En la vida real, a nadie le gustaría encontrarse en la típica escena de película de acción, en la que tenemos a un civil o al prota de turno frente a un artefacto explosivo, mientras al otro lado de una puerta, o de un teléfono, se encuentra el experto artificiero que conoce como desarmar la bomba. Eh, ¿pero a que estas escenas molan? Ok, lo cierto es que están muy trilladas a día de hoy, y son tan típicas que difícilmente pueden sorprender. ¿Y qué me dirías si te ofrezco ponerte en la situación de uno de esos dos papeles? Antes de que nos des por locos, y corras a llamar a las autoridades, te diremos que es de lo más divertido y no entraña riesgo alguno, puesto que gracias al videojuego Keep Talking and Nobody Explodes es posible sentir la tensión de desactivar una bomba, o tener la responsabilidad de dar bien las instrucciones para que el otro no explote.
Y aquí estás, a punto de enfrentarte al análisis de Keep Talking and Nobody Explodes en su versión Nintendo Switch, un videojuego, que más que eso nos recuerda a un juego de mesa… que sería bien complicado de recrear, y nada barato, si no fuera por esta vía.
Tú, la habitación, la bomba… y tu salvador al otro lado del teléfono
¿Por qué estás frente a una bomba? Keep Talking and Nobody Explodes (Sigue hablando y nadie explotará) simplemente te pone en esa situación, o en el papel de la persona que tiene las instrucciones para desactivar el artefacto en cuestión, dejando a nuestra imaginación cómo hemos llegado a eso. Y es que el planteamiento es tan simple, como ese: uno se encuentra frente a un cacharro que no es tu amigo, repleto de botones, cables, lucecitas raras y mecanismos no menos extraños, sin tener idea de qué hacer con él, y ni te aventures a tocar nada, pues si no sabes qué hacer… la cosa terminará rápido con una bonita explosión. Por suerte, no estamos solos. Digamos que este videojuego se divide en dos puntos de vista. Uno, el del videojuego en sí, la habitación con la bomba, la bomba protagonista, que podemos girar para visualizar desde cualquier ángulo en busca de pistas… que tendremos que proporcionar a otra persona, que es la que tiene el manual de desactivación; este sería el otro punto de vista. Para meternos más en el papel de uno, y del otro (u otros, pueden haber varias personas en ambas situaciones, pero podrían pisarse los unos a los otros) el secreto, y la gracia, está en que uno no debe ver lo que está viendo el otro.
En pocas palabras, es un juego de comunicación, que fomenta la misma e incluso sirve para abrir nuestra mente para favorecer nuestra forma de explicar las cosas. Es decir, durante las primeras partidas, la persona que debe desactivar la bomba desconoce por completo lo que está viendo. Puede ver cables, botones, o mecanismos que no tiene idea de cómo funcionan, mientras que debe explicar lo que está viendo a la persona que tiene el manual de desactivación para recibir instrucciones precisas. Dicho esto, el que está frente al manual no es que tenga las cosas más sencillas. En él recae el 50% del éxito de la misión; no está frente a una bomba que está a punto de explotar, pero la tensión puede ser igual, o incluso mayor. Antes de familiarizarte con el manual, y con las explicaciones de quien está desactivando la bomba, todo es extraño… y el tiempo corre en su contra. Te están dando unas instrucciones, que podrían ser mejores o peores… y el tiempo sigue avanzando. Ya cuando das con la solución, podría incluso ser malinterpretada… y la bomba no tolera muchos errores, tres en los primeros niveles.
Y hay niveles de locura. Cuando parece que te estás acostumbrando a una serie de mecanismos, aparecen nuevos de la mar de extraños, ¡algunos son puzles la mar de molestos! Los «Needy» son un gran ejemplo, mecanismos diseñados con el objetivo de ponernos de los nervios y que perdamos la concentración, algo vital para salir victoriosos, o simplemente con vida.
No hay mucho que comentar en tema de gráficos y sonido, simplemente que el apartado audiovisual cumple a la perfección su papel en esta experiencia, por lo que no hay nada que reprochar. Como curiosidad, y parte de la jugabilidad, en ocasiones nos toparemos con cosas a propósito bastante molestas. El sonido de alguien tocando la puerta de la habitación con impaciencia, o la luz de la misma apagándose y encendiéndose a fin de minar nuestros nervios. En definitiva, no se echa en falta nada.
De bombas va la cosa
Las bombas pueden contar con diversos módulos de diversos tipos; la gracia es enfrentarte a ellas sin conocerlos. Por eso no ahondaremos en el tema, más allá de que puedes encontrar desde los típicos cables por cortar, juegos de luces de colores tipo Simon Dice, o mecanismos de lo más enfermizos. Cuando desactivas un módulo, debes pasar rápido a por el siguiente; en Keep Talking and Nobody Explodes no es bueno entretenerse, ni que nos entretengan… por eso mismo, y sea cuál sea el papel que asumas, saber explicarte, y comprender, es vital. Lo bueno es que la cosa mejora a cada partida, gracias a que la comunicación se hace más fluida. Eso sí, siempre dependerá de aquellos que están jugando, de su habilidad y paciencia, sobre todo, pues este no es un videojuego para todo tipo de jugador.
Aquellos que se desesperen, o no quieran tomárselo en serio, son los peores compañeros que puedas encontrar, haciendo de la experiencia algo más molesto, y olvidable. En estos casos es cuestión de probar, de jugar con gente que conozca la experiencia para hacer comprender el funcionamiento de Keep Talking and Nobody Explodes. Tener a demasiados participantes también puede ser un problema, o toda una solución. Si bien casi es mejor que de la bomba se encargue una persona, puedes tener a diferentes personas buscando la solución a uno de los módulos; si es gente «apañada» esta maniobra podría recortar segundos al contador, o simplemente suceder que unos se pisen a otros, o te den instrucciones que se contradigan.
El gameplay que verás a continuación pertenece a un directo de NextN que hicimos sin que algunos participantes conocieran el juego, y sin estar juntos los que teníamos que desactivar la bomba y los «expertos en desactivación». Como podrás ver, no hace falta ni conexión a Internet para disfrutar de unas partidas, ni mucho menos conocimiento del juego; es algo que vas adquiriendo a medida que vas desactivando bombas en Keep Talking and Nobody Explodes.
Dificultad creciente y modo libre
El modo principal nos va proponiendo nuevas bombas que desactivar, cada vez más complicadas, siendo el salto de dificultad a veces bastante grande, por aquello de la novedad y comprender su funcionamiento; el contador no perdona que seas un novato, atascarte con un módulo, o dejarlo para más tarde, puede suponer perder todo el avance con los otros módulos. En ese sentido, puede desesperar un poco, pero de eso va la cosa.
¿No quieres seguir el modo principal? Tienes uno libre con el que configurar «bombas al gusto», con los módulos que quieras, dificultad, tiempo y demás posibilidades, para ponerte las cosas más o menos difíciles. ¿Y a un solo jugador? Bueno, la idea pierde la gracia, ¡pero hay que decir que algunas bombas podrían ser complicadas incluso con el manual frente a tus narices!
Conclusión Keep Talking and Nobody Explodes
Al igual que ocurre en con cualquier juego de mesa, disfrutar de Keep Talking and Nobody Explodes depende de encontrar buenos compañeros de juego que quieran seguir las reglas, que quieran tomarse el juego en serio. Y para ello es vital que les guste la experiencia. Si pones a cualquiera frente a la bomba, o el manual, sin explicarle nada, podría no comprender lo que es capaz de ofrecer este videojuego, y terminar la partida bien rápido. Sobre todo, la comunicación es vital, así como los nervios de acero, ser resolutivo y no dudar demasiado cuando tengas las cosas claras. Pero también saber confiar en otra persona, escuchar y ser observador. En definitiva, tras la apariencia de un sencillo videojuego que transcurre en una habitación frente a una bomba, podemos conseguir tanto horas de diversión, como habilidades de comunicación, agilidad mental, entre otros beneficios. Ni que decir que los amantes de los juegos de mesa encontrarán en Keep Talking and Nobody Explodes una gratísima sorpresa ideal para disfrutar en la tarde de un domingo; digamos que no es una experiencia como para pasarte horas jugando, sino para echar unos ratos de tanto en tanto tras decirle a un colega o familiar: «Oye, ¿te apetece desactivar unas bombas?»
Hemos analizado Keep Talking and Nobody Explodes para Nintendo Switch gracias a un código proporcionado por Steel Crate Games
Debe estar conectado para enviar un comentario.