El software de desarrollo (o motor) de videojuegos más utilizado en la actualidad, Unity, ha recibido una noticia que ha causado bastante revuelo en internet: la entrada en vigor en 2024 de una cuota mensual que afectará a todas las personas o empresas usuarias que cumplan determinados requisitos. En este artículo te contamos, desde la perspectiva de alguien con conocimientos profesionales de Unity, en qué consiste esta tasa y cuáles son las potenciales implicaciones que podría tener en los distintos sectores de la industria, desde las desarrolladoras hasta las personas que disfrutan de sus juegos, pasando por la propia empresa y su motor. Empezamos.
ACTUALIZADO el 23/09/2023
Unity Technologies ha anunciado los detalles revisados de su polémica tasa. La información completa se encuentra disponible en este enlace, pero aquí te resumimos sus principales características:
- Quienes hagan uso de la suscripción gratuita de Unity no tienen que pagar la nueva cuota, pero a partir de los 200.000 dólares de beneficios deben actualizar a la versión Pro.
- A quienes hayan adquirido una de las suscripciones premium solo se les aplica la cuota si han superado un millón de instalaciones totales desde el lanzamiento de su juego y han obtenido más de un millón de dólares de beneficios en los últimos doce meses (esto no ha cambiado).
- Junto al sistema original de pago por nuevas instalaciones, Unity ofrece ahora un modelo alternativo consistente en un porcentaje del 2,5% sobre los beneficios obtenidos, aclarando que siempre se aplicará la opción de menor valor.
- Las personas y empresas que así lo deseen pueden proporcionar sus cifras de ventas y beneficios a Unity Technologies para realizar el cálculo de la tasa. En caso de que no lo hagan, se usarán los datos de la propia compañía.
- La tasa se implementa a partir de la siguiente versión LTS (con soporte a largo plazo) del motor, por lo que en ningún caso es aplicable a quienes no actualicen.
- El logo de «Made with Unity» pasa a ser opcional para todo el mundo, tanto si se ha adquirido una suscripción de pago como si no.
Here is an open letter to our community:
https://t.co/qadAWzdGkb— Unity (@unity) September 22, 2023
TEXTO ORIGINAL publicado el 17/09/2023
La nueva tasa de Unity, punto por punto
La nueva tasa anunciada por Unity Technologies (la empresa responsable del motor) empezará a aplicarse a partir del 1 de enero de 2024 para todas las personas o empresas que usen su software y hayan publicado al menos un juego que reúna ciertas condiciones. Las características completas de esta cuota son las siguientes:
- La tasa solo es aplicable cuando un videojuego cumple dos requisitos: superar un mínimo de instalaciones totales (200.000 para las suscripciones básicas y 1.000.000 en los planes premium) y generar unos ingresos anuales en dólares superiores a esas mismas cantidades.
- Si un juego cumple las condiciones anteriores, la persona o empresa encargada de su desarrollo se verá obligada a pagar entre 0.005 y 0.2 dólares por cada nueva instalación que alguien haga de su juego.
- El cobro de la tasa se realizará de forma mensual.
- Para que una instalación cuente como tal, el juego debe haberse abierto al menos una vez.
- Cada instalación equivale a un pago único, así que la tasa no se acumula de un mes a otro.
- Para el total de instalaciones solo se tendrá en cuenta la primera por cada dispositivo (aunque, en un primer momento, el equipo de Unity afirmó justo lo contrario).
- Las instalaciones de juegos obtenidos mediante lotes benéficos o servicios de suscripción tipo Game Pass, así como de juegos web o de streaming, quedan excluidas del total, mientras que las demos, siempre que no incluyan el juego completo, también.
- Las instalaciones de juegos en acceso anticipado sí se añaden al recuento.
- En el caso de lotes benéficos o similares, son las propias desarrolladoras las encargadas de hacerle saber a Unity que su juego está incluido en una.
- Unity anima a las desarrolladoras a ponerse en contacto con ellos si se sospecha de posibles situaciones de piratería o fraude, aunque no especifica cómo tienen intención de comprobar hasta qué punto se ha visto afectado el juego en cuestión.
- El recuento de instalaciones comienza el 1 de enero de 2024 y no se suman las que cada juego tuviera antes de esa fecha (aunque sí se tienen en cuenta para determinar el total).
- Las aplicaciones que no sean juegos no se ven afectadas.
- Los productos creados con una suscripción a Unity Industry tampoco se ven afectados.
- La tasa es bastante menor cuando la instalación del juego se produce en países donde el mercado de videojuegos es todavía emergente.
- Las suscripciones premium incluyen una reducción en la cuantía de la nueva cuota.
- La reducción en la cuota funciona por rangos: cuanto más aumenta el número total de instalaciones del juego, menor es la cantidad que debe pagarse por cada nueva instalación.
- El uso de algunos de los servicios de Unity puede ir acompañado de descuentos en la tasa.
Implicaciones para las personas y empresas usuarias de Unity
Con los detalles sobre la nueva cuota aclarados, queda preguntarse de qué maneras podría afectar esta decisión a todas las partes implicadas, que no son pocas, dada la enorme relevancia de Unity dentro de la industria. Por supuesto, el sector más afectado es el de las personas o empresas que en la actualidad se dedican al desarrollo de videojuegos con aspiraciones profesionales. Es por eso por lo que las quejas y reacciones negativas por parte de muchas de estas personas no se han hecho esperar, hasta el punto de que Unity ha tenido que salir al paso para realizar una rectificación y aclarar varios detalles que habían quedado en el aire.
Para estas desarrolladoras, la inesperada decisión de Unity ha supuesto una nueva preocupación, ya que, si cumplen los requisitos, su nivel de ingresos se verá reducido en mayor o menor medida, forzándolas a ajustar sus previsiones de futuro para incluir en sus cuentas los pagos de esta nueva tasa. Y eso con un plazo de tiempo muy limitado, ya que el anuncio ha tenido lugar apenas tres meses y medio antes de su entrada en vigor, dejando muy poco margen de maniobra para poder adaptarse.
Aun con todo, las repercusiones en mi opinión no tienen por qué ser muy graves, siempre y cuando el funcionamiento de esta cuota sea apropiado y justo. Es aquí, sin embargo, donde surgen muchas de las incertidumbres, ya que Unity Technologies no ha querido dar información concreta acerca de cómo realizan el recuento de instalaciones y, por mucho que la compañía asegure (después de recular) que solo se suma la primera instalación por juego, o que disponen de un sistema antifraude en marcha, o que las instalaciones que se hagan mediante lotes benéficos, servicios de suscripción o demos quedan excluidas del total, lo cierto es que suena todo demasiado cuestionable.
En mi opinión, esta nueva tasa habría sido mucho menos problemática si se hubiera establecido en forma de porcentaje respecto a las ganancias y se hubiera informado de ella con al menos un año de antelación, incluso aunque todo lo demás se hubiera mantenido exactamente igual. Es cierto que aun así no se habría evitado que las desarrolladoras se le echaran encima a Unity, porque al fin y al cabo no dejan de ser malas noticias, pero al menos de ese modo sería posible saber a qué atenerse.
Por supuesto, la solución más rápida al problema es no utilizar Unity. Y, de hecho, no serán pocas las personas que opten por esta vía. Sin embargo, hay casos en los que no es tan factible: si un videojuego, por ejemplo, se encuentra ya en proceso más o menos avanzado de desarrollo, cambiar de motor supondría en la mayoría de casos rehacer todo o gran parte del código, con la consiguiente pérdida de tiempo y, para muchas desarrolladoras, también de dinero.
Además, para quienes han dedicado años de su vida a aprender y dominar el funcionamiento del motor, tener que empezar de cero con otro distinto puede ser un peaje que no se vean con la voluntad de pagar. Y es que, al escoger entre un motor de videojuegos u otro, la decisión no se limita tan solo al lenguaje de programación o al software en sí, sino a un entorno de desarrollo completo y muy complejo, que engloba desde las características y herramientas distintivas del programa hasta los diferentes servicios que se ofrecen de cara a facilitar el proceso de desarrollo o el mantenimiento del juego una vez publicado.
Implicaciones para la comunidad de gamers
En cualquier caso, incluso aunque un número más o menos elevado de gente deje de usar el motor, lo más probable es que la mayoría siga con él. Y, de ser así, muchas desarrolladoras optarán por repercutirles el pago de la tasa de Unity a los consumidores, ya sea poniendo un precio base un poco más elevado a sus juegos, incorporando un sistema de microtransacciones y contenidos adicionales algo más agresivo o, en el caso de juegos para dispositivos móviles, modificando sus anuncios in-game para incrementar su rentabilidad.
Estas medidas, si bien no son sencillas de tomar, ya que podrían acabar convirtiéndose en un arma de doble filo, lo cierto es que a la hora de la verdad no supondrían más que la continuación de ciertas tendencias que de un tiempo a esta parte han ido ganando una aceptación cada vez mayor en esta industria. El ejemplo más claro son las microtransacciones y los contenidos adicionales, pues en apenas unos años han pasado de considerarse casi una encarnación del diablo a verse incluso como un añadido deseable en algunos casos. Esta diferencia de perspectiva no se aprecia de igual manera en los anuncios dentro de aplicaciones móviles, pero también es innegable que con el transcurso del tiempo se han normalizado hasta tal punto que a muy poquita gente hoy en día le molesta que estén ahí. Y, en cuanto al aumento en el precio base de los productos, vivimos en una época en la que lo estamos viendo por todos lados, así que ni nos enteraríamos.
Es por eso por lo que creo que, aunque a corto plazo la parte más afectada será sin lugar a dudas la de las desarrolladoras (por culpa sobre todo del poco tiempo que se les ha dado para prepararse y planificar), al final no serán las personas que crean los videojuegos, sino quienes los disfrutan, las que acabarán pagando de forma indirecta la tasa de Unity. De entre ellas, quienes jueguen a Nintendo Switch, PS5 o Xbox Series serán quizá quienes menos lo noten, ya que desarrollar para consolas requiere desde 2021 una suscripción premium, donde el coste de la tasa es menor por defecto y los requisitos mínimos necesarios para que se aplique, mucho mayores.
Implicaciones para la propia empresa y su motor
Por lo que respecta a Unity, este anuncio ha generado muchas alarmas acerca de su futuro, pero con toda honestidad creo que, para bien o para mal, las voces que pronostican su decadencia se equivocan. Sí es cierto que un número indeterminado de personas va a dejar de utilizar el motor o se lo va a pensar dos veces antes de iniciarse en él, pero, una vez que todo el polvo que se ha levantado a su alrededor se asiente, esa cuota de mercado que va a perder no va a ser tan desproporcionada como pueda parecer ahora mismo ni va a tener un impacto tan grande como la gente piensa, al menos desde mi humilde punto de vista.
Y el motivo por el que opino esto es que creo que el objetivo principal de la nueva tasa no es obtener un flujo continuo de ingresos adicionales, sino empujar a un número cada vez mayor de sus usuarios a pagar por las versiones premium, dándoles a la vez más motivos para implementar en sus videojuegos los distintos servicios de Unity.
Para quien no lo sepa, los usuarios de la versión gratuita de Unity (que lleva siendo una realidad desde 2009) no están obligados a actualizar a la versión Pro hasta que no alcanzan unos ingresos anuales de al menos un millón de dólares. Y eso va a seguir siendo así. Sin embargo, a partir de 2024, en la inmensa mayoría de los casos en los que un juego cumpla los requisitos para que se le aplique la nueva medida, saldrá mucho más rentable actualizar a la versión premium para retrasar así el pago de esta tasa por nuevas instalaciones, incluso aunque los ingresos del juego se queden muy por debajo de ese umbral del millón. Por tanto, en comparación con la actualidad, en el futuro va a haber un mayor número de personas dispuestas a adquirir una suscripción Pro, lo que, sumado al cobro de la nueva cuota mensual, implica que el nivel de beneficios que obtendrá Unity Technologies será potencialmente mucho más elevado.
Del mismo modo, los responsables del motor aseguran que habrá descuentos en la tasa para quienes utilicen alguno de sus servicios (entre los que se mencionan varios en particular), por lo que muchas de las personas y empresas que sean usuarias de la plataforma se verán muy tentadas a implementarlos. Esto a su vez conllevará que un porcentaje de su base de usuarios acabe adentrándose aún más en el entorno de desarrollo de Unity, aumentando así la fidelidad de no pocos usuarios hacia la plataforma.
Asimismo, es necesario recordar que, aunque en la actualidad existen muchas alternativas a Unity (siendo la principal Godot), la inmensa mayoría suelen estar asociadas a entornos no profesionales y en muchos casos se encuentran limitadas tan solo a la creación de videojuegos en 2D, dejando de lado un importante segmento de la industria. En consecuencia, para quienes tengan la intención de crecer de forma profesional dentro del sector, sus dos opciones más viables (con mucha diferencia) siguen siendo Unity y Unreal Engine.
Y eso me lleva al último punto: esta nueva tasa por instalaciones no es tan diferente de lo que ya hace su principal competidor, Unreal Engine, que cobra un porcentaje del total de ingresos. Sí que es cierto que la implementación de la cuota es francamente horrible, al ligar los pagos al número de instalaciones, y que avisar con tan poco tiempo de margen ha sido una completa cagada. Pero, incluso con eso, no deja de ser una realidad que Unity sigue siendo 100% gratuito para quien obtenga beneficios anuales inferiores a 200.000 dólares y no llegue a las 200.000 instalaciones totales, lo que, unido a las ya mencionadas ventajas profesionales, puede suponer un factor de peso de cara a mucha gente que se encuentre indecisa.
Unity no es tan malo, al menos de momento
Por tanto, incluso teniendo en cuenta esta nueva tasa y sus potenciales implicaciones para la industria, Unity aún es una buena opción para quienes quieran desarrollar videojuegos, ya sea por afición o por vocación, pues, desde mi punto de vista, es el motor que mejor combina ambos mundos (aunque esto ahora mismo es bastante debatible, estando ahí Unreal). Por supuesto, la nueva medida lo hace, sin ningún lugar a dudas, peor de lo que era antes, pero eso no significa que de repente haya pasado de ser bastante bueno a un profundo desastre (aunque mi opinión podría cambiar si la lista de decisiones cuestionables de la compañía continúa aumentando).
Lo que sí creo, en cualquier caso, es que Unity Technologies debería aplicarle a su nueva tasa los dos cambios que he mencionado con anterioridad. El principal, descartar el sistema de pago por instalaciones, que es un absoluto despropósito y lo que más quebraderos de cabeza está causando (y va a seguir causando), y en su lugar establecer un modelo equivalente de porcentajes sobre el total de beneficios generados cada mes, a partir de que se cumplan los dos requisitos mínimos. Y el segundo cambio, retrasar la implementación de esta medida a 2025. Por supuesto, lo ideal sería que terminaran de recular del todo y dejaran el motor tal cual está en la actualidad, pero, la verdad sea dicha, parto de la base de que eso no va a ocurrir de ninguna de las maneras.
Por último, a modo de conclusión, soy consciente de que parte de lo que he escrito aquí puede ser en estos momentos bastante impopular. Sin embargo, creo también que este artículo tiene más posibilidades de aguantar el paso del tiempo que aquellos que pronostican la decadencia o el fin de Unity. Y, en el caso de que no sea así, asumiré con toda la humildad del mundo mi error, ya que, a fin de cuentas, no soy más que una persona expresando una opinión. Y es por eso por lo que os animo también a comentar la vuestra, tanto si estáis de acuerdo con lo que he dicho como si no, porque, al fin y al cabo, eso es lo que hace bonito el debate: la posibilidad de aprender mutuamente. Como siempre, ¡os leemos!
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