DuckTales

NESxtalgia – Viajamos al pasado de la mano de DuckTales. ¡Una aventura PATOda la vida!

¡Muchas aventuras Hay en Patolandia!

A estas alturas de partida ya pocos discuten que Super Mario es uno de los padres de las plataformas. La trascendencia alcanzada por nuestro bigotudo y querido fontanero dentro del mundo de los videojuegos resulta indiscutible e incontestable. No obstante, algunas otras compañías, más allá de Nintendo, también estaban dispuestas a perfeccionar la fórmula plataformera hasta cotas nunca antes vistas. Ejemplo de todo ello fue el binomio Capcom-Disney. Colaboración que nos trajo a la incombustible NES títulos de una calidad nunca antes vista. Juegos que pasarían a formar parte, PATOda la vida, de la historia misma de los videojuegos. ¿Un ejemplo claro de ello? El primero de todos, DuckTales para Nintendo Entertainment System. Regresamos al pasado, en esta nueva entrega de NESxtalgia, para rememorar uno de los juegos por excelencia dentro del género de las aventuras y las plataformas. ¡Patos! ¡Woo-oo!

 

 

Patoaventuras las llamamos

Hay quien afirma que los años 90 son un periodo de nuestra historia que, a diferencia de los 80, no ha sabido ofrecernos un relato claro con el que perdurar en el tiempo. Es más, no son pocos los que sitúan dicha etapa como un periodo de nuestra historia vacío de significado. Nada más lejos de MÍ realidad…

 

Los 90, jugablemente hablando, vinieron a traerme multitud de aventuras realmente inolvidables. Y por aquel entonces Mega Man tenía todas las papeletas para convertirse en protagonista casi exclusivo de muchas de mis tardes frente a la consola. No obstante, Gilito McPato (Tío Gilito para los más allegados) no parecía dispuesto a ejercer las veces de personaje de reparto. Es más, el juego en cuestión guardaba más correlación con el bombardero azul de la que podría parecer a simple vista. Y es que parte del equipo, capitaneado por Tokuro Fujiwara, Keiji Inafune y Yoshihiro Sakaguchi, era común en ambos videojuegos. Mecánicas de juego únicas, sorprendente paleta de colores y los toques no lineales eran algunos de sus puntos comunes.

DuckTales

 

En aquella época un servidor se encontraba totalmente enganchado a Patoaventuras. Una serie de dibujos animados que sentaría cátedra en la factoría Disney y que era emitida por TVE dentro del programa Club Disney. Los sábados por la mañana eran de chocolate con churros y de Rico McPato y sus valientes y divertidos sobrinos. Y es que nos encontramos ante un producto con el que Jymn Magon y Brad Landreth lograron enganchar a toda una generación.

 

Como os podéis imaginar, la llegada a casa de su versión videojueguil era solo cuestión de tiempo. Por desgracia, por aquel entonces los lanzamientos llegaban a nuestro país en diferido. Por lo que tuve que esperar, más allá de algún que otro avance de Nintendo Acción, una larga temporada hasta poder disfrutar DuckTales en mi incombustible NES. Eso sí, el sacrificio requerido para ello no fue otro que los ahorros de 7 vidas. Y es que hablábamos nada más y nada menos que de 6500 de las antiguas pesetas.

 

DuckTales

 

¿El argumento de aquel maravilloso cartucho? Tío Gilito lanzándose en busca de un tesoro que le permitiera convertirse en el pato más rico de mundo. Como podéis comprobar, su trama sigue muy en sintonía con la de la serie. Un delicioso título de plataformas en el que el bastón de McPato era nuestra principal arma y un juego que incorporó importantes novedades…

 

Toda una revolución PATAformera… ¿Sabías qué…?

CUACKiera que lleve tiempo siguiendo está sección sabrá que los artículos de NESxtalgia no son simples retro-análisis, sino más bien piezas de un puzle con el que recomponer mis propios recuerdos. Algo que, por ende, aleja a cada artículo de la estructura de un simple análisis. Por todo ello, y a riesgo de empezar la casa por el tejado, resulta de vital importancia comenzar destacando que hacía diferente y mágico a al juego en cuestión. En primero lugar, DuckTales nos presentaba varios finales alternativos que, para más inri, se activaban en función de la cantidad de dinero que recogiéramos durante el juego. Y eso, amigo mío, era precisamente el eje central de la maravillosa aventura que pretendía emular.

 

DuckTales

 

Que no se tratara de un título de plataformas lineal, y que incluso contáramos con selector de niveles, no hizo más que acrecentar la sensación de que nos encontrábamos ante una obra atemporal que dejaría una clara impronta en un servidor. Para rematar, durante sus 5 niveles nos encontrábamos con bastantes personajes de la aventura original. Desde los mismísimos sobrinos de Gilito McPato hasta Joe McQuack, la Señora Beakley, Vanderquack o el pato prehistórico Bubba. Este último de vital importancia ya que nos otorgaba un contenedor de vida extra.

 

Y la cosa no acaba ahí. ¿Qué juego que se precie no incluiría guiños a Indiana Jones? Para evitar spoiler (podéis preguntar por privado) solo diré que está increíble Patoaventura contaba con más de un guiño a la conocida franquicia protagonizada por el incombustible Indy. Para finalizar, y como ya os comentamos en su día, The Cutting Room Floor documentó a principios de este año (2021) un prototipo de DuckTales que difería bastante del juego que finalmente llegó a nuestras casas. La sustitución de los crucifijos de los ataúdes por las letras «RIP», nuevas pistas de audio y un ritmo sonoro más lento supusieron, entre otras curiosidades, toda una Rare-za que hace que dicho cartucho sea una pieza cotizada por cualquier coleccionista de videojuegos que se precie.

 

DuckTales

 

Por cierto, un aspecto del juego que me llamó poderosamente la atención fue que Tío Gilito, a diferencia de lo visto en la serie de animación, vestía de rojo. Posteriormente descubrí que se trataba del color original visto en los cómics. Además, el equipo de programación tuvo clara desde el principio la elección para evitar que el personaje se pudiera confundir con el propio escenario de juego. La cantidad de secretos por descubrir o los jefes finales fieles a los dibujos (a excepción de un Pato Drácula casi irreconocible) terminaban de poner la guinda a un pastel de dimensiones propias de un gran bodorrio.

 

Ducktales (NES): toda una joya atemporal

Si por algo lograba destacar DuckTales era por un apartado artístico protagonizado por una colorida paleta cromática y unos sprites bastante resultones. Para rematar, su BSO nos presentaba temas de la serie de animación perfectamente reconocibles. Y eso era algo no demasiado habitual por aquella época. Al menos con semejante similitud. Mecánicamente hablando el juego era una verdadera delicia. Su sistema de salto con el bastón era tan divertido como efectista. Había que hacer a él. Cierto. No obstante, una vez dominado resultaba un aliado de lo más espectacular.

 

DuckTales

 

A título personal, y más allá del acertado homenaje que los amigos y amigas de Wayforward rindieron a la saga con el más que notable DuckTales Remastered, me entristece ver cómo la compañía de Mickey Mouse y compañía no saca el suficiente partido/rédito a una franquicia tan importante como la protagonizada por el maravilloso clan McPato. Y lo dice uno, totalmente amortizado, que ya consideraba a Disney como parte de su infancia antes de que les diera por comprarlo todo.

 

Y sí, el último ejemplo lo tenemos a la vista con la cancelación de la nueva Patoaventuras en Disney + tras tres temporadas y tan solo sesenta y nueve episodios (frente a los cien de la original). Una serie, la creada por Francisco Angones y Matt Youngberg, que dicho sea de paso superaba en casi todo al producto original. Unos personajes dotados de mayor profundidad (Juanito, Jorgito y Jaimito ya no son simples clones), la inclusión (por fin) del pato Donald o la incorporación de secundarios tanto de la serie primigenia como de los cómics eran clara muestra de ello.

 

 

En definitiva, y ya no me enrollo más, DuckTales es una verdadera joya atemporal que, además, apareció en el momento de máximo apogeo de NES (al menos en territorio europeo). Algo que se tradujo no solo en un éxito de crítica sino también en un verdadero bombazo que superó el millón de cartuchos vendidos en todo el mundo. ¡Ahí es nada! Y como prueba el termómetro de mi barrio. Era el juego más repetido entre mis compañeros y el menos cotizado en la tienda de segunda mano de mi pueblo (los tenían a porrillo). Una exquisita obra de ingeniería videojueguil que logró mezclar con gran maestría aventuras, acción, plataformas, unas exigentes pero bien medidas mecánicas de juego y un apartado artístico que aún hoy día parece imposible para una máquina de 8 bits como la de los de Kioto.

 

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