Tiempo ha desde que en el 27 de mayo del 1986, una pequeña simiente germinó dentro de la joven tierra de la industria de los videojuegos. Siendo un referente en su época, no son pocos los que se quedaron prendados de aquella luz que, con el pasar de los años, fue ganando fuerza, mientras supo hacer prevalecer su identidad en los tiempos que corren. Y eso último no son solo habladurías, pues incluso con sus novedades, las entregas más recientes mantienen una jugabilidad muy característica. No obstante, en el día de hoy no corresponde hablar del XI o del esperado XII, dado que gracias a Artdink y Team Asano, nos aguarda el regreso a las raíces de una de las franquicias con más corazón de Square Enix. ¿Merece la pena Dragon Quest I & II HD-2D Remake? ¡Enseguida te respondemos con un análisis de la versión para Nintendo Switch 2!
La sangre de Erdrick debe demostrar su valía
Aquellos que seáis veteranos en la franquicia, sabéis de buena tinta que la trama de los juegos originales es de corte clásico, siendo su adalid el ahora típico viaje del héroe. Sin embargo, no hace falta que os digamos que de ser bien llevadas, hasta las historias sencillas que se apoyan en ciertos tópicos siguen poseyendo potencial para sorprender y la capacidad de tener encanto, para así mantener a los jugadores enganchados de principio a fin, por no mencionar que estas obras quizá popularizaron algunos de los que hoy llamamos clichés. Como ya puedes intuir por el texto, estamos ante un dúo que precisamente no va escaso de carisma, mas conviene avisar que no se contenta con ello y apuesta por llevar un paso más allá el argumento que antaño le acompañó, con nuevos personajes como las sirenas, lugares y eventos enriquecedores. Además, la traducción española es excelente y hace gala en multitud de ocasiones de un castellano antiguo que logra mejorar la inmersión.
Entrando en materia, nos encontramos con una colección de dos entregas distintas, con una premisa algo parecida. Por raro que suene, Dragon Quest I HD-2D Remake transcurre mucho tiempo después de que en el III, el héroe Erdrick acabara con el Señor del Inframundo. Tras tal hazaña hubo una época de paz, en la que el mundo pudo respirar tranquilo, mas los años pasaron y con ellos, esa dicha se diluyó con el surgimiento de una nueva amenaza… Es ahí donde entra Alef, descendiente de aquella leyenda, que en completa soledad debe enfrentar al diabólico Draconarius y a sus hordas de monstruos, para así salvar a la humanidad de una oscuridad eterna. Por su parte, con el transcurso de numerosos lustros, arranca Dragon Quest II HD-2D Remake y dejando a un lado si Alef logra o no su cometido, aparece otro peligro que pone el futuro en entredicho, un mal sin igual. Eso sí, por suerte, allí una tríade de reinos liderados por descendientes de Erdrick vela por la salud de todos, lo que acaba desembocando en un grupo heróico de príncipes y princesas con el deber de estar a la altura de su linaje. ¿Es posible salvar al mundo de las fuerzas del mal? ¡Descubrirlo está en tus manos!
Llegados a este punto, es probable que más de uno se pregunte si hace falta jugar al remake de Dragon Quest III para darle caña a los protagonistas del análisis y la respuesta corta es que no. Si bien es cierto que recomiendo darle una oportunidad, que hay guiños que te vas a perder y que disfrutar de primera mano el origen de la trilogía hace que la experiencia en ciertos eventos mejore lo suyo, los descendientes apenas saben nada del primer Erdrick. En otras palabras, están bajo la perspectiva de personas que descubren un mundo, del que no poseen demasiados conocimientos de los que tengamos que estar familiarizados. En lo referente a la duración, aquí depende de cómo juegue cada uno y de la dificultad que se escoja, pero lo habitual es que el primero dure unas 20 horas y el segundo en torno a 45. En mi caso, antes de realizar este análisis, exploré a fondo, dediqué cerca de 80 horas entre los dos y aún me quedan cosas del «postgame» del II. Por cierto, el primero como tal no tiene y, tras una escena postcréditos que enlaza con su secuela, te devuelve a antes de la batalla final. El segundo título sí que recibió chicha, pero Square Enix se mostró reticente a que se hable de ello, por lo que solamente os puedo aconsejar encarecidamente que no lo ignoréis.
Regresando a las raíces con un soplo de aire fresco
Como ya dejamos caer al principio del análisis, estamos ante la vuelta al ruedo de un dúo de JRPG por turnos de corte clásico, el cual viene acompañado de novedades como el autoguardado, la posibilidad de acelerar combates o recordar comandos usados previamente para agilizar la selección de los mismos. A la hora de combatir, si eres de los que adoran lidiar con un gran repertorio de habilidades, objetos y conjuros entre los que elegir para formar estrategias, ambos son bombones a tener en cuenta. Dicho esto, para evitar que el apartado se vuelva confuso, vamos a comenzar hablando de las particularidades del remake de Dragon Quest I; como muchos sabéis, en su día, el gran punto diferencial de esta entrega frente al resto de la trilogía fue que vas solo contra el mundo, algo atípico cuanto menos, pero que en su momento no era tan difícil como suena al ponerse únicamente combates uno contra uno sobre la mesa. Ni que decir tiene que en esta ocasión eso cambió y causó rechazo en parte de la comunidad, pues ahora Alef sigue estando en solitario en duelos en inferioridad numérica. De cara a torear con ello, introdujeron una cantidad decente de opciones ofensivas para combatir grupos, mas eso no evita situaciones muy injustas en las que un enemigo te deja vendido frente al resto con un problema de estado. Además, para rematar el asunto, durante mi partida noté picos de dificultad considerables con ciertos jefes. No bromeo al decir que aquí te espera un desafío, que puede llegar incluso a frustrarte como te cause rechazo verte forzado a «levear» o a ajustar tus estrategias con frecuencia. Si ves que se te hace cuesta arriba, no desistas, recuerda que puedes bajar la dificultad hasta incluso ser invencible y que vuelve a ser posible completar la aventura junto a la princesa Alina. Eso último lo recomiendo, dado que aquí, aparte de cambiar eventos enriqueciéndolos en el proceso, de vez en cuando te da una pequeña ayudita en el campo de batalla, curándote un poco y mejorando tu defensa temporalmente.
Pasando a Dragon Quest II HD-2D Remake, la cosa se equilibra y gracias a la incorporación jugable de Noa, la princesa de Cannock, el grupo de protagonistas cuenta con más cartas que nunca con las que lidiar contra el peligro. Como tal, no hay un sistema de trabajos como el del III, pero se nota que cada personaje del trío original tiene un rol definido en el equipo, mientras que Noa es una especie de maga roja que se adapta a la situación. Asimismo, aparte de las habilidades y conjuros que aprendes subiendo de nivel, nada te impide ampliar tu arsenal con la ayuda de los tomos que están escondidos por el mundo en ambas entregas, ¡tenlo presente! Ya que estamos hablando otra vez de los dos, aprovecho para avisar que aunque no hay coliseo de monstruos, las minimedallas coleccionables vuelven a la carga para habilitarnos conseguir premios jugosos y quiero destacar una mejora de calidad de vida que me encanta: la integración de un acceso rápido personalizable a cuatro cosas de interés, lo que ahorra tiempo en acciones como buscar agua bendita en menús, usar «Ojear» en cofres, etcétera. Fuera de lo previo, una vez las desbloquees con el sello del alma, están las «ultratécnicas». Básicamente te permiten utilizar mutaciones muy potentes de habilidades y conjuros en caso de que cumplas ciertos requisitos que varían dependiendo del usuario. Nota: hay cinco sellos en total y cada uno de ellos, da bendiciones distintas.
En lo que respecta a explorar, los dos presumen de un mundo amplio que ofrece mucha libertad a los jugadores a la hora de visitarlo, el cual ostenta más que los típicos cofres, tinajas, armarios, estanterías o las ya mencionadas minimedallas. Por ejemplo, aunque esta vez no vas a encontrar en ellos monstruos que reclutar, los rincones secretos del mapamundi siguen siendo lugares interesantes que descubrir para alcanzar nueva equipación, dinero, tomos e información. Siguiendo en la línea del III, recuperaron la posibilidad de recordar y almacenar conversaciones junto a capturas, metieron un minimapa y lo de que te marquen dónde está el próximo objetivo principal o te digan cuál es con una «chuleta». Aunque si prefieres una experiencia tradicional, nada te impide usar solo las pistas que dan los NPC, desactivando hasta el mapa para contar con una interfaz limpia. No obstante, no es oro todo lo que reluce, pues los combates aleatorios con una frecuencia de aparición tan alta, no son lo más disfrutable estando a las puertas del 2026. Sí, hay métodos para reducir esas batallas, pero solo funcionan si vas con niveles de más, lo que entorpece y de vez en cuando te hace dudar si merece la pena ir a un cofre alejado que quizá es una trampa. De este apartado solo falta comentar que, aparte de navegar con normalidad, Dragon Quest II cuenta con un barco que permite explorar las profundidades del mar, el lugar en el que habita la raza de las sirenas y que introduce multitud de sorpresas, como las crónicas del mundo; unos registros especiales con lore, que cobran relevancia durante el «postgame».
Un cuadro del siglo pasado vuelve con más vida que nunca
Si hay un burro del que no me va a bajar nadie, es de pensar que el estilo artístico HD-2D es una preciosidad y creo que le sienta de lujo a esta pareja de JRPG. Y eso no lo digo por decir, pues los escenarios fueron renovados con mimo en 3D, mezclándose de maravilla con «sprites» pixel art expresivos que poseen un encanto innegable y le hace justicia a los diseños del legendario Akira Toriyama. Por cierto, la versión de Nintendo Switch 2 ofrece un modo rendimiento con 60 fps estables y uno centrado en la calidad, que a cambio de mejorar algo la resolución, sacrifica la mitad del framerate. En mi caso me lancé de cabeza al modo rendimiento, pero esto ya depende de los gustos de cada uno.
Pasando al apartado sonoro, son pocas las pegas que se me vienen a la cabeza. Su BSO rebosante de calidad y repleta de temas orquestados, es una carta de presentación de las grandes aventuras a las que acompaña y consigue con destreza sumergimos en el lienzo medieval que Square Enix hizo bien de crear. Por fortuna, los efectos de sonido se incorporaron a la perfección, haciendo más memorable nuestro paso por ruinas conquistadas por la naturaleza, entornos marinos inexplorados o lugares azotados por ventiscas que no cesan. Ya para terminar, queda comentar que en esta ocasión contrataron actores de voz tanto japoneses como ingleses. Ambas opciones son buenas, pero aviso de que hay más variedad de voces en la vertiente nipona y que allí hay nombres sonados como Jun Fukuyama (Lelouch en Code Geass) o Sumire Uesaka (Shalltear en Overlord).
Dragon Quest I & II HD-2D Remake – Nintendo Switch 2. Los héroes de antaño brillan con una nueva luz
En definitiva, Dragon Quest I & II HD-2D Remake es una preciosidad que, aun cargando con las costuras de los años en algunos aspectos jugables, devuelve a la vida dos referentes del género que cualquier fan debería experimentar aunque solo sea por curiosidad. Independientemente de si deseas descubrir por primera vez la trilogía de Erdrick o quieres revivir estos clásicos de nuevo, aquí te esperan aventuras que no te van a decepcionar.













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