Que F-Zero X sentó un precedente y ha dejado un hueco grande aún por cubrir es un hecho innegable. El rey de las carreras futuristas en vehículos antigravitatorios que circulan a toda velocidad, a través de entornos que se mueven entre lo distópico y lo irreal, ha tenido una sombra alargada de juegos que se han inspirado en esa esencia y a la vez han tomado su propio camino y giro de tuerca. Centrándonos en la época más actual tenemos varios contendientes que aspiran a, al menos, ocupar su hueco en el corazoncito de los fans más acérrimos de esa saga que la Gran N por el momento mantiene guardada en el baúl de los recuerdos, como Fast RMX, o Redout. Este último en particular, desarrollado por 34BigThings, optó a su vez por una estética de lo más colorida y unos vehículos que recuerdan a las vainas de Star Wars Episodio I La Amenaza Fantasma, y lo cierto es que obtuvo buena acogida, tanto es así que sacaron una versión aparte con el sobrenombre Space Assault, y finalmente, tras una espera más alargada de lo que en principio se esperaba, una segunda parte oficial bajo el nombre de Redout II.
¿Y qué presenta nuevo esta secuela, qué novedades justifican su regreso a la consola híbrida? Pues eso es lo que vamos a tener oportunidad de comprobar a través del siguiente análisis:
Una galaxia rediseñada como un conjunto de circuitos futuristas
Redout II es un juego de carreras futuristas de alta velocidad, es decir sigue siéndolo respecto a su predecesor. Pero, a diferencia de como suelen ser los arcades de carreras, que se centran en ofrecernos una serie de pistas repartidas en copas que hay que superar y si acaso incluir contenido desbloqueable en forma de más personajes, escenarios o complementos visuales, en el caso de este arcade incluye una historia detrás, y no sólo a nivel general en forma de trama de trasfondo, sino incluso detrás de cada circuito, contándonos información sobre su creador (ficticio) y orígenes.
Cada una de dichas pistas está representada con una mezcla de cromo de neón, cristal y una amplia gama de colores, tan brillantes y bonitos que a veces parece casi como sacado de un sueño. Incluso cuando vamos corriendo a velocidades ultrasónicas, parece que nos sumergimos en un vórtice de colores difuminados de lo más llamativo acompañándonos en todo momento a nuestro alrededor. El problema es que a veces hace bastante tentador dejar de mirar la pista para apreciar el escenario que nos rodea, eso sí, no es lo más recomendable, si no queremos estamparnos contra los quitamiedos o caernos al vacío en un abrir y cerrar de ojos.
Pero volviendo a la historia que envuelve al juego. Los circuitos se extienden a través de montones de lugares únicos, basados en escenarios de lugares reales del mundo, pero bajo una perspectiva futurista: La montaña Fuji, El Cairo, la Fosa de las Marianas, Tokio, la Luna e incluso un agujero negro (un sitio no precisamente recomendable para echarse unas carreras, pero bueno). En conjunto todos los circuitos son impresionantes a nivel visual. Aunque solo sea por eso, merece la pena recorrerlos lentamente para apreciar todo el esfuerzo que se ha invertido en la creación de cada nivel.
Como decíamos, todos los lugares donde se ubican los circuitos se presentan con una breve historia sobre su origen. Estas introducciones despliegan un interesante mundo de fantasía futurista, que a diferencia de lo que suele ser costumbre, no es nada postapocalíptico. Toda la galaxia se convirtió básicamente en un proyecto de desarrollo de carreras con esteroides por un puñado de multimillonarios. Cada área fue creada gracias a la inversión de un multimillonario específicamente nombrado, cuyos motivos, personalidad e intenciones son completamente desconocidos, aunque también es posible que se deba a un mero capricho.
Es una pena que no se haya desarrollado algo más esa historia, con algo más de intriga por lo menos en cuanto a los orígenes de cada circuito , podría haber dado lugar a algunos ganchos increíbles con una historia más amplia y profunda. Por ejemplo, al entrar en la Fosa de las Marianas por primera vez, se nos explica que en el pasado hubo una Guerra Mundial del Agua, pero lamentablemente, no se aporta más información sobre eso.
En ciertos momentos da por pensar que estos escenarios podrían dar más juego en un RPG que en uno de carreras, porque de este modo tendríamos oportunidad ver las partes más interesantes de los mismos o explorar esa serie de mundo tan bonitos. Estando sujetos a una pista de carreras, apenas hay tiempo para mirar nada más mientras avanzamos a toda velocidad y tratando de no estamparnos contra las paredes. En definitiva, lo que podría haber sido una oportunidad para una fantástica campaña para un solo jugador se reduce simplemente a a una serie de postales animadas con una reseña histórica en el reverso a modo de introducción de cada circuito.
Esta nave de carreras no es fácil de controlar
Una jugabilidad retadora puede ser un aliciente interesante para no pillarle el tranquillo demasiado rápido y que un juego se vuelva demasiado fácil, sin embargo, una jugabilidad en exceso desafiante sí que puede ser un problema. Aunque ya desde el primer Redout quedó claro que el tipo de carreras que propone están pensados para ser implacables -conocida su elevada dificultad-, esa primera entrega palidece en comparación con lo despiadado que puede resultar Redout II para el público con menos experiencia. Ya desde el propio tutorial, el juego parece esperar que realicemos movimientos de lo más precisos mientras nos desplazamos a velocidades ridículamente altas. Y es que no nos tenemos que limitar a mantener el stick en una dirección para girar y ya, sino que también debemos controlar el grado de inclinación de la nave en función de la posición de la pista, porque o podemos empezar a raspar contra la pista o salir volando de la misma en cuestión de segundos al menor despiste y acabar explotando en una bonita y frustrante lluvia de trozos de neón. Esta férrea precisión crea una enorme curva de aprendizaje desde el principio, lo que puede desalentar un poco.
Podemos jugar tanto con los Joy-Con como con un mando Pro. El botón A lo usamos para acelerar y el B para frenar. Los botones X e Y se usan para activar potenciadores y realizar giros más pronunciados, respectivamente. Parte de lo que dificulta cogerle el manejo a Redout II es controlar nuestra nave con dos sticks. Tenemos que utilizar el stick izquierdo para girar y el derecho para inclinar el vehículo. Los tutoriales no explican muy bien cuándo debemos hacer cualquiera de estas cosas, por lo que a veces resulta un tanto confuso. La única noción que está más o menos clara es el cabeceo, que consiste en inclinar el stick derecho hacia arriba o hacia abajo para adaptarse a la curva de la pista. Elegir si hay que girar, ametrallar o hacer ambas cosas es muy difícil. No hay indicadores que sugieran qué es más apropiado en cualquier parte de la carrera, y para cuando creemos tenerle más o menos el manejo, el resto de competidores ya están algo lejos como para darles alcance.
Sólo hay una forma de hacer el juego más fácil, y es ajustar el nivel de dificultad, el problema sin embargo, es que el nivel de dificultad sólo puede cambiarse una vez completado el tutorial. Hasta entonces, está permanentemente bloqueado en una dificultad difícil. Se trata de una extraña restricción que puede acabar haciendo desistir a quien tenga menos paciencia.
La banda sonora de Redout II es otra característica destacada del juego. La música es trepidante y enérgica, y complementa a la perfección la acción de las carreras de alta velocidad. Los efectos de sonido, son los como ruidos de motor, colisiones y activaciones de potenciadores. Los efectos de sonido están bien diseñados y añaden un nivel extra de inmersión a la experiencia de las carreras.
En la variedad está el gusto
Aunque, como suele ocurrir en los juegos de carreras, Redout II se centra sobre todo en las carreras a alta velocidad, el juego también ofrece una gran variedad de modos de juego, como carreras de campeonato, carreras individuales, contrarreloj y multijugador. El modo campeonato nos permite progresar a través de una serie de carreras, desbloqueando nuevas pistas y vehículos a medida que avanzamos con éxito. Las carreras individuales nos permiten competir en cualquier circuito desbloqueado con cualquier vehículo desbloqueado, mientras que el contrarreloj ofrece la oportunidad de competir contra el reloj para lograr los mejores tiempos de vuelta posibles.
Un poco a semejanza de lo que ya nos tenía acostumbrados la saga F-Zero, Redout II hace uso de un sistema de «resistencia». A medida que corremos, la resistencia de nuestra nave disminuye gradualmente. Si la barra de resistencia se agota, la nave se ralentiza considerablemente, lo quepor supuesto dificulta alcanzar a las demás naves rivales. Para reponer energía, debemos pasar por encima de ciertas zonas de recarga de energía, presentes a de la pista a intervalos más o menos regulares, lo que hace que tengamos que estar pendientes de localizarlas y no sólo correr sin más.
Redout II ofrece una amplia gama de opciones de personalización tanto para los vehículos como para las pistas. Disponemos de más de 30 vehículos diferentes, cada uno con sus propias características y habilidades. Además contamos con la opción de personalizar los colores y las decoraciones de las naves, lo que nos permite diferenciar mejor respecto del resto de competidores. Aparte, para completar lo anterior, contamos con más de 60 circuitos diferentes, cada uno con su propio diseño y entorno, eso sí, lo tenemos que ir desbloqueando conforme vamos ganando competiciones en el modo de un jugador, cosa que no es nada fácil, como comentábamos antes.
Competir siempre resulta más entretenido en compañía humana
Redout II también cuenta con un sólido modo multijugador, que permite a los jugadores competir entre sí online. El juego ofrece opciones multijugador locales y en línea, con hasta 6 jugadores que pueden competir entre sí. El modo online incluye tablas de clasificación y matchmaking, que permiten a los jugadores competir contra otros de nivel similar.
El modo multijugador es muy divertido y ofrece una gran oportunidad para competir contra amigos y otros jugadores de todo el mundo. La posibilidad de personalizar vehículos y circuitos añade un nivel extra de estrategia y competitividad a las carreras.
Redout II tiene un alto grado de rejugabilidad, gracias a su amplia gama de contenidos y opciones personalizables. El juego cuenta con más de 30 vehículos diferentes, cada uno con sus propias características y habilidades. Los jugadores también pueden personalizar los colores y calcomanías de sus vehículos, lo que permite una experiencia de carreras personalizada.
Además, el juego cuenta con más de 60 circuitos diferentes, cada uno con su propio diseño y entorno. Los jugadores también pueden crear sus propios circuitos con el editor de circuitos del juego, que permite un alto grado de personalización y creatividad.
Redout II – Una experiencia novedosa pero bastante exigente
En general, Redout II ofrece una experiencia de carreras que resulta bastante satisfactoria. Su acción trepidante, sus impresionantes gráficos y sus opciones de personalización lo convierten en un juego imprescindible para los aficionados al género de las carreras. La incorporación del sistema de resistencia añade una capa extra de estrategia a las carreras, mientras que la banda sonora y los efectos de sonido ayudan a crear una experiencia de carreras envolvente y cargada de adrenalina. Tanto si juegas solo como con amigos, Redout II ofrece una gran variedad de contenidos y un alto grado de rejugabilidad, lo que lo convierte en una gran opción para cualquier poseedor de una Nintendo Switch que busque un juego de carreras trepidante y emocionante.
Hemos analizado Redout II gracias a un código de descarga digital cedido por Plan of Attack. Versión analizada: 1.0.6
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