema de subida de nivel tanto para la forma humana como de espectro que da una buena sensación de evolución dentro de los límites marcados por el enfoque Roguelike (no en sentido estricto al morir sino al finalizar voluntariamente la partida). Su estética retro y su temática un tanto gore puede hacerlo especialmente interesante para los más fans del género del horror clásico; quizás como complemento para darle un mejor acabado a la experiencia compartida en modo local hubiera estado bien añadirle un modo multijugador online, por otro lado unos controles un pelín más fluidos y un acabado gráfico más definido, manteniendo su esencia de píxeles retro por supuesto, también podrían contribuir a hacerlo aún más atractivo. En definitiva, estamos ante una muy buena opción para los amantes del Dungeon Crawler con un aspecto multijugador diferente y especialmente que les encante todo lo relacionado con el gore.

 

Crawl Switch
Análisis realizado gracias al código cedido por Powerhoof
Crawl es un Dungeon Crawler con toques Roguelike y RPG que sorprende tanto por su lograda ambientación gore como por su jugabilidad asimétrica, basada en alternar entre dos papeles opuestos
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Pros
Mecánica de jugabilidad asimétrica atractiva y diferente
Ambientación tenebrosa espectacular a nivel sonoro
Contras
Aunque la estética visual sea retro a tope le falta un poco más de definición
Si vas a tiro hecho a por el jefe dura un suspiro
En solitario las CPUs son un poco abusonas incluso en nivel fácil
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