Análisis – ATOMIK: RunGunJumpGun (Nintendo Switch). Desafía las leyes de la gravedad al son de una gatling

¡Pero qué Dark Souls ni qué niño muerto! Uno no conoce la dificultad extrema hasta que decide adentrarse en los frenéticos niveles de ATOMIK: RunGunJumpGun, un título que lleva implícita la dificultad más rigurosa hasta en la pronunciación de su nombre. La sensación que Thirtythreegames transmite en esta obra es la de haber sido creada con una precisión enfermiza (adquirida a través de un pacto con el diablo) para plantearte uno de los mayores retos a los que puedas enfrentarte en un plataformas. »Corre-salta-dispara-muere» es la verdadera secuencia que se repite en un bucle infinito hasta superar los 120 niveles presentes en sus mundos. De los niveles bonus… mejor no hablamos. No queremos haceros daño.

 

 

¿El sol se va? Pues pilla la Gatling ¡Nos vamos de fiesta!

Y básicamente, ese es todo el transfondo de la historia de ATOMIK: RunGunJumpGun. El sol se colapsa y de alguna forma u otra nuestro problema se resuelve avanzando por los diabólicos niveles dotados de sierras automáticas, pinchos en las paredes y cañones de fuego. Como sucede en muchos otros juegos de scroll lateral automático, la narrativa no representa una fortaleza, aunque a lo largo de la trama, si es que puede considerarse como tal porque en realidad no desarrolla nada, irán apareciendo una serie de personajes pintorescos (alienígenas, básicamente) que harán comentarios la mar de extravagantes con toques humurísticos que nos introducen a cada sala de ejecución nivel.

 

Antes de introducir el apartado de la jugabilidad, debemos tener claro cómo funcionan los controles. Nuestro personaje se caracteriza por avanzar automáticamente hacia la derecha e ir equipado con una ametralladora Gatling, la cual requiere tan sólo dos botones del mando para accionarla: un botón (L, por defecto) que realiza disparos verticales hacia abajo, permitiéndonos ascender en el aire como si flotásemos; y otro botón (R) que realiza disparos horizontales hacia la derecha, permitiéndonos eliminar obstáculos. La maldición que tiene esta mecánica es que no puedes flotar y disparar a la vez, siendo este detalle el eje que articula toda la dificultad y que evita que puedas superar cada escenario sin tener que estudiar la forma de esquivar o eliminar cada trampa presente en el camino.

 

 

Bajo esta premisa sobre la alternancia de avance lateral/vertical, el juego sabe perfectamente que vas a disparar en horizontal mientras intentas alzarte en el aire, y esto te lleva a la muerte varios millares de veces. Y lo que es peor: incluso sabiendo perfectamente que esto ocurre, controlar el disparo horizontal mientras tratas de mantenerte suspenso en el aire es un factor que debe ser estudiado en cada nivel, porque cada trampa y obstáculo requiere un timing distinto para ser superado. Añádele a esta problemática que el rango de la metralleta es limitado, lo que implica que sólo puedes eliminar obstáculos a una distancia próxima, entre 1 y 2 segundos en relación al tiempo para estrellarse. Siendo sinceros, es imposible sacarle ninguna pega a los controles, pues son altamente precisos; así que, cuando empotres el mando contra el suelo, recuerdálo: la culpa es tuya.

 

Nuestro objetivo principal consiste en recolectar Atómikas, unas bolas de energía que flotan sueltas o pegadas a las trampas en cada nivel que te permiten desbloquear nuevos mundos y niveles bonus. Es justamente la disposición de estas esferas lo que hará que perezcas muchas más veces de lo normal si tu objetivo es recolectar todas las expuestas en cada escenario. Porque lo realmente tedioso no es superar un nivel, sino completarlo al 100%. Se dice pronto, pero para conseguir estas atómikas sin morir en el acto tienes que tener en cuenta infinidad de elementos que están diseñados para eliminarte si te pasas una milésima de segundo pulsando cualquiera de los botones. Y como pasa con las trampas, cada esfera demanda también un timing distinto, no te creas que están todas ahí puestas esperando a que puedas cogerlas y llevártelas como si nada, están situadas en rincones donde tus probabilidades de supervivencia son de 0’5 entre 100.

 

 

Desaconsejado para quienes odian los niveles acuáticos

Llega el momento de comentar el fuerte y sentido de ATOMIK: RunGunJumpGun: la dificultad. De los tres mundos que disponemos, el primero es el típico armado en cada pared con sierras, pinchos y cañones automáticos, nada nuevo si ya jugaste a juegos como Super Meat Boy. El segundo mundo guarda más referencias al indie VVVVV, jugando con la gravedad y los bordes de la pantalla dispuestos como portales que nos teletransportan desde la parte superior a la inferior y viceversa para sortear las afiladas paredes. El salto abismal, el auténtico desafío de este shooter 2D, ocurre el tercer planeta con las fases acuáticas, donde hay que atravesar zonas inundadas con los controles invertidos. Y esto es sólo lo que presenta la primera sección del tercer mundo, que comienza echando por la borda todo lo que has aprendido hasta el momento, obligándote a asimilar desde cero las nuevas mecánicas que se introducen.

 

 

La supervivencia es otro de los elementos relevantes en los niveles, pero los de Thirtythreegames han sido piadosos concediendo un margen de error que nos permite sufrir daño una única vez. Al sufrir un segundo daño nuestro personaje será teletransportado como un haz de luz, acompañado por una festiva secuencia de alumbrado de colores, al principio del nivel, perdiendo todas las atómikas conseguidas y reiniciando todas las estructuras del escenario. Aunque claro, este punto de vida adicional, junto a las atómikas, es un elemento que también queda registrado al superar cada nivel. Por lo que para completar el juego al 100% se presenta el reto de superar todos los niveles sin sufrir ningún daño. Aunque esto ya depende de tu grado de exigencia y perfeccionismo.

 

 

La estética mantiene el atractivo del género indie, con apariencia basada en el Pixel Art, repleta de de colores altamente vivos y llamativos que destellan en nuestras pupilas constantemente con cada explosión. Es por esto que el juego recomienda no jugar si se padecen problemas de epilepsia. Complementando al apartado estético, la banda sonora de ATOMIK: RunGunJumpGun viene definida por un estilo Chillstep que, aunque consigue meternos de lleno en el ambiente espacial que caracteriza la temática de los escenarios, peca en ocasiones de relajante. La música ambiental en este caso no es un elemento de apoyo como ocurría en otras obras de scroll-automático como Bit Trip Runner, guiándonos a través del ritmo para saber cuando accionar un botón. Aquí, tu único apoyo es el sonido de la gatling.

 

 

ATOMIK: RunGunJumpGun – Una historia de superación para tu curriculum

Como ya se ha mencionado con especial hincapié, superar los niveles de ATOMIK: RunGunJumpGun no es tarea fácil. Esta obra supone todo un reto que requiere una precisión absoluta a la hora de sortear los obstáculos; un timing perfecto alternando la acción de cada botón; una memorización exacta sobre las respuestas de los artefactos destructivos, caminos a seguir y localizaciones de esferas atómikas. Y a su vez, demanda del jugador paciencia, práctica, adaptación y una contínua capacidad de superación para completar las cuatro secciones de cada mundo, cuya dificultad aumenta de forma exponencial. Bueno, y además de todo esto, más te vale tener una alta tolerancia al fracaso y saber gestionar las dosis de autodestrucción, porque si no es así vas a tener un viaje verdaderamente frustrante.

 

Hablamos de un título que opta a ser uno de los acción-plataformas más desafiantes, aunque deja en el aire una serie de elementos que podrían haberlo convertido en una aventura más memorable, como: una banda sonora más cañera que mantenga activos nuestros sentidos, un apartado narrativo que le otorgue sentido a lo que hacemos o implementar una serie de incentivos que premien mejor la hazaña de completar el juego al 100%, más allá de la pura satisfacción personal. Por otro lado, si has disfrutado de obras anteriores del mismo género como Super Meat Boy, VVVVV o Bit Trip Runner, sin lugar a dudas, darle la oportunidad a RunGunJumpGun será un acierto que pondrá mucho más al límite tu pericia con el manejo de físicas relacionadas con la gravedad.

 

Este análisis ha sido posible gracias a un código de descarga proporcionado por Good Shepherd Entertainment.

Pocos juegos presentan una dificultad tan extrema como lo hace ATOMIK: RunGunJumpGun, un acción-plataformas de scroll automático que te hará conocer la muerte una infinidad de veces. Dispone más de 120 niveles en los que se combinan trampas y mecánicas similares a las vistas en Super Meat Boy y VVVVV.
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67
PROS
Una dificultad adecuada a un control altamente preciso
La estética Pixel Art y la exposición de colores son un espectáculo visual
Es frenético, desafiante y adictivo. Perfecto si buscas un reto
CONTRAS
Podrían haberse aprovechado los diálogos de los personajes para algo mejor
Si completas el juego al 100% es por amor al arte
La música no es tan cañera como los niveles
70
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