Análisis – Nintendo Classic Mini: Super Nintendo Entertainment System. El «Cerebrín de la Bestia»

Dicen que el primer amor es uno que te marca de por vida. Es algo que se ha tratado en miles de canciones romanticonas, innumerables películas y hasta ha protagonizado numerosos estudios de psicólogos que, por algún motivo, se han visto interesados en la materia (¿estarían también marcados?). Las reacciones que el cerebro dispara a nuestro cuerpo y nuestra mente cada vez que lo recordamos son tremendamente intensas e impredecibles, pero se potencian aún más cuando nos topamos con ese objeto tan especial…

 

Yo mismo lo he vivido en mis carnes, y no hablo de personas. He podido reencontrarme con mi primer amor videojueguil. Lo que Super Nintendo hizo por y para mi visión de los videojuegos es algo que aún a día de hoy no puedo describir, (pero sí puedo sugerir, Super Mario World es el rey de los plataformas) y la sensación que transmite volver a encontrarse con ella gracias a SNES Classic Mini es como la de encontrarse con una vieja amiga o como, esta vez sí, toparse por azar con esa persona que fue tan importante para ti y acceder a ese café para compartir largas horas hablando de lo humano y lo divino.

 

 

Pequeña, pero encantadora

Ha llovido mucho desde junio del 92, pero el encanto de los 16 bits es algo eterno. Este reencuentro deja claras ambas cosas. Aquel «Cerebro de la Bestia» que teníamos perennemente enganchado a nuestra tele de tubo se ha convertido en un «Cerebrín de la Bestia» que ahora conectamos a nuestras pantallas planas y de alta definición. Ahora cabe en la palma de una mano, sus entrañas son distintas y no necesita cartuchos. Así, suena como un aparato completamente diferente; pero, apariencia aparte, es el catálogo lo que da forma y mantiene la esencia de esa clásica consola.

 

Habrá desacuerdos en esto. Hay quien piensa que 21 títulos (aquí puedes verlos todos) son escasos, que se podría aprovechar más y sobre todo conseguir una variedad más grande. Y en parte tienen razón. Hay ausencias tan inexplicables como Final Fight, se echan en falta aquellos mágicos Chrono Trigger y Terranigma, el rompedor Killer Instinct o incluso alguna pincelada relacionada con el género de los puzles. Pero el catálogo de SNES era tan grande que sería imposible que la selección acertase con todos. Siempre había algo más, un título más del que fardar con los colegas y por el que encender «la Super» a hurtadillas.

 

Menú SNES Classic Mini
A través del menú principal puedes ver qué juegos aceptan multijugador, cuáles ofrecen guardado de partidas nativo, acceder a las opciones, los puntos de restauración…

 

 

Por otro lado, ganamos un Final Fantasy III (Final Fantasy VI) que sigue quitando el hipo con esa introducción aderezada por un magnífico tema de Terra, un Street Fighter II Turbo: Hyper Fighting que sigue funcionando genial para los piques, un Super Metroid que prosigue la historia justo por donde la ha dejado el reciente Metroid: Samus Returns, un, un, un… una ristra cargada de joyas que podría tenerme horas hablando de bondades y anécdotas con la boca llena y mirando de reojo al mando.

 

Sin embargo, la gran estrella de este catálogo, ese más uno del 20+1 que tanto ha repetido Nintendo, es Star Fox 2. La secuela perdida de Star Fox (Star Wing en Europa por aquel entonces) ha vuelto a la vida para recordarnos que fue una idea casi llevada a cabo por Dylan Cuthbert y compañía, y que prácticamente jugaba en otra liga con respecto a su predecesor. Más estratégico, con el constante control de una Corneria atacada desde varios puntos de la galaxia, mucho más variado, exigente y refinado. Requiere un poco de abstracción y contextualización, en esa época lanzar un juego en 3D era como venir de un futuro lejano, y sobre todo necesita sacarse de la cabeza los estándares actuales. El tiempo le hace flaco favor si no te ciñes a lo que es, a cuándo iba a salir y cómo eran las cosas por aquel entonces.

 

 

Solo para nostálgicos

Quizá los mandos (incluye 2) puedan seguir siendo una molestia. No por la disposición de sus botones ni por su cruceta (genial, pero causante del mítico «Pulgar Nintendo»); sino por su cable. Este inconveniente era bastante grande en el caso de NES Classic Mini, que prácticamente te obligaba a tirar de infancia y jugar sentado delante de la TV; y aquí, aunque se ha aumentado la longitud, sigue quedándose un poco corta para muchos de los salones actuales. El tamaño de las pantallas, donde los pixelotes lucen orgullosamente, es totalmente superior a por aquel entonces y, por muy romántico que uno sea, sigue siendo incómodo tener que acercarse para jugar. Aunque no está de más, ya que para cambiar de juego hay que pulsar el botón de Reset o acudir a cierto «truquillo» con el Mando Clásico de Wii, que también es compatible.

 

Los problemas, que tampoco se podrían considerar como tal, acaban justo donde acaba el susodicho cable. SNES Classic Mini ha nacido para que los coleccionistas y los nostálgicos caigan rendidos a sus pies. Su experiencia, por muchos menús, marcos, y filtros (realmente 3: TV, 4:3 y Original) que tenga; se reduce a revivir algunos de los mejores títulos de los años 90, incluso hacerlo otorgándoles una accesibilidad mayor. Recupera los puntos de guardado de NES Classic Mini, algo que acaba con aquella encrucijada cuando surgía una urgencia y tenías que soltar el mando, algo a lo que también nos está «malacostumbrando» Switch.

 

 

Pueden pasar los años, podremos disfrutar de muchísimos y muy diferentes juegos, pero hay experiencias que siempre quedarán clavadas en nuestra memoria. Para muchos de nosotros acabar con Bowser en su nave payaso fue ver por primera vez el final de un videojuego, lanzar un Hadoken supuso nuestro primer acercamiento a un «input» más complejo en un título de lucha y la entrada al castillo de Drácula nuestro primer contacto con el clan Belmont. Claro que se le notan los años, como al que escribe estas líneas y como el que seguramente las esté leyendo, y claro que hay muchas mecánicas, gráficos e ideas obsoletas; pero SNES Classic Mini es una consola pensada para los viejunos, para los coleccionistas, para lo amantes de lo retro. No trae la época de los 16 bits a casa, te absorbe y te transporta a ti a ella con 21 pildorazos que resumen lo que supuso la que para muchos fue, es y será la era dorada del videojuego.

 

Y por supuesto, me tomaría otro café con ella, y los que hicieran falta.

 

El mítico Cerebro de la Bestia ha vuelto, pero esta vez cabe en la palma de la mano. SNES Classic Mini es una oda a los 90, un viaje en el tiempo en el que tu único equipaje son 21 juegos y dos mandos que se te clavan en el corazón. Es pequeña, es una monada, y nos tiene enamorados.
Nota de lectores1 Vota
4.5