Probablemente el nombre de Game Freak suene más que un poco a quien lo oiga, por ser la compañía que ha creado todo un universo aparte en el mundo de los videojuegos, del anime y del merchandising desde hace poco más de veinte años, y sobre todo ahora que en menos de un mes van a llegar sus dos primeras entregas de la saga principal a la consola híbrida. Sin embargo, al igual que otras desarrolladoras, no se ha limitado a centrarse en una sola IP, sino que a lo largo de los años también ha creado otros títulos ajenos al mundo de los monstruos de bolsillo, que han pasado por otras plataformas como Magical Tarurūto-kun, Pulseman, Smart Ball, Mario & Wario o más recientemente Tembo the Badass Elephant o Giga Wrecker Alt. Pues bien, ésta es otra de esas ocasiones y nada menos que con un RPG, ese género en particular en el que cuentan con más experiencia. Aunque todo hay que decirlo, ya desde el principio habían avisado que no iba a ser un juego de rol tan al uso, de estos de explorar un mundo inmenso, tratar con cientos de npcs y una trama larga y enrevesada que da para cientos de horas de inmersión, y de hecho lo han cumplido con Little Town Hero, un juego que sorprende en muchos aspectos por desafiar muchas convenciones de dicho género y por experimentar otros cercanos, dando lugar a un producto que hay que abordar con mente abierta, por aquello de que a pesar de que “no coincide con lo que tenía en mente” no siempre implica que no vaya a acabar por gustarnos. Vamos a darnos una vuelta por el pueblo y descubrir lo que se esconde entre sus calles.
Érase un pueblo al margen del mundo
Una pequeña y remota ciudad permanece aislada del resto del mundo, bloqueado el paso por un enorme castillo a modo de barrera protectora frente a los monstruos que habitan en el exterior. Esa es al menos la teoría, que la gran mayoría de los habitantes de dicha población han aceptado sin rechistar, logrando llevar una vida de lo más pacífica. Sin embargo, como suele ocurrir en la práctica, no es una situación que todo el mundo pueda aceptar, al menos sin hacerse preguntas. Este es el caso de Axe, un pelirrojo joven aprendiz de minero que no para de darle vueltas a la idea de lograr salir a través del castillo a explorar ese mundo más allá, ese mundo que tanto le niegan poder ver, ya que no se achanta con la noción de los peligros, menos aún cuando su padre logró salir al exterior. Aunque no regresó. Quién sabe, tal vez hasta podría volver a encontrárselo como un valiente explorador del mundo. De todas formas ese tema de la seguridad queda un poco en entredicho, ya que han empezado aparecer monstruos, criaturas nunca vistas antes y de lo más amenazantes, dentro del pueblo mismo, así que se puede considerar que aquí hay gato encerrado por alguna parte. Por suerte, nuestro joven protagonista se ha convertido en un consumado guerrero tras mucho entrenamiento e inadvertidamente al encontrar por casualidad una peculiar gema roja que contribuye a aumentar sus fuerzas sin ser consciente él mismo al principio de este hecho, por lo que con ingenio y destreza quizás podemos luchar por cumplir ese sueño.
Little Town Hero se desarrolla en esta mencionada ciudad, una población grande con muchas localizaciones diferentes y caras conocidas por la que nos tenemos que mover, buscando la manera de vulnerar las defensas del castillo a modo de plan secreto mientras aparentemente seguimos cumpliendo con nuestras tareas diarias de cara a la galería, esa doble vida ninja que tanto nos gusta. Por supuesto la cosa no resulta nada sencilla, ya que sólo los soldados pueden salir y entrar libremente del mismo, por lo que debemos ver la manera de conseguir ganarnos su confianza sin despertar sospechas sobre nuestro verdadero propósito. Lo malo es que la cosa se enreda con la repentina aparición de los antedichos monstruos, por lo que nuestro deber es hacerles frente, aunque para ello contamos con la ayuda del resto de habitantes. Así pues la aventura nos lleva a explorar el interior de esa “burbuja” en la que vivimos mientras aprendemos a desarrollar nuestras habilidades combativas, algo tan esencial que casi nos vamos a tirar más tiempo peleando que en otras cuestiones, y vais a entender el porqué cuando explique la mecánica a continuación, en tanto el resto lo vamos a emplear cumpliendo “recados” con la vista siempre en avanzar un poco más en nuestro objetivo principal, que es la fuga al exterior y de paso descubrir toda la verdad sobre el encerramiento de su pueblo y la aparición de los monstruos en el mismo.
Lanza tus ideas al aire
Little Town Hero presenta un sistema de combate de lo más original, tanto es así que en su tutorial explicativo nos vamos a tirar un buen rato, y aún vamos a emplear unas cuantas horas después en entenderlo del todo y en apreciar todas las posibilidades que ofrece. Comenzamos el encuentro con el contendiente de turno, sea humano o monstruo, desplegando una ruleta de ideas o ‘izzits’. Estas son posibilidades de ataque o defensa que planean en nuestra mente y a las que debemos dar forma definitiva o ‘dazzit’ para poder emplearlas contra el rival, utilizando para ello uno o más puntos de poder de los tres de los que disponemos inicialmente (ampliables hasta seis a medida que avanza el combate). Una vez tenemos preparado ese dazzit, que cuenta con sus propios puntos ofensivos y defensivos, lo usamos contra el que emplee el enemigo, provocando un choque que los daña mutuamente y provocando su desaparición en caso de quedarse sin dichos puntos defensivos, pasando entonces a utilizar el siguiente que tengamos preparado (de los que hayamos dado forma previamente) para hacerlo chocar con el próximo del rival. Llega entonces el momento clave de haber roto todos los dazzits de nuestro contendiente, pudiendo ocurrir dos cosas: que a su vez nosotros hayamos agotado todos los nuestros, momento en el cual toca cambiar de ubicación en el campo de batalla a través de una red de casillas que en cierto modo recuerda a un tablero de Mario Party, y para ello elegimos nueva casilla con un dado (o bien escogemos nosotros, si disponemos del poder de libre desplazamiento que generan ciertos dazzits nuestros al romperse), y ya en la siguiente ubicación comenzamos otro turno con la correspondiente ronda de izzits de nuevo intacta para volver a empezar; si en cambio nos ha quedado un dazzit ofensivo sin destruir se abre el turno de oportunidad de atacar directamente al enemigo, eliminándole uno de sus tres corazones de vida y pasando al siguiente turno con el correspondiente cambio de ubicación. Por supuesto, si nuestro rival o nosotros nos quedamos sin corazones, el combate finaliza, en el primer caso para continuar avanzando en la aventura y en el segundo para tener que repetirlo.
En Little Town Hero los dazzits pueden ser de tres tipos: rojos u ofensivos, que sólo podemos usar una vez por turno y se rompen, azules o defensivos, que podemos usar varias veces en el mismo turno hasta que nos lo rompan, y amarillos o especiales, que tienen efectos diversos, desde aumentar nuestra potencia de ataque hasta dañar directamente a uno o varios de los dazzits del enemigo; en las diferentes casillas del campo de batalla (que cubre varias localizaciones del pueblo según el momento de la historia) nos podemos encontrar con alguno de nuestros amigos o vecinos del lugar. En ese caso nos pueden echar una mano de varias maneras, por ejemplo, permitiéndonos transformar una idea en dazzit sin costarnos puntos, o bien con otro tipo de objetos como un cañón, que nos puede servir para realizar un ataque especial más dañino, de ahí la importancia de poder escoger bien la casilla donde caemos, o al menos tener la suerte de nuestro lado al lanzar el dado. Cuando agotamos los dazzits en el turno respectivo recibimos Break Points, que se van acumulando en una barrita y al llenarse recibimos ayuda especial en forma de nuevos dazzits más potentes o reponiendo alguno de los gastados dentro del mismo turno, lo que puede favorecer que consigamos el mencionado turno de oportunidad para poder dañar al rival. Finalmente disponemos de los puntos Eureka al acabar el combate, sea a nuestro favor o en nuestra contra, que podemos invertir en un árbol de habilidades para mejorar los dazzits disponibles en nuestra mente, por lo que incluso aunque perdamos una contienda, aún es posible aumentar el poder de nuestros movimientos, de cara a aumentar también nuestras posibilidades durante el siguiente intento. Todo lo anteriormente explicado es lo que abarca el sistema de combate en Little Town Hero, al principio se hace un poco cuesta arriba de entender, sobre todo por haber tanta información de golpe. Pero después, gracias a la ayuda del más que completo tutorial y, sobre todo una vez nos dejan a nuestro aire para realizar probaturas, acaba resultando bastante adictivo con todas las posibilidades que ofrece. Eso sí, requiere su paciencia, y no sólo para entenderlo sino por la extensión de los combates, que pueden llegar perfectamente a los quince o veinte turnos y venga a dar vueltas por las casillas del campo de batalla, ya desde el primer y segundo combates.
Un mundo de color y fantasía
Entrando en aspectos más técnicos, Little Town Hero se basa en un colorido mundo de dibujos, nada a nivel estético que resulte especialmente impactante pero que por lo menos se distancia de la franquicia de las criaturas de bolsillo, para que no haya comparaciones odiosas. Si acaso el estilo de los personajes recuerda un poco al de Zelda Wind Waker, con sus continuos gestos a la hora de hablar pero sin mover la expresión de la cara, un pequeño detalle que en el fondo trae sentimientos nostálgicos. Por el hecho de desarrollarse la trama en diferentes partes de un mismo lugar entre las cuales nos vamos moviendo no caben esperar unas diferencias radicales entre zonas, no obstante resulta bonito de ver, se crea un entorno bastante acogedor con el que progresivamente nos vamos a familiarizar, es nuestra ciudad después de todo, la que descubrimos a través de los ojos de nuestro protagonista y del resto de habitantes que tan bien nos conocen desde nuestra niñez. En el apartado sonoro, contamos con un repertorio de melodías que contribuyen a crear esa sensación de familiaridad, de tranquilidad en un pueblo de lo más recogido, combinado con otras más movidas asociadas a los combates, aunque lo más destacado son las curiosas voces de los personajes, pues todos hablan con una especie de lenguaje peculiar que suena como “mimimamemimamimi…” o algo por el estilo con diferentes tonos. Algo parecido a la jerga de Banjo-Kazooie y que a mí particularmente me hace bastante gracia, aparte de que pega mucho con la cuidada ingenuidad de los diálogos, y que recuerda al estilo y humor de los libros de aventuras juveniles, lo que ayuda a transmitir la sencillez de la personalidad de los personajes y al menos los distingue mejor unos de otros, de modo que no te limitas a cruzarte con un montón de npcs sin nada sustancial que comunicar.
Los controles en Little Town Hero son de lo más sencillos, se basan en los botones A y B para avanzar y retroceder en las opciones durante los combates, y el stick para desplazarse por ellas o para desplazar el personaje por las zonas, usando sólo el A para interactuar con otros. Aparte, y dependiendo de lo que nos encontramos en cada casilla del campo de batalla podemos usar npcs de apoyo con L o consultar lo que tenemos en la cabeza con X para determinar posibles ideas a reincorporar a nuestra rueda de acciones. Lo bueno es que podemos guardar avance en cualquier momento excepto durante el transcurso de un combate, lo que facilita el desarrollo de partidas cortas si no disponemos de mucho tiempo. El juego en general corre de manera bastante fluida, con la pequeña excepción de que si giramos la cámara en algunos espacios abiertos se produce una leve ralentización, nada dramático en todo caso, sólo si nos da por echar un vistazo al paisaje en la lejanía, porque de todas formas la vista sigue el movimiento del personaje enfocando principalmente la dirección a la que debemos dirigirnos en cada momento.
En conjunto Little Town Hero ofrece una experiencia que no cuenta con una duración excesivamente larga, no en todo caso si lo comparamos con otros RPGs. Nos puede llevar alrededor de unas quince horas si nos centramos en la trama principal y no tanto en las Side Quests, algo más de primeras si nos cuesta cogerle el tranquillo a los entresijos del complejo sistema de combate, pero en todo caso es un tiempo que se pasa bien, sobre todo engancha calcular todas las posibilidades que ofrece convertir en dazzits las diferentes ideas y emplearlas en un momento u otro de los combates, además de descubrirlas todas, que hay un buen puñado. En cierto modo se podría considerar más que un RPG por turnos al uso, una combinación de aventura con combates estratégicos de cartas al estilo de Yu-Gi-Oh o el reciente Teppen, y con el añadido de una trama que sabe mantener el encanto durante su desarrollo, acompañándonos de otros personajes que nos saben despertar emociones de simpatía, o de lo contrario en algún que otro caso, lo que siempre es mejor que la total indiferencia.
Little Town Hero – Tormenta de ideas, literalmente
En conclusión, Game Freak sigue cumpliendo con la premisa de la originalidad en sus juegos (no es tal y como lo supones cuando ves las primeras imágenes), particularmente cuando se aleja del alargado y nostálgico lore de sus famosas criaturas de bolsillo, como es el caso de este juego, por lo que como mínimo puede decir con orgullo que sabe marcar su propio camino, alejándose de la actual tendencia de continuos familiares de Dark Souls para ofrecernos una experiencia donde los combates tienen casi tanto peso como la historia principal, sino un poco más. En definitiva, si buscas algo diferente, original y que no te lleve tanto tiempo como la media de muchos RPGs, éste es tu juego, eso sí, tenle paciencia porque dominarlo puede llevar su tiempo.
Análisis realizado gracias al código cedido por Game Freak
Versión 1.1.0
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