Pues sí, la quinta edición de la Gamépolis de Málaga llegó hace dos días a su fin, y tal y como ya os comentamos (o visteis por Twitter), NextN estuvo representada por una servidora en el evento, que estuvo repleto no, repletísimo de todo tipo de elementos que nos hicieron sentir afortunados de poder asistir a él. Pero no quiero andarme por las ramas, así que vamos, punto por punto, a comentaros cómo vivimos el evento, lo que reímos, lo que sufrimos y, sobre todo, lo que nos divertimos pudiendo disfrutar de lo que más nos gusta: los videojuegos.
Un evento. Una redactora. Una única misión
Tras unos buenos 45 minutos de trayecto y espera (gracias empresa de buses por esa cadencia de vehículos en fin de semana) y con más de 30º a la espalda, pude situarme frente al monstruoso edificio que es el Palacio de Ferias de Málaga, dispuesta a enfrentarme a la nueva edición de Gamepolis, de la cuál contaban había aumentado aún más su extensión, ocupando un pabellón más que en años anteriores, y cuál fue mi sorpresa al ver que el espacio del evento superaba con creces mis expectativas. Llevo acudiendo a Gamepolis desde su primera edición, y puedo decir que nunca he estado más contenta en cuanto a espacio que como en ésta.
Añadir el segundo pabellón del recinto ha sido la idea más acertada del mundo, pues al encontrarse una división de zonas tan amplia permitía moverse con fluidez incluso en sábado, salvo quizás por las zonas de tiendas, donde por desgracia sí se repetían esas escenas tan típicas de agobio, y que se extendían también a los stands de torneos ubicados en esta zona, logrando que el aire acondicionado, tan ansiado y sentido por todo el recinto, careciera de efecto. Fuera parte de esto, como decimos (y repito hasta la saciedad, lo sé) el espacio habilitado para disfrutar de los videojuegos era maravilloso. Ya fueras interesado por los e-Sports o por las máquinas arcade, podías disfrutar de todo ello sin problema, siempre que esperases la rigurosa cola que suele formarse cuando una auténtica legión de jugadores quiere disfrutar del mismo título que tú.
«Que sí, que era grande, muy bien, ¿pero qué tenía? ¿merecía la pena?». Ahora voy a ello, tranquilos, impacientes. Lo cierto es que había de todo, buscases lo que buscases, estaba en Gamepolis (salvo juegos para comprar baratos, claro está, que las tiendas suelen subirse a la parra en estos sitios). Mi sitio favorito, sin duda, fue la zona arcade, donde la asociación Retro Sevilla puso a disposición de los visitantes un número nada desdeñable de máquinas de este tipo, y donde también se podía disfrutar de la exposición de consolas antiguas, a la vez que jugar a a algunas de ellas. La MegaDrive con Sonic fue la niña de mis ojos, tengo que reconocerlo, la nostalgia me pudo y me eché mis buenas partidas, y me hubiera absorbido por completo si no hubiera tantas cosas que ver (y trabajo que hacer).
En el mismo pabellón que las máquinas retro encontrábamos también la zona habilitada para tomarse un descanso y comer, en la cuál debo de hacer un inciso de la limpieza de estas. En serio, normalmente la gente suele dejarlo todo hecho un desastre, pero todo se veía perfecto, cosa en la que supongo que no tendría el fantástico servicio de limpieza sólo la culpa, así que os doy las gracias a los asistentes por ser un poquito más cívicos y recoger lo que ensuciabais. Puede parecer tontería, pero si está a disposición de todos, ¿que menos que mantenerlo de esta forma? En fin, hecho este inciso, el pabellón dos también lo ocupaban la zona de Call of Duty, la de Smash, la de realidad virtual (en la que más de uno acabó rodando por el suelo de la emoción) y una que ocupó también buena parte de mi tiempo: la zona indie.
En ella se podían encontrar grandes apuestas del sector, tanto conocidas (como Blasphemous) como aquellas que pisaban por primera vez un evento así. No entraré mucho en detalles, pero había apuestas realmente interesantes de las que esperamos traeros información más adelante, y, en general, la gran mayoría de los desarrolladores con los que hablaba me comentaban maravillados que tenían en mente publicar en Switch, al ser una consola que consideraban muy versátil. ¡Parece ser que tendremos un aluvión de juegos patrios!
Pero, por supuesto, la acción principal se sustentaba en el pabellón 1, en el que se llevaban a cabo la mayoría de torneos y retransmisiones de los e-Sports, siendo el principal el famoso League of Legends, cuya pantalla gigante hacía que te quedaras embobado mirando lo que ocurría, siempre que un foco no te dejara ciego en su recorrido, claro está. Da igual donde te sentaras, que uno de ellos pondría a prueba tus retinas. Pero, ¿qué pasa con Nintendo? Pues que Nintendo estuvo soberbia en cuanto a localización y ambientación. Nada mas entrar al pabellón nos encontrábamos de frente un auténtico ring en el que poner a prueba nuestros brazos con ARMS, seguido de una enorme rueda que daba apoyo a aquellos jugadores que quisiesen probar Mario Kart, sin olvidarnos el vergel artificial que representaba la zona de Zelda (con espada maestra incluida) y la joya de la corona, Splatoon 2.
Cabe mencionar que en todas y cada una de estas actividades había una cola impresionante, en especial para el juego de nuestros queridos calamarcitos, aunque, al menos el domingo, para evitar esperar tanto de pie, se pusieron unas sillas para hacer más llevadera la espera a los visitantes, un detalle que es de agradecer, sobre todo para esos valientes padres que aguantan sin parar la energía de sus retoños. Y estos salían bastante contentos de la experiencia, esperando poder disfrutarlo nuevamente.
Por supuesto, Gamepolis no sería lo mismo sin sus consabidas charlas y conferencias de grandes del sector, a las que por desgracia no pudimos acudir a todas por pisarse en duración con otras. Pero temas tan recurrentes como el papel de la mujer en los videojuegos, el cómo desarrollar juegos para convertirlos en e-sports o la ya recurrente charla de los chicos de Héroes de Papel hacía que mereciera la pena asistir al máximo posible de ellas. En mi caso, disfruté enormemente del concierto que los chicos de Games Waves Band ofrecieron durante dos horas, en el cuál tocaron un sinfín de temas conocidos, desde Pokémon, a Metal Gear o Kingdom Hearts, en la cuál no pude evitar llorar. Si es que la música transmite demasiado, ¡leches!
A su vez, no faltaron el tradicional concurso de cosplays y los talleres libres que permitían tanto aprender a modelar en 3D, como a hacer figuritas de hama y similares. Sin olvidarnos, por supuesto, de los diferentes torneos, entre los que encontrábamos algunos para los usuarios de 3DS, como los de Monster Hunter o Pokémon, en los cuáles debo de hacer un apunte. No sé si ocurrió lo mismo en el resto de torneos, ya que era imposible estar al tanto de todo, pero en el de Pokémon cundió el caos. Los encargados de llevarlo a cabo fueron los chicos de Pokecracks, una asociación malagueña que ya se encargó de lo mismo en otras ediciones, y que realizan este tipo de torneos con asiduidad por toda la Costa del Sol, es decir, que no son precisamente novatos en lo que se refiere a organización.
El problema vino cuando el evento no les permitió hacer una lista cerrada de participantes, lo que llevó a más de cien participantes del mismo que se iban apuntando en tropel conforme pasaban cerca del stand, teniendo únicamente cinco personas que mantener el orden en un espacio muy reducido, demasiado. Estoy completamente segura de que, de haber contado con más espacio no hubiera habido mayor problema, pero el stand era poco más que un cuadrado con dos mesas que no permitía jugar a más de veinte personas a la vez. ¿Qué pasó con esto? Pues que se produjeron aglomeraciones, confusiones y enfados por parte de padres sin consideración que amenazaban al no entender lo difícil que se tornaba mantener el orden con esas características, lo que conllevó a que la final del torneo se produjera en la calle por falta de tiempo.
https://twitter.com/IgnisExplode/status/888861371408015360
No pretendo criticar al staff de Gamepolis, formado por voluntarios muy atentos y cordiales en todo momento no tienen culpa de ello, pero es mi deber mencionar esta falta de previsión por parte del evento. Pokémon es un juego que mueve mucho, más si tenemos en cuenta que el premio del torneo era una Nintendo Switch, por lo que era evidente la afluencia de gente que iba a tener el torneo. Espero que lo ocurrido sirva para que esto no se repita en próximos años, pues ensombrece la imagen de un evento realmente estupendo y lleva a situaciones límite a aquellos encargados del stand, haciendo que pierdan las ganas de querer organizar algo la próxima vez.
En resumen, salvo este pequeño detalle, considero la quinta edición de Gamépolis como un evento muy positivo, que nada tiene que envidiar a las grandes convenciones de Madrid o Barcelona. Estamos in lugar a dudas ante el gran evento de videojuegos del sur, y queremos que siga siendo así por muchos años. ¡Nos vemos el año que viene!
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