Han pasado dos años desde que Inti Creates, el estudio encargado de títulos como Azure Striker o Gal Gun, entre otros, presentó una nueva IP que venía a aunar las virtudes de otras dos grandes sagas: Mega Man y Bloodstained. En aquel momento, hablábamos de Grim Guardians: Demon Purge (rebautizado posteriormente como Gal Guardians), y además de resaltar sus virtudes jugables, comentábamos que había ciertos temas en su ritmo de juego y en su propuesta narrativa que acababan desluciendo la propuesta general. También hablábamos de que las comparaciones, a veces, son odiosas. Y es un comentario al que le daremos la vuelta en este análisis, ya que es el momento de hablar de su secuela, Gal Guardians: Servants of the Dark.
Esta vez, las tornas cambian con respecto a lo que encontrábamos en el primer título. Si en aquel entonces nos poníamos a los mandos de las hermanas Shinobu y Maya, cazadoras de demonios, en esta ocasión la acción sigue a las hermanas Kirika y Masha, maids demoníacas y fieles sirvientes de Maxim, señor de los demonios. Las criadas se ven envueltas en una aventura que podría cambiar para siempre el status quo del Reino Demoníaco, pero nada es absoluto en este lugar. Ni siquiera la muerte. Y eso será una de las claves de su recorrido.
El señor oscuro ha sido traicionado
Tras volver de una misión, Kirika y Masha se encuentran que el castillo del señor demoníaco Maxim ha sido totalmente arrasado. No queda ni un alma en él, sólo huesos. Y no tardan en descubrir el porqué: la maid jefa, Lysa, superior inmediata de las hermanas, ha resultado ser sirvienta de otro señor oscuro, Lyzenorg. El nuevo señor ha derrotado a Maxim, pero ha cometido un error garrafal: no se ha asegurado de rematarlo del todo. Y eso nos lleva a un camino de venganza.
El alma de Maxim, aunque mermada, sigue presente, y su cabeza flotante encarga una nueva misión a las dos hermanas: recuperar sus huesos, desperdigados por el Reino Demoníaco, con el fin de recuperar su poder y hacer frente a Lyzenorg. ¿Has escuchado ese dicho que dice que todo tiene solución menos la muerte? Esto no es cierto en esta tierra diabólica, y es que Kirika y Masha tienen la capacidad de recuperar las almas de sus antiguos aliados y devolverlas a sus huesudos restos. De este modo, además de reunir los huesos de Maxim, contamos con la misión de rescatar las almas de los habitantes del castillo para poder reconstruirlo y volver a darle vida.
Gal Guardians: Servants of the Dark, una nueva dimensión al infierno
Si comparamos con Demon Purge, su predecesor, Gal Guardians: Servants of the Dark juega en una liga completamente diferente. Si el primer título presentaba unas dimensiones bastante modestas y estiraba su tiempo de juego mediante la repetitividad, aquí nos encontramos con un mapa amplio, inmenso y lleno de recovecos que explorar y sorpresas por descubrir. Una clara muestra de que la apuesta por esta saga no escatima en recursos, y también de que se ha tomado nota (o se era consciente desde el principio) de las limitaciones del primer título. Comencemos por un número: en esta ocasión, la aventura dura el doble. En torno a las 12 horas, o más, si queremos descubrir todos los rincones y secretos.
En la exploración de esta entrega, encontramos grandes diferencias. Para empezar, al contrario que en Demon Purge, la libertad es total y podemos ir en la dirección que queramos, siempre que tengamos las habilidades para ello, claro. Los tintes de metroidvania se hacen mucho más notables en esta ocasión, y con frecuencia nos vemos obligados a escudriñar cada rincón y límite del Reino Demoníaco para encontrar el siguiente camino que seguir. Y es que, por más que el mapa nos marque el lugar al que acudir, la manera de avanzar no siempre es todo lo intuitiva que debería. Es frecuente atascarse y no saber por dónde hay que ir, ya que, y aquí viene una de las principales quejas sobre el juego, a veces es demasiado obtuso.
Manteniendo la acción a un nivel excelente
La acción de Gal Guardians: Servants of the Dark mantiene la alternancia entre hermanas. Por un lado, tenemos a Masha, que usa el ataque a distancia con pistola, con disparos en ráfaga y cooldown tras quedarnos sin munición, necesitando unos momentos para recargarla. Sus habilidades son perfectas para el combate contra enemigos que suponen un peligro en las distancias demasiado cortas. Kirika, por otra parte, ataca cuerpo a cuerpo, usando un látigo que puede obtener poderes elementales si recogemos ciertos objetos por el camino. Por lo tanto, es idónea para enemigos a los que conviene golpear rápido y fuerte para quitárnoslos de encima enseguida. Cambiar entre una y otra es una de las claves del combate.
Además de sus armas principales, Masha y Kirika cuentan con todo un arsenal de armas secundarias que podemos conseguir derrotando a enemigos o abriendo cofres con el mapa. Cuchillos arrojables, espadas, alabardas, explosivos, autómatas, linternas para alumbrar el camino… Podemos equiparnos hasta dos de estas armas secundarias a la vez en cada hermana, por lo que las combinaciones son muy amplias y la personalización del estilo de combate tiene potencial para adaptarse a las mil maravillas al gusto de cada jugador.
Gal Guardians: Servants of the Dark mantiene las dos vidas como clave
La peculiaridad de jugar con Masha y Kirika a la vez, no obstante, no se queda en la alternancia de estilos y de aptitudes. Cada hermana tiene su propia barra de vida, y si una de las hermanas muere, la otra tiene aún la ocasión de alcanzar la posición de la otra para reanimarla. Dicho de otro modo: para que muramos del todo, no basta con que una de las hermanas caiga, sino que deben de hacerlo las dos. Una decisión que, al igual que sucedía en su predecesor, resulta clave para la acción. Sobre todo, en los combates contra jefes, en los que es bastante común perder el conocimiento una y otra vez, y en los que la mecánica de reanimación nos salva la vida, literalmente.
Que este factor sea relevante o no depende en gran parte del modo de juego. Si escogemos jugar en modo Casual, tenemos algo de vida extra inicial, algo a agradecer en un título cuyos combates pueden llegar a ser realmente exigentes, incluso prohibitivos, si no conseguimos pillarle rápido el punto a cada hermana. Aunque, en realidad, este modo va perdiendo fuelle con rapidez: esa vida extra suele durar poco si nos enfrentamos a algunos de los enemigos más avanzados del juego, momento para el cual ya se cuenta con que el jugador haya tomado la medida a Kirika y Masha. En nuestro caso, hemos completado el juego en modo Veterana, el modo normal, y no ha habido tanta diferencia en los compases avazados. La dificultad, eso sí, puede cambiarse a placer cada vez que iniciamos el juego.
Reviviendo el Reino Demoníaco
Como ya hemos comentado, la aventura de Gal Guardians: Servants of the Dark se basa en parte en rescatar las almas de los habitantes del castillo. Algunos de esos habitantes están ahí sólo para hacer bonito y dar toques de color a la narrativa, pero otros son de muchísima ayuda. Un almacén donde guardar armas, un carpintero que reconstruye el castillo, una Alraune que siembra material especial para el látigo de Kirika… Y el señor demoníaco Maxim, claro. Los huesos de Maxim son, literalmente, los puntos de experiencia que permiten que Kirika y Masha suban de nivel y adquieran nuevas habilidades, amén de aumentar su poder de ataque, su vida y sus PD, los puntos necesarios para utilizar las armas secundarias.
Aparte, Maxim va recuperando fuerzas a medida que progresamos en la historia. Llegado cierto momento, nos permite hacer un dash mágico que permite caminar sobre las aguas y destruir ciertos obstáculos, y un puño gigante al más puro estilo Bayonetta que rompe piedras encantadas. A este respecto, la progresión de la exploración se siente muy caótica y pobremente organizada. A veces obtenemos mejoras subiendo de nivel, otras gracias a Maxim, otras tras combatir contra algún jefe, otras consiguiendo ciertas armas secundarias… La intención, claramente, era dar dinamismo a la progresión, pero lo que consigue en realidad es que el jugador no tenga del todo claro cómo ni dónde obtener la siguiente mejora que le permita abrir más mapa.
Fanservice, ¿sí o no? Es un Gal, claro que lo hay
Uno de los puntos que más nos chirriaba en Gal Guardians: Demon Purge era la forma tan gratuita y forzada en la que introducía su fanservice picantón, una de las señas de identidad de la serie, heredada de Gal*Gun. En aquel título, se sentía artificial y pasada de rosca. Aquí, estos momentos de escotes exagerados y escenas que bordean el no apto para menores siguen estando presentes. Sin embargo, en esta ocasión se han introducido de manera mucho más natural y orgánica. No se siente tan porque sí. Puede gustar más o menos este planteamiento, obviamente, es cuestión de gustos: pero, al menos, en esta ocasión se integra bien en el conjunto y no lo convierte en una parodia.
Este planteamiento se ve enriquecido por la buena mano artística de la que hace gala una vez más. Los pixel art de personajes y escenarios recuerdan irremediablemente a los Castlevania en 2D, igual que sucedía con el primer título. Con todo, mantiene la personalidad propia y construye su propio mundo. El doblaje al japonés, tanto en diálogos como en exploración, le da un toque anime que redondea el conjunto… Aunque, en ocasiones, las hermanas y Maxim son tan parlanchines que sus diálogos se pisan con los sonidos del combate y dificultan un poco enterarse de lo que están comentando.
Gal Guardians: Servants of the Dark – Nintendo Switch. Acción excelente, exploración mejorada
La sensación que queda tras finalizar nuestro recorrido en Gal Guardians: Servants of the Dark es que se nota la mejora con respecto al título anterior. Mantiene la excelencia alcanzada anteriormente en el aspecto de la acción, y mejora exponencialmente en la narrativa y la exploración, aprovechando, esta vez sí, el potencial que se le intuía. En 2023 hablábamos de una IP prometedora. Ahora podemos hablar de una confirmación en toda regla que combina con maestría acción fluida, combates exigentes pero justos y un mundo profundo, amplio y lleno de cosas por descubrir y contar.
Hemos analizado Gal Guardians: Servants of the Dark gracias a un código digital proporcionado por PQube. Versión analizada: 1.2.2
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