Immortal Fenyx Rising se ha convertido, por méritos propios, en una de las grandes sorpresas jugables de la recta final de 2020. Y es que, aunque ya sabíamos de su llegada desde hace bastante tiempo (cambio de nombre incluido), no eran pocos los que no tenían del todo claro que el resultado final fuera a estar a la altura expectativas. Por suerte, y a nuestro análisis nos remitimos, sin ser perfecta… la nueva IP de Ubisoft logró sorprender a propios y extraños con una inteligente mezcla de exploración, puzles, acción, mitología y humor. Ahora, nos sumergimos en su primer DLC, Un Nuevo Dios, para comprobar in situ si las peripecias, aventuras y desventuras de nuestra joven Fenyx siguen con la otrora chispa otorgada por el mismísimo dios del trueno. ¿Listos para un viaje realmente divino?, ¡dentro análisis!
Buscando un hueco en el Olimpo
Un Nuevo Dios nos planta, narrativamente hablando, al final de los acontecimientos vividos en Immortals Fenyxn Rising (tranquilos, estas impresiones quedan libres de spoiler). Nuestra misión no es otra que superar una serie de pruebas para poder entrar en el mismísimo panteón de los dioses. Y como no podía ser de otra forma, ello nos sitúa ante un nuevo y espectacular escenario (Isla Áurea da paso al Olimpo) con nuevas armas, armaduras, habilidades inéditas e infinidad de puzles por superar. Y es que, nada más llegar al Olimpo, el omnipresente bocazas de Hermes nos deja claro que para formar parte de la creme de la creme nos toca demostrar nuestra valía en una serie de pruebas especiales.
Conviene destacar que para comenzar esta nueva aventura no es necesario haber superado la aventura principal, ya que se trata de contenidos independientes. Prueba de ello es que incluso se nos permitan editar nuestro personaje desde cero. Eso sí, independientes jugablemente, pero no narrativamente hablando. Por ello, resulta de vital importancia puntualizar, que si decidís empezar la casa el templo por el tejado os vais a tragar algún que otro spoiler… Dicho lo anterior, el juego nos permite exportar las armas, equipo y personalizaciones visuales de nuestra partida más reciente disponible.
¡Divinos puzles!
Lo primero que llama la atención en Un Nuevo Dios es que el Olimpo nos presenta un mundo abierto de mucha menor envergadura que el ofrecido por Isla Áurea. Por si fuera poco, como corresponde a nuestra nueva, y divina, localización, las construcciones recargadas sustituyen a los entornos abiertos en mitad de la naturaleza. Algo que, cobra sentido cuando nos damos cuenta de que la exploración y el combate quedan en un segundo plano frente a lo realmente importante aquí, los puzles. Un área principal, custodiada por las cuatro deidades presentes en el salón de los dioses, sirve como centro neurálgico a través del cual desplazarnos a las distintas zonas de juego (una por dios: Afrodita, Ares, Atenea y Hefesto).
En relación a las pruebas, resultan tremendamente familiares para los que ya hemos podido disfrutar de Immortals Fenyx Rising. No obstante, sin querer entrar en demasiados detalles, contamos con nuevos desafíos y mecánicas. La electricidad y las capacidades magnéticas siguen jugando un papel fundamental, agregando, por poner algún ejemplo, plataformas con cargas contrapuestas que hacen que los objetos se repelan o atraigan, mayor énfasis en el timing u otros factores a tener en cuenta como el viento o el peso. Efectivamente, habéis acertado de lleno, dada la complejidad de muchas de sus pruebas, la paciencia y la habilidad juegan un papel fundamental.
Como ya hemos comentado, aquí (independientemente del tamaño más comedido del nuevo mapa) no tenemos necesidad de explorar. Todo a nuestro alrededor, incluidos nosotros mismos, aparece adaptado a las nuevas necesidades que se nos presentan en esta nueva aventura. Aquí no podemos escalar (salvo algunas excepciónes) ni usar poción alguna. A cambio, nuestra barra de vida no supone ningún problema. Por otro lado, es cierto que «Un Nuevo Dios» puede acabar resultando repetitivo. Visitar dios, superar pruebas y conseguir su bendición. No obstante, contamos con un aliciente que da algo de vida a una propuesta en exceso rutinaria, el backtracking. Y es que en no pocas ocasiones, hemos tenido que superar un desafío para obtener la habilidad que nos posibilite completar otro. Por no hablar de la posibilidad de canjear Adamantina en la fragua de Hefesto a cambio de distintas mejoras.
Por su parte, el combate es prácticamente inexistente (al menos como lo conocemos en la aventura principal). Aquí se limita a un mero pretexto para superar determinadas pruebas. Exigiendo, por poner un ejemplo, derrotar a ciertos enemigos de una forma determinada. Esto hace que, como ya os podéis imaginar, el título pierda gran parte de su encanto original. Para compensar, contamos con nuevos tesoros, equipamiento y habilidades. Así como una cuarta bendición procedente de cada una de las deidades principales ya presentes en la entrega principal o incluso diversas reliquias por recolectar repartidas por todo el mapa. Todo lo anterior, nos garantiza estar ocupados durante 8 o 10 horas. Y ello, teniendo en cuenta que nos encontramos ante un DLC, resulta más que suficiente.
En relación a su dificultad, y como ya hemos comentado por encima, nos encontramos con pruebas que, valga la redundancia, ponen a prueba todos nuestros sentidos. Llevándonos a combinar con gran acierto y, en ocasiones mucha memoria, bastantes mecánicas diferentes. Para más inri, algún que otro bug nos ha hecho reiniciar más de una prueba desde el principio. A riesgo de pecar de pesados, resulta fundamental tener en cuenta el concepto que aquí se nos presenta. ¿Eres de los que esperaban kilómetros y kilómetros de exploración y cientos de increíbles y espectaculares batallas? Pues sentimos decirte que Un Nuevo Dios no es tu DLC.
Gráficamente hablando, se reciclan los elementos ya visto en la entrega principal. Renunciando, eso sí, a entornos abiertos como bosques, mares, etc… en pos de un entorno, más acorde con los dioses, plagado de templos y edificios a estallar, ornamentalmente hablando. Entrando en terreno sonoro, podemos decir, y ello es todo un alago, que las melodías son bastante continuistas con respecto a la entrega principal. Por su parte, las voces siguen estando dobladas al castellano.
Immortals Fenyx Rising: Un Nuevo Dios. Camino del Panteón
Un Nuevo Dios, primer DLC de pago de Immortals Fenyx Rising, nos trae una aventura que renuncia, casi por completo, a su vertiente de exploración y combate, para centrarse en su apartado más plataformero (véase pruebas y puzles). Esto tiene su lado positivo, al menos para los amantes de los rompecabezas, ya que centra toda su atención en presentarnos una estructura de niveles y un diseño de puzles simplemente sensacional. No obstante, también contamos con un reverso de la moneda, al renunciar a dos de sus señas de identidad (acción y exploración). Por otro lado, tampoco aporta nada argumentalmente hablando. Y, más allá de algún que otro chiste de turno, no se transmite sensación alguna de progreso. Como ya os imaginaréis, dicha ausencia de profundidad narrativa resta, igualmente, epicidad al conjunto final. No obstante, y no todo iba a ser malo, el diseño de sus niveles y unos puzles en los que debemos exprimir a tope nuestras habilidades hacen que nos encontremos ante un gran y delicioso desafío que se deja disfrutar de principio a fin.
Para concluir, si eres de los que esperas un más y mejor con respecto a TODO lo visto en Immortals Fenyx Rising este no es tu DLC. Si, por el contrario, no te importa renunciar al componente de exploración/acción del juego original a cambio de una propuesta desafiante y un verdadero puzle en si mismo, ¡bienvenido a Un Nuevo Dios!
Hemos analizado Un Nuevo Dios gracias a un código digital de Immortals Fenyx Rising Gold Edition cedido por Ubisoft
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