Si hay un género en el mundo de los videojuegos que se ha visto beneficiado por el crecimiento de la escena independiente en la última década, no cabe duda de que es el género de los metroidvania. El estilo de juego bautizado a través de la cazarrecompensas espacial y la saga vampírica ha construido su propio terreno en el imaginario colectivo gracias al testigo recibido por los indies, y aunque a día de hoy es Metroid Dread quien está en boca de todos, los culpables de que el género esté de moda son referentes como Bloodstained, Blasphemous o el omnipresente y aclamado Hollow Knight. Todos ellos, con sus diferencias mecánicas, espirituales y de ambientación, tienen dos puntos en común que los unen: el primero es la exploración por mundos repletos de obstáculos que sólo pueden superarse mediante la evolución del personaje y la adquisición de habilidades, y el segundo, y que a priori es igual de inamovible, es el combate como mecanismo de progresión. Pero en un terreno tan definido, en el que hacer las cosas de forma diferente siempre es una forma arriesgada pero muy válida de construir tu propio camino, no todo el mundo se atreve a innovar y dar una nueva perspectiva. Resulta especialmente llamativo si hablamos de un desarrollador independiente como Kyle Thompson, que además hace su debut en la escena indie. Sheepo, su ópera prima, nos presenta un escenario muy atrevido en el que se deshace del yugo de lo combativo para fundamentar todo su título en el primero de los dos hilos conductores del género metroidvania: la exploración. ¿Quién necesita luchar cuando puede hacer las cosas de un modo más pacifista? Acompañadnos en esta curiosa historia cuyo héroe no combate, sino que explora y rescata. Eso sí, os invitamos a ver nuestro gameplay antes de ponernos en situación.
El grandilocuente viaje de Sheepo
¡Menudo despertar el del pobre Sheepo! Acaba de levantarse de la cama y ya tiene una misión terriblemente importante siendo su primer día de trabajo: salvar a todas las criaturas del universo, en una suerte de Arca de Noé espacial cuyo cometido es preservar la fauna universal frente a un cataclismo inminente. Pero claro, una misión tan grande tiene que empezar con un objetivo algo más modesto, por lo que Sheepo tiene que comenzar su bíblica aventura en un pequeño planeta llamado Cebron. El objetivo es reunir huevos de las seis especies que habitan el planeta, para así salvarlas de la extinción.
Así comienza el recorrido por el planeta Cebron, que es en realidad el único que visitamos en el transcurso del título, a pesar de lo que podamos pensar tras ver esa grandilocuente presentación. Pero eso no quita ni un ápice de importancia a la tarea del bueno de Sheepo, que se adentra en un mundo desconocido con el fin de garantizar el futuro de las especies que lo habitan. Lo más significativo de todo es que, debido a su misión rescatadora y pacifista, Sheepo no es un combatiente. De hecho, carece por completo de habilidades ofensivas. Pero justo eso es lo que lo hace diferente y lo que provoca que merezca la pena que os contemos su aventura.
¿Dos de cada especie? En Cebron basta con uno
Sheepo tiene un arsenal de habilidades bastante modesto, de hecho se basa en dos movimientos: el doble salto y el wall jump, que nos permite rebotar de pared en pared para ascender en lugares estrechos. No contamos con ningún otro arma en nuestro arsenal para avanzar… Al menos hasta que avanzamos en la aventura. Porque Sheepo no es una oveja cualquiera, cuenta con un poder especial que lo hace único. Tiene habilidad de cambiaformas, y tras conseguir el huevo de una criatura, adquiere la habilidad de transformarse en esa criatura cuando está cerca de ella. Y en este hecho se fundamenta la progresión por el mapa de Cebron.
Los seis huevos que necesitamos conseguir para completar la aventura nos abren un mundo de posibilidades ante nuestros ojos. Poseer a un pájaro para volar, a un gusano esquelético para movernos bajo tierra o a una especie de pelusa andante para escalar paredes (todo ello por tiempo limitado, eso sí) es la forma que tiene el título para limitar nuestra exploración hasta conseguir la habilidad adecuada. Nuestro avance tiene ayudas como puntos de teletransporte y puntos de guardado, pero hay zonas que no se pueden visitar hasta conseguir el huevo indicado y desbloquear la opción de transformarnos en la criatura necesaria.
Sheepo, la oveja pacifista
Como ya hemos dicho, Sheepo no basa su progresión en el combate, una decisión muy arriesgada pero muy atrevida, y que hace que el título sea bastante accesible para jugadores que disfruten poco del combate. Cuando no es necesario el combate para avanzar, mucho mejor no meterlo con calzador. Nuestro héroe avanza sin combatir, y su peor rival es, sin duda alguna, el entorno. Zonas con pinchos, con sierras o con otro tipo de obstáculos y trampas, un clásico en el género metroidvania, son la mayor amenaza que enfrentamos en nuestro progreso con el mapa. Si morimos, resucitamos en el último punto de guardado que hemos visitado.
Un caso aparte son los jefes. Ni siquiera con ellos adoptamos una posición ofensiva. El formato de los jefes de Sheepo es un formato algo pasivo, que se basa en esquivar los ataques de esos jefes, normalmente enfrentándonos a mecánicas de estilo bullet hell en las que basta con sortear ataques y sobrevivir el tiempo suficiente para que sean los propios jefes quienes vean cómo sus ataques se vuelven en su contra y acaban con ellos. Resulta un ambiente bastante atípico en un metroidvania, pero justamente por eso se siente muy fresco, diferente y satisfactorio. Y no está del todo exento de desafío, pues tiene su miga esquivar bien en ocasiones.
Cebron no es muy grande, pero sí muy interesante
Uno de los grandes retos a los que se enfrenta Sheepo, al carecer por completo de sistema combativo, es la exploración. Fundamentando todo su espíritu en este aspecto, se enfrenta a un reto bastante importante, y lo solventa con eficacia. El diseño de niveles del planeta Cebron está muy bien medido, siendo accesible para todos los jugadores pero al mismo tiempo entrañando un desafío que, si bien los más experimentados del género no tienen demasiada complicación para superar, sí que supone un reto lo suficientemente complejo como para resultar satisfactorio para todos.
Aparte de ello, construye un mundo bastante rico y variado en la medida de sus modestas posibilidades. También tenemos que coleccionar plumas que sirven como moneda de cambio para avanzar en ciertos momentos, y módulos de energía para aumentar nuestra vitalidad, siendo imposible completar el 100% del título si no nos entregamos a estas tareas. Esto se une a algún que otro jefe opcional, algún que otro minijuego y alguna que otra zona especial distinta al resto, para crear un mundo muy completo en el que los NPC también ponen su grano de arena, enriqueciendo la trama y dándole toques humorísticos bastante satisfactorios.
La aventura de Sheepo, eso sí, es breve y se acaba en un suspiro. En un promedio de entre 3 y 4 horas podemos completar la aventura al 105%, es decir, todo el contenido básico y los extras que prosiguen tras completar el 100%. Es bastante corto, sí. Incluye tres modos de dificultad, pero entre ellos no hay una diferencia abismal, aparte de que los jefes se vuelven más agresivos y veloces y que no encontramos tanta facilidad para recuperar vida por el camino, más allá de los puntos de guardado. Y hay algo que los speedrunners deben saber, porque es importante, y es un pequeño fallo que debería arreglarse mediante actualizaciones: si activamos el Modo en Espera de Nintendo Switch sin haber cerrado el juego, el reloj interno sigue corriendo aunque no estemos jugando, cosa que puede fastidiar nuestro crono si intentamos batir nuestro récord de velocidad.
Sheepo es wholesome hasta decir basta
La estética del mundo de Sheepo, basada en diseños cálidos, amables y divertidos, bebe sin duda de algunos de los títulos independientes que han convertido al género en referencia. El tono cómico de algunos personajes se aúna a la perfección con una ambientación muy agradable que funciona muy bien tanto en modo sobremesa como en modo portátil, con la excepción de alguna zona concreta que sufre caídas de frames, todo esto a pesar de que a simple vista uno pueda pensar que habría que forzar la vista más de lo necesario si sacamos la consola del dock. No es así en absoluto, ni con los personajes ni con los textos de los diálogos o los tutoriales.
En el apartado sonoro, tampoco hay motivos para quejarse. Más bien al contrario. La banda sonora tiene composiciones variadas que nos hacen movernos de melodías relajadas y melancólicas a tonos algo más «raros» y más «funky«. Las composiciones acompañan muy bien a la ambientación y se alternan entre sí de forma suave y paulatina, en lugar de cambiar abruptamente al movernos entre zonas. Y lo mejor de todo es que cada melodía está impregnada de personalidad y carácter propio, y algunas resultan tan pegadizas que incluso dan ganas de seguir escuchando mientras no estamos jugando, una gran muestra de que el trabajo en ese sentido es bastante bueno. La unión entre estilo artístico y banda sonora crea un todo muy wholesome, palabra muy de moda actualmente y que, para quien no esté familiarizado con ella, podríamos resumir como agradable y satisfactorio. Pero hay una grandísima barrera para jugadores que no dominen idiomas: el título está en inglés.
Sheepo – No todos los héroes llevan espada
La propuesta de Sheepo busca y consigue ser diferente dentro de su género. Basa todo su potencial en la exploración y la investigación y, a pesar de ser bastante sencilla para los más veteranos del metroidvania, no está del todo exenta de desafíos y complejidad. La habilidad especial del personaje vertebra de maravilla la progresión, dando como resultado un todo bastante sólido y satisfactorio al que le benefician muchísimo las decisiones artísticas y la banda sonora. Sólo la grandísima brevedad de la aventura puede empañar un resultado que, al margen de eso, supone un soplo de aire fresco a un género que no está falto de propuestas, pero que sí que agradece y seguirá agradeciendo la introducción de nuevos puntos de vista para no estancarse y seguir creciendo.
Hemos analizado Sheepo gracias a un código digital cedido por Jaleo PR. Versión analizada: 1.0.1
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