Ha llegado la hora de volver a ponernos a las armas con DOOM Eternal: The Ancient Gods, Primera parte, la esperada primera expansión del fantástico DOOM Eternal que ya puedes disfrutar en tu Nintendo Switch y puedes leer el análisis que hicimos en su día en NextN. En esta ocasión, nos vemos ante una expansión situada tras los eventos del juego base, así que tanto la dificultad como la curva de esta se han adaptado pensando en que, como mínimo, has conseguido superar la aventura principal del Slayer. Ahora bien, si lo tuyo va más por el lado «quiero acción y la quiero ahora», te alegrará saber que la historia de esta expansión se vende y se ha planteado como un «standalone», así que puedes comenzar a jugarla incluso sin tocar la historia principal. A nivel personal, esta no es la opción que yo recomendaría, pero está ahí y no molesta, que es lo importante.
Respecto al juego como tal, si bien lo veréis en unas letras rojas (bastante grandes) no está de más recordaros que este título no se encuentra recomendado para menores de 18 años, pues al igual que en DOOM Eternal y DOOM, id Software no se ha cortado ni un pelo en su versión para nuestra amada consola y nos ofrece un título absolutamente libre de cualquier censura en lo que a sangre, tripas y desmembramientos respecta. Dicho esto ¿está el Slayer a la altura en esta ocasión? Bueno, vamos a descubrirlo.
DOOM Eternal: The Ancient Gods, Primera parte se encuentra clasificado como un título PEGI 18
Sin entrar en spoilers, podemos decir que nuestra historia inicia al poco de terminar la campaña principal del juego base. Todas nuestras acciones y el camino de sangre que hemos dejado a fin de luchar por la supervivencia del planeta han tenido consecuencias que jamás podríamos haber imaginado. El equilibrio de poder en el universo se ha visto trastocado y ahora ya no sólo existe una amenaza hacia nuestra especie, sino hacia toda creación existente. Teniendo esto en cuenta, ha llegado la hora de enfundarnos en nuestro fiel traje y viajar entre dimensiones luchando contra incontables hordas de demonios a fin de devolver el equilibrio al cosmos. La paz y el equilibrio se harán, aunque tenga que lograrse a puñetazos y plomo, mucho plomo.
Las viejas y buenas costumbres
Nada más comenzar con nuestra aventura nos damos cuenta de la importancia de haber experimentado el título base en términos de jugabilidad. ¿El motivo? Bueno, los monstruos más poderosos comienzan a aparecer desde el minuto uno y la adrenalina de nuestro Slayer está constantemente por las nubes. Comienzas con todas las armas en tu arsenal, eso es cierto, pero en esta ocasión nos encontramos con combates contra hordas y hordas de enemigos en espacios aún más cerrados que antes y rápidamente lo que creías iba a ser un paseo por el bosque se transforma en toda una experiencia no apta para cardiacos. Correr, esquivar, deslizarse de lado a lado e incluso guardarte algunos combos de armas bajo la manga son cruciales para no repetir los niveles una y otra vez. Es así como sin quererlo se nos pueden ir un buen número de horas en los primeros niveles. Eso sí, pese a que es probable que mueras constantemente, he de decir que esto no es completamente frustrante, pues el subidón de adrenalina que tienes al sentir que has estado cerca de superar un nivel hacen que quieras seguir siendo «El Slayer» sin dudarlo ni un minuto.
Pese a todo lo bueno del combate, una de las cosas que menos han terminado de gustarme es que esta primera parte se siente un poco más lineal que aquello a lo que nos tenía acostumbrados DOOM Eternal. Se ha perdido una buena parte de la experiencia de exploración y la sensación de sentirse recompensado al explorar (algo esperable, pues ya no hay armas ni mejoras a encontrar), y si bien vemos que en ocasiones hay algunos secretos que se pueden encontrar si nos tomamos el tiempo para girar en la esquina adecuada, no termina de ser lo mismo.
Afortunadamente, todo esto se ve compensado con una excelente jugabilidad y en el hecho de que incluso en la dificultad más baja, el juego se siente completamente balanceado. Sí, antes he mencionado lo de las hordas de enemigos y que todo se hace cuesta arriba constantemente, pero esto no quiere decir que el juego esté desequilibrado, en absoluto. La sensación de desafío y goce al avanzar por los diversos escenarios de DOOM Eternal: The Ancient Gods, Primera parte está ahí incluso aunque hayas decidido reducir la dificultad. Dicho esto, no tengas miedo a intentarlo si ves que no puedes seguir adelante. Después de todo, un Slayer siempre lo será, incluso si tiene que enfrentarse a uno o dos demonios menos.
Un portento que se debe aplaudir
A nivel técnico DOOM Eternal: The Ancient Gods, Primera parte es una expansión impecable, sintiéndose como un milagro técnico el hecho de que funcione tan bien en la consola de Nintendo. No quiero que nadie me malentienda, quiero mucho a Nintendo Switch, pero hay que ser conscientes de las limitaciones de esta. Es por ello que resulta muy satisfactorio apreciar el trabajo final de Panic Button al encontrarnos con una tasa de frames tan estable, incluso con grandes acumulaciones de enemigos, y tener una absoluta ausencia de errores que puedan echar a perder la experiencia de juego. Es cierto que el juego cuenta con recortes a nivel gráfico, pero es que incluso con eso se ve absolutamente bien. Aunque eso sí, he de advertir que las capturas de pantalla no hacen verdadera justicia a lo que ves mientras tienes la consola y estás jugando, así que la mejor forma de llevarse una impresión justa sobre todo lo que ofrece esta versión es experimentarlo por uno mismo.
Respecto al sonido poco se puede decir, pues la banda sonora continúa siendo frenética y cargada de unos picos que te hacen desear que la acción no termine nunca. Acompañamos esto de un fantástico trabajo de doblaje a nuestro idioma y unos efectos de sonido que si bien en buena parte se reciclan del juego base, siguen dando el pego y estando por encima de otros títulos del mismo género.
DOOM Eternal: The Ancient Gods, Primera parte – Hora de repartir, y no consejos
Con DOOM Eternal: The Ancient Gods, Primera parte, Panic Button Games vuelve a demostrar de lo que es capaz. Es cierto que esta expansión prescinde de algunos puntos que fueron claves en el juego base, como puede ser la exploración, pero las mecánicas, el frenetismo y el rendimiento son tan sólidos que al final terminas olvidándote de todo esto para regocijarte en un espectáculo de violencia y adrenalina como pocas veces se ha visto en una consola de Nintendo. ¿Recomiendo esta expansión? Sí, y mucho si tenemos en cuenta que en esta primera parte se sientan todas las bases de algo que apunta a ser mucho, mucho más grande.
Hemos analizado DOOM Eternal: The Ancient Gods, Primera parte gracias a un código digital cedido por Nintendo. Versión analizada: 1.0.5
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