Leyendas Pokémon: Arceus ha sido un terremoto para la saga Pokémon. Ha vendido como churros y seguirá haciéndolo. Ha recibido alabanzas por un tubo y, seguramente, las seguirá recibiendo. Y también ha sido objeto de críticas que no amainarán, salvo que el equipo de desarrollo se vuelque en mejorar sustancialmente sus prestaciones técnicas. Y es que este título merece, no un análisis, sino dos, incluso tres, completamente diferenciados. Uno centrado en las refrescantes mecánicas de juego, otro que ponga el foco en el lamentable estado técnico del título… Y un tercero que se detenga en cómo este título es un paradigma perfecto de cómo enfoca The Pokémon Company sus proyectos. En este último aspecto me quiero detener hoy, consciente de que posiblemente vaya a abrir un melón bastante polémico. Pero creo que es la hora de que los jugadores dejemos de un lado la pasión y abramos los ojos para ahorrarnos disgustos a corto, medio y largo plazo.
No hay Pokémon sin polémica en Nintendo Switch
A lo largo de los cinco años de vida de la consola híbrida, hemos recibido varios títulos de Pokémon, y ninguno de ellos ha estado exento de críticas feroces. De Let’s Go Pikachu/Eevee se dijo que era un remake descafeinado e infantilizado. Con Espada/Escudo, que el nivel gráfico era impropio de una consola que podía mover Breath of the Wild. Diamante Brillante/Perla Reluciente, según algunos, era artísticamente feo y tenía muchos bugs que literalmente te rompían la partida. De Leyendas Pokémon: Arceus se han dicho muchas cosas, y es que es el que sale peor parado de todos en lo técnico. Lo cual, siendo tan innovador en lo jugable, es aún más triste. Y ni siquiera tendremos que esperar a noviembre para ver las pegas que le ponemos a Escarlata y Púrpura.
Durante el camino, ha habido también críticas que son simple cuestión de gustos, como la sonada polémica de la Pokédex Nacional o la aparición de los DLC de pago en la saga por primera vez, dejando atrás las «ediciones refrito». The Pokémon Company no pasa un día sin recibir quejas de jugadores. Algunas muy fundamentadas, otras más subjetivas, otras directamente contradictorias. Con semejante panorama en redes, no es de extrañar que la compañía se haya puesto unos tapones en los oídos y se haya dedicado a seguir el rumbo que considera mejor para la franquicia. Básicamente, porque durante algunas épocas ha sido bastante complicado determinar qué es lo que los jugadores queremos.
El giro de tuerca que necesitan los títulos de The Pokémon Company
Leyendas Pokémon: Arceus ha constatado de forma más visible que nunca una realidad que muchos ya intuían. The Pokémon Company no da a sus desarrolladores el tiempo suficiente para pulir un título. Siempre queda esa sensación de que falta un golpe de horno, unos meses de perfeccionamiento gráfico, de testeo, de trabajo. Nunca hay tiempo suficiente. El spin-off de Hisui ha hecho esto más evidente que nunca. Y, para muchos, la solución a esto está bastante clara: The Pokémon Company necesita un ajuste profundo en su planificación.
Los estudios de The Pokémon Company terminan un título y empiezan otro, y así van manteniendo el infernal ritmo de lanzar un título al año. Pero, en pleno 2022, 3 o 4 años no son suficientes para desarrollar de forma óptima un título triple A. Ni siquiera en Nintendo Switch. El archimencionado Breath of the Wild necesitó 5 años para deslumbrar al planeta, Bayonetta 3 va por el mismo camino, Metroid Prime 4 va camino de los 6-7 años, cambio de estudio mediante… Y a saber cuánto tiempo lleva Nintendo trabajando en el siguiente título principal de Mario, y si Breath of the Wild 2 se retrasa a 2023, extendiendo su desarrollo a los 6 años. En la industria de los videojuegos actual, 3 años no son suficientes para hacer lo que hace The Pokémon Company. Lo que lleva haciendo toda la vida.
No debería ser tan complicado replantear calendario. Dejar un año o dos de barbecho, o permitir que un estudio secundario vaya adelantando material. Si se hiciera esto, todos los desarrollos de la compañía podrían disponer de un calendario más adecuado para hacer que sus títulos pasen de ser juegos den el salto de calidad que se espera de ellos. La franquicia que más dinero genera del mundo no debería tener problemas para hacer un movimiento así. Con ello, volverían a ser una de las sagas más respetadas de la industria, en vez de ser objeto de críticas mordaces y memes cada vez que lanzan algo.
¿Cuál es el problema? Que no quieren hacerlo. Y tienen razones para ello.
Las ventas no reflejan las críticas
Hace muchísimo tiempo que los jugadores de videojuegos no somos una prioridad para The Pokémon Company. A día de hoy, Pokémon es, como ya hemos comentado, la franquicia que más dinero genera de todo el planeta. Más que Star Wars, más que Marvel, más que Harry Potter. Su popularidad y su influencia trascienden las consolas y llegan a cada hogar en múltiples formas. Manga, anime, películas, cartas, peluches… Al final del día, los videojuegos suponen apenas la quinta parte de los ingresos de la compañía. Y eso que venden como churros, especialmente en Nintendo Switch.
Además, la compañía recibe en su cuenta corriente un mensaje muy distinto al que envían las redes sociales. No hay más que ver la lista de títulos más vendidos de la consola híbrida. A pesar de todas las críticas recibidas, Espada/Escudo es el quinto juego más vendido de la plataforma. Let’s Go Pikachu/Eevee, el octavo. Los «feos» remakes de Sinnoh se han plantado en 14 millones (más que, por ejemplo, Splatoon 2) en apenas 3 meses. El «rotísimo» Leyendas Pokémon: Arceus vendió en su primera semana más que el apreciadísimo remake de Link’s Awakening en 2 años y medio.
El lanzamiento del spin-off de Hisui se vio envuelto en feroces críticas justo antes de su lanzamiento, pero inundó Twitch el día de su lanzamiento. Todo el mundo lo criticó, pero al final del día, todos los tenían en su consola y todos lo estaban gozando, a pesar de sus fallos. «Tan mal no lo estaremos haciendo, ¿no?» debieron preguntarse en el seno de la empresa. Sin duda, la sensación que dan los juegos de Pokémon es de conformismo. Pero no es tan sencillo como eso. Simplemente, la ambición de The Pokémon Company está volcada en otras cosas.
The Pokémon Company tiene su propio rumbo definido
La conclusión de todo esto es simple: los fans no siempre tenemos demasiado claro lo que queremos, pero hay puntos comunes, mínimos exigibles, en los que todos confluimos. Queremos videojuegos que salgan al mercado de forma aceptable. Que no estén plagados de bugs, que no se rompan a cada paso. Es lo mínimo a pedir cuando estás pagando 60 eurazos por un juego. También nos gustaría que un juego actual esté a la altura de la actualidad. Ya no que se vea como un juego de PlayStation 4 o 5, somos conscientes de las limitaciones de Nintendo Switch. Pero, como mínimo, que pueda ponerse al lado de Mario Odyssey o Fire Emblem: Three Houses (por no mencionar al omnipresente Zelda) sin que dé vergüenza ajena la comparación. En resumen, que tenga un nivel técnico respetable.
El problema está en que lo que The Pokémon Company quiere no es lo que queremos nosotros. La compañía quiere cubrir la campaña navideña con sus títulos. Usarlos para poner en marcha toda su maquinaria de merchandising y productos de entretenimiento, que es de donde realmente sacan más dinero. Es tan simple como que su modelo de negocio actual lleva muchísimos años funcionando a la perfección, y les ha catapultado al hall de la fama de la industria del entretenimiento. Por más que los jugadores nos quejemos, y por más razón que tengamos, la realidad es así. La compañía no tiene absolutamente ningún motivo para cambiar sus planes. Y no lo tendrá mientras sigan vendiendo millones cada vez que lanzan algo. Incluso podrían permitirse prescindir de los videojuegos algún día si acaban viendo que el resto no se resiente.
Es hora de asumirlo
Muchos hemos crecido con la saga Pokémon. Muchos tenemos la sensación de que la franquicia nos ha abandonado un poco. Que no nos cuida, que simplemente quiere vernos abrir nuestra cartera y tirarles el dinero a la cara. Y puede que sea así. La realidad no es bonita, pero es hora de que la vayamos asumiendo: lo que los jugadores queremos no coincide con lo que quiere The Pokémon Company. Podria llegar a coincidir si, en el futuro, los videojuegos se convierten en la principal fuente de ingresos de la compañía y, lo más importante de todo, si necesitan esforzarse de verdad para vender como churros. Pero, mientras tanto, no hay absolutamente ninguna razón que pueda llevar a The Pokémon Company a cambiar su modelo actual. Y es que el cambio casi siempre nace de la necesidad, una necesidad que la franquicia no tiene.
Como muchos otros, he probado todos los títulos Pokémon que han salido en Nintendo Switch. En todos tuve esa sensación de que faltaba un salto de calidad que podrían permitirse si quisieran. Pero, igualmente, disfruté jugándolos, al igual que otros muchos jugadores que también son críticos con el estado en el que han salido Esto, claro, es una opinión personal. Pero me encantaría invitar al debate y escuchar otras opiniones. ¿Qué pensáis del rumbo de la saga Pokémon? ¿Estáis de acuerdo conmigo o tenéis un punto de vista diferente?
Debe estar conectado para enviar un comentario.