En la industria del videojuego, las compañías siempre se han preocupado por crear auténticas obras maestras y que se quedan en la memoria de los jugadores. Esto es algo obvio, pero esta preocupación nació en sus inicios por un deseo de hacer los sueños de mucha gente realidad a través de la interacción con un mundo «imaginario», y este deseo ha seguido evolucionando. Hoy en día, los estudios siguen intentando desarrollar la mejor experiencia interactiva posible, pero las más grandes compañías como Microsoft también se preocupan de algo tan importante como lanzar el mejor videojuego de la historia: que todo el mundo pueda disfrutarlo. En su día, la empresa americana lanzó un dispositivo para Xbox que era un mando adaptativo para personas con discapacidad, especialmente de movilidad. Este controlador se puede personalizar y configurar al gusto de cada uno para que cualquier persona pueda disfrutar de su título favorito. Y así lo hizo Rory Steel.
Rory Steel es un usuario de Twitter que publicó un vídeo en el que se veía a Ava, una chica con discapacidad que estaba usando ese mando adaptado para que ella pueda jugar a The Legend of Zelda: Breath of the Wild; la imagen es hermosa a más no poder. Tal y como dice Rory Steel en el mensaje adjunto al vídeo, Ava está disfrutándolo de la misma forma que lo hacen sus amigos. Una imagen vale más que mil palabras, ¡así que os lo dejamos a continuación!
Finished! Ava gives my homemade #accessibility controller V1.0 the thumbs up. She can play @Nintendo #BreathoftheWild on her #switch like her friends now. All thanks to @Microsoft 🙌 #adaptiveController #XAC @brycej @ArranDyslexia @shanselman pic.twitter.com/dOhGnUFZa0
— Rory Steel (@JerseyITGuy) January 19, 2020
Este tipo de situaciones que, por suerte, se hacen más o menos virales y consiguen que sean vistas por miles y miles de personas diferentes, son muy emocionantes, y hace que por un momento dejemos nuestros pequeños problemas a un lado y disfrutemos de cómo alguien como Ava está disfrutando de un videojuego exactamente igual que cualquiera de nosotros (o incluso más, ¡porque su sonrisa le llega de oreja a oreja!).