Hoy es un día gris, de esos sin voz, donde la realidad se vuelve inmutable y absorbente. Mis pasos acompañan la tristeza de un llanto ahogado que se desliza a través de un tortuoso camino de recuerdos y añoranzas. Mientras avanzo, un viejo sentimiento comienza a agujerear mi alma, taladra y taladra sin parar dejando tras de si una inmensa mancha de vacío y oscuridad. Ver, cada tarde, el cielo gris mientras se funde en el horizonte con el mar hace que me sumerja de nuevo en lo mas profundo de mi ser, es en aquellos momentos cuando recuerdo esa antorcha de esperanza, ese rayo de luz… y busco la manera de flotar, vencer miedos, destruir límites, salir de nuevo…
El videojuego, en la actualidad, se ha convertido en uno de los medios más versátiles a la hora de plasmar obras artísticas. Hace tiempo que la industria del entretenimiento electrónico dio un paso más allá en busca de nuevas fórmulas formas de expresión. Formas con las que rebasar la barrera del mero ocio y lograr una verdadera explosión artística. Y precisamente han sido, en gran medida, los pequeños estudios independientes los encargados de, una vez traspasados los límites del entretenimiento, explotar dicho potencial artístico. ¿A qué viene toda esta chapa? A GRIS. ¿Un color? Mucho más, hablamos de la ópera prima del estudio barcelonés Nomada Studio, una joya más de la distribuidora Devolver Digital y, quizás, una de las obras más representativas de lo que va de año. Liberen sus sentidos, da comienzo el análisis de GRIS para Nintendo Switch.
Un juego pintado de gris, pero que sonríe a todo color
Han bastado unos segundos de juego para comprender que GRIS no es un título como los demás sino como el que más. Lo reconozco, mi reacción inicial ha sido de embelesamiento, antes incluso de iniciar la partida, entrando en una suerte de estado de hipnosis audivisual.
Han sido varios minutos inmerso frente a su pantalla de título, en la quietud de mis pensamientos, mientras el tema principal sonaba en perfecta armonía. Lo primero que he pensado ha sido, «así es como debía sonar la primera melodía, esa de la que nacieron todas las demás». He de reconocer, y hablo de sensaciones, que hacía bastantes años que no me ocurría algo parecido frente a un videojuego. Tendríamos que remontarnos a 1998 y un título, que lo mismo ya conocéis, The Legend of Zelda: Ocarina of Time.
Pero… una vez rascada la superficie, lo que nos queda… ¿sigue a la altura?
Rotundamente sí. GRIS es una aventura narrativa donde música y color dialogan de tú a tú, mostrando un mundo donde la protagonista, que da nombre al juego, se enfrenta a la pérdida de su voz. Una pérdida que precisamente marca el devenir de un viaje donde su estado de ánimo se ve plasmado, mientras salpica todo lo que le rodea, en un vestido que poco a poco, cual buscador de palabras extraviadas, va aprendiendo/aprehendiendo nuevas habilidades con las que solventar los distintos obstáculos que aparecen en su camino.
Y hablando de obstáculos… llegados a este punto conviene destacar que GRIS es un título que bien merece ser disfrutado desprovisto de cualquier tipo de prejuicio o estereotipo. Nos encontramos ante un videojuego ilustrado en donde cada movimiento, cada plano, cada nota es una oda artística de proporciones bíblicas. Hablamos de una experiencia más sensorial que mecánica o plataformera, y esto, que nadie me malinterprete, no es un defecto. Se siente como algo buscado por Nomada Studio desde el minuto uno y se asimila como algo absolutamente necesario dado el particular carácter estético de esta obra.
Dicho lo anterior, uno pudiera pensar que estamos ante una suerte de novela visual, muy bonita pero totalmente hueca por dentro, interactivamente hablando. Nada más lejos de la realidad. Lo que nace bajo nuestra atónita mirada es un modelo de discurso que nos presenta un rico universo narrativo, que cuenta su historia sin emitir palabra alguna y que requiere de nuestra interacción para poder avanzar.
GRIS cuenta, como ya hemos mencionado con anterioridad, con una serie de mecanismos (acción-reacción), que giran en torno a su vestido, y que nos ayudan a progresar facilitando la resolución de los puzles que se cruzan en nuestro camino. Se trata de puzles no demasiado complejos, pero que forman una perfecta simbiosis con el carácter introspectivo de una aventura donde unas emociones a flor de piel se visten de seda y terciopelo. Estamos, sin lugar a dudas, ante un videojuego que logra canalizar, con gran acierto, aquello que tanto estómago como corazón y cerebro nunca han sido capaces de materializar con palabras.
Una verdadera oda al arte en general y a los videojuegos en particular
La ambientación, el diseño de los niveles y el acompañamiento musical alcanzan cotas realmente elevadas. Es evidente que tanto el propio Conrad Roser (director creativo de Nomada Studio), volcado en el aspecto visual, como Berlinist, a cargo del apartado sonoro, cuentan con estilos propios muy marcados. El primero, Roser, un joven artista cuya particulares pinceladas impregnan todo lo que toca. Un artista de quien se ha llegado a decir que no busca musas, las dibuja. Los segundos, Berlinist, un grupo que siempre intenta que sus melodías, enmarcadas dentro del barroquismo instrumental, ejerzan la función de torrente emocional.
Un cielo GRIS, un horizonte eterno y andar… Andar.
Hoy como ayer, mañana como hoy, ¡y siempre igual! Un cielo GRIS, un horizonte eterno y andar… Andar. Con estas palabras el maestro Gustavo Adolfo Bécquer plasmaba en una de sus rimas, recopiladas tras su muerte en Libro de los gorriones, que a la tristeza SOLO se sobrevive. Sin lugar a dudas, Bécquer es a la poesía lo que GRIS a los videojuegos.
Gameplay – GRIS (Nintendo Switch). ¡Una aventura llena de color!
GRIS es mucho más que un videojuego, es toda una experiencia audiovisual, y como tal requiere toda nuestra atención. Como ya hemos apuntado, el detenimiento aquí no se materializa en unos puzles sencillos e intuitivos que, en esta ocasión, pasan a un segundo plano como atentos observadores, necesarios, pero al fin y al cabo observadores, sino más bien en lo artísticamente introspectivo de su propuesta. Si eres de los que has finalizado esta aventura en menos de 3 horas, sinceramente, este no es tu título. Ya no solo por los retos o desafíos que, opcionalmente, pone a nuestra disposición, sino porque cada escena, cada nota, cada movimiento y cada sonido bien merecen nuestra total y absoluta atención, durante el tiempo necesario, para lograr captar esa dulce y aterciopelada acuarela de emociones y sentimientos que es GRIS.
GRIS – ¡Pasen y sientan!
GRIS es una experiencia sencilla, jugablemente hablando, pero intensa; muy intensa y compleja en cuanto a emociones se refiere. Una aventura difícil de contar y tremendamente fácil de jugar, que nos atrapa con sus guantes aterciopelados en un mundo lleno de magia y de color.
¿Complicado?, no. ¿Magistralmente recreado?, rotundamente sí.
Tras finalizar la aventura se nos queda una sensación pocas veces vista en el mundo de los videojuegos. No podemos, ni queremos, evitar sentir que mientras el juego crecía, como un dulce repiqueteo de campanillas, nosotros lo hacíamos también. No pretendo hacer uso de demagogia dialéctica ni palabrería barata, pero quiero que el lector comprenda que resulta harto complicado expresar con palabras el ritualismo mágico que GRIS arrastra tras de sí. Un ritualismo introspectivo en el que hasta la pincelada más pequeña tiene cabida y en donde, pese a predominar lo artístico y sentimental, también da lugar, sin acabar siendo un walking simulator, a la exploración, las plataformas e incluso al enfrentamiento con diversos jefes finales. Una verdadera obra de arte. ¡Pasen y sientan!
Hemos analizado GRIS para Nintendo Switch gracias a un código de descarga proporcionado por Devolver Digital
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