Sifu

Análisis Sifu – Nintendo Switch. Toda una Kung-Fusión jugable

La venganza es un plato que se sirve... ¡con Kung-Fu!

Sifu
Fecha de lanzamiento
8 noviembre, 2022
NÚMERO DE JUGADORES
1
TAMAÑO DE LA DESCARGA
8874,00 MB
IDIOMAS
Español, inglés, alemán, etc.
Nuestra puntuación
80

El Nintendo Direct de septiembre nos dejó sobre el tablero jugable multitud de propuestas interesantes. No obstante, la confirmación de la llegada a la híbrida de uno de los títulos más laureados de principios de 2022 copó no pocos titulares. No en vano, la desarrolladora parisina Sloclap (Absolver) logró dar forma a un videojuego de acción (Kung-Fu) y aventura con interesantes e innovadoras adiciones jugables. No hablamos de otro que de Sifu. Revolucionario beat’em up que, con su lanzamiento en Nintendo Switch, promete ofrecer una experiencia similar a la vivida en el resto de plataformas donde se encuentra disponible. No te pierdas nuestro análisis para descubrir hasta qué punto dichas afirmaciones realmente se han visto cumplidas.

 

 

Una historia plagada de clichés

Como suele decir el dicho: «la venganza es un plato que se suele servir frío«. Sifu nos pone sobre la mesa una historia de venganza que podría haber sido sacada del cine clásico de artes marciales japonés o chino o incluso, al menos en lo artístico, de cintas como la trilogía Kill Bill del histriónico Tarantino. No en vano, el hilo narrativo se impregna y empapa a base de bien de katanas, artes marciales, violencia y, sobre todo, de la esencia misma de la cultura nipona y hongkonesa.

 

En definitiva, Sifu es la historia de un joven, al menos en sus inicios, cuyo único propósito en la vida pasa por vengarse de quienes mataron a su padre. Este hilo argumental que, como hemos comentado unas líneas más arriba, alcanza tintes genéricos y casi clónicos, se erige como punto neurálgico de una propuesta que, en todo lo demás, derrocha originalidad por los cuatro costados.

Sifu

 

Yo contra TODO y todos

Lo primero que cabe señalar a la hora de hacer frente al análisis de un título como Sifu es que quien piense que llega aquí para encontrarse un beat’em up en el que liarnos a machacar botones sin ton ni son está tremendamente equivocado. Es decir, si que nos encontramos con diferentes escenarios repletos de malotes que derrotar a base de galletas, combos y otras argucias marciales. No obstante, las singularidades son lo suficientemente sustanciales como para detenernos a explicarlas con mayor detenimiento.

 

Y es por ello que, a diferencia de lo que suele ocurrir en cualquier otra estructura-tipo, he decidido centrarme en profundizar, en estas primeras líneas de texto, en el plato estrella del juego: su sistema de combate. Sifu pone a nuestra disposición un amplio surtido de movimientos y todos ellos resultan clave para nuestra supervivencia. Contamos con un ataque normal y otro fuerte, defensa y un completo sistema de evasión en el que, según de donde proceda el ataque, debemos esquivar, usando el joystick izquierdo, en una dirección u otra.

 

 

Por otro lado, encadenar combos nos lleva a realizar espectaculares ataques que suelen finalizar, tras completar nuestra barra de concentración, con un QTE que nos brinda una pequeña cinemática, con el propio motor del juego, al más puro estilo de las cintas de artes marciales clásicas. Por su parte, si nuestra barra de equilibrio se rellena, a base de recibir golpes, nuestro personaje queda a merced de los contrincantes durante unos segundos.

 

Adaptarse o morir

Dado que el juego que aquí nos ocupa cuenta con bastantes momentos en los que nos ha tocado enfrentarnos de forma simultánea a multitud de enemigos, resulta imprescindible dominar dos pilares jugables:

 

  • En primer lugar, el uso inteligente de los entornos. El entorno juega un papel crucial en Sifu. No en vano, podemos utilizar armas que van desde un taburete, hasta una botella o un palo de béisbol. Pudiendo usarlas incluso, previo aprendizaje, como armas arrojadizas. También se nos permite utilizar dicho entorno a nuestro favor, empujando a los enemigos al vacío, haciéndolos tropezar o estampándolos contra la pared de turno.
  • En segundo, el aprovechamiento de las posibilidades que nos ofrece cada uno de nuestros movimientos. Destacando el tan querido «tiempo bala». Maquillado en esta ocasión con un sistema de energía que nos permite realizar diversos movimientos (desbloqueables) mientras ralentizamos el tiempo durante unos segundos. Algo que nos brinda algunas secuencias realmente espectaculares.

 

 

Aprender los patrones de cada enemigo, dominar el sistema de esquive y hacernos con el timing resulta imprescindible. Y asimilar todo lo anterior es algo que, no lo vamos a negar, resulta complicado laborioso. Al menos durante los inicios. Por fortuna, contamos con un modo de entrenamiento que nos permite, pudiendo configurar distintos patrones de combate, asimilar todos los conceptos (tampoco son tantos) y sobre todo su forma de llevarlos a la práctica en una situación de combate real.

 

Un entrenamiento perpetuo

Llegados a este punto creo oportuno engarzar el aspecto mecánico con otro de los apartados capitales de Sifu: su sistema de progresión. En primer lugar, el concepto de vida y muerte aquí, aunque condensado en un corto espacio de tiempo, juega con la propia evolución vital del personaje. Es decir, cada vez que morimos la edad del personaje avanza y con ello aumenta nuestra fuerza. Penalizándonos con un mayor envejecimiento si encadenados varias muertes seguidas. Aunque, por fortuna, dicha penalización suele reducirse con cada enemigo derrotado. Si alcanzamos los 75 años la partida se acaba.

 

 

Y todo lo anterior conecta, de una forma bastante orgánica, con el propio árbol de habilidades a desbloquear. No en vano, si nuestra edad es demasiado elevada no se nos permite aprender cierto tipo de técnicas (canjeables a cambio de la experiencia conseguida). Como dato a tener en cuenta, si multiplicamos x6 el coste de cada habilidad esta queda desbloqueada de forma permanente. Permaneciendo incluso tras nuestra muerte.

 

El juego cuenta con diferentes objetos sagrados (estatuillas de dragón) que, de forma complementaria y aportando un toque roguelike (dichas mejoras se pierden tras la muerte), nos permiten aumentar las dotes con las armas, la barra de equilibrio, la vida o incluso reducir nuestra edad. Debéis tener claro que, a excepción de estas pequeñas ayudas, cada año ganado resulta irreversible. Pudiendo llevarnos perfectamente a tener que reiniciar la aventura desde el principio. Y ya os adelantamos que, y partimos de su dificultad estándar, vais a morir a base de bien.

 

 

Un título tan exigente como gratificante

Sifu se presenta como un título, más qué difícil, realmente exigente. No en vano, nos obliga a dominar sus controles y aprender/aprehender de nuestros errores si queremos progresar. No obstante, sí que contamos con una curva que se ve disparada en varios momentos del juego. Destacando algunos de los espectaculares e intensos enfrentamientos con los jefes finales. Por lo que si os veis demasiado superados os recomendamos ir probando con un modo más «asequible» (Estudiante). Por otro lado, tras completar el juego se nos permite modificar diferentes aspectos de la aventura para hacerla aún más fácil o… difícil.

 

Eso sí, siendo honestos a la propuesta que se nos presenta, una vez que nos hacemos a la mecánica de juego, ganando con ello en soltura y destreza, avanzar se convierte en un proceso tan satisfactorio como espectacular y realmente cinematográfico.

 

 

Corto pero intenso

Sifu se divide en cinco niveles, más un prólogo. Y cada una de ellos cuenta con diferentes rutas (peleas adicionales) e incluso atajos. Además, tras completarlos, se nos permite continuar la aventura desde cualquiera de ellos. No son niveles demasiado extensos, por lo que, una vez dominado el título, pueden ser superados en muy poco tiempo. No obstante, ay amigo, lograrlo ya es otra cosa.

 

En lo relativo a la distribución de dichas fases, nos encontramos con una propuesta bastante lineal en la que los escenarios acaban siendo muy pasilleros. No obstante, dado que nos encontramos ante un juego donde prima la acción, tampoco es que se eche en falta mucha mayor libertad.

 

Durante la aventura también nos encontramos con diversos objetos que nos ayudan, gracias a un tablón al más puro estilo detectivesco, a dar forma a la historia del juego atando todos los cabos sueltos. Algo que incluso desbloquea nuevos diálogos. También contamos con varios atuendos desbloqueables si completamos el juego cumpliendo determinadas condiciones.

 

 

No obstante, como ya os podéis imaginar a estas alturas, Sifu no es un título que destaque por su contenido. Quedando la rejugabilidad limitada al deseo de completar los niveles, desbloquear todas las rutas y enfrentamientos o acceder a su final oculto. ¿Su duración?  Puede oscilar desde las 7 u 8 horas hasta incluso las 10 o 12. Todo va a depender de nuestras dotes a los mandos de Nintendo Switch. Como apunte futurible, a lo largo de diciembre se espera una actualización con nuevos trajes, correcciones y el plato estrella: un editor de repeticiones (vídeo).

 

Un discreto pero llamativo apartado artístico

La verdad es que, si lo comparamos con las versiones del resto de plataformas, Sifu luce relativamente bien en Nintendo Switch. No en vano, el juego cuenta con un llamativo apartado artístico. Minimalista, pero llamativo. Por un lado las animaciones de las batallas son bastante elaboradas. Reflejando con acierto multitud de movimientos y técnicas. Por otro lado, los personajes presentan un estilo cercano al anime que sirve para disimular con bastante atino las, por otro lado evidentes, carencias técnicas del juego.

 

Los escenarios se antojan bastante vacíos, predominando el uso de la niebla cuando la carga poligonal resulta algo más elevada. No obstante, el título logra dar forma, pincelada a pincelada, a un vistoso acabado visual. El modo foto nos ha aportado alguna instantánea realmente memorable.

 

Sifu

 

Determinados efectos de luces o contrastes de colores nos recuerdan, por momentos y como ya hemos comentado al principio de este texto, a cintas como la rimbombante y explosiva Kill Bill. La cámara potencia dicha sensación, paliando los defectos y maximizando, en las medida de sus posibilidades, las virtudes mientras omite casi cualquier ángulo muerto.

 

El apartado sonoro, a cargo de Howard Lee, sigue muy en la línea. Fusionándose con el resto de la aventura gracias a la combinación de elementos tradicionales de la cultura musical China o nipona con toques techno bastante cañeros. Para rematar, las diferentes melodía oscilan en función de la situación en la que nos encontramos. ¿El resultado? Un combo visual y sonoro que golpea con la misma fuerza que nuestro protagonista.

 

Sifu

 

Manteniendo el tipo con sacrificios más que evidentes

Uno de mis principales temores a la hora de afrontar un análisis como el de Sifu en Nintendo Switch era la fluidez. No en vano, nos encontramos ante un título donde el timing y la precisión juegan un papel fundamental para no estropear el espectáculo de una experiencia de juego eminentemente visceral. Por fortuna, pese algunos grandes peros, el port rinde más o menos a la altura. El título se mueve a 30 FPS relativamente estables. Amén de algún que otro tirón que no termina de afectar a la jugabilidad, ya que solo ocurre cuando nos movemos por el escenario entre pelea y pelea.

 

Los tiempos de carga si que son extensos y molestos. Con esperas que pueden llegan a rondar los 30 o 40 segundos. El abuso de la niebla o el efecto de grano de película, algo menos apreciable en modo portátil, son un molesto acompañante que nos recuerda, en todo momento, los sacrificios y recortes sufridos en este port. Recortes que, dado que no nos encontramos ante ningún portento técnico, solo pueden ser achacables a un proceso de optimización que aprueba por los pelos.

 

 

Sifu – Nintendo Switch. El género beat’em up da el salto al siglo XXI

Sifu llega a Nintendo Switch con un port que, pese a los evidentes sacrificios técnicos, mantiene intacta su esencia. Un brawler con toques RPG, elementos de roguelike, un sistema de progresión asociado a la edad y un exquisito apartado mecánico realmente técnico y desafiante, a la par que gratificante, en el que de poco nos ha servido machacar los botones. Un juego, con un espíritu eminentemente arcade, en el que toca hacernos acopio de paciencia, concentración y perseverancia para poder salir airosos. Transmitiendo, por el camino, casi las mismas sensaciones vividas al aprender cualquier tipo de arte marcial.

 

Su minimalista, pero llamativo, apartado artístico y sonoro termina de dar forma a una propuesta que, eso sí, puede pecar de difícil para quien busque un refrigerio jugable. Los tiempos de carga, algún tirón que otro o el efecto de grano son los principales lastres de un juego que, a pesar de los peros, no debe faltar en tu estantería.

 

Sifu

 

Hemos analizado Sifu gracias a un código digital cedido por Kepler Interactive. Versión analizada: 1.1.0.

Sifu
¿Y Sifu-eras un maestro del Kung-Fu?
Sifu sigue siendo una de las propuestas más llamativas de 2022. Un título de acción y aventuras con un apartado mecánico eminentemente técnico, un desafiante sistema de progresión, toques RPG y roguelike y un apartado artístico tan minimalista como llamativo. En definitiva, un combo visual, sonoro y jugable que golpea en Nintendo Switch con la misma fuerza que su protagonista.
PROS
Todo un espectáculo jugable, visual y artístico
Original sistema de progresión basado en la edad
Un apartado jugable y mecánico tan bien medido como desafiante...
CONTRAS
... y por momentos exasperante
Excesivos tiempos de carga y algún que otro tirón
Los sacrificios técnicos son más que evidentes
80