Hablar de Dragon Ball Z es hablar de uno de los fenómenos fan más grandes de las últimas décadas, no es sólo un anime más, es EL anime por excelencia, el más conocido hasta por quienes menos cerca sienten el mundo de la animación japonesa o de los videojuegos. Preguntas por Son Goku o las bolas de dragón y probablemente hasta tu vecino de arriba, ése al que se le cae una canica a las cuatro de la madrugada en los días hábiles y los domingos por la mañana, sepa de lo que estás hablando. Así de conocido y extendido está el fantástico universo creado por la obra maestra de Akira Toriyama, ya sea en forma de merchandising, películas (algunas de acción real, aunque mejor correr un tupido velo sobre eso), varias continuaciones de la serie original (GT y Super) o, por supuesto, videojuegos, muchos videojuegos, que prácticamente han visitado cada plataforma existente en cada sucesiva generación tecnológica. Quizás por ese, un tanto, uso abusivo de la franquicia ha ido experimentando un ligero desgaste, sobre todo en las más recientes entregas en formato de lucha tridimensional, donde una y otra vez se han ido repitiendo personajes y tramas -son las que hay, qué se le va a hacer, aunque se introduzcan variaciones, ramas alternativas, debates filosóficos o reinterpretaciones conceptuales- tan sólo con progresivas mejoras gráficas y pequeñas variantes en el estilo o mecánicas de las peleas. En ese momento es cuando más necesario se vuelve romper esquemas y tratar de innovar, incluso volviendo, en cierto modo, a los orígenes, y este ha sido el caso de Arc System Works, quien con el permiso de Bandai Namco ha tomado la famosa licencia y ha sacado de la chistera Dragon Ball FighterZ (siguiendo la famosa tendencia de hace años de acabar el plural en Z inaugurada por la inigualable serie Bratz).
Esta compañía ha demostrado a lo largo de los años su gran capacidad de hacer títulos de lucha, y desde luego no podía haber mejores manos para experimentar con esta famosa saga, consiguiendo un juego de peleas en equipo -o Tag Team Battle- bidimensional con un estilo animado que a los más nostálgicos les va a recordar de inmediato a la serie con la que se criaron. ¿Es este por tanto el título definitivo protagonizado por Goku y sus amigos? Continuemos este viaje juntos para saberlo, practica la kamehameha y lleva unas judías mágicas por si acaso.
Salva a la Tierra junto a Goku
Al tratarse de un juego de lucha, no hay una trama en sí, más allá de las conocidas en el modo Historia -el arco argumental de Freezer, de Célula, de Bu…- recorriendo los famosos eventos en forma de encuentros y desencuentros entre los personajes, aunque en esta ocasión somos nosotros los protagonistas a través (¿de una posesión?) del cuerpo de Goku. Contamos además con el modo Arcade, en el que elegimos nuestro equipo de tres combatientes y nos vamos enfrentando a otros, pasando por diferentes rutas alternativas de mayor a menor ranking en función de cómo lo hagamos en cada pelea, con el modo Torneo de Artes Marciales y el Versus sencillo de toda la vida de un jugador contra CPU o contra otro jugador humano -o namekiano-, pudiendo escoger entre hacer combates de 1vs1, 2vs2 o 3vs3 luchadores intervinientes. Muchos de los modos son compartidos en offline y online, éste último por cierto requiere estar suscrito al servicio de pago Nintendo Switch Online.
Se nota la mano de Arc System Works nada más comenzar la partida en el sentido de seguir algunos patrones comunes con otros de sus juegos, como Blazblue Cross Tag Battle, como por ejemplo, en que partimos de un Hub central que tiene repartidos los diferentes modos en forma de localizaciones, por el que nos vamos desplazando con una versión chibi de nuestro personaje favorito que elijamos, aunque si esto nos despista, siempre tenemos la opción de abrir un menú más convencional pulsando un botón, que nos permite ir directamente a cada sitio o modo de juego. Este título cuenta con un sistema de quests, o logros más bien, que se va completando conforme vamos completando cosas, como tutoriales, superar combates o desbloquear ciertas cosas, una manera estupenda de incentivar las partidas.
Supersaiyans de todos los colores
En cuanto a aspectos técnicos, son los más sobresalientes sin duda, ha pasado ya mucho tiempo desde que se comenzó a utilizar la técnica del cel shading, y la cosa ha evolucionado mucho, hasta el punto de que hay juegos que parecen ser totalmente de dibujos animados, como el conocido Cuphead o el que ahora nos ocupa. Hay que reconocer que la desarrolladora ha hecho un gran trabajo sobre el apartado gráfico, totalmente sobresaliente recreando a la perfección cada detalle que los fans conocemos de la saga: los personajes, los escenarios, los efectos visuales… el conjunto de inmediato nos sumerge de pleno en el universo Dragon Ball, como si estuviéramos dentro de un capítulo del anime, pero a la vez teniendo el control de los personajes. Todo se ve de maravilla incluso en la pantalla de la consola, aunque obviamente desde la tele se disfruta mucho más, ahí en grande y todo lleno de colorines, sí que es cierto que con alguna ocasional caída de frames -tampoco nada dramático- en algunas cinemáticas o al comienzo de los combates, aparte de que las pantallas de carga entre cada pelea se hacen un pelín largas, no obstante, se puede reconocer el esfuerzo de que todo fluya bien una vez la partida está en marcha. En cuanto al apartado sonoro, parece que se ha optado por unas melodías muy roqueras, con su guitarra eléctrica a tope y demás acompañamiento, muy llenas de energía, ya depende de los gustos sobre ese estilo de música. Todos los personajes cuentan con sus respectivas voces en los diálogos pre y post-combate, se puede elegir entre en inglés o en japonés, y… una vez más va en cuestión de gustos, pero probablemente muchos van a preferir las originales niponas, ya que quedan mucho mejor francamente (habría tenido su gracia que aparecieran las voces del doblaje en castellano de la serie, me encantaba el tono nasal de Krilín).
Se pueden escoger dos opciones de control, una más pro basada en seguir los comandos de manera más rigurosa y otra más sencilla, perfecto para los menos experimentados en este tipo de juegos de lucha. No obstante, hay que reconocer que los combos en cualquier caso son bastante cómodos de hacer, centrados en su mayor parte en alternar en la pulsación de dos botones. Cada comando, golpe débil, golpe fuerte, especial, cargar energía Ki, lanzar onda de energía… se puede configurar libremente en los botones del mando, según lo que nos resulte más cómodo, aunque la opción por defecto está bien también, casi no hace falta cambiar nada. Como mencionábamos antes, las pantallas de carga al comenzar un combate son un pelín largas, pero una vez está todo en marcha, discurre con fluidez, si escogemos pelear con un equipo de dos o tres personajes podemos alternar entre ellos en medio del combate con un pequeño “cooldown” o período de espera, para que no haya abusos, o bien los podemos usar a modo de asistente combinando ataques, una estrategia de lo más útil teniendo en cuenta que los personajes son muy diversos entre sí, con poderes bastante dispares, aparte de que cuando se engancha un combo es difícil escapar y se puede ir casi media barra en cuestión de segundos, por lo que es conveniente saber qué equipo hacer en cada caso para que en conjunto resulte lo más equilibrado posible frente a los rivales.
Dragon Ball FighterZ – Lanzando Kamehamehas desde el baño
Valorando en conjunto se puede afirmar, sin que tiemble mucho el meñique izquierdo en ello, que estamos sin duda ante uno de los mejores juegos de lucha que actualmente podemos encontrar en el catálogo de Switch, y si eres fan de la saga Dragon Ball, lo puedes considerar un imprescindible, después de otros títulos anteriores que han pasado algo más desapercibidos. Arc System Works ha trabajado duro por conseguir recuperar parte de esa ilusión que antaño hacía un nuevo videojuego protagonizado por Goku y sus amigos, con una estética muy cuidada, combates a la vez sencillos y estratégicos que pueden enganchar a un público muy amplio, sea seguidor o no de esta franquicia. Como pegas se le puede encontrar que, al igual que con otros trabajos de esta desarrolladora (véase el mencionado Blazblue Cross Tag Battle), la parte de contenido adicional descargable tiene demasiado peso sobre el conjunto, en forma de un pase de temporada que añade ocho luchadores (por el momento) y que cuesta casi como el mismo juego, teniendo en cuenta que esta versión ha salido más tarde que en otras plataformas, no habría estado de más que hubiese llegado algo más completa la verdad.
Relacionado con lo anterior, se puede decir que el plantel de personajes (veintiuno de base, más desbloqueables, más DLC) está bien, es aceptable, aunque para lo extenso que es en cuanto a personajes el universo Dragon Ball quizás se echan en falta unos cuantos más, puestos a ser exigentes con una saga que de hecho lleva tantos años entre nosotros, sobre todo si comparamos con el culmen que se alcanzó en anteriores entregas, como en Dragon Ball Z Budokai Tenkaichi 3 en Wii, que alcanzó la friolera de alrededor de unos 165 personajes, y sin ningún DLC de por medio, ojo, si nos ponemos a imaginar siquiera la mitad en un juego como este ya sería una fiesta que no veas, la puntilla perfecta para convertirlo en la experiencia Dragon Ball definitiva. No obstante, sumando al estupendo modo online (de pago, recordamos) la variedad de modos para uno o dos jugadores en offline, tenemos un juego que da para muchas, muchas horas de entretenimiento y de calidad, y encima en cualquie parte, por todo ello en conclusión, más que recomendable casi imprescindible en nuestra colección de juegos de Switch.
Debe estar conectado para enviar un comentario.