Resulta curioso cómo el juego que catapultó a la fama de la escena indie a Edmund McMillen y Tommy Refenes sea el último en llegar a Nintendo Switch tras The Binding of Isaac Afterbirth y The End is Nigh. No me malinterpretéis, no se hace raro por sus mecánicas, se hace raro por volver a lo que lo originó todo. Porque si es por las mecánicas, Super Meat Boy sigue aguantando el paso del tiempo como un filete de Roca Goron macizo a pesar de llevar ya siete años correteando por el mundo muriendo una y otra vez contra cualquier cosa imaginable.
Volviendo al indie clásico básico, esta vez en compañía
Super Meat Boy para Nintendo Switch no deja de ser el mismo juego que analizamos hace ya un tiempo para Wii U, que a su vez era la versión que el mundo llevaba disfrutando desde hace años. Os recomendamos que os leáis nuestro análisis por eso de no hacer un copiar y pegar del texto, a pesar de que los autores lo han recomendado, y luego volváis aquí para hablar de las novedades de esta versión, que las hay.
Pero hagamos un resumen rápido. Super Meat Boy es un juego de plataformas, uno muy exigente que pide destreza velocidad y capacidad de improvisación en algunos de sus recorridos. La muerte esta muy presente en el título, pero la reaparición es instantánea fomentando el clásico «un intento más y lo dejo». Y nunca es solo un intento más. Super Meat Boy es un juego largo, duro y con muchísimos secretos y extras dispuestos a recompensar a los jugadores que los encuentre. Y recordad, si los niveles del mundo de la luz os parecen fáciles, siempre tenéis los mundos de la oscuridad. Decir que este mundo es el modo difícil de las pantallas convencionales sería mentir. No es el modo difícil es el modo locura demencial, donde hay que dominar los saltos y entender a la perfección los timmings y el diseño de niveles para poder progresar.
Obviando lo evidente de la plataforma como es la portabilidad y el poder jugar en cualquier parte, Super Meat Boy para Nintendo Switch incluye uno de esos modos con los que la comunidad de speedrunners lleva fantaseando desde el 2010 y que el propio Team Meat ha confesado que lleva todos estos años deseando meter. Hablamos del modo carrera, en el que podemos compartir un Joy-Con un un amigo y retarle a pasarse desde un mundo hasta al juego completo a pantalla partida en una competición que servirá para ver quien es el mejor en esto de las plataformas y echarse de paso unas risas y maldecir los niveles oscuros en compañía. Sin duda es un modo divertido, que no cambia el juego, pero aporta novedades y piques con amigos que siempre es bien recibido.
Super Meat Boy – La versión de Nintendo Switch es la carne definitiva definitiva
Nintendo Switch le sienta como un guante a Super Meat Boy. Ambas cosas son rápidas, permiten echarse partidas cortas donde quieras y cuando quieras. El modo carrera parece el típico añadido chorra, pero es una idea genial para uno de los plataformas más rápidos y frenéticos de esta década. Siempre viene bien tener una pieza de la historia de los videojuegos en todas las consolas posibles y en la híbrida de Nintendo Meat Boy se siente como en casa hasta que tenga que salir a rescatar a su hija en Super Meat Boy Forever. Pero eso es otra historia.
Este título ha sido posible gracias a un código de descarga de la versión de Nintendo Switch cedido por BlitWorks y Team Meat.