Kickstarter suele ser la plataforma a la que recurren los estudios indie para mostrar sus novedosas ideas y lograr hacerlas realidad gracias a la aportación de jugadores interesades en sus proyectos. Ya han sido varios los títulos que se han financiado mediante este método y han acabado llegando con el tiempo a Nintendo Switch, y del que nos toca hablar hoy es Dungeon Drafters. Para hablar de este juego tenemos que remontarnos a 2020, hace cuatro años nada menos, cuando pudimos probar una demo que la desarrolladora Manalith Studios había preparado por motivo de su Kickstarter. Ha tardado su tiempo, pero finalmente este juego está en nuestras manos.
Una isla misteriosa con una torre que encierra una amenaza para el mundo y un grupo de aventureres que se dirigen allí a explorarla. El título de Manalith Studios (y distribuido por Dangen Entertainment) mezcla diferentes elementos para ofrecer una experiencia compleja y desafiante, pero llena de posibilidades. Preparad vuestros mazos, que es hora de explorar.
La magia de las cartas
Para quienes no conozcáis este título, Dungeon Drafters es un roguelike, lo que supone enfrentarse al clásico factor de este género: la aleatoriedad. Cada vez que nos adentramos en una de las diferentes mazmorras (que ahora profundizamos más en ese tema), el mapa se genera de forma aleatoria, al igual que les enemigues a los que nos enfrentamos. Hasta aquí lo de siempre. Pero ¿y si mezclamos eso con la estrategia (encima táctica) y las cartas? Esto contradice a muchos juegos del género, que suelen ser de acción más rápida, y aquí se nos obliga a parar y pensar antes de actuar. Desde el principio disponemos de un mazo de cartas, siendo cada una de ellas una habilidad que podemos usar (aparte del ataque básico). Estas cartas se dividen en varios arquetipos y cada uno tiene su propio estilo de combate: ataques directos, gran movilidad, invocar aliados o herramientas… Al igual que en un juego de cartas convencional, las posibilidades son tan amplias como nuestra capacidad para combinar sus efectos.
Ahora bien, no todo es tan sencillo, y es ahí donde entra la parte táctica. El terreno se divide como un tablero y nuestro personaje solo tiene tres puntos de acción por turno. Cada cosa que hagamos (movernos una casilla, hacer un golpe básico o usar una carta) gasta uno de estos puntos. Decidir qué hacer con nuestras acciones depende mucho de nuestro entorno y les enemigues. Los hay que buscan el combate directo, mientras otres atacan desde la distancia o invocan a más monstruos… Conocer bien lo que hace cada monstruo y cada carta es crucial, y es que Dungeon Drafters te pone las cosas difíciles desde el principio. Si bien combatir es la actividad principal en la mazmorra, encontramos ciertas variaciones como salas de descanso o salas con acertijos o desafíos para acceder a tesoros. Quizá la mayor pega a todo esto es que el ritmo del juego es lento. Superar apenas una o dos plantas puede llevarnos una media hora, y es que los combates son lentos al ser por turnos, hay bastante espacio para moverse y algunos monstruos pueden ser más duros de lo que te esperas. Por suerte, si buscáis una experiencia de juego más ágil, podéis aumentar la velocidad en las opciones (aunque hubiera estado bien que se avisara de esta función antes).
Nuestra recompensa es… ¿más cartas?
¿De qué nos sirve explorar las mazmorras? Obviamente son el objetivo de nuestra aventura (aunque eso puede tomarse un poco más a la ligera), pero también es importante explorarlas para hacernos más fuertes. ¿Cómo? Mediante sobres. Como si habláramos de Magic the Gathering o Pokémon TCG, en Dungeon Drafters debemos conseguir sobres en las mazmorras (son el único tesoro aparte de dinero). Si logramos regresar con vida (podemos volver a nuestra base al final de cada planta), nos llevamos los sobres obtenidos y podemos abrirlos. Cada uno de estos sobres posee cartas diferentes, como cartas más básicas o centradas en uno de los arquetipos. De esta forma, ampliamos nuestra colección y podemos modificar nuestro mazo, que tiene algunos elementos interesantes. Por un lado, debemos equipar runas ya que estas determinan qué tipo de cartas podemos usar y cuántas podemos tener). Por otro lado están los “curios”, que son artefactos que proporcionan efectos pasivos adicionales.
Es en la base de aventureres donde podemos crear y modificar mazos, pero no es lo único que hay por hacer… aunque no sea mucho más al principio. Aparte de muchos personajes que ofrecen su sabiduría, tenemos misiones secundarias que ponen a prueba nuestras habilidades con un tipo concreto de cartas, una tienda donde comprar las cartas que ya hemos desbloqueado (por si queremos más copias), un explorador que nos trae nuevos curios y una fabricante de runas. A medida que superamos mazmorras y derrotamos a los jefes finales, se van desbloqueando modos de juego adicionales que amplian las posibilidades (aunque siguen centrándose en el combate). Por último, si os apetece pescar un poco, hay un minijuego de pesca que os da dinero y sobres si tenéis buen ojo.
Una vez salimos a explorar, nos encontramos con 6 mazmorras diferentes (una a modo de práctica, las cuatro principales y La Torre que es la más difícil), cada una con su propia temática, trampas, acertijos, sobres y enemigues. Ahora bien, la clave está en que no están divididas según tu progreso. Todas ellas son accesibles desde el principio, pero el truco está en la creciente dificultad de cada planta. La primera planta suele ser más fácil, pero a medida que llegamos a la cuarta, las cosas se pueden torcer mucho. Las excepciones son las ruinas iniciales que sirven como práctica y La Torre, nuestro objetivo final con más plantas y la obligación de superar varias seguidas para poder salir. Por supuesto, según nuestras propias habilidades, cada mazmorra puede suponer un desafío mayor o menor, además de que algunas estrategias son más efectivas en cada lugar según su propio estilo.
El equilibrio y el caos
Como suele ocurrir en los juegos roguelike, Dungeon Drafters tiene una historia que no se desarrolla de forma convencional, sino que se nos ofrece un contexto y simplemente jugamos, al tiempo que descubrimos detalles por aquí y por allí. Se dice que el mundo estaba desordenado, hasta que aparecieron los cuatro arquetipos y crearon el equilibrio. Pero entonces, surge un arquetipo adicional, el Extraño, que intenta romper ese equilibrio y sumir al mundo de nuevo en el caos. 12 sabios encerraron al Extraño en La Torre, pero su sello se ha vuelto a abrir hace poco y aventureres de todo el mundo se dirigen a la isla para cerrar La Torre o acabar con el mal de ese lugar. Si buscáis una historia profunda con su desarrollo, me temo que aquí no la vais a encontrar.
Lo que si nos encontramos es con un precioso estilo pixelart y con personajes con mucha identidad. Todo está lleno de color y los diseños son muy variados, tanto en los NPCs de la base de operaciones como en les enemigues de las mazmorras (las cuales están también muy detalladas). La música es animada, lo que a veces logra hacernos olvidar el ritmo más pausado de los combates. Hay que destacar también que el juego viene traducido al español… eso sí, de Lationamérica. Para nuestres lectores del otro lado del océano es fantástico, pero si sois de la península puede chocaros un poco algunas expresiones o verbos ocasionales que difieren de una región a otra. No supone mayor problema (aunque para gustos, colores), pero es de agradecer que un indie se esfuerce en ofrecer un juego con tanto texto en español. En cuanto a duración, no esperéis hacer un speedrun ni mucho menos. Aprender los entresijos de la magia puede llevaros bastantes horas de ensayo y error, aparte de necesitar coleccionar las cartas. Y por supuesto, todo el tiempo que queráis experimentar con nuevas combinaciones.
Dungeon Drafters – Te harán falta muchos ases en la manga
La propuesta de Dungeon Drafters es original y, sobre todo, desafiante. Cada vez que nos adentramos en una mazmorra, la experiencia es distinta, pero ello se consigue gracias al poder de las cartas. La personalización que ofrece crear tu propio mazo va más allá de lo que ofrecen otros juegos y puedes estar horas probando ideas alocadas mientras te enfrentas a monstruos. El juego puede pecar de ser lento en la exploración, pero la jugabilidad y el estilo artístico lo compensan. Si buscáis una nueva propuesta indie y os encantan los juegos de cartas, os lo recomendamos sin duda.
Hemos analizado Dungeon Drafters gracias a un código digital cedido por Dangen Entertainment. Versión analizada: 1.1.0.4k
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