Si hay géneros que se han visto fortalecidos en los últimos años gracias a la irrupción de la escena independiente, uno de ellos es, sin lugar a dudas, el género de la simulación y gestión de recursos. Especialmente, en su vertiente rural. El testigo que cedió Harvest Moon a tantas y tantas IP sigue extendiéndose con propuestas que ya incluso atraen a grandes estudios a este género. Nintendo es una de las que más fuerte apuestan por ello, con un gran catálogo que se amplía cada vez más, y la última muestra es Fae Farm, un título que la gran N ha apoyado muy fuertemente en sus canales oficiales.
Desarrollado y distribuido por el estudio independiente canadiense Phoenix Labs, Fae Farm ha sido uno de los títulos más publicitados por la gran N en el último año, sin contar con sus propios proyectos, claro. Los aficionados al género han seguido muy atentos las novedades de este juego que impregna el concepto de la gestión de recursos de granja de una magia especial, en el sentido más literal de la palabra. ¿Cómo se complementa un mundo mágico con la vida cotidiana de un granjero en una pequeña aldea? Acompáñanos, te contamos nuestra experiencia en Azoria.
Azoria, sacudida por la magia silvestre
Tras configurar el aspecto y pronombres de nuestro personaje (sí, es totalmente inclusivo también en español) aparecemos en la isla de Azoria, un lugar que lleva mucho tiempo sin recibir a un nuevo visitante. El motivo son los extraños sucesos que afectan a su medio ambiente: peligrosos remolinos en el mar, neblina venenosa, ventiscas, volcanes… Todos ellos, con un denominador común: la magia silvestre, un poder arcano que los habitantes de la aldea no son capaces de dominar ni contener. A pesar de ello, la aldea se libra de estos fenómenos, y oportunamente, hay una pequeña granja disponible para nosotros.
Así es como los lugareños nos introducen en la aventura de Fae Farm y nos animan y ayudan a la hora de acondicionar el terreno virgen de la granja, repleto de matorrales, árboles, piedras y montículos de tierra. Por suerte, contamos con un arsenal de herramientas que nos permiten convertir ese terreno abandonado en un nuevo hogar acogedor y habitable en el que decorar, sembrar y construir. Y eso, sin contar con las minas del lugar, repletas de materiales la mar de útiles para adecentar nuestro hogar y conseguir subsistir económicamente. Todo, mientras intentamos buscar el origen de esa magia silvestre, y ayudar así a que el clima de toda la isla se estabilice.
Los primeros pasos en Fae Farm
Las primeras misiones de Fae Farm están enfocadas a familiarizarnos con sus particularidades. No tardamos en darnos cuenta de que, en cuanto a configuraciones y calidad de vida, este título resulta de lo más interesante. Las herramientas de granja se intercambian automáticamente entre sí: si tenemos delante un árbol, se activa el hacha; si es un terreno sembrado, la regadera. Lo mismo sucede con hoz, pala y pico. Cosa aparte son la caña de pescar y la red cazabichos, así como la varita mágica, pero igualmente, cambiar de herramienta es súper sencillo e intuitivo.
Mención aparte merece el cobertizo de nuestra granja. Aparte de tener espacio infinito, el juego lee lo que tenemos dentro y, a la hora de fabricar algún mueble o herramienta, no necesitamos tener los ingredientes en nuestro inventario. Con tenerlos en el cobertizo, es suficiente. Además, cuando desbloqueamos el resto de granjas disponibles a lo largo del mapa, también podemos acceder a todo nuestro inventario desde sus respectivos cobertizos. Un punto muy a favor del juego: no escatima en comodidad y facilidad a la hora de acumular materiales y fabricar recursos.
Fabricando y decorando
La agricultura no es el único quehacer con el que contamos en nuestra granja. Cultivar semillas y obtener cultivos de temporada y mágicos es importante, pero también lo es la caza de bichos, la pesca o la crianza de animales. Es necesario abordarlo todo para poder obtener materiales con los que, no sólo adecentar y decorar nuestra casa, sino también construir distintos instrumentos de creación como bancos de jardín para obtener semillas, aserraderos para trabajar la madera o fogones para cocinar. ¡Incluso un caldero para hacer pociones! Fae Farm nos motiva constantemente a través de la creación de todas estas herramientas, ofreciéndonos un ritmo de desbloqueo en el que siempre hay cosas que hacer.
Por tanto, prácticamente todo lo que conseguimos dentro o fuera de la granja tiene su utilidad y sus posibilidades de manufactura. Pescados y bichos pueden procesarse para obtener comida o materiales para pociones; las frutas y verduras que recolectamos sirven para fabricar platos más elaborados; los matorrales, para alimentar a los animales o fabricar otras cosas; y sin los animales, es imposible obtener productos como la leche, los huevos, el algodón o la lana. No hay día en Azoria que no tenga algo que ofrecernos, gracias a las múltiples y constantes opciones con las que contamos casi desde el principio. Ya sea para decorar o para vender, siempre hay algo.
Paseando por Azoria
¿Qué nos espera fuera de nuestra granja? en primer lugar, contamos con una aldea llena de actividad. Decenas de personajes con los que hablar y relacionarnos, varias tiendas para comprar semillas, plantones de árbol, mejorar nuestras herramientas o nuestra mochila, aumentar el tamaño de nuestra casa o, simplemente, comprar ropa bonita o suelos y paredes para decorar nuestro hogar a nuestro gusto. Eso al margen de las distintas misiones de trabajo, de amistad o de romance que nos encargan los personajes. Porque, claro, tenemos opciones de romance. El aspecto social es algo bastante accesorio, pero está ahí para que lo exploremos en la medida que nos apetezca.
Más allá de la aldea, la progresión en la aventura nos va permitiendo acceder a lugares nuevos, distintos biomas en los que podemos recolectar distintos materiales y recursos, pero también encontrar nuevos bichos que cazar, nuevos peces que pescar y nuevos personajes con los que relacionarnos. Y, sobre todo, las minas, que son el principal medidor de progresión del juego, y que tenemos que ir desbloqueando de una en una para avanzar en la historia. Unas minas que merecen mención aparte, ya que son, probablemente, el aspecto más importante de Fae Farm.
La minería se roba el protagonismo en Fae Farm
En Fae Farm, las minas cumplen una función análoga a, por ejemplo, las mazmorras en Zelda. Si bien es cierto que fuera de ellas contamos con bastantes tareas y cosas que hacer, la historia principal, de alrededor de 25 horas de duración, nos impulsa a pasar en ellas una gran parte del tiempo. Cada una está habitada por una poderosa fuente de magia silvestre, por lo que tenemos que encontrar esa fuente para solucionar los problemas de la isla. Aparte, obvio, recoger minerales y gemas para mejorar nuestro equipamiento y fabricar sellos (ponemos un pin aquí y volvemos más adelante) y luchar contra los interesantísimos batidiablillos, los enemigos principales del juego.
El combate con los batidiablillos es algo por lo que pasar casi de puntillas. No es especialmente complejo, ni lo pretende. La emprendemos a golpes con ellos, y tratamos de que ellos no nos den. Hay más de una decena de batidiablillos diferentes, cada uno con sus particularidades ofensivas. Es fácil leer sus ataques, ya que la pantalla nos muestra con tiempo dónde van a impactar, por lo que basta con no ir dando golpes a lo loco para darles su merecido y no sufrir demasiado. Atacamos con nuestra varita mágica, que comienza sin hechizos, pero los va desbloqueando a medida que avanzamos en la aventura.
Mazmorras con sello propio
Al contrario de lo que se pueda pensar, las minas de Fae Farm no son simples biomas clónicos. Cada una tiene su propia personalidad propia y sus mecánicas particulares. En la primera, minar nos sirve para encontrar el botón de apertura de la puerta a la siguiente planta. En la segunda, en lugar de eso, debemos encontrar dos llamas. Y en la tercera y última, encontrar una llama y llevarla a su pedestal antes de que el tiempo se agote. Aparte, es necesario llevar pociones para resistir el ambiente venenoso o ardiente en la segunda y en la tercera. Estos detalles dan un toque propio a cada una de ellas, en vez de ser una simple sucesión de habitaciones en la que sólo cambian la estética y los materiales recolectables.
Por último, y más importante, está el tema de los sellos. Los minerales y gemas nos permiten fabricar sellos que, al colocarse en los pedestales de cada planta de las minas, nos permiten abrir automáticamente la puerta a la siguiente planta y activar a su vez un punto de viaje rápido que nos permite retomar la exploración de la cueva al día siguiente en el mismo punto en el que hemos colocado el sello. Así es como el título nos motiva a explorar y recolectar, y nos premia esa recolección facilitándonos el avance en intentos sucesivos. Además, hay sellos especiales que, colocados en los pedestales repartidos por la isla de Azoria, nos sirven también para hacer viaje rápido por toda su geografía.
Mejorando nuestra vida en la isla
Fae Farm cuenta con varios sistemas de progresión. Cada una de las distintas acciones que llevamos a cabo (caza, pesca, siembra, siega, minería, lucha contra monstruos, cocina, etc) cuenta con su propia línea de crecimiento, en la que ganamos experiencia y subimos de nivel. A medida que aumentamos nuestro nivel, mejoran nuestras aptitudes en dicha opción, aumentando las posibilidades de obtener más recursos, o realizar la acción consumiendo menos energía. Y, en algunos casos, es necesario alcanzar cierto nivel para desbloquear nuevas herramientas o nuevas semillas a sembrar.
En cuanto a las propias estadísticas del personaje (vida, energía y maná), su sistema de progresión es bastante particular. Está ligado por completo a lo acogedora que es nuestra casa. Cada estadística tiene asociado un set de muebles, y es necesario fabricar dichos muebles y colocarlos en nuestra casa para que nuestro hogar sea más acogedor. Esto, al final del día, se traduce en que nuestro personaje comienza su jornada con una barra de vida, de energía o de maná más grande. Así es como Fae Farm enlaza a la perfección el aspecto decorativo con la progresión de personaje. ¿Quieres arrasar con monstruos y materiales en las minas? Vale, pero no sin antes dejar la casa bien bonita, mi ciela.
Fae Farm no sería lo que es sin su magia
Casi todo lo comentado hasta ahora entra en los parámetros habituales del género, pero hay un aspecto que hace de Fae Farm una experiencia distinta: el halo mágico que lo envuelve. Este halo se nota por todas partes: en los personajes de la isla, en algunas de las criaturas que la habitan, en la varita mágica que hace las veces de instrumento de combate y que va adquiriendo poderes que influyen en la exploración y en la pelea, y en la Destreza Mágica, una habilidad especial y única de cada una de nuestras herramientas de trabajo.
Cuando mejoramos nuestro hacha, pico, pala, hoz y regadera con lingotes de hierro, obtienen un poder llamado Destreza Mágica, que nos ayuda a hacer nuestro trabajo más eficiente. La destreza mágica nos permite efectuar movimientos en área que nos sirven para talar, segar, picar, excavar y regar con mucha más rapidez, ahorrando energía y consumiendo maná. Es una habilidad que da un toque mágico hasta a los aspectos más cotidianos del juego, y que resulta muy útil cuando queremos optimizar la recolección de recursos.
Solos, o bien acompañados
Todo lo que hemos comentado anteriormente se extiende de forma natural a los modos multijugador. Nuestra partida tiene asignado un nombre de mundo, y a través de nuestro nombre de usuario, podemos disfrutar de la experiencia en compañía. Para ello, contamos con dos opciones: el modo multijugador local, en el que la cercanía de nuestras Nintendo Switch es todo lo que necesitamos para recibir visitas a nuestro mundo o viajar a los mundos de nuestros amigos, hasta un total de 4 jugadores, y el modo multijugador online, en el que se requiere conexión a internet.
Así pues, el abanico de posibilidades se abre considerablemente. Tenemos la opción de simplemente recibir a gente en nuestra isla individual, o incluso crear una isla adicional en la que jugar de forma cooperativa con nuestros amigos, y así tener nuestro progreso individual por un lado y partidas colaborativas de forma independiente. Disfrutar de Fae Farm es algo que se puede hacer del modo al que cada uno más disfrute, ya sea solo o acompañado por amigos o familia.
Los aspectos a mejorar de Fae Farm
Si bien Fae Farm tiene muchos aspectos en los que roza la excelencia, también es cierto que hay aspectos a mejorar. El primero, y más básico, es el menú de construcción y de movimiento de muebles. Resulta bastante incómodo y tosco, y en ocasiones, mover objetos de nuestro jardín o casa es un poco engorroso. Los controles de este menú agradecerían un empujoncito para mejorar en calidad de vida, un aspecto en el que el juego brilla en el resto de sus sectores.
Otro pequeño problema es que no logra enfocar de forma adecuada sus apartados tutoriales. Hay cosas importantísimas, como el método para conseguir cultivos de temporada o la forma de usar la Destreza Mágica, que se explican muy de pasada, o que hay que bucear en menús para comprender bien. ¡Quizá nuestra guía te venga bien! El rendimiento, a su vez, cae ligeramente en los compases finales de la aventura, y existe algún que otro bug visual que resulta más cómico que molesto, por suerte.
Por último, y esto es ya un apartado dedicado a los más veteranos en el género, es posible que la estructura de la progresión no convenza a todos los jugadores. La aventura se vuelca casi por completo sobre la exploración en las minas, y todo lo demás se siente, en muchas ocasiones, como accesorio a esto. Puede que haya jugadores que echen de menos un reparto más proporcionado de la importancia de caza, pesca, recolección, construcción, minería y aspectos sociales.
Al margen de esto, el resultado es más que aceptable. El estilo artístico del juego casa a la perfección con su aura mágica, y es muy cómodo de jugar tanto en el modo sobremesa como en el modo portátil de Nintendo Switch. Lo mismo sucede con la banda sonora, que encaja como un guante y que sabe ponerse intensa cuando toca, con melodías muy simpáticas y agradables, con mención especial a la música de combate de cada cueva.
Fae Farm – Nintendo Switch. Posiblemente, el juego de granja del año en la híbrida
Fae Farm es un firme candidato a llevarse el premio imaginario de mejor juego de granja de 2023 en Nintendo Switch. Su toque mágico le da una personalidad única, y la atención a la calidad de vida en los menús de fabricación y de selección de objetos es totalmente excelente. Siempre te da algo que hacer, te motiva a hacer todas las misiones y recados posibles, y deja en tu mano la posibilidad de diseñar y gestionar, no uno ni dos, sino varios terrenos de granja. Un pozo de horas del que los más fans del género difícilmente querrán salir… Siempre y cuando no les resulte demasiado pesada la vital importancia de las minas.
Hemos analizado Fae Farm gracias a un código digital proporcionado por Nintendo. Versión analizada: 1.3.1
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