Me gustaría empezar este texto haciendo mención a dos juegos: «Link: The Faces of Evil» y «Zelda: The Wand of Gamelon». ¿Sabéis el meme ese de Mr. Increíble donde sale sonriendo y al lado sale él con cara de consternación y abajo pone «el que sabe» y «el que no sabe»? Al leer el nombre de esos dos juegos seguro que habéis puesto una de las dos expresiones del meme, en función de si sabéis de lo que os hablo o de lo que no. Para los segundos, os recomiendo que echéis un vistazo a este artículo para conocer un poco más acerca de dos de los juegos oficiales (aunque no son canónicos) más desconocidos de la saga Zelda. Pero para resumir mucho, en los 90 Nintendo dejó tirada a Philips en un trato comercial y como compensación les cedió cinco de sus licencias para hacer juegos para su reproductor de CDs con posibilidad de ejecutar juegos llamado Philips CD-i. De ahí nacieron Hotel Mario y los tres juegos de Zelda, siendo los más famosos y recordados «The Faces of Evil» y «The Wand of Gamelon». ¿Por su calidad? Va a ser que no. Estos tres juegos son infames debido a un gameplay muy poco pulido, que se hacía aún más cuesta arriba si jugabas con el mando de la consola, que era un mando preparado para un reproductor multimedia, tener el presupuesto de desarrollo equivalente a lo que cuestan tres bolsas de pipas y contar con animaciones echas por un estudio ruso compuesto por seis personas con «distintos grados de experiencia». Y así salieron los juegos.
¿Y lo mejor de todo? Es que de alguna forma los juegos triunfaron. No a nivel comercial, pero sí a nivel de memes. Con los primeros pasos de YouTube, muchas personas alrededor del mundo comenzaron el movimiento YouTube Poop, que consistía en usar fragmentos de animaciones y despojarles de todo el sentido, darles la vuelta y crear otro tipo de contenido completamente distinto al original completamente bastardeado. Y fue entonces cuando las animaciones de estos Zelda ganaron popularidad y se volvieron en uno de los primeros fenómenos virales de la plataforma de Google. ¿Y a qué viene esta clase de historia? Pues a que sin venir a cuento y sin que nadie se parase a pensar si era buena idea, desde Seedy Eye Software decidieron desarrollar Arzette: The Jewel of Faramore, un título cuyo objetivo es homenajear y servir de secuela espiritual de los juegos de CD-i. ¿Por qué querría nadie hacer algo así? Sinceramente, no lo sé, pero, ¿sabéis qué? Lo consigue y por el camino han desarrollado un juego bastante bueno.
Mucho más que una parodia
Desde siempre me ha fascinado los desarrolladores que, teniendo a su disposición la tecnología y facilidades de hoy en día, deciden hacer juegos con limitaciones autoimpuestas. Fruto de estos desafíos siguen saliendo a día de hoy juegos que pueden ejecutarse nativamente en consolas antiguas como la NES o SNES o en la consola ficticia Pico-8 o la consola con manivela Playdate. Sin embargo, jamás había visto que alguien decidiese imponerse a sí mismo la tarea de hacer un juego que se sintiese en todos los aspectos (ninguno bueno) como uno de la Philips CD-i, llamándome la atención automáticamente desde que se presentó el año pasado.
Las primeras impresiones de Arzette: The Jewel of Faramore engañan y eso que pone todas las cartas sobre la mesa desde el primer momento. En la introducción se cuenta con imágenes estáticas como Arzette y un bardo — que para nada recuerda a nadie ;) — consiguieron encerrar al malvado demonio Daimur en un libro y como ha conseguido escapar para vengarse del reino. Lo siguiente que se nos muestra es la primera de muchas, muchísimas, animaciones al más puro estilo de CD-i, con la «calidad» que cabría de esperar: transiciones raras, expresiones y gestos ultra exagerados, deformaciones, una dirección de arte cuestionable y una actuación de voz aún más cuestionable. Pero a diferencia de los juegos de 1993, aquí no es fruto de las circunstancias, sino completamente intencional, pues desde el principio del proyecto se ha vuelto a contar con Rob Dunlavey para la dirección artística y con Jeffrey Rath y Bonniejean Wilbur, todos miembros del equipo original.
El gameplay también logra imitar a la perfección al de aquellos juegos, siendo un juego de plataformas y acción de scroll lateral con animaciones un tanto ortopédicas y raras y escenarios dibujados a mano con proporciones aún más raras que no guardan coherencia ninguna con el entorno o personajes que los pueblan. ¡Incluso la música recuerda a la de los juegos de la consola de Philips! La sensación es la de estar jugando a un nuevo juego de la misma, lanzado en 2024. Pero la parodia y el homenaje acaban ahí.
Esconder algo valioso en un envoltorio muy cutre
Sorprende, para bien, que conforme más te adentras en Arzette: The Jewel of Faramore empiezas a apreciar el diseño de niveles, la colocación de los coleccionables, power-ups, barreras y la estructura de las distintas fases. Todo está colocado con un muy buen diseño de niveles, obligando a darle varias pasadas a todas las fases conforme vamos consiguiendo nuevos poderes que nos abren nuevos caminos, donde conseguir otra herramienta con la que avanzar o un objeto que nos permite completar una de las misiones que nos ha dado algún NPC en la ciudad. Eso hace que la progresión de Arzette sea constante y se note como lo que al principio suponía un desafío (el juego en dificultad normal no es precisamente fácil), acaba siendo una trivialidad, ya sea porque estamos mucho más preparados para el combate o tenemos mejoras que nos permiten tomar alguno de caminos ocultos y alternativos.
Cuando me quise dar cuenta, lo que empezó siendo un juego que me llamaba la curiosidad por lo extravagante que era el concepto, terminó siendo un juego con el que me lo he pasado francamente bien por su jugabilidad, su diseño y, por supuesto, las animaciones tan cutrongas que terminan haciendo gracia de lo exageradas que son y su carencia de sentido. Definitivamente, hay que felicitar al reducido equipo de Seedy Eye Software, por hacer un juego que tiene todos los puntos débiles de los títulos a los que homenajea, darles la vuelta para hacerlos sus puntos fuertes, simplemente parándose a mirar en que fallaban los originales en cuanto a su jugabilidad, mejorarlo y mantener todas las cosas por las que los juegos se hicieron infamemente famosos.
Otra cosa en la que emula a los juegos originales en su duración. He tardado unas 4 horas en conseguir pasarme el juego con un 90% de los coleccionables y misiones hechas. La vida del juego se alarga un poquito gracia a sus tres niveles de dificultad y a un modo Boss Rush, que se desbloquea al finalizar la aventura, pero es un extra que apenas alarga la vida del juego unos minutos. Pero en mi opinión, el juego no dura poco. Alargarlo sin sentido, por el mero hecho de alargarlo, lo harían una obra peor. Dura lo que tiene que durar para que el chiste, el homenaje y el juego de plataformas no se hagan pesado y puedan ofrecer todo lo que tienen sin llegar a cansar.
Arzette: The Jewel of Faramore — Bebe de los originales para hacer más que un homenaje
Arzette: The Jewel of Faramore ha sido una grata sorpresa. Es una vuelta a un pasado al que sigo sin estar seguro de si habría que volver, pero al menos es la mejor vuelta posible. Lejos de ser simplemente el homenaje a un chiste, se las apaña para crear un juego de plataformas y acción más que competente que, de haber salido en la época de la Super Nintendo, estoy seguro de que habría tenido bastantes fans a día de hoy simplemente por su jugabilidad y diseño de misiones y niveles.
Hemos analizado Arzette: The Jewel of Faramore gracias a un código digital cedido por Seedy Eye Software. Versión analizada: 1.2.0
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