Hoy en día no es extraño presenciar el anuncio de un nuevo título Roguelite, ya que generalmente se trata de títulos divertidos y extremadamente adictivos que se han ganado un hueco en la escena indie durante los últimos años. Sin embargo, el juego que ocupa el análisis de hoy tiene algo que refleja una ambición que otros no muestran. Immortal Redneck nos propone una experiencia que se aleja del paradigma clásico del videojuego roguelite. Mientras la mayoría de las obras del género apuestan por una vista cenital de la acción (como Enter the Gungeon) o bien un scroll lateral en 2D, el título desarrollado por Crema Games da una vuelta de tuerca a este asunto, utilizando una perspectiva en primera persona que sumerge totalmente en la acción. Además, nos encontramos ante un First Person Shooter, lo que crea una fusión de géneros realmente interesante y no tan explotada.
CremaGames es un pequeño estudio independiente ubicado en Madrid. La empresa ha creado otros títulos como Mobsferatu o Drift Punk, ambas obras realizadas en 72 horas como resultado de dos ediciones distintas de la “Game Jam” Ludum Dare, que se celebra cada cuatro meses. Actualmente, la desarrolladora se encuentra inmersa en su próximo juego, llamado Temtem.
“Here coooooomes the redneck!”
Immortal Redneck abre el telón con una escena en la que vemos a nuestro querido habitante del medio oeste estadounidense y personaje principal despeñándose por un acantilado con su buggy, quedando aparentemente inconsciente y siendo engullido por la arena sobre la que había ido a parar. Lo siguiente vemos es a una serie de seres anónimos aunque visiblemente relacionados con el antiguo Egipto momificando al redneck y metiéndolo en un sarcófago, del que nuestro amigo saldrá para iniciar la aventura. El objetivo es simple, superar las tres grandes pirámides y acabar con los jefes que nos esperan en ellas: conciso, sencillo y ciertamente original.
Lo primero que vemos es un espacio abierto que hace las veces de hub central del juego. Aquí encontramos los elementos principales: las pirámides, el sarcófago del que acabamos de salir, un árbol que desprende una luz aparentemente inusual, y una tienda cerrada. Solo uno de los grandes elementos arquitectónicos está disponible al comenzar el juego, y las otras dos pirámides se desbloquean a medida que superamos la anterior, definiendo una progresión lineal en la experiencia. Estos enormes templos se estructuran en dos secciones a lo largo y ancho de siete pisos generados, como cabría de esperar, de forma procedural. En cada uno de estos pisos nos encontramos con peligrosos y variados enemigos a los que hacer frente gracias a un control muy responsivo, un movimiento rápido y fluido y una jugabilidad arcade que hace las delicias del jugador más exigente en este aspecto. Como es común, todas las puertas de una sala se cierran al entrar en ella, y solo podemos salir cuando eliminamos a todos los oponentes que tratan de mandarnos al otro barrio. Las habitaciones con una escalinata central nos permiten acceder al piso siguiente.
La tercera planta de cada pirámide se completa de un modo diferente: debemos derrotar al enemigo jefe que marca la mitad del camino, y que deja caer un objeto que permite comenzar las partidas sucesivas desde ese punto en lugar de volver al principio. A medida que ascendemos en la construcción, aumenta la cantidad de dinero y munición que recogemos, pero como nadie dijo que esto fuera a ser una tarea fácil, los enemigos tienen cada vez más vida y hacen más daño, con lo que hemos de andar con ojo y ser precavidos. Immortal Redneck no es un juego piadoso, y a veces puede resultar ligeramente injusto. Esto se debe principalmente a su cámara en primera persona. Al contrario de otros títulos del roguelite, en los que de un vistazo podemos conocer la localización de los enemigos en la sala, en Immortal Redneck tenemos muchos puntos ciegos y, además, algunos enemigos surgen de la arena, por lo que pueden aparecer detrás de nosotros en cualquier momento.
En el séptimo piso de cada pirámide se encuentra el jefazo de turno, al que debemos hacer frente utilizando todo lo que hemos obtenido y aprendido en nuestro camino. Os adelanto algo: no son precisamente fáciles. Cada uno de ellos supone un reto que me llevó casi a la taquicardia en ciertos momentos de tensión máxima y que me hizo saltar de la silla cuando al fin conseguí superarlo. ¡Espero que ardas en el infierno, Weryt!
“Soy vegano nivel 5. ¿Pierdo mis… armas?”
No solo de fiambre de monstruo vive el redneck. Literalmente, en este juego recuperamos vida gracias a los filetes que sueltan los monstruos o que aparecen en cofres. Sin embargo, hay mucho más. La munición es finita excepto en contadas ocasiones, por lo que tendremos que encontrarla del mismo modo, así como dinero para obtener objetos y mejoras para nuestro personaje. No obstante, la “salsa” se encuentra en los pergaminos, que pueden esconder una gran variedad de efectos, tanto positivos o negativos. Así, a veces saltamos de alegría al saber que la vitalidad de los jefes se reduce a la mitad al luchar contra ellos, pero en otras nos dan ganas de echarnos a llorar al ver que hemos perdido todas nuestras armas excepto la que llevamos equipada al momento de recoger el pergamino. Y encima con guasa.
El dinero es el otro centro mecánico de Immortal Redneck. Como dije antes, uno de los elementos del hub es un árbol; una especie de Yggdrasil que, de alguna forma ancestral, nos permite intercambiar dinero por mejoras como un aumento de nuestra vida o ataque máximos, pero también nos ofrece la posibilidad de comprar nuevos personajes o incluso de desbloquear la tienda. Los personajes o Dioses que vamos adquiriendo se diferencian en sus atributos. Por ejemplo, Apis tiene más vida y ataque que el Redneck, pero es notablemente más lento. Además, cada uno de ellos cuenta con tres armas propias, aunque existe una buena variedad de pistolas, escopetas, rifles y alguna que otra locura que encontrar a lo largo de nuestra aventura piramidal.
Por su lado, la tienda es más importante de lo que parece en un primer momento. El objeto que nos otorgan los jefes del tercer piso de las pirámides, aquél que nos permite comenzar sucesivas partidas a partir del piso siguiente a derrotarles, no está disponible al instante, sino que debemos adquirirlo en este lugar y equiparlo en la única ranura de equipo de la que disponemos. Así, se añade una pequeña componente de estrategia que da más profundidad a la experiencia.
Échale un par (de Joy-cons) al asunto
El apartado sonoro cumple de sobra, aunque no es excepcional. Cada pirámide tiene una selección de temas musicales diferentes, que por desgracia queda enmascarada tras los diversos efectos de sonido, como los que emiten los enemigos o las diferentes armas. Quizás he echado de menos que las melodías fueran más pegadizas, y es que después de 15 horas soy incapaz de recordar ninguna de las presentes en la obra. Es una verdadera pena, porque en ocasiones me he parado cinco minutos a escucharlas y realmente suenan muy bien.
Artísticamente nos encontramos con un título que, sin grandes pretensiones de preciosismo, ofrece una estética colorida y vistosa, con una calidad gráfica correcta para la consola. Immortal Redneck corre a 30 fps tanto en modo portátil como conectado al dock y, aunque es cierto que en ambos modos se mueve realmente fluido, la diferencia de calidad entre ambas configuraciones se hace evidente a pesar de no ser abismal. Sea como sea, no vuelve el título imposible de jugar, pero los enemigos más lejanos pueden ser complicados de divisar cuando decidamos jugar en modo portátil y esto puede llegar a hacerse ligeramente molesto por razones evidentes.
Las opciones que ofrece esta obra no son pocas, y me ha sorprendido comprobar que soporta el uso del giroscopio de Nintendo Switch, por lo que podemos apuntar con el control de movimiento. Al principio fui un poco escéptico respecto a su uso, pero no negaré que, una vez decidí comenzar a utilizarlo, empecé a apuntar mucho mejor. Además, Immortal Redneck ofrece la opción de puntería asistida, que realmente me parece algo necesario a la hora de disfrutar de un shooter en consola. El resto de las opciones son básicas, relacionadas con la cámara o el brillo de la pantalla, entre otras.
Immortal Redneck – En Kansas no vivíamos tantas emociones
Immortal Redneck ofrece una experiencia divertida y altamente disfrutable, en una combinación muy pulida de FPS y roguelite muy arcade. Esta última calificación se ve especialmente en las secciones de plataformas y en la trepidante velocidad a la que la acción del juego se desarrolla, que pondrá a prueba nuestra agilidad mental para tomar la mejor decisión en cada caso. Sin embargo, uno de los puntos fuertes del título es su capacidad para, entre todo el caos, dejar respirar al jugador. Me he encontrado, en varias ocasiones, en una posición de superioridad sobre el enemigo en términos del escenario. He sido capaz de observar sus localizaciones y determinar una estrategia antes de atacar: en qué orden eliminarlos, qué armas utilizar o cómo moverme por el escenario para maximizar la eficacia de la acometida.
No todo han sido luces en la experiencia, pues me he encontrado con algunos fallos. En cierto momento, recorriendo la segunda pirámide, recibí un código de error que hizo al título cerrarse, con todo lo que ello conllevaba. Otras veces, aunque en un número muy anecdótico como para ser problemático, la pantalla se congelaba durante aproximadamente un segundo, lo que cortaba el ritmo de la acción. No obstante, es de esperar que este tipo de bugs se corrijan en posteriores actualizaciones. También pude presenciar otros que, lejos de hacerme fruncir el ceño, me sacaron alguna que otra carcajada, como esta simpática a la par que odiosa rana que quedó atrapada entre el suelo y la pared. Pobre, no me quedó más remedio que sacrificarla sin piedad después de que sus hermanas me destrozaran.
En esencia, estamos ante un buen título, que coge las grandes ideas del roguelite y las integra en un videojuego de disparos de forma muy bien resuelta. El tono de cachondeo también acompaña y recalcan la sensación de que el principal cometido de Immortal Redneck es hacernos disfrutar, sacándonos una carcajada tras otra. Por otro lado, no consigue revolucionar el género o sorprender notablemente en ningún aspecto, pero sin duda lo recordaré en el futuro con cariño. CremaGames ha demostrado tener una gran capacidad para crear obras maravillosas, y ojalá en el futuro podamos disfrutar nuevas y grandes experiencias de la mano de la compañía. Aquí; en cualquier lugar; en Nintendo Switch.
Este análisis ha sido posible gracias a un código de descarga cedido por CremaGames
Debe estar conectado para enviar un comentario.