El éxito en taquilla de la cinta de Sonic, y de su posterior secuela, ha vuelto a poner sobre la palestra el eterno debate sobre cine y videojuegos. No en vano, para muchos los videojuegos están viviendo su edad dorada dentro del celuloide. Nada más lejos de la realidad. Y es que, aunque la cosa venía arrastrando de mucho antes, los años 90 y 2000 dejaron sobre la mesa, con mayor o menor fortuna, infinidad de obras basadas en videojuegos. En este artículo damos un repaso a lo mejor y lo peor del séptimo arte en sus diferentes adaptaciones videojueguiles a lo largo y ancho de dicho periodo.
Una corriente transversal
No se trata de ningún descubrimiento, podéis preguntarle a cualquier guionista de Hollywood que se precie. Trasladar un videojuego al cine de forma orgánica, entretenida y coherente es una tarea tan compleja como titánica. No en vano, los videojuegos están pensados para, precisamente, ser jugados. Es decir, para que el jugador interaccione con una serie de elementos con el fin de avanzar en la trama. Al adaptarlo al cine no solo estamos cambiando el enfoque sino el concepto mismo sobre el que fueron construidos.
Y la cosa no se queda ahí, ya que llegamos a uno de los aspectos más peliagudos, el fanatismo. Adoramos nuestros videojuegos favoritos y conocemos, milimetricamente, cada segundo, cada toma, cada cinemática de juego. ¿En qué se traduce todo esto? Pues en que cualquier cosa que se desvíe lo más mínimo del planteamiento inicial sufrirá una verdadera lapidación dialéctica y un escrutinio milimétrico dentro de un proceso plagado de prejuicios.
La edad dorada del cine de videojuegos
Tomb Raider – 2018 (274 millones de dólares), Detective Pikachu (433 millones de dólares), Sonic La Película (295 millones de dólares), Uncharted (401 millones de dólares) y Sonic 2 (401 millones de dólares) lideran, actualmente, las taquillas mundiales. Las cifras hablan por si solas y las productoras lo saben. Es por ello que los últimos años se han convertido en un hervidero de nuevos proyectos cinematográficos basados en videojuegos.
No obstante, el filósofo alemán Martin Heidegger afirmaba que la gran tragedia del mundo es que no cultiva la memoria, y por tanto olvida a los «maestros». No en vano, la década de los 90 y los años 2000 nos brindaron verdaderas «joyas» dentro del celuloide inspiradas en universos videojueguiles de lo más variopintos. A continuación, os resumimos algunos de ellos:
Double Dragon (1994).
Una adaptación libre (por llamarla de alguna manera) de la popular saga de beat’em up protagonizada por los hermanos Lee. Y sí, esa que chilla es Alyssa Milano.
Super Mario Bros. (1995)
Poco podemos decir de esta cinta que ya no sepáis. Super Mario Bros. La Película fue un estrepitoso fracaso de crítica y taquilla, una gran desilusión para muchos fans de los de Kioto y, curiosamente, toda un filme de culto para otros tantos.
Street Fighter: La última batalla (1995)
Street Fighter: La última batalla contó con un presupuesto infinitamente mayor que el de la cinta de los hermanos Lee. Logrando, además, recaudar tres veces más de lo que había costado. Además, contó con actores de la talla del desaparecido Raúl Julia o Jean Claude Van Damme. A pesar de todo fue nombrada como una de las peores películas del 94. Curiosamente, el filme no ha parado de generar beneficios a Capcom año tras año. Llegando a superar la barrera interanual de los 450 millones de dólares.
Mortal Kombat (1995)
1995 fue un año realmente prolífico en cuanto a adaptaciones de videojuegos al cine y Mortal Kombat fue un ejemplo más de ello. Toda una explosión sonora y visual que, más allá de sus aciertos y de sus errores, supo captar la esencia de la saga.
Wing Commander (1999)
La adaptación al celuloide de la popular saga de naves Wing Commander logró una paupérrima recaudación en taquilla, 11,6 millones de dólares, frente a un presupuesto total de algo más de 30 millones. Con la crítica no le fue mucho mejor.
Tomb Raider (2001)
La llegada de Tomb Raider y Angelina Jolie a los cines marcó un antes y un después en el ámbito de las adaptaciones de videojuegos al cine.
Puede que las críticas, de especialistas y cinéfilos, no fueran demasiado positivas. No obstante, su elevado presupuesto para lo que se estilaba en estos casos (115 millones de dólares) y una recaudación cercana a los 300 millones de dólares lograron asegurar su secuela.
Final Fantasy: La fuerza interior (2001)
El caso de Final Fantasy: La fuerza interior resulta digno de estudio. La película cuenta con multitud de hitos. No en vano, se trató del primer intento de crear personajes animados de aspecto (humano) fotorrealista.
Por desgracia, con más de 120 millones de dólares en pérdidas, la cinta dirigida por Hironobu Sakaguchi (creador Final Fantasy) se erigió como uno de los fracasos más estrepitoso de la historia del cine y el principal motivo de la bancarrota de Square Picture y de la posterior fusión entre Squaresoft y Enix. Probablemente se adelantara a su época.
Resident Evil (2002)
Que vamos a contaros que no sepáis ya. Resident Evil supuso el inicio del extenso idilio cinematográfico entre Paul W. S. Anderson y Milla Jovovich. Una cinta cuyo éxito en taquilla nos demostró, entrega tras entrega, que aquello poco tomaba prestado del videojuego.
Doom (2005)
Trasladar al cine Doom, una de las sagas de shooter más importantes de los videojuegos, no iba a ser tarea fácil. Un gran presupuesto, grandes estrellas de la talla del mismísimo Dwayne Johnson y un comienzo en taquilla prometedor. Por desgracia, la cosa se pincho tras su estreno resultando todo un fracaso económico para Universal Pictures. Lo mismo Warner terminó agradeciendo haber perdido los derechos sobre la cinta un año antes.
Silent Hill (2006)
Llegamos a la que para muchos es la cumbre cinematográfica dentro del mundo de las adaptaciones videojueguiles… ¡Silent Hill! Un filme con el que Christopher Gans supo transmitir a la perfección la tensión y el terror psicológico presente en la malograda saga de Konami. Para rematar, Roger Avary (Pulp Fiction) se encargó de dar vida a un guión que sintetizó con acierto gran parte de la historia presente en los primeros juegos.
Forbidden Siren (2006)
Yukihiko Tsutsumi nos trajo una cinta que pretendía adaptar unos de los videojuegos con una historia y ambientación más angustiosa dentro del mundo de los survival horror, Forbidden Siren. Del filme se alabó su ambientación y su marcado componente psicológico. Trasladar, como ya ocurrió con Silent Hill, la obra de Keichiro Toyama al cine no era una tarea sencilla.
Max Payne (2008)
Otra adaptación «libre» que no respetó demasiado el título original. Max Payne no será recordada como una de las mejores películas de Marc Wahlberg. No obstante, no terminó de defraudar en taquilla e incluso generó beneficios a 20th Century Fox y compañía.
BloodRayne, Rampage, Postal, Far Cry, House of the Dead, Alone in the Dark… Si siguiéramos tirando de ese hilo, cosa que no pienso hacer en este artículo, podríamos añadir una buena tanda de títulos. Destacando, ya de paso, la «capacidad» creativa de Uwe Bolt. Un director que no dudó en destrozar infinidad de videojuegos con unas adaptaciones cinematográficas de, cuando menos, escasa calidad.
Como habéis podido leer, pese a que la evolución del cine vuelve a apuntar hacia los videojuegos, la amistad entre ambos es, manchurrones a parte, mucho más duradera de lo que cabría esperar tras ver al Pikachu o al erizo de turno en la gran pantalla.
Fuente: Youtube