El género del RPG por turnos es un género que, a pesar de vivir en los corazones de muchos de los jugadores clásicos, ha ido perdiendo terreno en favor de los RPG de acción con el paso de los años. Hoy en día ya no nos sorprende ver auténticos referentes del género como Final Fantasy 7 modificados en su apartado de combate hasta lograr que no se parezcan en nada a lo que era la jugabilidad original. Esto, para algunos, está genial, pero otros siguen echando de menos sistemas más tradicionales. Por suerte, aún hay estudios desarrolladores que siguen apostando por ese sistema tan típico que sigue divirtiendo a muchos, pero conscientes de que todo necesita evolucionar. Dreams Uncorporated y Syck han aunado esfuerzos para dar a luz a uno de los RPG que más ha llamado la atención a los jugadores este año antes de su salida. Cris Tales es una aventura que conoce muy bien sus raíces, pero que les da una vuelta de tuerca que no estamos tan acostumbrados a ver. Es, además, un indie que habla español, por el origen colombiano de sus desarrolladores. Pero hay algo que, por absurdo que parezca, en ocasiones hace que muchos jugadores no confíen en apuestas como la de estos dos estudios, y es el estilo artístico. Aún sigue siendo común ver cómo algunos jugadores se ven menos atraídos por un título si el aspecto que tiene parece demasiado infantil. Pero la apuesta de este título es muy clara, y es hora de que veamos el resultado. Todo, por supuesto, libre de spoilers.
Cris Tales, donde el tiempo se comprime
Tras una secuencia de apertura que es toda una declaración de intenciones, la acción nos sitúa en el pueblo de Narim, donde la joven huérfana Crisbell, por acción del destino, se encuentra con una simpática ranita parlante llamada Matías y ve despertar sus poderes como cronomaga. A través del uso de cristales, la chica es capaz de ver simultáneamente el pasado y el futuro a su alrededor. La pantalla se parte en tres, y en ella vemos fragmentos de cada uno de los tiempos posibles. El desconocimiento de este poder le lleva a emprender un viaje por todo el mundo en busca de los Testigos, que sirve para descubrir nuevas formas de utilizar su poder y que le lleva a entender cuál es su papel en una batalla de la que aún ni siquiera tiene conocimiento: el enfrentamiento contra la malvada Emperatriz del Tiempo.
A partir de aquí, nos vemos envueltos en una historia con una protagonista joven, con un corazón muy puro y demasiado inocente, que empieza a descubrir que el mundo no es tan bonito como pensaba, y la acompañamos en un viaje de crecimiento que no deja de ascender. La narrativa de Cris Tales está tintada de una épica que casi cuesta percibir, escondida tras el bello manto artístico, del que hablaremos más adelante. Es una historia que engancha, que no deja de sorprender y de dar lecciones, y que hasta el último minuto de juego nos obliga a no dar nada por sentado sobre nuestras creencias. La aventura de Crisbell, acompañada de otros personajes que la complementan de maravilla y que también esconden insondables misterios, juega con el pasado, el presente y los futuros posibles para alimentar nuestro afán de ayudarla a salvar el mundo.
Como todo RPG que se precie, hay unas cuantas misiones secundarias que hacen que nos salgamos del camino principal, pero, aunque sean relativamente sencillas, no son mero relleno. Cada tarea secundaria es una mejora de la relación entre Crisbell y los habitantes de los lugares que visita, además de descubrirnos secretos del mundo de Cris Tales que no podríamos descubrir de otra manera. Además, cada una de ellas contribuye a mejorar esos futuros posibles que hay en cada lugar y que tenemos la misión de perseguir. Esto provoca que nos vayamos, con casi toda seguridad, y salvo que queramos ignorar por completo todo lo secundario, a un rango de entre 20 y 25 horas de juego. Sin embargo, es necesario decir que no hay que esperar una trama abierta y flexible. Al contrario: el avance narrativo del título es bastante lineal, tanto que, antes de enfrentarnos al jefe de cada zona, nos avisa de que completemos todo lo que queramos completar, pues más tarde no será posible. El que avisa no es traidor.
El tiempo también afecta al combate
La mecánica principal de Cris Tales, la gestión del pasado y el futuro, también toma parte protagonista en el sistema de combate, haciendo que lo sintamos completamente único y ligado a la trama que estamos jugando, todo un acierto de jugabilidad. Todos los enemigos tienen versiones pasadas, presentes y futuras, y alterar su tiempo en combate es importante para elaborar tácticas efectivas. Por ejemplo, envenenar a un enemigo en fase presente y arrojarlo a la fase futura es sinónimo de que recibirá de golpe todo el daño por envenenamiento, en lugar de repartirlo en varios turnos. Pero hay que ser analítico y usar este poder con cabeza, pues no todos los enemigos se van a ver siempre perjudicados por los saltos temporales. Algunos incluso podrían verse fortalecidos.
Por lo demás, el sistema de combate es un sistema por turnos que bebe de los grandes del género. A los ya sobradamente conocidos poderes mágicos, curativos, estados alterados, aceleración, freno y análisis del enemigo, se le une una mecánica de ataque que resulta muy familiar para los jugadores de títulos como los Mario y Luigi. Pulsar el botón A en el momento adecuado es sinónimo de daño adicional en ataque, y de reducción de ese daño, incluso inmunidad contra algunos estados alterados, en defensa. Aprender los tiempos de ataque de aliados y enemigos es imprescindible, y esto hace que el combate por turnos no sea simplemente seleccionar ataque y ser espectador de ello. La combinación entre la mecánica temporal y este sistema da como resultado un combate increíblemente satisfactorio, con animaciones fluidas, pero al que le falta cierto pulimento de agilidad. Uno de los ataques aliados, que da unos 20 pequeños golpes seguidos, hace que los números de daño se muestren en pantalla de uno en uno durante casi medio minuto, y hasta que no termina, no nos deja ver los números de los ataques siguientes. Es el único detalle que afea un combate que, en todo lo demás, está muy bien conseguido.
Tampoco pueden faltar, claro, las mejoras de equipamiento. En nuestro recorrido encontramos distintos accesorios que ayudan a mejorar nuestras estadísticas, incluso a ganar efectos adicionales para nuestros ataques cuerpo a cuerpo. Estos objetos pueden recogerse en cofres, pero también comprarse con canicas, la moneda del juego. Además, aunque nuestros personajes nunca cambian de arma, podemos mejorar las que tienen, subiéndolas de nivel, lo que les aporta más fuerza y también más potenciación de esos efectos adicionales originados por el equipamiento. El crecimiento de nuestras prestaciones, por lo tanto, es bastante dinámico y satisfactorio, un aspecto fundamental en un RPG.
La épica se disfraza de cuento
Acostumbrados a estéticas más anime, pixel art u oscuras en el género, la apuesta visual de Cris Tales supone un soplo de aire fresco que pone de manifiesto eso de que las apariencias engañan. La épica y la grandilocuencia de la aventura de Crisbell están vestidas de cuento de hadas. Su apartado artístico, con bandas sonoras a medida que también evolucionan con el avance del juego, personajes «cartoonescos» y escenarios imponentes y coloridos repletos de elegancia, está ejecutado con un mimo y un cariño que se siente en cada píxel y que bien merece una felicitación al equipo de arte dirigido por Sebastián Villarreal. La belleza de los escenarios, acompañada de un diseño de niveles muy accesible y profundo al mismo tiempo, es un verdadero placer para los ojos del jugador. Sin duda, lo hace más atractivo para jugadores más pequeños, por lo que puede suponer un gran punto de entrada al RPG para las nuevas generaciones de jugadores, sin restar un ápice de reto y satisfacción para el jugador clásico que, en la mayoría de los casos, cometería un error prejuzgando Cris Tales por su apariencia infantil.
El rendimiento del título, tanto en sobremesa como en portátil, se ve también muy favorecido por este estilo. El framerate es en todo momento bastante estable, la estética disimula bien la pérdida de resolución del modo portátil y las caídas de frames brillan por su escasez. Tampoco hemos encontrado bugs que compliquen nuestro avance. Pero hay un aspecto que estropea en gran medida la sensación general al jugar, un aspecto omnipresente y excesivo: las pantallas de carga. Antes y después de cada combate y de cada cambio de escenario tenemos una pantalla de carga que dura varios segundos y que sólo nos muestra a Crisbell caminando en una esquina. Cris Tales se vería brutalmente beneficiado si los tiempos de carga se redujeran sensiblemente, o si al menos esa larga pantalla de carga nos diera alicientes para sobrellevarla mejor. Es el lunar más notable que tiene el título, el que puede acabar agotando a los jugadores más impacientes.
Cris Tales – Crisbell cambia, Crisbell repara
El dominio del tiempo es el eje que vertebra la aventura de Crisbell y sus amigos. Una historia que va en ascenso sin parar, llena de sorpresas y secretos en un mundo profundo y repleto de vida, y un sistema de combate RPG por turnos que conoce bien sus raíces y las actualiza, hilándose de forma brillante con la premisa de los cristales de tiempo. Sólo la encorsetada linealidad, posible pega para los amantes de los mundos abiertos, y el exceso de pantallas de carga, afean una experiencia que, a pesar de ello, apunta a ser uno de los grandes RPG del año.
Hemos analizado Cris Tales gracias a un código digital cedido por Dreams Uncorporated y SYCK. Versión analizada: 1.01
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