¡Oh! ¿Pero mira lo que trajo el destino por aquí? ¡Geralt de Rivia! Dime, brujo, ¿qué condujo tu caballo a estas tierras? No, no, espera, ¿cómo se llamaba eso? «The Witcher 3: Wild Hunt«… ¿Qué demonios hace eso tuyo en nuestra querida Nintendo Switch? Se decía que si algo era imposible, era verte aceptando contratos por aquí. Después de todo, eso de que los mutantes no tenéis sentimientos…
- Demasiadas preguntas y una respuesta. El oro es lo que mueve a un brujo
- ¿Nintendo Switch? ¿Así se llama este lugar?
- No es de tu incumbencia, si sabes lo que te conviene apártate.
- >Estoy en la ciudad por el juicio. ¿No es aquí el análisis de The Witcher 3: Wild Hunt para Nintendo Switch?<
Querido lector, vamos a seleccionar por ti la cuarta opción, más que nada porque todas las elecciones te iban a llevar, de una o de otra forma, a este mismo lugar. Al análisis de The Witcher 3: Wild Hunt – Complete Edition de Nintendo Switch, un título que se creía imposible en la consola híbrida, pero ahí está. Y no, no es obra de brujería, sino del muy buen hacer de dos compañías que deseaban que este título corriera en este sistema, tal y como lo hizo en el pasado en otros más potentes. ¿Igual? No, desde luego, pero en un pequeño cartucho de podrás llevarte a cualquier parte. La cosa va de balanzas, de valorar pros y contras, ya lo veréis.
Advertencia: este videojuego está clasificado como PEGI 18, por lo que los menores de edad no deben estar leyendo este análisis. Las personas más sensibles podrían quedar afectadas por algunas escenas violentas.
El brujo llamado Geralt de Rivia
Más que asumir el papel de Geralt de Rivia, somos testigos de su historia. De las decisiones que va a tomar sí somos responsables, así de su pericia en combate. Nuestro protagonista, brujo de profesión, cuenta con una personalidad tan definida que probablemente te cueste identificarte con él. Es decir, eres quien guía sus actos, pero no se trata de un personaje vacío en el que el jugador deba verse reflejado. Las gentes de este mundo no terminan de tragar a los brujos, digamos que no es que estén muy bien vistos en la sociedad. Los aceptan, porque son la respuesta a muchas plagas, son necesarios después de todo. Pero se dice que las mutaciones los han alterado tanto, que carecen de los sentimientos del humano normal. Nada más lejos de la realidad, Geralt de Rivia es todo un pozo de emociones.
Cierto es que depende mucho de las elecciones del jugador, de las respuestas, pero pronto te darás cuenta que, si así lo decides, es mucho más humano que la gran mayoría de «basura» que puebla el mundo. Un mundo medieval azotado por la guerra, por el hambre, por enfermedades, el saqueo, por la sed de poder de sus gobernantes, donde sobrevivir puede depender de lo pillo que seas, o bien exija duros sacrificios. Decía un campesino que no podías culparte del destino de unos huérfanos, si no tienes ni para dar de comer a tus propios hijos. Se trata de una historia madura, a la par de fantástica, repleta de fantasía, pero también de la verdad más dura. Como decíamos, la guerra, la hambruna, las plagas… todo eso está ahí, y de igual forma que en el pasado muchas supersticiones culpaban de los males, aquí algunas toman forma real. Aunque toca decir que también hay hueco para momentos de felicidad.
El mundo de The Witcher 3: Wild Hunt es tan increíblemente convincente (hablando de un videojuego), que es complicado no sentir como te zambulles en él. Y no se trata de una historia sola, sino muchas condesadas en un videojuego con una campaña principal que nos lleva tras los pasos de Ciril, hija adoptiva de nuestro estéril protagonista, perseguida por la Cacería Salvaje (de ahí lo de «Wild Hunt» del título). Por el camino, mientras tratamos de localizar a la rebelde chica de pelo ceniciento, nos toparemos con innumerables misiones de las que podremos conseguir recompensas e incontables anécdotas. Algunas de esas misiones cuentan con tramas que fácilmente permanecerán en tus recuerdos, otras son simples trabajos para que nuestro brujo se gane el pan… y volvamos a él, pues el personaje en sí ya es una propia historia. Poderoso, muy sabio, pero no todo lo sabe. Hay muchas cosas que intuye, incluso antes que el jugador, porque tiene esa experiencia con este basto mundo de leyendas y supersticiones, que tú no. Siempre locuaz, escojas lo que escojas, siempre sabe qué decir para quedar bien. No es un héroe, o no tiene por qué serlo, sino más bien un mercenario. Con una cierta devoción por las brujas, y un odio eterno por los portales de teletransporte, tampoco parece que sea alguien importante importante para la sociedad, pese a que ha intervenido en sucesos importantes para la historia de este mundo… pero casi siempre desde las sombras, siendo conocido sobre todo por sus malos actos y habladurías que no son muy correctas. Y nos podríamos pasar las horas muertas hablando de nuestro querido Geralt, para detenernos a pensar… ¿de qué otro personaje de videojuego podríamos hablar tanto? No de muchos, desde luego.
No queremos indagar mucho en la historia, ni en el propio protagonista, pues desde luego es algo que deberías conocer por ti mismo. Pero si en cambio toca analizar un poco cómo funciona el argumento de cara al jugador. El mundo en sí cuenta con tanta consistencia y cosas por conocer, que suscita la curiosidad; quieres saber más de mas criaturas, sobre las leyendas de cada lugar, algo que anima al jugador de forma constante a indagar más allá del videojuego, a consumir más The Witcher, aunque el propio título tiene ya información para darte un banquete con ella. ¿No haber jugado a los anteriores puede suponer un problema? Puede serlo cuando te topas con viejos conocidos si no has jugado a los dos primeros capítulos, dado que te gustaría saber más sobre lo que pasó. Sí es cierto que en contadas ocasiones te dejan decidir qué ocurrió, pero tampoco conoces los antecedentes para saber si una opción u otra podría ser mejor. El caso es que esta tercera entrega es tan consistente, que esto no llega a suponer un problema para disfrutarla.
Argumento, argumento, argumento. ¿Es tan bueno? Para empezar, la historia tras la serie The Witcher no es invención de los responsables de su videojuego, CD Projekt RED, sino del también polaco Andrzej Sapkowski. El mundialmente famoso escritor es autor de toda una saga de libros que con éxito ha sido llevada a todo tipo de formatos, entre ellos el videojuego. Incluso en breve Netflix estrenará su propia serie de televisión donde podremos disfrutar, una vez más, de las andanzas de nuestro querido brujo genéticamente modificado. Dicho esto, el formato que nos ocupa no está exento de errores, pues en alguna ocasión seremos testigos de «fallos argumentales» fruto de la dificultad de no poder abarcar todas las posibilidades de nuestras elecciones pasadas. Esto simplemente se traduce a contadísimos diálogos que no respetan decisiones de la vida, como que un personaje muera y eso no se tenga en cuenta en una futura conversación, o incluso algunas tramas de líos sentimentales. No es algo, ni mucho menos, como para echar al pobre Geralt a los perros, pues recalcamos eso de «contantadísimos», y los muchos argumentos que se nos ofrecen son en su mayoría dignos del elogio.
Y así como se trata de «contar una historia», lo cierto es que en ocasiones parece que sea lo que estamos viviendo: una «historia contada». Hablamos de un mundo muy extenso con literalmente miles de lugares a los que ir, sin embargo muy guiado. En todo momento, vas a tener un mapa a tu disposición que te dice a dónde debes dirigirte para conseguir lo que quiera que estés buscando, algo que también se te indicará con lujo de detalles, o bien nuestro sentido de brujo se encargará de llevarnos por el buen camino. Es cierto que puedes deambular sin rumbo en busca de aventuras, pero también que es muy complicado perderte en el sendero que escojas. Después de todo, con un mundo de estas proporciones, y con todo lo que hay que hacer y descubrir, si no tuviésemos esas pistas tan evidentes, The Witcher 3 podría llegar a convertirse en algo injugable. Así que sí: guiado, pero con motivo y sin perder la posibilidad de explorar a tu antojo para descubrir secretos y nuevas tramas.
La dificultad de llevar una gran historia al formato jugable
Tenlo muy presente: en The Witcher 3 la voz cantante la lleva la narrativa, las conversaciones. En pocas palabras, es un videojuego en el que, sobre todo, te vas a hinchar de leer. No es que no puedas saltar los diálogos, sino que fruto de ellos, de tus elecciones, te tocará hacer una cosa, u otra. Además, tremendo error estarías cometiendo, mejor sería que escogieras algo bien diferente. Así que si nos preguntas por el apartado jugable, y cómo lo ha llevado CD Projekt RED a la práctica, simplemente te diremos que con mucho éxito y no exento de peros. Para empezar, los diálogos son parte de la propia jugabilidad, y tras de ellos, nos encontramos con un RPG de acción sin mucha profundidad en este apartado.
The Witcher 3 deja escoger entre cuatro niveles de dificultad que podrás cambiar en cualquier momento, que básicamente influyen en el daño que hacemos y el daño que nos hacen. Cuenta con su propio sistema de armaduras, armas, habilidades y alquimia, que ciertamente puede quedar en segundo plano, si así lo decidimos. Para probar ésto, decir que he completado la campaña principal sin recurrir una sola vez al sistema de alquimia (más allá de lo que exija tutorial o historia). Es decir, se puede prescindir por completo de un sistema de recolección, elaboración de pociones y aceites, que se supone que es parte fundamental del videojuego, para ponernos las cosas más fáciles de cara a los enfrentamientos. Por no usar, no he creado ni lanzado ni una sola bomba durante toda la aventura, sin contar alguna parte donde las tienes que usar por la historia, y la ballesta solo la he utilizado bajo el agua y sobre la barca, apuntando de forma automática con una precisión literalmente mortal. Lo mismo ocurre con las armas y armaduras, donde lo importante básicamente es que hagan más daño / protejan más. Y de nuevo, sí es cierto que dependiendo las cualidades del arma o armadura, podremos enfrentarnos mejor a ciertos enemigos, pero con saber esquivar, atacar, beber un trago de agua o comer cualquier cosa para recuperar vida, y hacer el daño adecuado (si el enemigo es muy fuerte, le quitarás muy poco, y te hará mucho daño al golpearte), puedes salir victorioso con el material que vayas encontrando durante tu viaje, ya no digamos si activas el sello de escudo. En las numerosas cajas, sacos, cofres y demás encuentras lo necesario para alimentarte y equiparte adecuadamente, incluso sin la necesidad de acudir a un herrero para comprar o que nos cree el mejor de los equipamientos para nuestro nivel (armas y armaduras están limitadas por niveles, precisamente para no hacer más fáciles las cosas). Y luego están las habilidades, que dependiendo de las que escojamos activar, nuestros enemigos van a tener las cosas bien complicadas… o no, pues también podemos no hacer mucho caso del árbol de habilidades.
Decir también que se apreciaría que los menús fuesen más ágiles o útiles. Por ejemplo, desmontar objetos conseguir sus materiales no es práctico desde el punto de vista de que no te dicen cuántos objetos dispones de los materiales que vas a obtener, o si ya cuentas con ellos, algo que es indispensable para este tipo de juegos y que hemos visto mejor resuelto en el pasado. También gustaría poder acceder al mapa con mayor velocidad, o poder traspasar objetos a nuestro alijo de forma más instantánea, pues es un horror, con tantos que puedes almacenar, buscar lo necesario para fabricar, y también algo «lagueado»; puede tardar entre uno y dos segundos al traspasar cada objeto. Por suerte, Geralt puede llevar encima mucho peso (más si amplías las alforjas de Sardinilla, tu caballo), y que muchos tipos de objetos no pesan, por lo que conviene llevarlos siempre encima.
Como RPG, dada mi experiencia previa con el género, he de decir que es de los que menos me ha exigido a la hora de complicarme escogiendo equipamiento o gestionando el árbol de habilidades. ¿Y por qué? Pues básicamente porque nuestro querido Geralt de Rivia es un luchador de primera. El sistema de combate, aunque simple, es de lo más complaciente. Los golpes de nuestro protagonista conectan con contundencia, esquiva de maravilla y cuenta con habilidades que podríamos resumir con un «mola mucho utilizar». Es como una especie de «Jedi medieval» que da gusto manejar. Espera… ¿sistema de combate simple? Existen diferentes tipos de enemigos, con a su vez distintos patrones de ataque. Los humanos se enfrentarán contra nosotros con armas de mano, a veces con escudo, o con ballestas a media distancia. Cuando llevas ya una determinada cantidad de horas a las espaldas, verás que no son complicados de derrotar, a menos que sean numerosos y de más nivel que nuestro personaje, y con los monstruos pasa un poco igual, mientras que los enemigos mayores la cosa se pone algo más complicada, con ataques mágicos o de área que nos harán recurrir más a la esquiva como estrategia. Es decir, el sistema de combate es muy disfrutable, pero no esperes encontrar la profundidad de otros títulos que plantean enfrentamientos similares.
Por citar un par de ejemplos, Dark Souls cuenta con un sistema de combate infinitamente más complejo y rico a muchos niveles, pero no tan complaciente para el jugador medio. El otro ejemplo que nos viene a la cabeza es Skyrim, otro RPG de elecciones donde un paso en falso en combate nos puede costar un gran disgusto. Y es que creemos que el resultado conseguido era precisamente lo que se buscaba a la hora de crear The Witcher 3, un título donde el peso esté en el argumento, que fuese muy complaciente para todo tipo de jugadores. Terminamos con este párrafo comentado que llegados a la expansión Blood and Wine la cosa cambia un poco, notándose cierta dosis de profundidad adicional en la jugabilidad… algo que tampoco queremos destripar, pero es cierto que en esta expansión notamos la necesidad de elaborar una mejor estrategia que en la campaña principal.
Abarcando el lado jugable de The Witcher 3, este no solo incluye el sistema de conversaciones, todo lo relacionado con batallas, sistemas de objetos y habilidades, pues encontraremos más ahí afuera en un mundo muy vivo con un catálogo a rebosar de situaciones, la mayoría de ellas a resolver por medio del diálogo o el combate, pero también hay otras opciones. Carreras de caballos, simples, pero que otorgan variedad, peleas con los puños, algunos puzles escondidos… te espera mucho por descubrir, y entre muchas cosas, podríamos dejar todo un apartado al Gwynt, un consistente juego de cartas que tiene enganchados a los habitantes de este universo, hasta llegar a apostar sus vidas o empeñar negocios. Además de unas reglas muy elaboradas, contar con buenas cartas (por cierto, coleccionables, y algunas muy raras que te ayudarán a ganar) es la clave para poder disfrutar de este juego que podrás practicar con innumerables personajes a lo largo de tus aventuras.
La menos bella, ¡pero la más portátil!
Toca llegar al tema que hace a la versión Nintendo Switch de The Witcher 3: Wild Hunt una muy especial en varios sentidos. Comenzaré diciendo que mi primera toma de contacto fue de algo decepcionante. En su día pude probar la versión PC «a tope de gráficos», lo que supone algo visualmente mucho mejor que lo que podrías disfrutar en una PlayStation 4 o Xbox One. Y decir que gran parte del encanto de este título es precisamente cómo entra por los ojos. Más allá de los «gráficos», hay elementos creativos en este videojuego que por su impresionante belleza merece la pena recrearte la vista observándolos con todo lujo de detalles. La ciudad de Novigrado, es ejemplo de ello, o la bellísima región de Toussaint de la expansión Blood and Wine. Pero ese primer contacto me mostró un mundo de horizonte borroso, poco definido en general, con alguna ralentización muy preocupante y un mensaje de «el programa se ha detenido a causa de un error», que me hizo incluso deprimirme un poco, pues debía jugar y completar un juego que había estado esperando meses… en la que parecía la peor de las formas posibles. Y nada más lejos de la realidad. Caídas de FPS es cierto que en alguna ocasión se producen, pero no lo suficientemente terribles como para que afecte a la experiencia de juego. Y sí, no luce con la definición de otras plataformas (en Nintendo Switch, de hecho, está limitado a 720p), y en algunos casos hay menos elementos en pantalla. Pero al zambullirte en The Witcher 3: Wild Hunt, en su historia, personajes, situaciones, conversaciones, enfrentamientos… todo eso pasa a segundo plano. En alguna ocasión te verás frente a alguna construcción que dirás «es verdaderamente impresionante», para pararte un segundo y decir «¿cómo se vería en otra plataforma?». Luego, toca irte de casa. Extraes tu Nintendo Switch del Dock y la sacas una hora más tarde de tu mochila para jugar a esta increíble experiencia en cualquier lugar. Ahí es donde a esta versión no le puede toser nadie ni quitar mérito alguno.
Dicho esto, ¿acaso solo puede disfrutarse en modo portátil? Ni mucho menos. En mi caso, de mi centenar de horas de juego (y posiblemente me queden otras cien más, algo impresionante para tratarse de un título para un solo jugador), quizás un 15-20% habrán sido en modo portátil. Así que Nintendo Switch no es el mejor sitio donde poder jugar a The Witcher 3: Wild Hunt en una pantalla grande, pero sí uno donde lo puedes disfrutar de principio a fin. Insistimos que habrá momentos en los que te habría gustado disfrutar de una mayor definición, pero no por ello dejará de asombrarte. El trabajo de Saber Interactive para adaptar el título a esta plataforma es soberbio, dando como resultado el videojuego multiplataforma técnicamente más ambicioso que hemos visto corriendo en nuestra pequeña consola híbrida, y sin sacrificar la experiencia por el camino, algo por lo que desde luego estamos muy agradecidos, por que lo fácil habría sido esquivar esta versión, esta proeza comprimida para caber en una tarjeta de juego de 32 GB, no por medio de brujería; todas las texturas de 1080p se han pasado a 720p (la resolución es dinámica y puede caer por debajo de ese valor), mientras que las escasas escenas de corte pregrabadas se nota más la compresión para ajustar su tamaño al del cartucho, algo que carece de importancia dado que la mayoría de escenas son generadas con el motor del juego, y donde realmente reluce dicho motor. Los rostros de los personajes, así como sus expresiones, son una auténtica maravilla. Ya no digamos los gestos de nuestro brujo, con esos suspiros acompañados de levantamiento de hombros que dicen tanto, que no haría falta ni una palabra para expresar la situación, algo muy complicado de ver en un videojuego. En resumen, todo lo que puedas encontrar en otra versión, está ahí con menos definición… en lo audiovisual.
En cuanto a lo sonoro, podríamos extender el buen hacer en la trama y lo visual. El subtítulo de «Complete Edition» de la versión lanzada en Nintendo Switch significa que incluye, además de la campaña principal, las expansiones Hearts of Stone y Blood and Wine, lo que a su vez supone las tres bandas sonoras creadas para cada rama, es decir, más de 70 canciones, y absolutamente todos los diálogos, doblados en un exquisito inglés. No vas a tener problema con el idioma, pues el trabajo de localización de los textos al español es soberbio, a la par que el resto del conjunto. Quizás en modo portátil se vean algo pequeños, aunque perfectamente legibles, mientras que en Nintendo Switch Lite tendrás que agudizar un poco más la vista, debido a su pantalla de menor tamaño. Dado que hablamos de un juego de cientos de horas de lectura, puede convertirse en tema serio… aunque hay que reconocer que jugar en modo portátil es otra historia. Frente a la televisión, la pantalla más pequeña hace que esta versión luzca de maravilla, más cuando te das cuenta que estás jugando a un «The Witcher 3 portátil», sin olvidar el comentado inconveniente que pueda suponer ver los textos más pequeños.
Terminamos hablando de lo técnico, con un error que ciertamente hemos encontrado en diversos juegos de Nintendo Switch. ¿Os suena el mensaje «se ha cerrado el programa a causa de un error»? Pues en The Witcher 3: Wild Hunt nos lo hemos encontrado con más frecuencia de lo normal. Decir que en ningún caso hemos perdido gran cosa, puesto que el guardado automático por defecto está fijado en salvar partida cada 10 minutos, como también que desde que completamos la campaña principal no nos ha aparecido ni una sola vez. Lo cierto es que, tanto en The Witcher 3, como en otros juegos, parece un error que se «dispara» de forma muy aleatoria.
¡Cuidadín! PEGI18
Ay Geralt, que pillín eres. Nuestro brujo tiene cierta debilidad por las brujas, aunque no son las únicas mujeres con las que podrá tener romances o relaciones. En parte The Witcher 3: Wild Hunt es un videojuego clasificado con PEGI18 debido a que el brujo podrá tener relaciones sexuales con diversos personajes femeninos durante su aventura. Eso sí, no imagines escenas muy subidas de tono, pues esto se limita a torsos y nalgas al desnudo, así como escenas de sexo más bien clasificadas dentro de lo erótico.
Donde más peso tiene esta calificación es en la crudeza de los temas que se abrazan a lo largo de la aventura. Guerras sangrientas, carros de humeantes cadáveres calcinados, saqueos sin escrúpulos, asesinatos a hombres, mujeres y niños sin distinción, prostitución, alcoholismo, drogas… así como escenas de lo más escabrosas, tanto en lo visual, como por escrito. Se tratan temas muy adultos, el lenguaje soez está a la orden del día y puede llegar a ser bastante gore, pues a nuestro brujo se le dan los desmembramientos de fábula. Es muy crudo a veces y puede llegar a ser perturbador y desagradable, ojo, dependiendo del nivel de sensibilidad del jugador. Debido a lo inmersivo que puede llegar a ser, las personas más susceptibles deberían pensarse dos o tres veces si aventurarse en este mundo.
Conclusión: ¿Merece la pena? Sí, sí, ¡y sí!
En esta vida, hay que ser agradecido. Y por eso mismo damos las gracias a Saber Interactive por haber hecho posible lo que muchos decían que no podríamos ver en Nintendo Switch. Sí, ha supuesto sacrificios, gráficamente no puedes esperar que una pequeña máquina como la de Nintendo iguale a otras mucho más potentes. Lo importante de esta historia es que todo lo que importa está ahí. Con un apartado artístico de 10 absoluto que se extiende a lo audiovisual, creativo, a su argumento, a sus personajes, y a su mundo, todo ello plenamente disfrutable en esta plataforma, siendo el mayor enemigo de esta una falta de definición en algunos momentos que nos hace volver a la realidad de la consola en la que estamos jugándolo, pero que te permite hacerlo en cualquier parte.
Por otra parte, y común a cualquier plataforma donde quieras jugarlo, no es «perfecto». Se podría decir que puede ser muy guiado (depende de lo que te dejes guiar), que la jugabilidad en ocasiones es la misma (charla, batalla, búsqueda de pistas con sentidos del brujo, y vuelta a empezar), que su sistema RPG no es contundente dentro del género (puedes pasar incluso de fabricar armas o ni usar la alquimia, vivir con lo que te vas encontrando, etc.), incluso podrías no tocar demasiado su árbol de habilidades y completar la aventura. Pero lo que es justo decir es que pocos videojuegos abarcan tanto como The Witcher 3: Wild Hunt, como para exigirle la perfección en cada uno de los numerosos palos que toca. Te espera por conocer un mundo repleto de trovadores, monstruos, bandidos, campesinos, guerras, en el que no abundan los caballeros andantes, pero sí las maldiciones y leyendas… que posiblemente no esperabas poder jugar en Nintendo Switch. Gracias CD Projekt Red. Gracias, Saber Interactive
Hemos analizado The Witcher 3: Wild Hunt (versión 3.4) gracias a un código de descarga proporcionado por Bandai Namco
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