«Buah, es que soy yo literal» dijo un joven Taka con pósters de Naruto, Bleach y Haruhi por todo su cuarto cuando la maquinaria del marketing empezaron a mover sus engranajes con los primeros materiales promocionales de No More Heroes sobre el 2006. La única diferencia que por aquél entonces veía entre Travis Touchdown (que sigue siendo el mejor nombre de protagonista de la historia) y yo eran la katana láser (un saludo a la RAE), la chupa de cuero molona, las gafas de sol, el piso lleno de figuras caras y una moto para nada inspirada en la de Akira.
Lo dicho, éramos iguales. Ya en 2008 por fin pude ponerme a manos de la obra de, el por aquel entonces casi un desconocido para mí y muchos, SUDA51 y lo que pasó durante las siguiente docenas de horas sin dudas me afectó. Y aunque he vuelto a Santa Destroy en múltiples ocasiones desde aquella primera visita, recientemente he estado paseando y encargándome de ciertos «trabajitos» con Travis, pero esta vez en Nintendo Switch.
Advertencia: este videojuego está clasificado como PEGI 18, por lo que los menores de edad no deben estar leyendo este análisis. Las personas más sensibles podrían quedar afectadas por algunas escenas violentas.
Cupcake de tarta de queso con arándanos
Es complicado hablar de No More Heroes en 2020, doce años después de su lanzamiento original para Wii, pero como hay que empezar por algún lado empezamos por la clásica historia. Todo empieza cuando Travis Touchdown, (un otaku bueno para nada que vive en un motel porque todo el dinero que tiene se lo gasta en figuras, juegos y alquilar pelis para adultos), termina ganando una katana láser mediante una puja en internet y conoce a Sylvia Christel, una misteriosa chica que le promete solucionar todos sus problemas si se apunta a la UAA (United Assassins Association) y mata a todos los asesinos hasta llegar al número uno. Y supongo que Travis pensó eso de: «de perdidos al río» y descubrió que a un perdedor como él se le da bien eso de terminar con la vida de los demás. La premisa es sencilla, la habíamos visto en cientos de productos culturales por aquél entonces y más aún en la última década, pero es simple, efectiva y si hablo más quizás termine revelando alguno de las vueltecitas de tuercas que tiene el guión.
Pero No More Heroes tiene bastantes puntos negros o como mínimo grises. Seamos sinceros, cuando se lanzó en Wii, el juego ya se veía mal: gráficamente dejaba mucho que desear en sus modelos a pesar de que la iluminación y estética a lo cómic cubre bien esta carencia. Sobre el apartado gráfico personalmente agradezco que el port sea de la versión original y no de Heroes Paradise de Playstation 3, pues abandonaba la iluminación original y todo se veía peor en general. Las caídas de frames eran una constante y digo «eran» porque estos problemas de framerate se han arreglado en su gran mayoría en esta edición para Nintendo Switch. También se ha añadido la posibilidad de jugar usando los Joy-Con y el control de movimiento, como si se tratasen del Wiimote y Nunchuck originales, o con controles más tradicionales. Lo que no se ha podido cambiar es que la ciudad está tan muerta como vacía y el pasear por ella es un mero trámite que hay que cumplir para ir del punto A al B para hacer algún trabajo aburrido.
Porque sí, también hay que hacer trabajos (en forma de minijuegos) de estos que en una situación normal ni entrarías a ver la oferta de trabajo, pero cuando eres un «pringao» bueno para nada y tienes que pagar la cuota de entrada para el siguiente combate clasificatorio pues igual toca cortar el césped, recoger basura o aceptar algún trabajo de asesinato menor para llenarte los bolsillos. ¡Es como la vida real donde hay que hacer trabajos basura para conseguir lo que quieres! ¡Bieeeen! Y entre curro y curro siempre puedes mejorar alguna estadística en el gimnasio, perderte por las calles de la ciudad para encontrar unos coleccionables que desbloquean habilidades o comprarte ropa y otras katanas, teniendo que hacer aún más dinero para ello en esos trabajos.
Menos mal que una vez pagamos la cuota de entrada de los combates y hacemos avanzar la historia la cosa cambia, ¿verdad? Si ir descabezando enemigos clónicos con una inteligencia artificial limitada por pasillos hasta llegar al jefe final es mejorar, sí, la cosa mejora. Al menos el juego se esfuerza en darle variedad de ambientación a los pasillos y de vez en cuando alguna mecánica nueva, lo cual se agradece. ¿Entonces qué es lo que hace que tanta gente ame No More Heroes? ¿Es un buen juego? No hay respuesta corta a esa pregunta.
Sí, que hay más héroes
No More Heroes es un juego peculiar. Lo es desde el mero hecho de que es un juego del autor de culto SUDA51, uno de esos japoneses que podrían mirar a los ojos a Hideo Kojima a la hora de hacer locuras sin importar lo que el público piense. ¿Quién si no está lo suficientemente loco para hacer un juego de wrestling en Super Famicon que acaba con asesinatos y el suicidio del protagonista? Como decía, es un juego peculiar por quien está detrás, pero también porque tiene que serlo.
Durante la docena de horas que dura No More Heroes uno no puede dejar de verle defectos, muchos de ellos causados por el limitado presupuesto del proyecto, otros por ser el primer juego de Grasshopper Manufacture para Nintendo Wii y otros tantos defectos, que si bien no me atrevo a decir que estén hechos a propósito, sí me atrevo a decir que supieron darle la vuelta para convertirse en puntos fuertes y todo gracias al uso de la ironía. Aviso que el siguiente párrafo puede dar una visión del título que quizás algunos puedan considerar spoiler, no tiene spoilers de la trama en si misma, pero proceded con precaución.
No More Heroes es la historia de un otaku fracasado que cree vivir dentro de todas las películas y series que ve. Un bueno para nada que se adentra en una espiral de matanza y autodestrucción por mojar el churro con una chica misteriosa de la que no conoce absolutamente nada, pero que le promete ser capaz de sacarlo de esa vida que lleva. La auténtica cara de No More Heroes es ser de principio a fin un juego irónico y criticar precisamente los juegos de mundos abiertos con ciudades vacías, que solo se centran en matar en niveles repetitivos, con misiones que son siempre la misma camuflada una y otra vez. Es esa ironía con la que el juego se ríe de sí mismo y de todos los juegos que encajan en esa descripción, es lo que convierte muchos de esos puntos negativos en positivos. O al menos lo intenta, porque entiendo perfectamente que lo de criticar una cosa haciendo lo mismo que criticas es algo que funciona con alguna gente y falla estrepitosamente con otra. Un «hit or miss» de manual que dicen los angloparlantes.
Pero también hay villanos
Pero todo antihéroe no sería tal sin unos villanos, si es que a los enemigos finales de No More Heroes se les puede llamar así. Los diez asesinos que tiene que eliminar Travis para llegar a ser el número uno sin duda son lo mejor del juego. Por un lado cuentan con los fantásticos diseños de Yusuke Kozaki, que es de recibo recordar que fueron los diseños de No More Heroes y su secuela los que hicieron que Intelligent System se decantase por él a la hora de ficharlo para Fire Emblem Awakening y Fates, y que sin duda su trabajo es en gran parte responsable de que cada personaje que encuentras en Santa Destroy sea más llamativo que el anterior. La otra gran baza que juega a favor de estos rivales son los duelos.
No More Heroes, como saga, no sería lo mismo sin estos duelos. Inspirados por decenas de películas de samuráis y western clásicos, los enfrentamientos uno contra uno del título son la verdadera fuerza que nos motiva a seguir realizando trabajos basura y matando decenas de enemigos clónicos. El subidón por saber quién o qué será el próximo asesino, el conocerlos a ellos, sus motivaciones y ver que todos están en una situación peor o igual que la de Travis. Es ese vínculo invisible que se crea entre los dos asesinos dispuestos a que uno de los dos dé sentido a su vida al morir. Eso es No More Heroes. Eso es lo que hace seguir jugando. Eso es lo que enamoró a tantas personas hace más de una década y por eso he vuelto a disfrutar la aventura de Travis Touchdown una vez más.
No More Heroes – «Ódiame por ser otaku adelante, estas en tu derecho»
Como toda obra de SUDA51, No More Heroes está plagado de defectos. No son juegos que serán recordados por ser portentos técnicos, ni por revolucionar sus géneros, pero sí que lo serán por ser juegos con alma. Un alma punk que trata de romper con lo establecido, criticar lo impuesto y gritar un mensaje. No en vano el lema de Grasshopper Manufacture es «Punk’s not dead«. La primera historia de Travis cumple a la perfección con la intención del estudio y nos descubrió al creativo que hay detrás a muchos, los cuales nos convertimos en fans en ese mismo instante.
En definitiva, No More Heroes es un juego deficiente en muchos aspectos, pero también es una apuesta arriesgada, un juego con un mensaje que hay que buscar (pero tampoco demasiado), un pastiche de referencias a cómics, películas y juegos que sí funcionaba en 2007 y si lo sigue haciendo a día de hoy, es porque sus pilares, los importantes de verdad, son tan sólidos que no hay katana láser que los corte. No More Heroes es, sobre todo, un juego de culto.
O quizás no y tan solo sea otro otaku «flipao» viendo cosas donde no las hay. Me voy a quitarle el polvo a mis figuritas. Adiosito ( ´ ω ` )ノ゙.
Hemos analizado No More Heroes gracias a un código digital cedido por Marvelous Entertainment. Versión analizada: 1.0.1
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