El Nintendo Live 2024 de Tokio no se celebrará. Se sabe desde hace varios meses que la gran N canceló la organización de su evento anual presencial más esperado por el público japonés, debido a unas amenazas que provocaron que la compañía no estuviera convencida de poder garantizar la seguridad de los asistentes. No es la primera muestra de que los de Kyoto no se la juegan lo más mínimo cuando les preocupa un perjuicio real sobre los asistentes a los eventos que apoyan. Ya se vio en los Juegos Olímpicos de 2020, celebrados en 2021 en plena pandemia, que no contaron con el apoyo de una compañía que había sido una de sus principales aliadas en los años previos. Y hay quien considera que estas medidas son algo exageradas. Visto lo sucedido con el evento de este año, es posible que esa opinión sea muy acertada.
El autor de las amenazas al Nintendo Live 2024 de Tokio confiesa sus motivos
El pasado mes de abril, la policía de Kioto detuvo al principal sospechoso de hasta 40 amenazas de muerte enviadas a Nintendo. Se trataba de un hombre de 27 años que envió mensajes del tipo «Voy a hacer que lamentéis haber lanzado al mundo un juego tan asqueroso» y amenazó con «matar a todos los involucrados», además de asegurar que actuaría en los eventos en directo, motivo por el que la gran N decidió curarse en salud y cancelar sus planes, insegura del alcance potencial de estas amenazas.
Sin embargo, y aunque también se puede decir que Nintendo tomó una decisión que les honra con el fin de proteger a sus fans, el tiempo ha acabado confirmando que, al menos en esta ocasión, no parecía haber mucho de qué preocuparse. El autor de las amenazas, que ha admitido los cargos que se le imputan, ha admitido que el motivo de sus amenazas fue la frustración por no dejar de perder, parece ser, a Splatoon 3. En definitiva, un caso de toxicidad competitiva mal llevada que ha acabado llegando demasiado lejos. Se estima que las pérdidas por parte de Nintendo son de más de 4 millones de dólares, lo cual lleva a la petición de un año de cárcel para el culpable. Una historia que, en cierto modo, tiene final feliz, y que ilustra la importancia de saber perder y tomarse con filosofía algo que, conviene no olvidar, está hecho para divertirse.
