Durante los ochenta y los noventas se acuñó la frase «segundas partes nunca fueron buenas» y la verdad es que es una mentira como una catedral. Es cierto que muchas de las secuelas de películas taquilleras eran malas, pero no siempre era el caso. Algunas estaban a la misma altura, otras mejoraban la fórmula y otras, intentando darle un giro a todos los aspectos de su antecesora, resultaban experimentos que podríamos denominar como «curiosos». Con una primera parte tan influenciada por el cine de estas dos décadas, No More Heroes 2: Desperate Struggle corría el riesgo de caer en cualquiera de las anteriores categorías. Por suerte la respuesta a esa pregunta la averiguamos hace ya diez años, pero ¿y la versión de Nintendo Switch? ¿Cómo ha salido? Os lo contamos a continuación.
Advertencia: este videojuego está clasificado como PEGI 18, por lo que los menores de edad no deben estar leyendo este análisis. Las personas más sensibles podrían quedar afectadas por algunas escenas violentas.
«Esto ya no es una batalla. Es una maldita guerra»
¿Os acordáis de la subida meteórica de Travis al primer puesto de la United Assassins Association? Menudas batallas y menuda leyenda la del asesino de la katana láser otaku. Lástima que en los tres años que han pasado desde esa matanza Travis haya desaparecido y nadie sepa de él. Aunque por otro lado, la existencia de la figura del «Rey sin corona» ha ayudado que los combates de asesinato sean como un deporte en Santa Destroy, atrayendo al turismo y convirtiendo a la casi desierta ciudad en una macrourbe en desarrollo.
Pero una vez que estás dentro de este peculiar Club de la Lucha, es muy difícil salir de él y más cuando el actual asesino número 51 del ranking encuentra y reta a Travis para vengar a su hermano. Spoiler: le sale bastante mal y el antihéroe acaba envuelto otra vez en la lucha por subir puestos hasta coronarse como campeón. ¿Otra vez le ha vuelto a engatusar Sylvia con la promesa de un revolcón para que siga matando? Afirmativo. Pero esa motivación le dura bien poco. Para ser exacto, le dura tan solo una escena donde su mejor amigo, el dueño del videoclub, es asesinado a sangre fría. ¿El responsable del asesinato? La misma persona que se ha encargado de que la ciudad crezca en los últimos años, Jasper Batt Jr., el dueño de Pizza Batt, quien básicamente ha convertido la ciudad en su ciudad invirtiendo en absolutamente todos los aspectos y monopolizando casi todos los negocios. Y a tal llega el poder de este millonario que es el actual número uno del ranking.
Esta no es la historia de cómo Travis recuperó el puesto que era suyo. Esta es una historia de venganza, de reencontrar el instinto del que él mismo huyó al estar harto de tanta sangre y engaños. Es una historia de cómo hasta el asesino más legendario también tiene sentimientos. Está es la lucha desesperada del Tigre de Santa Destroy.
No More Heroes 2: Desperate Struggle vuelve a usar el cine de acción y los mangas como principal fuente de inspiración, en concreto todo ese material que tiene la venganza como detonante para tratar de contar algo. Porque al igual que con la primera entrega, aquí SUDA51 sigue con afán de querer contar algo a través de la violencia pero esta vez se deja de sutilezas y conforme avanza la trama el mensaje va siendo más y más claro. Y el hecho de que sean los propios personajes los que a lo largo de la decena de horas que dura el título se encarguen de hacer evidente ese mensaje, ayuda también a que ellos se desarrollen mucho más de lo que ya lo hacían en el original.
Más fuerte, más rápido, más variado, menos tedioso, mejor.
No More Heroes 2: Desperate Struggle cae en el saco de las continuaciones que se vuelven más oscuras y violentas, pero se aleja de esa premisa con la que abría el texto acerca de que las segundas partes no están a la altura. El objetivo era hacer una secuela que los fans recordasen y amasen tanto como el No More Heroes original y para eso había que hacer un buen trabajo. Lejos de limitarse a hacer más de lo mismo pero más intensito, es evidente que el equipo de SUDA51 se dedicó a ver a fondo qué cosas funcionaban y qué no de la primera entrega.
Gráficamente se nota un salto de calidad en general y en particular en los personajes principales, a los que les sigue quedando genial esa iluminación que hace que todo parezca un cómic. Esta mejora se refleja también en la expresividad de los personajes que están mejor animados y cuyos actores de doblaje vuelven a darlo todo para que transmitan lo que deben transmitir en todo momento. Y ya que estamos, comentar que la banda sonora también da un salto de calidad. El pasar de dos compositores a una veintena de artistas distintos, hace que la banda sonora siga fiel a su estilo volviendo una vez tras otra a la melodía característica de la saga, pero lo hace con muchísima más variedad musical y probando otros géneros musicales con canciones incluso cantadas.
Que esto es una secuela también se nota en los escenarios, mucho más trabajados, variados, con zonas más amplias, aunque en esencia no dejan de ser lineales. Pero en cuanto a salto de calidad, creo que el más evidente es el que ha tenido el combate. Para empezar hay bastante más variedad de enemigos, cada uno con sus diferentes ataques, velocidades, aguante e inteligencia artificial. Sumando todo esto, se traduce en que los combates hasta llegar a los jefes finales se hacen más divertidos y disfrutables. A todo eso hay que añadirle otra serie de cambios que favorecen unos combates más dinámicos como los cambios en la cámara, dando una sensación de más agresividad, y la velocidad de un Travis más ágil, rápido y que puede cambiar entre las cuatro tipos de katanas láser en mitad del combate para adaptarse a cada situación. Y como guinda del pastel está la posibilidad de poder jugar, aunque brevemente, con dos personajes que repiten de la primera entrega, cambiando por completo el estilo de juego, los ataques, las habilidades y el planteamiento de algunos combates al poder saltar uno de los dos, aunque hay que reconocer que los saltos podrían ser un poco más precisos.
Por supuesto, el plato fuerte de todo lo que es el apartado jugable, son los combates contra esos 51 asesinos que están por delante en la clasificación, aunque hay que advertir que no son 51 combates y más de una vez la trama recurre a cargarse varios de golpe para agilizar las cosas. En los combates contra estos jefes finales también se nota que el equipo ha aprendido de los puntos más negativos del pasado a la hora de plantearlos. Cada combate ofrece algún elemento diferenciador de alguna forma u otra, ya sea que el escenario forma parte del combate, luchas contra más de un oponente a la vez, una pelea en un mecha gigante o tener una parte del combate encima de una moto entre otras, aunque la verdad que esta última se la podían haber ahorrado porque la moto de Travis no se caracteriza por poder manejarse bien precisamente.
Y por último, la que considero la mejora más importante y que quizás no sea la más visible: el ritmo de juego. Conscientes de la pesadez que era moverse por una Santa Destroy vacía para ir de un sitio a otro, se ha sustituido esas caminatas por un sencillo menú que nos lleva directamente a donde queremos ir. También se han eliminado las cuotas de entradas de los combates, por lo que si solo tienes ganas de avanzar en la historia, nada te impide acabar un enfrentamiento y saltar al otro. Lo que pasa es que entonces te perderías los minijuegos de trabajar y fortalecerse en el gimnasio. Sí, sé lo que estáis pensando y tenéis razón. En No More Heroes eran un auténtico peñazo, una vez que los habías hecho la primera vez por hacer la gracia. Precisamente por eso en esta ocasión me atrevo a decir que los trabajos secundarios son divertidos o al menos su gran mayoría. La culpa de esto la tiene que se han replanteado como pequeños jueguecitos 8 bits que simulan ser juegos de la NES y que la verdad funcionarían bastante bien por sí solos si se hubiesen lanzado para la primera consola de Nintendo. Variados, sencillos, cortitos y cumplen a la perfección su función de darnos dinero en buenas cantidades para gastarlo en comprar nuevas espadas o ropa para poner a Travis a nuestro gusto.
No More Heroes 2: Desperate Struggle – La venganza se sirve en un plato frío
En definitiva: No More Heroes 2: Desperate Struggle recoge todo lo que funcionaba de la primera entrega y lo mejora, descartando por el camino las cosas que chirriaban y planteando alternativas bastante mejores, todo eso sin perder ni un segundo la esencia y definiendo que es No More Heroes. Gamberro, cómico e incluso profundo en el par de escenas que se permite serlo. La segunda aventura de Travis da un paso adelante en calidad que veremos si la tercera es capaz de igualar.
Hemos analizado No More Heroes 2: Desperate Struggle gracias a un código digital cedido por Marvelous Entertainment. Versión analizada: 1.0.1
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