Parece que ya queda lejana en el tiempo, una época en la que los videojuegos se centraban en proporcionar una sencilla experiencia de juego, más que nada por las limitaciones tecnológicas existentes entonces, la cual se basaba en pulsar botones a velocidades frenéticas y obtener elevadas cifras en el marcador de puntos, lo que avalaba nuestra maestría sobre las exigentes mecánicas y la habitualmente elevada dificultad. Esa época se suele identificar con la era de los 8 bits, uno de cuyos principales estandartes fue la mítica NES, donde se gestaron muchas de las grandes sagas que actualmente nos acompañan (The Legend of Zelda, Super Mario Bros, Bomberman, Mega Man y un largo etcétera) junto a otros títulos más modestos que partían de sencillas premisas tales como ‘matar tantos enemigos como se pueda hasta que caer en combate’, sin una gran historia de trasfondo pero que también alcanzaron la virtud de perdurar en nuestra memoria hasta el día de hoy y servir de inspiración a algunos de los actuales títulos llamados indies. Dentro de esta segunda categoría se podría incluir como heredero a Shadow Archer, una apuesta segura por la diversión sencilla y adictiva de los arcades de los ochenta que el estudio independiente Ultra Dolphin Revolution se ha propuesto rendir tributo trayendo a la eShop de Wii U, reproduciendo a la perfección el prototipo de juegos de esa época.
Razones por las que luchar contra una horda de monstruos
Desde hace unos años estamos acostumbrados que al comenzar un juego se nos ponga un poco en antecedentes de lo que ha desembocado a comenzar la aventura, un turbia trama de intereses entremezclados que nos lleva a tomar partido y acabar con el «malote» de turno en pos de la defensa de la justicia y otros elevados ideales. También es práctica frecuente ponernos a prueba y aclimatarnos a los complejos controles y mecánicas del juego con más o menos largos tutoriales antes de soltarnos en serio en medio de la refriega que toque. Pues bien, en el caso de Shadow Archer no ocurre nada de eso, no hay una trama que seguir, simplemente tras la breve carga con una imagen que completamente recrea la portada típica de muchos juegos de NES, nos sitúa en una minimalista pantalla de inicio con el logo del juego, un retador “Press + Button”, un marcador indicándonos la mayor puntuación alcanzada por el momento y una encantadora versión 8 bits de la melodía ‘Para Elisa’ de Beethoven de hilo musical de fondo. Es pulsar el antedicho botón y comenzará de inmediato la juerga sin ningún prólogo o instrucciones.
Como el nombre de este juego ya deja caer, encarnamos a Shadow, un diestro arquero cuyo aspecto ligeramente nos recuerda a una especie de versión gótica de aquel primer Link que protagonizó el The Legend of Zelda original, y cuya misión es de una claridad cristalina, acabar a base de flechazos con todos los bichos, una de especie de enormes arañas con un saludable color verdoso a las que les encanta pulular de un lado a otro aprovechando de paso tratar de matarnos a toda costa. Este aterrador ejército empieza a invadir el claro del bosque en el que nos encontramos nada más empezar, así que para sobrevivir tenemos que disparar flechas y movernos sin parar antes de que nos atropellen y aniquilen en cuestión de minutos. Un sencillo esquema de habilidad y reflejos a tope en busca de la mayor puntuación posible durante todo el tiempo que podamos aguantar.
La nostalgia de los bosques de 8 bits
Shadow Archer claramente se inspira a nivel visual en varios juegos de NES, gráficos sencillos sin mucho nivel de detalle ni sombreados y enemigos de igual aspecto pero con diferentes colores para indicar su diferente resistencia, velocidad de movimientos y patrones de ataque. Predominan los colores oscuros obedeciendo a la estética nocturna y un poco inquietante asociada a la perspectiva de verse abandonados en medio de un bosque que por momentos se va poblando de monstruos. A pesar de esto, se puede ver bien en todo momento por el contraste entre la oscuridad del escenario y la viveza de colores de los personajes en movimiento, y porque la pantalla está limpia salvo por el marcador de vida, el de puntuación y el indicador de las flechas que nos quedan en el carcaj. Se echa de menos algo más de variedad visual en los enemigos, ya que tan solo se ven los mencionados arácnidos en varios colores, aunque tampoco es algo en lo que se pueda fijar demasiado cuando la turba empieza a ocupar todo el escenario y la supervivencia comienza a hacerse un poco cuesta arriba.
En el apartado sonoro destaca el simpático detalle de incluir melodías clásicas versionadas en formato 8 bits, recreando el estilo de vieja escuela que se podía escuchar en los tiempos del primer Super Mario Bros, las cuales ambientan bien la continua batalla en la que andamos inmersos sin ponernos nerviosos. En cuanto a efectos sonoros, no hay mucho que destacar a parte del sonido al lanzar las flechas, al golpear los enemigos, cuando somos atacados y al ser abatidos. Probablemente, este tipo de sonidos despierten dormidas nostalgias como ha pasado con otros juegos indies.
Manéjate como el mejor arquero
Shadow Archer cuenta con unos controles de lo más sencillos, básicamente desplazarse con el joystick izquierdo o la cruceta y disparar flechas con cualquiera de los cuatro botones principales, A B X Y, y el botón + para pausar, lo demás es cuestión de saber moverse y tener cierta puntería frente a montones de enemigos que no paran de moverse en todas direcciones. Un detalle a tener en cuenta, y que curiosamente también recuerda la falta de precisión de algunos de los primeros juegos de NES, es que el protagonista parece estar deslizándose sobre hielo o alguna otra superficie resbaladiza, ya que no arranca a andar ni se detiene con la rapidez que pudiera esperarse y fuera deseable en situaciones de apuro. Es una sensación curiosa, posiblemente intencionada para revivir frustraciones sensaciones de los videojuegos de los ochenta, a la que te acabas acostumbrando y que le da un pequeño grado de dificultad, pero que al principio o en los momentos de verse más rodeado de monstruitos puede costar algún que otro corazón tontamente.
Shadow Archer podría considerarse más como una especie de minijuego que te podrías encontrar perfectamente dentro de otro más amplio, ya que nuestro único objetivo es aguantar todo lo posible con nuestros 6 toques de vida y entre tanto llevarnos por delante a todos los enemigos que podamos con las 99 flechas de las que partimos, no hay nada que buscar más allá de eso. La escala de dificultad está bien ajustada, empezamos viendo solo arañas verdes que requieren tres flechazos cada una para morir. Una vez transcurre un rato de partida, aparecerán otras marrones que se mueven más rápido y requieren cinco o seis para derrotarlas, con el detalle llamativo de que incluso podemos hacer pupa a los enemigos que quedan fuera de nuestro ángulo de visión siempre que se crucen en la trayectoria de nuestras certeras flechas. Finalmente, cuando ya todo parece estar bajo control es cuando se irán incorporando sucesivamente unos siniestros espíritus oscuros a los que tendremos que limitarnos a esquivar porque son indestructibles y que, estos sí, no pararán de perseguirnos por el escenario con empecinamiento. Ahí es cuando ya se va complicando más la partida. Conforme vayamos derrotando enemigos podremos obtener ayudas en forma de corazones con los que reponer vida, packs de 10 flechas para ‘recargar munición’, una mejora que permite atacar en tres direcciones simultáneas al coste de una flecha por vez, y el mejor ítem de todos, la flecha plateada, que permite destruir de un golpe a todos los enemigos que se crucen en la línea de disparo, un apoyo inestimable cuando estemos rodeados y las cosas se empiecen a poner realmente chungas.
Shadow Archer – Recupera la esencia de los juegos arcade de antaño
Estamos ante un título que eminentemente trata de revivir todo aquello que caracterizaba a muchos de los juegos y recreativas de la época de los 8 bits: una sobria experiencia de acción pura basada por completo en la habilidad del jugador para atacar y esquivar como un auténtico ninja, con nervios de acero y el único deseo de obtener la puntuación más alta posible por pura resistencia. Esa misma sencillez es lo que hace que llegue a hacerse adictivo y que apetezca darle caña en cualquier momento libre del día, tanto en la tele como aprovechando la pantalla del mando de Wii U gracias a su modo Off TV, ya que no es solo una cuestión de machacar botones porque sí (la munición es limitada a pesar de las recargas que vayamos cogiendo), sino que además, el ser capaz de esquivar tanto peligro andante, hace que se libere adrenalina que es un gusto.
Por todo lo anterior quizás también deja con ganas de algo más completo, cambio a diversos escenarios que den sensación de avance, un bestiario más amplio al que hacer frente, más objetos de mejora, una jugabilidad más pulida… Pequeños detalles que sin duda alargarían aún más el interés por este título. A pesar de todo, merece la pena pasarse de vez en cuando por el bosque a limpiarlo de monstruos en compañía de este intrépido arquero.
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