[OPINIÓN] Valve anuncia SteamCube… digo, GabeCube… digo, Steam Machine, un cubo con mucho jugo

Siempre se ha dicho eso de que “las tendencias vuelven”. ¿Hombreras? Impensables durante algunos años, pero después volvieron a estar de moda. ¿Estampados a cuadros? Algo quizás anticuado, pero que hoy en día se ve en muchos modelos. Algo que parece solo aplicarse a las vestimentas en realidad funciona en el gran esquema de las cosas, incluyendo la industria del vídeojuego. El estilo pixelado, los plataformas 2D, los metroidvania… todo vuelve indudablemente. Pero de entre todas las cosas que podían volver, la que nadie esperaba ni de lejos era… un cubo. Un cubo llamado Steam Machine.

 

Valve, esa compañía conocida por su masiva tienda digital Steam y por desarrollar Half-Life y tener en vilo a sus fans durante décadas esperando a anunciar una tercera entrega que a saber si es real o no. Esta misma compañía anunció ayer by the face su nueva gama de dispositivos, después de su popular Steam Deck. Un nuevo Steam Controller (que la comunidad lleva años rogando porque su anterior mando era muy bueno); Steam Frame, su nuevo sistema de VR; y su nueva Steam Machine, una nueva versión de su antigua gama de ordenadores especiales ideados para jugar. ¿Por qué estamos hablando de esto si estamos en una web de Nintendo? Pues porque, por capricho del destino (o de sus creadores), este nuevo aparato parece una GameCube. Una idea absurda y brillante a la vez.

 

 

GameCube regresa en forma de Steam

GameCube fue una de las grandes sorpresas de Nintendo en su época, una consola que apostaba por la potencia, intentando competir con sus rivales en ese terreno. Y ojo, tuvo grandes juegos a su disposición, pero no alcanzó el éxito de su rival de la época PS2. Pero lo que más llamaba la atención de este aparato era su forma cubicular, con sus ranuras para mandos en el frente y una práctica asa con la que transportar fácilmente (a riesgo de llevarse unos buenos golpes por el camino). Después de aquello, todos los diseños de consola de sobremesa se asentaron en lo que podríamos llamar la forma “lector de DVD” (¿os acordáis de los DVD? Yo sí). Consolas aplanadas y largas, ya fuera extendiéndose sobre la superficie de la mesa u optando por la verticalidad como Wii. Una tendencia que ha seguido así hasta hace unos años con Xbox Series X, que optaba más por parecerse a un PC de torre… o a una mininevera, como su compañía decidió bromear lanzando una mininevera con la forma de la consola.

 

Y por alguna razón que desconocemos, Valve ha mirado al pasado de Nintendo, ha dicho “oye, los cubos molan mogollón” y se ha sacado de la manga esta Steam Machine. Lejos de ser una consola, es un PC, literal. Con su sistema operativo basado en Linux, su escritorio y toda la pesca. Conecta un teclado y un ratón y ya tienes tu PC montado. Pero es un cubo. Un cubo muy mono de más de 2 Kg. No tiene asa (con lo gracioso que hubiera sido que la tuviera), pero se le puede cambiar la carcasa delantera fácilmente por otra personalizada. Y tiene una barra de luces LED. Porque sí, porque las luces LED son lo más gaming que hay (no me preguntéis por qué). Son tantos pequeños caprichos que no puedes evitar pensar en lo adorable que resulta este aparato, pero hay muchas cosas que analizar del mismo.

 

La herencia de Steam Deck

Nintendo revolucionó la industria del videojuego con su Nintendo Switch, la primera consola híbrida del mercado. Su éxito logró algo que parecía imposible: demostrar que las consolas portátiles todavía tenían un hueco en esta industria. Eso llevó a diversas empresas a crear las llamadas “handheld gaming PC”, es decir, ordenadores con el formato de Nintendo Switch que ofrecían jugar a juegos de PC en cualquier lugar. Pero muchas de estas opciones eran demasiado caras, hasta que llegó Valve y su Steam Deck. La compañía de la tubería en la cabeza revolucionó en el mercado no por ofrecer un concepto diferente, sino por ofrecer el mismo concepto que la competencia, pero a un precio más asequible. Pero no es ahí donde radicó la fuerza de este (no tan) pequeño dispositivo, sino en Linux.

 

 

Si ya Nintendo Switch hizo reflexionar a las third-parties sobre la necesidad de adaptar sus juegos a una consola con menos potencia pero con capacidades portátiles, Steam Deck cerró el trato. El problema era que Linux es un sistema que usan menos usuaries, así que las compañías nunca se esforzaron en que sus juegos funcionaran en este sistema operativo. Ya había alternativas en forma de Wine y Proton, unas “capas de adaptación” que permitían que los juegos funcionaran como si estuvieran en Windows, pero la compatibilidad era bastante reducida… hasta la llegada de Steam Deck. Este aparato hizo que tanto las third-parties como la propia Valve se esforzaran por mejorar esa compatibilidad con Linux hasta niveles astronómicos. No todo todo funciona (por ejemplo, juegos con ciertos anti-cheat no funcionan), pero el escenario actual es infinitamente mejor que el de hace unos 10 años.

 

Ahora, Steam Machine heredará todo ese avance. Imaginaos: un PC potente, compacto y que permite jugar a un gran catálogo de juegos dentro y fuera de Steam. Porque sigue siendo un PC. Podemos instalar cualquier cosa (siempre que sea compatible con Proton o Wine). Y al mismo tiempo, SteamOS ofrece la experiencia gaming de “encender y jugar” de la que presumen las consolas. No solo eso, sino que Valve quiere también vender el concepto de «ecosistema» del que alardea Microsoft: diferentes aparatos conectados para una experiencia unificada. Quizás estemos ante la gran competencia de las consolas, aunque… lo que acabo de decir es mentira.

 

Pequeño aparato para pequeño público

Ya hay personas ahí fuera hablando del “final de la guerra de consolas”, aunque la verdad, a les úniques que les sigue preocupando la estúpida guerra de consolas es a señores rancios de avanzada edad y demasiados pelos ahí abajo que se preocupan demasiado de que una consola sea mejor que la otra. La guerra de consolas acabó hace tiempo, cuando Microsoft decidió lanzar juegos en PS5 o Sony lanzó sus juegos en Steam. Queráis creerlo o no, Steam Machine no es la competencia de las consolas actuales, de la misma forma que Steam Deck nunca fue la competencia de Nintendo Switch o Nintendo Switch 2. La razón para ello está claro: su público objetivo es muy diferente.

 

Nintendo busca al público de masas. Hace consolas y juegos que intentan llegar a un público tan amplio como sea posible. Para ello tiene dispositivos asequibles y franquicias llamativas. Pero Valve nunca buscó al público de masas con Steam Deck. Era un aparato bastante específico para quienes querían la experiencia PC en la palma de la mano, con sus pros y sus contras: un mayor catálogo de juegos al precio de saber trastear con un PC o estar dispueste a aprender. De hecho, salvo un pequeño programa de demostración, Valve no creó nada especial para esta consola portáti. Sabían que era un producto de público limitado, como lo será Steam Machine.

 

¿Para quién es entonces Steam Machine? La idea es sencilla: gente que quiera jugar a sus juegos en un PC de relativa potencia (digo “relativa” porque parece ser que su potencia será similar a la de una PS5), pero no quieran pasar por el marrón de montar un PC desde 0. Porque para eso sí se requieren algunos conocimientos más técnicos, teniendo que saber qué componentes combinan mejor con qué otros, si la caja del PC es lo bastante amplia o no… Hay jugadores que no se meten en el PC Master Race porque es demasiado complejo. Al mismo tiempo, muchos ordenadores ya prediseñados suelen ser caros para los componentes que ofrecen, además de venir con el molesto Windows 11 instalado que también aumenta su precio. Pero claro, ese “precio” es la gran cuestión…

 

 

Precio y catálogo, las claves del éxito

Porque de nuevo, Steam Machine no va a competir contra las consolas actuales, empezando por el hecho de que no es una consola. Después, como su público es más limitado, Valve no se molestará en llevarlo a las tiendas o en lanzar anuncios en TV. Quienes usen Steam lo verán en la propia tienda y decidirán si comprarlo o no. Ahora, ¿qué puede determinar si este PC sufre el mismo destino que GameCube o no? Las dos claves de siempre: precio y catálogo.

 

Ya sabemos que el catálogo está ahí. Todo juego que salga en Steam se podrá acceder. Valve ya ha asegurado que todo el trabajo realizado con Steam Deck se llevará a Steam Machine e incluso trabajarán en un nuevo “programa de verificados” para señalar si un juego es compatible con Steam Machine o no. El problema lo encontramos en el precio, dato que aún se desconoce, lo cual resulta curioso si se pretende lanzar en la próxima primavera. Aquí Valve tendrá que pensarlo mucho, tal y como hizo con Steam Deck. Mientras empresas como Ayaneo lanzaban sus handheld PC por 700 € mínimo (remarcando ese “mínimo”, porque podían llegar perfectamente a los 1000 €), la compañía de la tubería comercializó un aparato que rondaba entre los 300 y los 600 € según la memoria interna que quisiéramos. Un sacrificio que se podía permitir por ser Valve, porque los componentes le salían más baratos y porque los beneficios vendrían de los juegos que la gente comprara en su tienda para disfrutar en modo portátil. La cuestión es: ¿harán lo mismo en este caso? ¿Podríamos esperar un PC que realmente compitiera en precio con las consolas y pudiera rondar los 500 o 600 €? ¿Tirarán más por lo alto? Hacerla demasiado cara podría echar para atrás a la gente. Al fin y al cabo, ¿por qué gastarse más dinero en eso cuando podrían optar por un PC de Windows o por construir uno propio?

 

Steam Machine… queda mejor SteamCube, ¿no creéis?

Por eso Steam Machine es este aparatito tan especial y quizás por eso Valve decidiera darle un aspecto especial. El formato único de GameCube es algo que la comunidad de jugadores sigue recordando con cariño a día de hoy. En cierto modo, parece un homenaje al trabajo de Nintendo. Si lo hubieran hecho demasiado normal, quizá no estaríamos hablando de él en este momento. La gente no le estaría prestando tanta atención como ahora. Una vez más, Nintendo marca tendencias en la industria que inspiran a otras empresas, aunque ahora estamos hablando de una tendencia que la Gran N inició hace 24 años y que ha tenido que esperar más de dos décadas para volver. Esperemos que para quedarse.