La cantidad de títulos de corte indie que han ido apareciendo durante estos últimos años han conseguido que este tipo de desarrollos tengan una importancia vital en el catálogo de una plataforma, ofreciendo experiencias que incluso algunos desarrollos triple A son incapaces de conseguir. Es por eso que el fenómeno indie ha ido creciendo con el paso del tiempo, consiguiendo estar en el punto de mira de todo jugador e incluso de grandes compañías, muchas de ellas caracterizadas por ofrecer lanzamientos que son todo lo contrario a esta corriente indenpendiente. Uno de los casos más recientes es el de Electronic Arts, una de las empresas más que conocidas de sobra por sus lanzamientos y que ahora apuesta por una nueva línea llamada EA Originals, que busca precisamente lanzar mercado aquellos juegos que son indispensables para la compañía. Esta vez le ha tocado debutar a nuestro protagonista; Fe, el nuevo videojuego del estudio sueco Zoink Games, creadores de Stick it to the man!
Cánticos que valen más que mil palabras
Animales en peligro, unos extraños invasores y un bosque en apuros. Así es Fe, una aventura en la que nos ponemos en la piel de una peculiar criatura llamada de la misma forma que el título y que se embarca en una peligrosa andadura para salvar a su hogar de las garras de una extraña raza invasora. Una historia tan sencilla como efectiva es la que envuelve a Fe. Sin diálogos ni cinemáticas, pero en cambio opta por contar su argumento de forma jugable, a la interpretación de cada uno y como no, con un gran mensaje ecologista, donde el amor hacia la naturaleza es el tema a tratar. De hecho, se recurre a los elementos coleccionables para darle un mayor trasfondo; un ejemplo de ello son la gran cantidad de murales esparcidos por todo el escenario, que a través de dibujos nos van contando más detalles sobre el mundo en el que se desarrolla la aventura. Junto a estos murales también nos encontramos con diferentes orbes que de inmediato nos llevan a pequeños segmentos jugables que, a modo de flashback, nos ponen en la piel de nuestros enemigos.
La naturaleza y su conexión con ésta son el eje principal de la aventura, así que nuestro protagonista, al igual que los habitantes del bosque, están obligados a entenderse y cooperar para salvar su hogar. Esta cooperación también se traslada a las mecánicas jugables del título, donde la interacción con el entorno es clave en la aventura. Para ello tenemos el canto, la habilidad principal que es vital para relacionarnos con toda la fauna que nos rodea y así superar las diferentes dificultades que se nos presentan en nuestro camino. Basta con acercarse a uno de los animales y entonar el canto para establecer un vínculo afectivo, que realizamos mediante una onda que hay que mantener con el control por movimiento de los Joy-Con o también con la opción de utilizar el stick derecho. Aunque en el caso de las flores, solo hay que acercarse y cantar, ya que se activan de inmediato y podemos hacer uso de sus habilidades, haciendo que alguna de ellas desprenda una corriente de aire que podemos utilizar para planear u otra nos absorberá para lanzarnos a puntos más lejanos.
El bosque es denso y en él viven diferentes razas, así que es obvio que cada una de ellas tenga su propia manera de comunicarse. Es por eso que nos toca aprender diferentes idiomas para entonar esa melodía que encaje con cada animal. Una tarea nada sencilla, ya que nuestro pequeño Fe tiene que liberar o ganarse el favor del líder de la raza en cuestión. Junto a estos idiomas, nuestra criatura también tiene diferentes habilidades, como planear o correr a más velocidad. Todas ellas hay que conseguirlas reuniendo una buena cifra de cristales. Estas habilidades no son necesarias para completar la aventura principal, pero sí nos dan acceso a ciertos cristales, murales u orbes que están repartidos en zonas inaccesibles. Al fin y al cabo, el hogar de Fe es un mundo abierto con toques de diferentes géneros como el metroidvania, plataformas e incluso tiene su dosis de sigilo. Unas mecánicas de sigilo que tenemos que usar para evitar a los feroces invasores, que no dudan ni un segundo en atraparnos si entramos en su rango de visión. Es por eso, que tenemos que hacer uso de los matorrales esparcidos por el escenario para ocultarnos y pasar desapercibidos, aunque otra opción es subirnos a lo alto de un árbol para ir saltando de copa en copa.
Un mundo abierto que es variado, aunque en cambio no es lo suficiente grande como podemos esperar. Tenemos nueve zonas en total, todas ellas con su propio ecosistema, diferentes puzles y pequeños lugares secretos que hay que descubrir. Muchos de ellos los descubrimos regresando a zonas ya visitadas y utilizando aquél canto u habilidad que no poseíamos antes. Aún así, Fe no es un título demasiado complejo, los toques metroidvania y el mundo abierto son algo básicos, aunque cada una de las zonas consiguen mantenerse en un buen nivel y no tenemos esa sensación de relleno. No es un juego exigente con el jugador, pero tampoco nos lleva de la mano para resolver los pequeños retos que tenemos que resolver por nuestra cuenta y que rozan un buen nivel. Por el contrario, los momentos de plataformeo podrían estar mucho más elaborados, el control no es tosco, pero deja algunos saltos imprecisos que nos jugarán alguna que otra mala pasada.
Un bosque donde reside la magia
Pero si hay algo por lo que destaca Fe, es por su apartado artístico, el cual, entra por los ojos desde el primer minuto y nos encandila con su arte low-poly, repleto de formas poligonales y con especial énfasis en su trabajada iluminación. El juego es una delicia visual, y mucha culpa de ello lo tiene la paleta de colores, que cambia a medida que avancemos en nuestra aventura, alternando entre colores fríos y cálidos y dejando estampas espectaculares.
Junto al elaborado apartado gráfico nos acompaña por nuestro camino diferentes piezas sonoras de calidad, que nos trasmiten esa sensación de calma y tranquilidad para los momentos más amenos. Éstas se van alternando por melodías más intensas para esos momentos de peligro. En general, Fe cuenta con un apartado audiovisual que enamora a primera vista, siendo uno de los elementos más destacados de la obra.
Fe – Un pequeño camino repleto de magia
Fe ha supuesto un gran debut para la marca EA Originals, siendo un título notable, que nos transporta a un mundo donde la magia y el encanto audiovisual nos atrapa durante cinco o seis horas aproximadamente. El tema que propone y el mensaje que nos deja, acompañado de ciertos momentos supone un grito a la naturaleza, un cántico de amor hacía lo que nos rodea y consigue transmitirlo de una forma genial.
Por el contrario, no podemos decir lo mismo de su apartado jugable, que no es para nada malo, pero tampoco es algo extraordinario. Fe propone cosas más que interesantes con sus puzles y algunas situaciones, pero podría haber llegado a más. Creemos que un poco más de tiempo de desarrollo para pulir ciertos detalles le hubieran sentado genial al título, como esas imprecisiones en los saltos, por ejemplo. Junto al control nos encontramos con un mundo un pelín básico, sus nueve zonas están bien desarrolladas, pero los coleccionables no invitan a explorar o rejugar el título como debería. Pese a sus fallos, Fe consigue atraparte en su mundo con una buena experiencia, y eso es algo a tener en cuenta.
Este análisis ha sido posible gracias a un código de descarga proporcionado por Zoink Games.
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