Splatoon 2, rompiendo la cuarta pared a golpe de Calamarciña

Tu juego muestra un repentino mensaje indicándote que se han borrado los datos de guardado sin explicación aparente, una ardilla sale de su armadura y comienza a criticar a los desarrolladores de su videojuego, un villano decide que la música que suena no le convence y decide cambiarla por otra. La rotura de la cuarta pared es algo que hemos visto en multitud de títulos que han podido pasar por nuestros mandos. Esta interacción tan peculiar entre videojuego y jugador nació, realmente, como un recurso teatral y, a día de hoy, se ha convertido en un potente vehículo con el que llevar la comunicación a otro nivel, llegando a potenciar la empatía por ese ser virtual que se encuentra al otro lado de la pantalla.

 

Mentiría si dijera que no soy todo un fan de esta estratagema de los guionistas. Tener la sensación de que ese personaje al que manejas y quienes le rodean son conscientes de tu existencia hace que, por un momento, te sientas aún más parte de lo que está sucediendo. Siempre he pensado que, si quieres que alguien esté atento a tu historia, lo mejor es hacer que forme parte de ella. Por eso, no he podido evitar darme cuenta de que Splatoon 2 está recurriendo a esta máxima para que poco a poco vayamos metiéndonos en la piel de sus niños calamar de cara a la secuela. Y la culpa de todo la tuvo ese maldito Festival con el que todo acabó en Wii U.

 

Calamarciñas Art Academy

 

Por si hay algún despistado que todavía no sepa cómo iba esto de los Festivales en el primer Splatoon, se trataba de una serie de eventos en los que jugadores de una misma región o diferentes se dividían en facciones enfrentadas por defender sus gustos. Habíamos peleado ya por perros y gatos, algunos por Autobots contra Decepticons, y hasta por la pizza con piña (deliciosa, por cierto); pero nunca habíamos tenido que votar ni luchar por defender a nuestra figura favorita dentro del juego. El Festival decisivo, el que de verdad movió a la comunidad y el que realmente fue importante para el título, fue el de las Calamarciñas, esa especie de Sonia y Selena inkling formado por el dúo Mar y Tina.

 

Nintendo ha sabido aprovechar el resultado de ese evento final. Durante estas semanas habréis podido ver, y si no ya os lo digo yo, una serie de episodios que explican la situación del mundo de los niños calamar durante los dos años que han transcurrido desde el lanzamiento del primer juego. El Mundo de las Calamarciñas lo llaman, y está demostrando que los japoneses saben muy bien aprovechar esa potente herramienta de la que hablaba al principio. El resultado del Festival que enfrentó a estas «celebrities» cefalópodas ha servido para sentar las bases de la historia de la segunda entrega, esa que llega este verano a Nintendo Switch. No solo manteniéndonos en vilo con una especie de novela que está sirviendo para aclarar algunas dudas sobre el lore que servirá de contexto a la secuela, sino también recordándonos que todo, o gran parte, de lo que va a suceder con ella es culpa de los jugadores.

 

Lo tiñen de nostalgia para que parezca algo lejano (y en cierto modo lo es), pero no dudan en dejarlo claro. Aquel evento que enfrentó a los jugadores también sembró la semilla de la confrontación entre esos dos personajes que parecían inseparables. Su papel no es cualquiera, y menos para los fans de la saga, tan solo nos basta con remontarnos al primer tráiler de Splatoon 2 para recordar aquella pregunta que muchos se hicieron: «¿Dónde están las Calamarciñas?, ¿qué habrá pasado con ellas?» Ver que esos dos iconos de la primera entrega apenas asomaban en el primer vídeo de la segunda era raro, y saber qué estaba pasando se convirtió en una de las prioridades para los que siguen la franquicia desde sus raíces.

 

 

Por eso mismo, la jugada de El Mundo de las Calamarciñas es magistral. Comenzar con el mensaje de que esa ruptura se debe a lo que los jugadores hicieron hace un año rompe esa cuarta pared de la que os hablaba al principio; pero esta vez no es con una broma, ni con un personaje que habla al que mira la pantalla (como ya hacían los propios Festivales); esta vez te quieren llevar dentro de Cromópolis con la afirmación de que tú eres parte de lo que comenzó todo. Veremos cómo siguen esos pequeños capítulos protagonizados por Mar y Tina, y veremos también en qué acaba todo esto de cara al lanzamiento de Splatoon 2. Pero si de algo podéis estar seguros es de que, si participasteis en el último Festival de Splatoon, os vais a sentir culpables de lo que pueda ocurrir entre estas dos artistas virtuales y sus consecuencias en el argumento de la secuela.