Hablar de Retro Studios es hacerlo de una desarrolladora íntimamente ligada, desde sus inicios allá por el año 98, al devenir de la Gran N. Tanto es así que, tras abandonar Acclaim, Jeff Spangenberg decidió fundarla con la idea en mente de publicar juegos en exclusiva para Nintendo. Y, como muchos de vosotros ya sabéis, sus inicios fueron con la todopoderosa GameCube. ¿A qué viene semejante puesta en antecedentes? Sencillo. Nos encontramos ante el germen de Metroid Prime. Una oda a los FPS, con múltiples mecánicas novedosas, que supo reactivar la saga protagonizada por Samus Aran gracias a un cambio de aires en 3D, por el que pocos daban un céntimo pero que le sentó de lujo, y a una propuesta excelsa en lo jugable y maravillosa en lo técnico. Pues bien, tras más de 20 años desde su lanzamiento, nos llega, para sorpresa de propios y extraños, con nocturnidad, alevosía y un Nintendo Direct mediante, Metroid Prime: Remastered. Una completa, y profunda, puesta al día de semejante obra maestra que llega a Nintendo Switch para intentar hacernos borrar de nuestra memoria, al menos a corto y medio plazo, Metroid Prime 4. Por lo pronto, y no hablamos de una tarea sencilla, nos adentramos en su análisis para comprobar si realmente lo ha logrado.
Más que un juego, todo un hito
Hay quien sostiene que el indeleble, e inefable, peso de la nostalgia NESxtalgia es un lastre que nos impide avanzar. Un punto débil que nos lleva a defender a ultranza aquellos clásicos jugables que formaron parte de las etapas más temprana de nuestra trayectoria jugable. Nada más lejos de la realidad. Y aunque es cierto que nunca es sencillo diseccionar la reedición, remaster o remake de un título que dejó una profunda huella vital en un servidor. No es menos cierto afirmar que ello nos lleva, lejos de rendir pleitesía barata, a ser aún más exigentes con las palabras, el contexto y su significado.
En el vasto universo, la historia de la humanidad no es más que el destello de una estrella solitaria. La vida individual de una persona se pierde en el espacio y el tiempo. Pero entre las estrellas, una desprende más calor y brilla más que las otras. La luz de Samus Aran. Sus batallas se extienden más allá de su vida y quedan grabadas en la historia.
Con estas palabras daba comienzo el que para muchos es uno de los grandes hitos de la industria videojueguil. Porque sí, señoras y señores, Metroid Prime fue un título que marcó, como si del máximo goleador de la historia de todas las competiciones se tratase, multitud de hitos. Y es que, incluso como saga, la cazarrecompensas más famosa del mundo de los videojuegos ya andaba reivindicando su empoderamiento una década antes que la señora Croft. Erigiéndose, por el camino, como la primera gran heroína del mundo de los videojuegos.
Por si fuera poco, y por aquel entonces se trataba de un asunto tabú, el juego que aquí nos ocupa logró coronarse como la primera entrega de la saga Metroid desarrollada fuera de territorio nipón. Que también fuera la primera incursión de la serie en 3D y que lograra hacernos olvidar de un plumazo más de 15 años de historia en 2D no se quedan atrás. ¡Ahí es nada!
Comienza una nueva vieja aventura
La trama de Metroid Prime: Remastered vuelve a ponernos en la piel de la cazarrecompensas espacial Samus Aran. Situándose justo después de los acontecimientos acaecidos en Metroid: Zero Missión. Efectivamente, cronológicamente hablando, nos encontramos ante el segundo título de la franquicia. Ya ha pasado un tiempo desde que la base pirata Zebes fuera destruida por nuestra aguerrida protagonista y todo parece tranquilo en la galaxia. Aunque, tras interceptar un mensaje de socorro procedente de la fragata pirata Orpheon, Aran acaba en Tallon IV. Un planeta que le llevará a descubrir que esa paz era tan solo un espejismo…
Una titánica labor de remodelación, chapa y pintura
Si tuviéramos que tomar una radiografía narrativa, y tengo delante tanto la versión de GameCube como la de Wii, la conclusión sería clara: todo sigue igual. No obstante, tras los primeros segundos de metraje nos damos cuenta de que los cambios más notorios van por otros tiros. No en vano, la labor de re-construccion de entornos, efectos de postprocesado, texturas, elementos en pantalla o modelado de personajes, por mencionar solo algunos de los aspectos más destacados, ha sido realmente titánica. Por no hablar del considerable aumento de la carga poligonal, el soberbio remodelado de los jefes y un excelente sistema de iluminación, de lo mejorcito de Nintendo Switch, que hace que el grado de inmersión sea aún mayor con respecto a la entrega original.
¿El resultado? Una sensación constante, tras unos primeros minutos de perplejidad y desconcierto, de encontrarnos ante un título absolutamente nuevo. Algo que, como podréis descubrir cuando abordemos el apartado jugable, cobra aún más mérito si tenemos en cuenta que sus mecánicas y físicas casi no se han tocado. Y es que, parafraseando al propio Jack Mathews (antiguo jefe de desarrollo de la saga Prime) esto es precisamente lo que diferencia un remaster de un remake.
El gusto por los detalles
Tecnicismos aparte, y más allá de la excelente capa de chapa y pintura, donde Metroid Prime: Remastered destaca es en los detalles. Pequeñas modificaciones en el traje de Samus, una visera empañándose por el efecto de la condensación, la lluvia salpicando sobre nosotros con diferentes patrones de comportamiento o la vegetación y fauna de Tallon IV abriéndose paso son solo la punta del iceberg. Puede que algunos de estos elementos, hablamos de una propuesta aventajada a su época, ya estuvieran presentes en el juego de GameCube. No obstante, aquí alcanzan otro nivel.
En el reverso de la moneda, o del cañón de Samus Aran, contamos con algunos pequeños detalles que, pese a resultar casi insignificantes, haberlos haylos. En primer lugar, los efectos de sonido y las melodías, aunque maravillosas y totalmente inmersivas, si que acusan en ciertos instantes el paso del tiempo. Y eso que también se ha realizado una labor de mejora y limpieza que incluso ha significado la adición de algún que otro acorde. Nuestra recomendación pasa por jugarlo con auriculares.
Por otro lado, contamos con algunas zonas, como Phendrana, donde los efectos relativos a las adversidades climatológicas, véase nevadas, parecen haberse atenuado con respecto al juego original. Que nadie nos malinterprete, lucen de lujo, pero la sensación acaba siendo esa en casi todo momento. Por último, y esto es una apreciación eminentemente personal, el cambio en las puertas de acceso no termina de convencernos. En el juego original la puerta se encuentra libre de efectos visuales, a modo de campo magnético, y los bordes brillaban en distintos colores. Ahora todas ellas, antes de disparar a sus paredes, aparecen envueltas por completo por una halo azulado. Dando una sensación bastante más colorida, pero también más plana.
Sólido como una roca
En términos de rendimiento, el desempeño de Metroid Prime: Remastered es casi perfecto. El juego corre la mayor parte del tiempo a unos rocosos 60 FPS. Tanto en modo portátil como en modo sobremesa. Algo fundamental en un título, y género, como el que aquí nos ocupa. En lo que respecta a la resolución, contamos con 612p en modo portátil y 900p en el dock. Más que suficiente para los estándares a los que estamos acostumbrados en la plataforma de los de Kioto.
Tampoco podemos olvidarnos de que, más allá de las escenas renderizadas existentes a modo de transición entre las diferentes zonas, los tiempos de carga han sido reducidos a la mínima expresión. Puede resulta un asunto nimio. No obstante, aporta al conjunto dinamismo y frescura. Algo realmente importante en un juego de corte algo más pausado que el visto en otros títulos del mismo género.
Jugabilidad y mecánicas únicas
Al principio del artículo comentábamos que una de las principales diferencias entre un remake y un remaster era que en este último se mantiene el sistema de físicas y las diferentes mecánicas jugables. Por fortuna, y hablamos de un título adelantado a su época en todos los aspectos, Metroid Prime: Remastered ha envejecido rematadamente bien. Aunque si que es cierto que algunos de los movimientos de Aran pueden parecer algo forzados y la IA enemiga no destaca por compartir ADN con ChatGPT. No en vano, pese a los retoques, el paso del tiempo termina, en mayor o menor medida, resultando inexorable.
Jugablemente hablando, tampoco vamos a detenernos demasiado aquí, pocos son los cambios presentes en este remaster. Seguimos encontrándonos con un excelente FPS con alma de, nunca mejor dicho, metroidvania. Exploración, un gran mapa, acción, nuevas habilidades y potenciadores por desbloquear, backtracking, secretos ocultos o la posibilidad de analizar nuestro entorno son algunas de sus principales señas de identidad. Señas que pueden llevaros a quedar absortos frente a la pantalla de la consola unas 15 horas.
Como pega, que probablemente habríamos visto solventada en un hipotético remake, contar con viaje rápido habría sido la repera. Por si fuera poco, sus mecánicas siguen resultando igual de interesantes. Más aún si cabe si tenemos en cuenta que, secretos aparte, las habilidades de nuestra protagonista las vamos desbloqueando durante la aventura junto a diversos extras con los que potenciar el cañón, la morfosfera o el rayo.
Un mundo interconectado y escaneable
Que el mapeado de un título siga dejándonos boquiabiertos dos décadas después dice mucho de la labor realizada por el equipo de diseño de niveles de Metroid Prime. Y es que Retro Studios consiguió dar forma a un mundo interconectado en el que cada uno de sus biomas logra encajar a la perfección con el resto de una forma realmente asombrosa. Algo que cobra aún más sentido si tenemos en cuenta el orden (backtracking) de acceso a las diferentes zonas conforme vamos desbloqueando nuevas habilidades. Todo un espectáculo para los sentidos, pero también para los mandos.
Por otro lado, otro de los pilares de Metroid Prime y, por ende, de Metroid Prime: Remastered es la función de escaneo. Una adición que nos permite analizar multitud de elementos en pantalla y que se fusiona a la perfección con el resto de apartados jugables de una forma rematadamente inteligente. No en vano, y a excepción de algún que otro momento puntual, no se trata de una mecánica obligatoria. Algo que los amantes de un tipo de juego más directo y frenético agradecerán. Eso sí, solo por escanear enemigos, fauna y flora de Talón IV para poder añadirlos a la base de datos ya nos habéis tenidos como locos fundiendo la batería del escáner. Por no mencionar que es la excusa perfecta para profundizar en la historia de la raza Chozo.
Y regresando a los añadidos. La galería de extras ha incorporado importantes novedades. ¿La principal? Un interesante visor de modelos 3D, nuevo arte conceptual y, ojo al dato, un jukebox donde poder escuchar tranquilamente sus cerca de 30 temas musicales
Tomando el control
En lo relativo a sus controles, siguen resultando una verdadera delicia. Parece mentira que un sistema de control diseñado hace más de 20 años resulte más fluido y orgánico que el de la mayoría de FPS existentes en el mercado. Y es que tanto la respuesta como los movimientos de Arán resultan realmente fluidos y precisos. Por si fuera poco, Metroid Prime: Remastered cuenta con varios esquemas de control con los que satisfacer a un amplio abanico de jugadores. En primer lugar, el sistema de control por defecto nos permite utilizar los dos joystick para apuntar o desplazarnos. Pudiendo, y esto resulta importante destacarlo, modificar e invertir el eje y. La respuesta resulta precisa y el input lag inexistente. Probablemente sea el modo de control utilizado por la mayoría de jugadores.
Por otro lado, contamos con un esquema de control por movimiento que pretende emular al existente en la incombustible Wii. Desgraciadamente, y como ya comentamos en su día con The House of the Dead: Remake el resultado no es todo lo positivo que desearíamos. ¿El motivo? Las posibilidades giroscópicas de los Joy-Con nunca van a poder igualar el clásico sensor de apuntado de Wii con la barra de infrarrojos. Tener que resetear el punto de mira cada vez que se descoloca puede acabar siendo un verdadero engorro.
También se nos permite optar por un esquema clásico que intenta emular el sistema de control de GameCube. Puede que no se trate de la opción más accesible. No obstante, incluir la posibilidad de escogerlo no deja de ser otro gran acierto. Más aún si optamos por usar un controlador de la propia consola original. Para finalizar, un sistema híbrido entre el esquema clásico y el control por movimiento (para apuntar).
Metroid Prime: Remastered – Todo un re-master del universo
A esta altura de análisis supongo que ya os habrá quedado claro que estamos ante un excelente remaster de un excelente juego. Un título que, gracias a su magnífico lavado gráfico, en el que hasta el más mínimo detalle ha sido tratado con sumo cariño, respeto y buen hacer, roza la categoría de remake. Y es que el remodelado de personajes y entornos, la mayor carga poligonal, el añadido de texturas HD, los nuevos esquemas de control, su excelente rendimiento, los casi nulos tiempos de carga o el material adicional ponen la guinda a un delicioso pastel ya conocido por todos.
Más que una oda al género metroidvania y a los FPS, nos encontramos ante una reinvención que marcó un antes y un después en la industria gracias a su cuidada jugabilidad, sus innovadoras mecánicas, con el escaneo por bandera, y a un backtracking en el que todo encajaba a la perfección como si de las piezas de una hermosa cristalera se tratase. Sin lugar a dudas Nintendo y Retro Studios han mostrado el camino a seguir a la hora de re-construir sus propios clásicos. Un listón que, de mantenerse, nos asegura no solo el futuro de próximas entregas sino todo un referente para el resto de compañías. Así sí… con Samus Aran hasta el infinito, del espacio, y más allá.
Hemos analizado Metroid Prime: Remastered gracias a un código digital cedido por Nintendo. Versión analizada: 1.0.0.
Debe estar conectado para enviar un comentario.