NextN continúa su aventura paleontológica en busca de fósiles por el mundo Pokémon. Después de visitar Kanto y descubrir el origen prehistórico de criaturas tan míticas como Lapras, esta semana hacemos una parada obligatoria en Johto y buceamos en los antepasados de la segunda generación.
Pokémon Oro y Plata no incluyeron fósiles exclusivos a pesar de que desde Johto podemos visitar Isla Canela, en Kanto, donde se encuentra el laboratorio Pokémon. El lore de la saga cuenta que el volcán de la isla entró en erupción y lo destruyó todo. El laboratorio quedó sepultado, el gimnasio hubo de trasladarse a las Islas Espuma, y sólo quedó un centro Pokémon, así que la única manera de conseguir los fósiles de la primera generación es mediante un intercambio. Aún así, hay dos criaturas que cabe la pena mencionar. Ambas se encuentran en estado salvaje y ninguna se obtiene mediante el ADN recuperado de un fósil, pero la inspiración que hay tras ellas nos remonta a la prehistoria y, más interesante todavía, a formas de vida que no guardan relación alguna con los dinosaurios.
Mención especial – Sudowoodoo y el bosque petrificado
Sudowoodo, el Pokémon imitador, es una auténtica rareza. Su nombre proviene de las palabras inglesas pseudo (usada también en español como prefijo para indicar falsedad) y wood (madera), y su tipo roca indica precisamente eso, puesto que su aspecto parecido a un árbol nos haría pensar a priori que se trata de un Pokémon de tipo planta. Esto tiene su explicación en el hecho de que Sudowoodo está inspirado en los fósiles vegetales hallados en lo que, a lo largo de todo el planeta, se conoce como bosques petrificados.
Los bosques petrificados son grandes yacimientos paleontológicos en los que se han descubierto restos fosilizados de árboles extintos. La fosilización de la madera tiene lugar bajo tierra, cuando la madera queda sepultada bajo sedimentos y no se descompone de manera rápida gracias a la ausencia de oxígeno. El agua de las lluvias se filtra a través de las capas de sedimento, arrastrando a su paso una gran cantidad de minerales que se depositan en las células de la planta de forma que cuando sus restos biológicos se descomponen ya han formado un molde de roca. Esto hace que las características de la planta se conserven en la piedra de manera fiel, permitiendo estudiarlas a nivel microscópico y conservando estructuras como los anillos de crecimiento. Es común encontrar fósiles de cuarzo (un mineral compuesto de sílice muy abundante en la corteza terrestre), pero suelen estar muy contaminados de otros minerales arrastrados por el agua como hierro, cobre o manganeso, lo que dota a las muestras de diversas coloraciones, un hecho en el que bien se podrían inspirar las manchas amarillas de la corteza de Sudowoodo.
Algunos de los más importantes están en América del Norte, pues tanto Estados Unidos como Canadá cuentan con varios de ellos, como el Parque Nacional del Bosque Petrificado de Arizona, aunque el más grande del mundo, con 150 kilómetros cuadrados de extensión, se encuentra en Grecia y sonará a los que hayan jugado a Assassin’s Creed Odyssey. Se trata del Bosque Petrificado de Lesbos, donde, además de hacer frente a un poderoso enemigo mitológico, pueden encontrarse troncos fosilizados de hasta 22 metros de altura con su sistema de raíces intacto. En España contamos con exponentes como el bosque carbonífero de Verdeña, en Palencia, o la sierra del Aragoncillo, en Guadalajara. El de la Sierra del Aragoncillo es el bosque petrificado mejor conservado del país puesto que se debió a una erupción volcánica explosiva que cubrió los árboles de lava y piroclastos en el Paleozoico Superior (hace 290 millones de años), permitiendo su fosilización en posición de vida, es decir, tal como se irguieron en su tiempo.
No está claro en qué especie concreta se basa este Pokémon de Johto debido a que la clasificación de restos vegetales es muy difícil. Hay relativa abundancia de troncos de árboles, pero las plantas pequeñas y estructuras como ramas u hojas no se han conservado bien. Es probable, no obstante, que se trate de una conífera llamada Araucarioxylon arizonicum, cuya reconstrucción a partir de la evidencia fósil le supone ramas curvadas hacia abajo de las que las hojas brotaban en penachos agrupados cerca de su extremo, como le ocurre a Sudowoodo con sus vainas. Otros géneros de conífera que podrían encajar con su morfología son Pullisilvaxylon o Chinleoxylon, ambos muy similares a Araucarioxylon. De hecho, durante un tiempo se las consideró del mismo género.
Mención especial – Yanma y los meganeura
A pesar de que Yanmega fue introducido en la cuarta generación (al igual que Bonsly, la cría de Sudowoodo), es conveniente tratarlo junto con su preevolución, Yanma, un amigable Pokémon endémico de Johto, puesto que los dos tienen el mismo origen. La palabra japonesa yanma, que significa libélula, forma parte de la raíz del nombre de ambos Pokémon, pero especialmente en el caso de la evolución, el sufijo -mega nos lleva a dos posibilidades que, lejos de ser excluyentes la una con la otra, suman.
La primera y más obvia es que se refiera a su tamaño (mega significa grande), y la segunda, que no es descabellada, es que haga alusión al insecto en el que se inspiran: las libélulas del género meganeura, predecesores de las libélulas actuales cuyas primeras evidencias se remontan al período Carbonífero, hace entre 307 y 300 millones de años. Yanma y Yanmega se desplazan a gran velocidad y son capaces de detener el vuelo en seco para cambiar de dirección, pero mientras que Yanma es débil y tiene numerosos depredadores (sobre todo entre los Pokémon pájaro), Yanmega es fuerte y fiero. Es un gran cazador nocturno, con una visión de 360º posible gracias a sus ojos compuestos, y puede derribar árboles de una sola embestida. Los meganeura también tenían ojos compuestos, dos pares de alas, y se caracterizaban por su agresividad. Eran carnívoros y sus presas típicas eran otros insectos (como Yanmega, que consume Wurmples, Caterpies o Kakunas), pero su gran tamaño y sus poderosas mandíbulas les facilitaban cazar y despedazar pequeños reptiles y anfibios. Por los múltiples hallazgos de fósiles de meganeura, se estima que su envergadura (de punta a punta del par de alas superior) podría haber alcanzado hasta los 75 cm.
Esto desafía algunos límites teóricos sobre la existencia de insectos de tal tamaño. Las libélulas no tienen pulmones, sino que respiran mediante un sistema de tráqueas que recorren todo su cuerpo y a través de las cuales se mueve el aire, poniéndolo en contacto con las células del organismo del insecto y permitiendo un intercambio gaseoso muy limitado, por lo que una libélula actual no dispone del oxígeno suficiente para crecer tanto como sus antepasados. Este sistema de tráqueas es muy parecido al que muestran los fósiles de meganeura, lo cual, en teoría, limitaría su crecimiento. La teoría más aceptada actualmente para explicarlo es que la atmósfera terrestre hace 300 millones de años era mucho más rica en oxígeno, de forma que la misma cantidad de aire tendría una concentración mayor de este gas que haría mucho más eficiente el intercambio gaseoso, dando a los insectos la posibilidad de conseguir más energía y utilizarla para crecer.
Y así concluye nuestra expedición por las tierras carentes de fósiles de Johto. Os dejamos a continuación los resultados de la encuesta ciega de NextN, en la que preguntamos a nuestros seguidores de tuiter qué Pokémon se inspiraba en los restos de una imagen. Esta semana se trataba de Sudowoodo, pero Onix usó Trampa Rocas y ¡fue supereficaz!
https://twitter.com/NextNnet/status/1395323880764489733
Aún quedan muchas áreas por visitar y muchos fósiles por descubrir, así que permaneced atentos a nuestra web porque cientos de millones de años de historia fósil dan para escribir todavía un poco más. ¡Nos vemos!
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