Oxide Room 104

Análisis Oxide Room 104 – Nintendo Switch. Habitaciones con vistas al infierno

¿Buscas habitación?

Oxide Room 104
Fecha de lanzamiento
17 junio, 2022
NÚMERO DE JUGADORES
1
TAMAÑO DE LA DESCARGA
3395,00 MB
IDIOMAS
Español, inglés, alemán, etc.
Nuestra puntuación
74

Sin lugar a dudas 2022 está siendo un gran año para los títulos de terror dentro de la industria del videojuego en particular y del entretenimiento en general (séptimo arte incluido). Y esto ha sido posible, al menos en el caso de los videojuegos, gracias a estudios independientes con no demasiados recursos pero con una imaginación infinita y talento a raudales. Estudios que han logrado la ingente tarea de dar una vuelta más de tuerca a un género, el survival horror, bastante estancado. Y lo han hecho aportando, por el camino, algo de frescura gracias a los toques de escape room e incluso rogue-like. Amnesia, Layers of Fear, Outlast o el reciente Madison son buena muestra del trabajo realizado durante los últimos años. Pues bien, el caso que aquí nos ocupa con Oxide Room 104 no es muy diferente. La desarrolladora española Wild Sphere (Naught) nos trae, como buenos valencianos, un exquisito plato plagado de tensión, horrores varios, tres gotas de puzles, acción, un toque narrativo y una pizca de rogue-like. ¿Listos para adentrarnos en uno de los insondables pasillos del motel más terrorífico del mundo de los videojuegos (media pensión y toallas manchadas de sangre incluidas)? Pues entonces no te pierdas nuestro análisis de Oxide Room 104 para Nintendo Switch. Eso sí, entra solo si te atreves…

 

 

Todos los caminos llevan al infierno

Oxide Room 104 nos presenta, como buen body-horror, una historia tan genérica como asfixiante. Matthew (Matt para los colegas) es un delincuente cuyas malas decisiones lo acaban trayendo al terrorífico motel que aquí nos ocupa. Más concretamente a la bañera de una de sus habitaciones. A partir de aquí da comienzo una delirante, estresante e intensa aventura en la que nada es lo que parece.

 

Efectivamente, como os podéis imaginar, la trama aquí pasa a un segundo plano para dar continuidad a una dinámica jugable tan intuitiva, y orgánica, como… agobiante. No en vano, cualquiera de nuestras decisiones, malas o buenas, nos llevan a uno de los distintos finales disponibles. Y ya os avisamos que solo contamos con uno bueno. Todo ello con el toque cinematográfico que aporta la presencia de algún que otro QTE. A partir de aquí, y bajo el envoltorio de un survival horror clásico, con un toque gore, nos toca afrontar diferentes situaciones de la forma que mejor estimemos oportuna. Eso sí…

 

 

Advertencia: este videojuego está clasificado como PEGI 18, por lo que los menores de edad no deben estar leyendo este análisis. Las personas más sensibles podrían quedar afectadas por algunas escenas violentas. 

 

Survival Horror de la vieja escuela

Oxide Room 104 nos permite usar armas de fuego y otro tipo de objetos. No obstante, tras los primeros minutos de juego hemos comprendido que en el infierno el arma más efectiva es el ingenio, la capacidad de observación de nuestro entorno y unos buenos reflejos. Todo pende de un hilo y de nuestro comportamiento depende salir airosos o perecer en el intento.

 

Mecánicamente hablando nuestro personaje puede correr, usar armas, gestionar un inventario, hacer uso de un baúl a lo Resident Evil, curarse e incluso interactuar con prácticamente todo lo que nos rodea. Eso por mencionar solo algunas de las acciones disponibles durante la aventura desventura. Algo que también toma prestado de los survival horror clásicos y su apego por los puzles y la aventura. No obstante, como comprobaréis unas líneas más abajo, hasta aquí llega cualquier parecido con los pilares jugables clásicos del género.

 

Oxide Room 104

 

Survival-Like

Y esto nos lleva a uno de los puntos clave del título que aquí nos ocupa, su rejugabilidad. Tras finalizar la partida y morir en el juego nuestro personaje reaparece en la bañera de la habitación 104. Por desgracia, todo tiene un precio y nos toca reiniciar la partida, como decirlo suavemente… con una vida menos y un hotel algo más «hostil». Tras cada muerte los enemigos cambian de ubicación o simplemente aparecen otros nuevos. Seres que no destacan, precisamente por su variedad, pero que, pese a las limitaciones técnicas del juego, resultan estremecedores.

 

Resulta curioso comprobar cómo el juego va contracorriente. En muchos títulos el jugador obtiene recompensas o ventajas tras varias muertes. Aquí se nos graba a fuego en la piel la premisa contraria: o espabilas o lo vas a tener crudo. Por suerte, y más allá de unos comienzos algo frustrantes, el propio devenir jugable nos lleva de una forma bastante intuitiva y dinámica a una situación, basada en el ensayo/error, en la que lo único que se nos pasa por la cabeza es sobrevivir a toda costa a semejante esperpento. El juego puede ser completado en poco más de 2 hora. No obstante, todo lo comentado con anterioridad probablemente os sirva para haceros una idea de que, re-jugablemente hablando, la cosa va algo más allá.

 

Oxide Room 104

 

Mucho más que puzles

Y si el toque rogue-like aporta frescura y originalidad los puzles se presentan como una de las señas de identidad de Oxide Room 104. Se trata de rompecabezas no demasiado complejos pero magistralmente planteados. Por si fuera poco, dichos acertijos también pueden cambiar tras cada muerte. Ya se trate de la ubicación de los objetos o enemigos  presentes en las distintas estancias como de la estructura misma de dichos puzles. Eso sí, como las grandes esencias, llega en frasco pequeño. Se echa en falta algo más de complejidad en lo que compete a la reestructuración de los escenarios tras cada muerte, tampoco pedimos una propuesta procedural. Por otro lado, contar con un mayor número de acertijos también habría sido de agradecer.

 

Cada una de las habitaciones del hotel cuentan con su propia «historia», diversos hándicap y algún puzle que resolver. Recuperando, de esta forma, la esencia más clásica y la presión más palpable de los escape room tradicionales. No en vano, en nuestra mano está decidir, en muchos casos, por cual comenzar o cuántas veces «morir» (con todo lo que ello implica) para alcanzar este o aquel final. Y ello también implica soportar el peso de nuestros propios errores. Tras cada muerte no existe una forma rápida de «reiniciar» la partida. Por lo que toca completar el ciclo para poder comenzar desde el principio. Desgraciadamente esto es algo que resta algo de dinamismo. En nuestro caso ha supuesto un incómodo lastre.

 

Oxide Room 104

 

Un apartado artístico que suena de lujo

Puede parecer contraproducente alabar cuestiones artísticas cuando Oxide Room 104 nos presenta una propuesta bastante humilde en lo técnico. Con algunas texturas muy pobres, modelados de personajes que parecen sacados de la pasada generación o unos entornos en ocasiones tremendamente vacíos y repletos de una niebla que lo oculta casi todo. Nada más lejos de la realidad.

 

Y es que donde el juego destaca, logrando maquillar cualquier cuestión técnica, es, precisamente, en lo artístico. Contando con una estupenda dirección narrativa, atmosférica y sonora. Cada chasquido, gemido o melodía nos pone los pelos como escarpias desde el segundo uno de juego. Amén de un doblaje al castellano que brilla a gran altura, logrando fusionarse con el propio apartado narrativo y su cuidada ambientación. Tanto Jorge Vigo Da Silva (en el papel del protagonista Matt) como el camaleónico Sergi Carles (dando vida al malvado doctor) logran insuflar no solo voz sino también vida y, en definitiva, alma al propio juego. Desgraciadamente, no estamos acostumbrados a contar con títulos de terror doblados a nuestro idioma y eso es algo, muy necesario, que en este caso se agradece sobremanera.

 

Oxide Room 104

 

Técnicamente, y más allá de sus evidentes limitaciones gráficas o de algunas bajadas puntuales de FPS, el desempeño del título es correcto. Eso sí, conviene tener en cuenta que los tiempos de carga, sobre todo al iniciar partida o reanudarla tras una muerte, son demasiado elevados. Algo que entorpece, en cierta medida, la inmersión.

 

Oxide Room 104 – Body horror con sabor a escape room

Oxide Room 104 es un body-horror que nos presenta una propuesta que, si bien no resulta demasiado ostentosa en lo técnico, rebosa originalidad. Su naturaleza cíclica, con un sistema de progreso propio de los rogue-like o su clara, y asfixiante, inspiración en los escape room y en sagas como Silent Hill se complementan a la perfección con un cuidado ejercicio de narrativa cuasi-transmedia, una gran ambientación y un doblaje al castellano de gran nivel. En definitiva, una propuesta cuyas singularidades hacen que no estemos hablando de un survival horror al uso.

 

Su variedad de mecánicas jugables y sus intuitivos puzles ponen la guinda a una propuesta que no debe faltar en la estantería de ningún amante del género que aquí nos ocupa. Como puntos negativos, las ya consabidas limitaciones gráficas, su corta duración, la gestión de nuestra propia muerte y unos tiempos de carga demasiado elevados.

 

Hemos analizado Oxide Room 104 gracias a un código digital cedido por Meridiem Games. Versión analizada: 1.0.1.

Oxide Room 104
Oxide Room 104 nos presenta un cuidado body-horror, limitado en lo técnico pero excelso en lo artístico, narrativo y mecánico, que mezcla con gran acierto el género survival horror con los escape room y el rogue-like
PROS
Acertada mezcla de body-horror, escape room y rogue like
Su apartado artístico, con un gran doblaje al castellano a la cabeza, brilla con luz propia
Ambientación y puzles bien planteados
CONTRAS
Técnicamente parece de la pasada generación...
... algo que difumina su capacidad de asustarnos
Bastante corto
74
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