Por concepto, por mecánicas, por ideas, por apariencia, por sonido… Hay muchos factores que nos obligan de hablar de cada juego como algo único, como una experiencia diferente al resto por mucho que se englobe dentro de un género. No obstante, dejar este concepto atrás para alcanzar la singularidad es tan complicado que rara vez se puede usar a la hora de calificar a un videojuego. Debe ser algo que rompa moldes, que se distancie del resto y que vaya más allá de la unicidad. Esto, ni más ni menos, es lo que consigue Undertale, que ahora llega a Nintendo Switch de la mano de 8-4 y con la firma de un Toby Fox que bien podría servir para hablar de autores de videojuegos en lugar de creadores.
Las apariencias engañan
¿Por qué? Esa es la pregunta que da pie a multitud de las mecánicas que definen a Undertale. Por mucho que se ubique dentro del género de los RPG, contando con un sistema de niveles, o LOVE aquí, e incluso de experiencia, o EXP; este título esconde tras una superficie plenamente rolera un concepto muy diferente a lo que podemos encontrar en este tipo de juegos.
¿Por qué para avanzar tengo que matar a los monstruos?, ¿por qué tengo que hacerme más fuerte? Matar o morir es la dicotomía con la que se define a cualquier juego de rol, por mucha conversación que haya de por medio. Hay una historia, hay unos personajes, pero el verbo que más frecuenta es luchar y, en consecuencia, matar. Y Undertale propone eso mismo en primera instancia, pero en cualquier material que lo acompaña e incluso en el propio juego se lanza una perla que indica que hay algo más cuando rascas la superficie. Si has visto el tráiler que hay más arriba, quédate con la última frase: “El amistoso RPG en el que nadie tiene que morir”.
Porque es así, no tienes que acabar con tus enemigos si no quieres convertirte en un auténtico genocida (¿exageramos con ese apelativo?, para nada); de hecho, puedes completar el juego al completo sin matar a absolutamente nadie y convertirte en lo que, por definición, sería un auténtico pacifista. Y sí, hay otros videojuegos que plantean esto último como un reto adicional, como un guiño para los que buscan experiencias distintas; pero aquí, en realidad, esta es la forma que más quebraderos de cabeza trae y el auténtico camino a seguir, es el verdadero verbo del juego. O no, porque en el fondo eres tú quien construye la experiencia en función de las decisiones que tomes, y créenos cuando te decimos que influyen, porque lo hacen a un nivel que jamás podrías imaginar.
Tras esa historia de un chaval que cae en un mundo subterráneo plagado de monstruos se esconde un relato mucho más oscuro y profundo que la mera lucha por volver con los tuyos. Hay una intención tallada (por alguien que no sabía ni siquiera programar cuando se puso manos a la obra con el juego original) para conectar con el jugador y hacerle incluso sentirse mal por aniquilar a cualquier criatura. Puede que sea el absurdísimo y tan característico humor que hay constantemente, los chistes malos de Sans, lo exagerado de la épica de Undyne, la brutal sección de Mettaton o el amor por el anime de Alphys… Todo suma y golpea el concepto hasta dar forma a algo que consigue generar una empatía necesaria para ver lo que realmente se esconde tras todo esto. No vamos a hablar de qué es ni de cuál es el auténtico trasfondo del juego, porque vale la pena que te lleves la sorpresa.
Rompiendo con el rol
A nivel de mecánicas, podríamos decir que además de un juego RPG en el que equiparte, hablar y pelear, Undertale bebe mucho de los Bullet Hell. Cada combate pone al corazón de nuestro protagonista en pantalla, dentro de un recuadro, para pasar a ser el que lleve el peso de la acción. Ahí esquivamos proyectiles, los lanzamos también nosotros, nos curamos y hacemos todo lo que requiere cada pelea. Hay una variedad exagerada de situaciones aquí, que se potencia sobre todo en los encuentros con los jefes y se dispara al infinito en el final.
Ante esta fórmula es necesario hablar también de los comandos porque, por mucho que aquí ya estemos más que curtidos en esto del rol, es necesario aclarar los matices. Sí, la opción “Fight” se usa para golpear al enemigo hasta hacerlo cenizas si lo deseas; pero al realmente interesante es “Act”. Esta nos lleva a otro submenú en el que realizar diferentes acciones en función del enemigo ante el que nos encontramos. ¿Es un bromista frustrado?, ¿es un maniquí con malas pulgas?, ¿es un perro de dos metros con una armadura y con ganas de que le acaricien?
Acudir a esta sección es la que hace interesante a Undertale, lo que comienza a construir su singularidad y hace que se distancie del rol en su más pura esencia. Ahí es donde está el auténtico quid del juego y de las peleas y lo que te ayuda a conseguir la victoria sin matar (aunque siempre puedes hacer que tu rival muerda el polvo a golpes). Si logras hablar, empatizar y llevarte bien con los monstruos, o simplemente hacer que se calmen, puedes terminar el combate optando por la vía pacífica, con el comando “Spare”.
No hablaríamos de las mecánicas a un nivel tan básico si no fuera porque son sumamente importantes para disfrutar al máximo de la experiencia urdida por Toby Fox. Puede ser el camino más desafiante, pero también es el más gratificante, sobre todo cuando te das cuenta de que, de alguna forma u otra, ese mundo en el que juegas es consciente de tu papel no como personaje, sino como jugador.
Encuentros tras la cuarta pared
Sin entrar en demasiados detalles, podemos decir que estas criaturas tienen conciencia real de lo que haces, hasta el punto de saber si te has arrepentido por haber matado a alguien y has cargado partida para no hacerlo, o si has reintentado demasiadas veces un combate. Undertale no rompe la cuarta pared, la destruye a cañonazo limpio. Desgraciadamente en Switch no lo hace del mismo modo que en la versión original de PC, pero entendemos que hay limitaciones por formato y por plataforma que no se pueden sortear de ninguna manera.
Con descaro y simpleza, como prácticamente todo lo que hace, desarrolla también un apartado visual y sonoro que, aunque vaya a mínimos en cuanto a instrumentos por sonar o gráficos que mostrar, no impide que disfrutes de todo y que el resultado impacte. Es, de hecho, algo que termina de dotar a todo el concepto de la esencia y la distinción que necesita. Por mucho pixel art que haya y por planos que sean los colores a utilizar, no deja de tener encanto. Del mismo modo, la banda sonora no cuenta con brutales orquestaciones ni excesivas composiciones, pero las melodías enganchan y saben perfectamente lo que transmitir y en qué momento hacerlo. Puedes comprobarlo con esta misma canción (no busques vídeos relacionados), una que nació creando un inquietante mod de EarthBound.
Por supuesto, hablamos de un título que tiene ya su tiempo y que en 2015 logró acaparar miles de miradas por lo que proponía. Con el salto a Nintendo Switch en pleno 2018, por supuesto, se lleva consigo el factor portátil como punto a favor y la inclusión de, aunque pocos, algunos añadidos bastante interesantes de los que tampoco vamos a hablar para no chafar sorpresas. Lo que no entendemos, por más que nos esforcemos, es cómo no se ha habilitado una opción para jugar con un solo Joy-Con.
Undertale – Un RPG con determinación
Ideas pequeñas con una fuerza gigantesca. Así es como mejor podemos definir lo que da forma a Undertale. Toby Fox dijo no a la mecánica más básica y tradicional del RPG, cambió la perspectiva para dotar de conciencia a este pequeño universo y lo que consiguió fue uno de los mejores juegos indie que hemos podido disfrutar. Uno que se ha vuelto indispensable y que vale la pena experimentar sabiendo lo mínimo sobre él. Nosotros ya hemos abandonado ese mundo subterráneo, pero sabemos que tarde o temprano volveremos a dejarnos caer en el Mt. Abott para ver qué más pueden contarnos estas criaturas.
Y tú, si te animas a caer también en ese submundo, sigue este consejo: juega, repite, experimenta y trata de seguir todos los escenarios posibles cada vez que reinicies esta aventura… Si puedes.
Análisis realizado gracias a un código de descarga cedido por 8-4
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