A principios de noviembre de 2022 se lanzaba uno de los metroidvania más desafiantes y adictivos del excelso catálogo de Nintendo Switch. No hablamos de otro que de Aeterna Noctis (aquí nuestro análisis). Un título con el que los talaveranos de Aeternum Game Studios lograban situarse de un plumazo en lo más alto del panorama videojueguil español e internacional. Algo, por otro lado, tremendamente lógico a tenor del gran talento de un equipo multidisciplinar con el que ya tuvimos el placer de charlar en nuestra sección NextNtrevistando. En esta ocasión, regresamos a la, otrora, esplendorosa tierra de Aeterna con una precuela que espera ampliar dicho universo añadiendo un claro componente roguelite: Summum Aeterna. A continuación, compartimos nuestro análisis para Nintendo Switch.
Una historia con claroscuros
Summum Aeterna nos vuelve a poner en la piel del Rey de la Oscuridad. Un despiadado y carismático señor de la guerra que gobierna con férreo control Aeterna en una de sus épocas más convulsas. Ya ya, muchos os estaréis preguntando cómo este señor no se parece al que controlábamos en Aeterna Noctis. Sencillo. Aunque dicho monarca también se encuentra sujeto a la maldición de la vida eterna y a compaginar trono con la Reina de la Luz, no se trata del mismo personaje. Y es que nos encontramos ante otro ciclo que se sitúa, a modo de precuela, antes de los hechos acontecidos en la ópera prima de Aeternum Game Studios.
Y ya. Una de las principales señas de identidad de Summum Aeterna es su propuesta narrativa más dinámica, pero menos hilvanada. Al menos canónicamente hablando. Ejemplo claro de ello lo tenemos con el hecho de que ni siquiera contemos con vídeo introductorio. Y es que lo que vamos conociendo de esta nueva historia, y del lore de Aeterna, llega de la mano de las conversaciones con los NPCs o jefes.
En este aspecto se nos presenta un delicioso guión que hace alusión a múltiples aspectos de la cultura popular en general y de los videojuegos en particular. Con guiños a sagas que van desde Castlevania hasta Dragon Ball. Por mencionar sólo algunos de los más destacados. Sí, lo que aquí se esconde es una pequeña gran oda a los videojuegos. Y no lo hace de cualquier forma, no en vano el humor afilado del señor de la Oscuridad hace que en más de una ocasión se nos dibuje una sonrisa de oreja a oreja.
Un roguelite con poco de lite
A partir de aquí lo que se nos presenta es un basto territorio que explorar plagado de retos, tesoros, cientos de enemigos y desafiantes jefes. La estructura que se abre ante nosotros es la clásica del género roguelite. Contamos con una base de operaciones en la que vamos desbloqueando diversas posibilidades con las que mejorar a nuestro personaje. Pudiendo, por otro lado, acceder a una serie de portales a mundos generados proceduralmente. Conviene tener en cuenta que nuestras primeras incursiones han sido un verdadero reto de proporciones bíblicas en el que la partida a penas duraba unos minutos. No obstante, que nadie desespere, la curva de dificultad, aunque inversa, se siente bastante justa y equilibrada. Y es que conforme vamos progresando, y mejorando las estadísticas, habilidades y equipación, a nuestro personaje la cosa se hace mucho más llevadera.
Sastre propio para mejorar las estadísticas de nuestro equipamiento, una forja en la que evolucionar las armas existentes (lingotes), árbol primigenio con mejoras pasivas (savia), cartas con determinados condicionantes, una suerte de ruleta de la fortuna con la muerte como presentador, diversas habilidades (materia oscura), etc. La verdad es que las capacidades de mejora y progresión de nuestro personaje resultan tan surtidas y variadas como espectaculares. Algo que se va notando, de forma progresiva, pero realmente palpable, en cada nueva sesión de juego.
Con alma de vania
Mecánica y jugablemente hablando Summum Aeterna mantiene la esencia jugable del mismísimo Aeterna Noctis. Aunque es cierto que, al generarse proceduralmente, el mapa ha perdido profundidad, encontrándonos pasillos sin salida ni utilidad, y las secciones de plataformas no llegan a presentarnos desafíos tan elevados como en su predecesor. Es algo que toca asumir dado el género que aquí nos ocupa. No obstante, nos seguimos encontrando ante un título de acción y plataformas en 2D (scroll lateral) en toda regla.
Contamos con tres variedades de armas a nuestra disposición (guadaña, espada y pistola), cada una con sus virtudes y defectos. Por otro lado, nuestro personaje dispone de los movimientos habituales. Salto, dash, ataque, + ataque especial… Un surtido más que suficiente para acabar con el amplio repertorio de enemigos, cada uno con sus patrones de combate específicos, presentes a lo largo y ancho de la aventura.
Conviene mencionar que, más allá del bestiario base del juego, el verdadero reto lo encontramos con los jefes finales. Y es que, ya se trate de conquistadores de planetas a lo Freezer, vampiros ciertamente familiares o acólitos de alguna diosa olvidada, todos ellos presentan las suficientes particularidades como para hacérnoslas pasar canutas. ¿La diferencia? Si aquí caemos toca empezar desde el principio. A pesar de ello, repetimos, que nadie desespere. A medida que hemos ido evolucionando a su oscura magestuosidad también hemos ido adquiriendo habilidades y recursos con los que derrotarlos con relativa facilidad. Ojo, tampoco hemos dicho que resulte un camino de rosas.
Un multiverso de semillas
Alcanzamos el punto neurálgico de este texto. El eje tractor de todo Summum Aeterna: el sistema de creación y germinación de semillas. No en vano, dichas semillas se erigen como receptáculos de un número infinito de mundos. Pudiendo ser adquiridas tras derrotar enemigos o simplemente abriendo cofres. Y sí, cada una de ellas cuenta con las suficientes singularidades como para hacernos sentir que cada run es, pese a su corta duración (al menos inicialmente), única e irrepetible. Como curiosidad, contamos con una tabla de clasificación multijugador y multiplataforma donde se registran la semillas de mayor nivel completadas en el menor tiempo posible.
Y la cosa no se queda ahí. No en vano, el juego nos permite desde modificar las propiedades (genes) de una semilla concreta hasta incluso combinar varias entre sí. Pudiendo, y aquí radica una de las grandes virtudes de Summum Aeterna, crear un pequeño «mundo» que se amolde a nuestras capacidades o a nuestro nivel de exigencia. No voy a negar que se me han ido las horas fusionando, destruyendo o mutando semillas para intentar obtener los parámetros adecuados que andaba buscando en cada momento. Sin ningún atisbo de duda, nos encontramos ante todo un acierto que aporta frescura, dinamismo y originalidad.
Por si fuera poco, las propiedades de cada semilla, comprobables a simple vista en el propio menú del semillero, nos permiten aumentar la probabilidad de aparición de determinados eventos o elementos. Contando con zonas donde comprar armas o joyas para mejorarlas y un sinfín de sorpresas y condicionantes que tampoco vamos a desvelaros en estas líneas. Todo ello sin olvidar ese toque de estrategia. No en vano, a pesar de generar las estancias proceduralmente, llega un momento en el que ciertos patrones nos los conocemos casi de memoria. Algo que también nos ayuda a plantear cada incursión jugable.
La variedad de builds a nuestra disposición resulta aquí tan variada como nuestra propia imaginación. Y ello es algo que mola mucho. Que podamos teletransportarnos en un instante a cada sala del mundo en cuestión es otro aliciente que aporta aún mayor dinamismo e inmediatez a la experiencia. Eso sí, que nadie espere mapas realmente kilométricos.
Un título con mucho arte
Artísticamente Summum Aeterna no se queda atrás. Y es que la dirección de arte ha logrado despuntar con entornos en 2D realmente vistosos y coloridos. Contando tanto con localizaciones que harán las delicias de los fans de la saga como con otras totalmente inéditas. Por otro lado, la gran variedad de personajes y enemigos, todos ellos con un impecable, y laborioso, trabajo de dibujado a mano y la variedad de animaciones y efectos visuales hacen que la experiencia entre por los ojos de principio a fin. Para rematar, el rendimiento del juego es más que correcto. El título no se resiente ni en el dock ni en modo portátil (60 FPS bastante estables). Eso sí, la experiencia se siente un pelín más borrosa con la consola entre las manos.
En el reverso de la balanza, la gestión, y elaboración, procedural de los escenarios hace que perdamos algo de profundidad. Encontrándonos momentos en los que recorremos largos pasillos para toparnos de bruces con una pared. Es algo inevitable. No en vano, aunque es cierto que la durabilidad de este título es casi infinita, el reciclado de elementos y la simple probabilidad hacen que dicha aleatoriedad puede acabar resultando demasiado familiar y, hasta cierto punto, repetitiva. ¿Es un defecto de Summum Aeterna? Para nada, más bien es un rasgo característico de todos los roguelite.
En términos sonoros la labor de ambientación e instrumentalización realizada por Juan Ignacio Teruel Torres vuelve a ser brutal. Desde armoniosos temas de acompañamiento en las zonas centrales, hasta pistas impregnadas de solemnidad para zonas especiales o composiciones de mayor epicidad destinadas a los enfrentamientos con los jefes. En total, Summum Aeterna cuenta con alrededor de 30 composiciones que fusionan metal, rock y música clásica en un delicioso cóctel para los oídos. Los efectos no se quedan atrás. Eso sí, en un par de ocasiones hemos sufrido un bug en el que dichos efectos enmudecían por completo. Algo que imaginamos quedará solventado en futuros parches.
Summum Aeterna – Todo un original, adictivo y desafiante roguelite
Summum Aeterna se erige desde ya como uno de los roguelite más desafiantes, frescos y divertidos del titánico catálogo de Nintendo Switch. Una jugabilidad excelentemente medida, un sistema de progresión complicado en los primeros minutos de juego, pero justo, el sistema de semillas y generación procedural de escenarios y multitud de toques RPG con los que mejorar nuestro personaje sustentan los pilares de un título que engancha de principio a fin. Y es que no todos los días se nos permite dar forma a nuestra propia aventura. Para poner la guinda al pastel, nos encontramos ante una propuesta que entra por los ojos, y oídos, gracias a un apartado artístico sumamente cuidado.
En definitiva, pese a tratarse de una apuesta diametralmente opuesta a Aeterna Noctis, al menos en apariencia, Summum Aeterna se corona, nunca mejor dicho, como un título que fusiona con gran acierto las plataformas, la acción más frenética, un adictivo apartado jugable y un original y divertido sistema procedural basado en la germinación de semillas.
Hemos analizado Summum Aeterna gracias a un código digital cedido por Aeternum Game Studios. Versión analizada: 1.2.1.
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