Togges

Análisis Togges – Nintendo Switch. Coleccionismo por un cubo

Togges
Fecha de lanzamiento
7 diciembre, 2022
Número de jugadores
1
Idiomas
Español, inglés, francés, etc.
Tamaño de la descarga
1205 MB
Nuestra puntuación
60

Nintendo Switch se ha convertido en una plataforma excelente para los jugadores de títulos independientes que busquen la comodidad y la versatilidad a la hora de jugar. Esto es especialmente oportuno para los más pequeños de la casa, para los que también hay una oferta espectacular en el catálogo de la híbrida. El título del que vamos a hablar hoy bien puede contarse entre uno de ésos que vienen como anillo al dedo para que, no sólo los más pequeños, sino también los más grandes, puedan pasar un rato agradable y desenfadado disfrutando de mundos de fantasía y mecánicas muy ingeniosas. Hoy te presentamos a los Togges.

 

Desarrollado por el estudio independiente brasileño Regular Studio, Togges ha llegado a la plataforma de los Joy-Con gracias a la labor de distribución de Thunderful Games. Con una estética muy llamativa y mecánicas de lo más originales, viene dispuesto a que nos perdamos en sus grandes mundos llenos de secretos y recovecos, explorando cada rincón para conseguir todo lo que nos ofrece. ¿Nos acompañas en este camino de fantasía?

 

 

Togges tiene influencias muy nintenderas

Los Togges son criaturas diminutas, con forma cúbica, con distintos poderes y habilidades en función de su color. Además, hay un límite de las cuales podemos utilizar. No hace falta mencionar en qué criaturas creadas por Shigeru Miyamoto parecen estar inspiradas, ¿verdad? Además, la aventura sucede en un universo en el que viajamos a través de varios planetas temáticos, explorándolos a fondo, en una estructura que recuerda por momentos al estelar Super Mario Galaxy. Obviamente, un título así tenía que llegar a Nintendo Switch.

 

¿Y cuál es nuestra labor en esos planetas? Somos el nuevo empleado del autoproclamado Presidente Rey del Cosmos, que busca recorrer los planetas en busca de frutas para alimentar a los Togges, y ayudarse de ellos para convertirse en Presidente Rey con todas las de la ley. Pero por el camino, hay una amenaza peligrosa: la Nada, un ser misterioso que está llenando los planetas de una sustancia oscura y letal. Por suerte, nuestro protagonista, el gestor de los Togges, es un robot aspiradora. No hay mejor héroe para limpiar los planetas, pero sin olvidar el objetivo principal: conseguir fruta. Y es que estos bichines son glotones a más no poder.

 

 

Togges: a cada color su labor

La jugabilidad del título se basa en la colocación de Togges. Podemos movernos libremente por el mapa si queremos, pero si no los llevamos con nosotros, no podemos recoger nada. Y no podemos generarlos de forma espontánea, sino que debe haber uno inmediatamente a nuestro lado para poder crear otro. Para aumentar nuestro rango de acción, son clave las frutas y los caramelos, ya que desde su ubicación también podemos generar nuevos cubitos adorables. Del mismo modo, si nos acercamos al límite de bichitos que podemos usar, debemos recogerlos aspirando, o no podremos seguir avanzando con ellos. En esta gestión se basa principalmente la exploración, que es la absoluta protagonista.

 

Hay seis tipos de criaturas, cada uno con sus peculiaridades. Los rojos propagan el fuego, los amarillos conducen la electricidad, los azules pueden respirar bajo el agua, los verdes son gigantescos, los negros no se pueden aspirar y los blancos se pueden apilar en una torre infinita, pero desaparecen pasados unos segundos. Además de esto, los eléctricos nos consumen 2 puntos, los verdes 9 (sale barato, ocupan el espacio de 27) y los negros 5. Dependiendo de la situación, conviene utilizar unos u otros, y esto es parte esencial del avance, pues hay lugares en los mapas que son más fácilmente accesibles con ciertos Togges, y además, no siempre están disponibles desde el principio, con lo que toca encontrarlos.

 

 

La exploración como protagonista total

Los distintos mapas de juego que nos ofrece Togges son increíblemente grandes. En ocasiones, resulta incluso abrumador moverse por ellos, y es que no sólo son muy amplios y llenos de secretos, sino que el título cumple lo que promete. Sus mensajes de ayuda te dicen que «recompensa la exploración», pero en realidad va un paso más allá. Podría decirse que obliga a la exploración. No tenemos mapa alguno, las pistas para avanzar brillan por su escasez y el único objeto que nos puede ayudar un poco, el radar, no siempre es sencillo de encontrar. Aunque el menú de pausa nos ofrece pistas, éstas solo son útiles cuando hay una fruta cerca, y cuando la hay, no es del todo explícito en la forma de descubrir la fruta oculta.

 

De hecho, he aquí donde reside uno de los principales puntos en contra del juego: la escasez absoluta de ayudas. Resulta divertido explorar y descubrir, especialmente porque casi siempre hay más de una forma de lograr que nuestro ejército de Togges alcance un punto concreto, y la libertad de acción es casi absoluta. Sin embargo, también hay momentos en los que uno ni siquiera sabe por dónde debería ir, ni qué debería hacer. Y es que el título es tan parco en palabras que le cuesta muchísimo que nos acordemos de que cada mundo tiene sus habitantes y su historia. Historias de las que vamos a hablar ahora.

 

 

Los planetas, más que escenarios, aunque no lo parezca

Cada uno de los mundos de Togges tiene sus peculiaridades. Visitamos una luna medieval y una tarta de zanahoria, entre otros divertidos enclaves. Pero en todos hay un problema común: llegas, te dicen que allí hay alguien importante al que debemos ayudar para avanzar… Pero esto no sucede. O no tiene por qué suceder. Aunque cada mundo tiene su «misión principal», la realidad es que podemos darnos un paseo por él, coger 3 o 4 frutas y pasar al siguiente. Esto nos posibilita llegar al final del título en apenas 4 o 5 horas sin haber explorado ni la mitad de lo que nos ofrecen sus inmensos mundos, que pueden mantenernos entretenidos durante decenas de horas si optamos por el coleccionismo.

 

Esta posibilidad parece una clara apuesta por ofrecer al jugador una experiencia a su propio gusto, pero es una apuesta tan radical que confunde. Las «misiones» se marcan en el menú de pausa, y en ocasiones cambian de forma indistinta entre la misión de ese mundo y el «explora los demás planetas», haciendo gala de esa parquedad en palabras de la que hablábamos en el anterior párrafo. El resultado es una experiencia que no logra encontrar el equilibrio adecuado entre la libertad de posibilidades y el magnetismo que logre que el jugador se interese por cada mundo y por sus personajes, primando por completo lo primero y convirtiéndose lo segundo en un mero telón de fondo de lo que de verdad interesa: frutas y caramelos. Nada más.

 

 

Lo cúbico mola

El apartado artístico es, junto con su original y divertida jugabilidad, uno de los puntos fuertes de Togges. Sus mundos, diseñados a mano, están repletos de luz y de color, y no sólo el diseño de niveles está tremendamente cuidado, también su estética, que busca ser simpática y agradable, y lo consigue con creces. El tono desenfadado de la narrativa, con constantes momentos cómicos y una cuarta pared que brilla por su ausencia, acompaña la perfección al estilo artístico adoptado. El sonido también se basa en melodías simpáticas y agradables, pero lo más importante en él son los Togges, que hacen un ruidito muy gracioso cada vez que aparecen.

 

En lo técnico, tampoco hay demasiadas pegas que ponerle al título. El rendimiento es adecuado tanto en modo sobremesa como en modo portátil, y el autoguardado nos mantiene el progreso actualizado cada vez que conseguimos una fruta o un caramelo, aunque al volver a abrir el juego, aparecemos en el punto inicial del mundo en cuestión, o directamente en el mapa de la galaxia. Los controles, en cambio, agradecerían alguna que otra opción de configuración. Para correr, debemos pulsar el joystick izquierdo, y es complicado mantenerlo pulsado a la vez que corremos y cambiamos de dirección. Pero es un pequeño detalle al que uno se puede ir acostumbrando.

 

 

Togges – Nintendo Switch. Tanto por ofrecer que él mismo se olvida

El espectacular tamaño de los mundos de Togges, su diseño de niveles cuidado al detalle para ofrecernos distintas formas de abordar los desafíos y el incontable número de coleccionables a recoger logran una experiencia divertida y simpática, además de desafiante, pero que le lleva a menospreciar su carácter y su personalidad en pos de la libertad absoluta. A pesar de no lograr conectarte del todo con su mundo, ofrece suficiente diversión para los amantes del coleccionismo y de la exploración, con una simpática y cómica ambientación adecuada también a los pequeños de la casa.

 

Diplomacia

Hemos analizado Togges gracias a un código digital proporcionado por Plan of Attack. Versión analizada: 1.0.3

Togges
Au-togges-tiona tu aventura
Togges encuentra su fortaleza en la libertad, dejando prácticamente todo en manos del jugador. Tú eliges hasta qué punto profundizas en cada mundo, el camino que recorres hacia los coleccionables, y cómo llegas a la fase final. Por desgracia, es fácil dejarse por el camino toda la personalidad y carisma de cada mundo.
PROS
Infinitas posibilidades de exploración, con libertad casi total
Mundos bien diseñados que plantean desafíos muy interesantes
Un tono desenfadado y cómico muy interesante que se apoya en el sonido
CONTRAS
Es demasiado rácano con las explicaciones y las ayudas
Su libertad sacrifica la atención a los mundos
Los personajes secundarios, muy carismáticos, están muy desaprovechados
60
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