En una época en la que las partidas a videojuegos consistían en introducir una monedita agujereada en una ranura, había un rey indiscutible, el Tetris, y una serie de opositores a disputarle el trono. Entre ellos se encontraba Arkanoid, un título más simple que el mecanismo de un chupete, pero al mismo tiempo tremendamente adictivo, consistente en destruir un grupo de ladrillos con una bola, intentando que esa bola no se nos caiga al vacío. Una suerte de fusión entre el pinball y el Space Invaders que basaba toda su jugabilidad en las leyes de la física, con rebotes y rebotes hasta el infinito y más allá. Esa vieja gloria, en el corazón de muchos jugadores de la época, ha emulado a algunos de sus contemporáneos y acaba de llegar a Nintendo Switch de forma renovada, con Arkanoid Eternal Battle.
El estudio desarrollador francés PastaGames, que ya tiene experiencia en rescatar clásicos (Pang Adventures, Pac-Man Party Royale) se ha encargado de desarrollar este título distribuido por Microids y Taito, y que llega a España de la mano de Meridiem Games. Regresa un clásico al que no le han faltado imitadores a lo largo de las últimas décadas, y muy presente en el imaginario popular: casi todo el mundo ha jugado alguna vez a alguna versión, canónica o apócrifa, de este adictivo arcade. Ahora, tenemos la ocasión de vivir de nuevo la experiencia. ¡Súbete a la nave nodriza, que nos vamos de viaje!
Arkanoid Eternal Battle, la experiencia de toda la vida
La jugabilidad de Arkanoid Eternal Battle no necesita presentación, ya que es la misma de toda la vida. Eso sí, ahora su aspecto está renovado y es más tecnológico y futurista que antes. También se nota en el dinamismo de la banda sonora, que nos añade un toque más a esa ambientación. Controlamos la ReVaus (sí, esa plataforma tiene nombre) y la usamos como lanzadera y rebotadera. Nuestro objetivo es simple: destruir todos los ladrillos de la pantalla para superar el nivel, intentando no perder la bola en el intento. Los ladrillos otorgan distinta puntuación en función del color.
Hay, eso sí, ladrillos algo más especiales: el metálico necesita recibir varios golpes para ser destruido, el dorado es indestructible, el de aspecto magmático hace estallar todos los ladrillos de su zona de influencia, los de plasma convierten la bola en antimateria, posibilitándole atravesar los ladrillos que destruye, y el blanco brillante convierte todos los ladrillos en ladrillos amarillos, los que más puntuación nos dan. Entre colores y aptitudes especiales, el título logra presentarnos pantallas que no son simples aglomeraciones de bloques, sino que son auténticos puzles, interesantes retos, o incluso mosaicos muy estéticos y decorativos.
La ReVaus no es sólo una plataforma
La tercera ley de Newton, la de acción y reacción, es el concepto básico de Arkanoid Eternal Battle, como siempre ha sido. Pero los más viejos del lugar saben que el título no se reduce a eso. Hay una serie de mejoras que podemos conseguir destruyendo bloques. Algunas afectan a la bola, como la antimateria, la triplicación, el aumento de tamaño o la ralentización, y otras nos mejoran la ReVaus, aumentando su longitud, activando un campo de fuerza que hace que la bola se quede pegada para dirigir mejor nuestro lanzamiento, o proporcionándole armas láser para disparar a los bloques y destruirlos con facilidad. ¡E incluso existe una que abre un portal para superar el nivel automáticamente!
La gestión de estas mejoras es un aspecto táctico en sí mismo. Las mejoras de bola son compatibles con las de la ReVaus, y unas mejoras de bola son compatibles con otras, pero las mejoras de la plataforma no son compatibles entre sí. Es decir, podemos tener las bolas triplicadas y en forma de antimateria al mismo tiempo, podemos tener bola grande y campo de fuerza simultáneamente… Pero no se puede tener campo de fuerza y disparos láser a la vez. Tenemos que andar con cuidado si no queremos perder algún potenciador útil a cambio de otro que nos venga peor en ese instante. Y ni que decir tiene que, si la bola cae al vacío, perdemos los potenciadores que tengamos en ese momento.
Cuando Doh no era una onomatopeya de Los Simpson
Los modos de un jugador de Arkanoid Eternal Battle son una auténtica gozada. El modo Neo, el principal modo de un jugador, tiene un total de 46 niveles que dan para alrededor de dos horas de partida. Tenemos 3 vidas de primeras, y si las perdemos todas, podemos pulsar Continuar a cambio de perder el 50% de la puntuación acumulada hasta el momento. El último nivel nos enfrenta a Doh, el tradicional enemigo final de la saga, que nos plantea un enfrentamiento-puzle de lo más interesante y entretenido, con ataques como congelar nuestra ReVaus o reducir su tamaño.
El premio por superar el modo Neo es, además de un nuevo fondo de pantalla, desbloquear el modo Retro. Un modo en el que revisitamos el título original de 1986 de forma bastante fiel: con la pantalla enmarcada en una máquina arcade, sonidos de fondo que recuerdan al habitual ambiente de una máquina recreativa, y con una perspectiva curvada que reproduce la clásica forma del tubo de rayos catódicos. Otros más de 30 niveles que nos llevan al enfrentamiento con el Doh clásico de toda la vida. Y aquí no hay medias tintas: si perdemos todas las vidas y pulsamos Continuar, perdemos toda nuestra puntuación.
Arkanoid Eternal Battle no tiene el Battle de adorno
Si las casi cuatro horas que nos supone completar los dos modos de un jugador por primera vez nos saben a poco, siempre podemos intentar superar nuestra puntuación en ellos… O entregarnos a la experiencia multijugador. El modo Versus nos permite reunir a hasta cuatro amigos en el modo multijugador local, y si no llegamos a cuatro, incluso introducir algunas IA para hacerlo más dinámico. El que más puntos consiga, se lleva la victoria. Y basta un único Joy-Con para jugar, por lo que podemos juntar a dos personas con una única Nintendo Switch.
El modo Eternal Battle, el que da el nombre a este nuevo Arkanoid, es un modo en línea para hasta 25 jugadores. Una especie de Tetris 99 en el que el que menos puntuación tiene es eliminado, en el que los cuatro últimos supervivientes se ven las caras con Doh… Pero sólo el que tenga más puntuación tiene la ocasión de derrotarlo. Es decir, ser el último superviviente no es sinónimo de victoria si no haces que el jefe final muerda el polvo antes de que tenga ocasión de destruirte. Un pequeño aliciente que hace que el ya típico Battle Royale tenga una interesante vuelta de tuerca, ya que hay límite de tiempo. Y no pasa nada si no hay suficientes jugadores para encontrar partida: los huecos se cubren con IA que no nos permiten confiarnos. Ganar no es un paseo ni siquiera contra ellas.
Arkanoid Eternal Battle aún tiene aspectos por pulir
Las posibilidades tecnológicas que dan las plataformas de hoy han permitido a Arkanoid Eternal Battle elevar su ritmo de juego. A excepción del modo Retro, que reproduce la experiencia clásica de forma fiel, todos los modos de juego ven a la bola aumentar su velocidad a medida que golpea bloques, a niveles que en ciertos momentos resultan incluso excesivos, imposibles de seguir. Y esto no es un problema en sí, puesto que es parte del desafío. Pero la bola alcanza esta velocidad con demasiada facilidad, y quizá le vendría bien un rebalanceo para que el aumento sea más progresivo.
Otro gran problema que hemos encontrado ha sido el modo en línea. En varias ocasiones, muchas más de las deseables, nuestros intentos de jugar el modo Eternal Battle han terminado en un crasheo del juego tras apenas un minuto. Puede que sea cosa de la velocidad del juego, de la estabilidad de sus servidores, incluso podría estar relacionado con el crossplay con otras plataformas, puesto que no hemos visto patrón en la jugabilidad que desatara esos crasheos. En cualquier caso, es un aspecto que seguro que se arreglará con actualizaciones, permitiéndonos disfrutar de la divertida experiencia en línea sin sobresaltos. Y un pequeño aspecto a nivel de accesibilidad: no se puede dejar a medias una partida de modo Neo o Retro. Si salimos del juego, tocará empezar de cero cuando volvamos.
Arkanoid Eternal Battle – Nintendo Switch. La batalla es realmente eterna
Arkanoid Eternal Battle recupera la experiencia arcade de toda la vida y la diversifica ampliando nuestras posibilidades. Ya sea disfrutando de la nueva campaña de un jugador, revisitando el título original, jugando con amigos en el modo Versus o enfrentándonos a jugadores de todo el mundo en el modo Eternal Battle, la clásica rotura de bloques nos proporciona una rejugabilidad que sólo tiene límites donde nosotros los pongamos. Una fantástica forma de regresar a esa época en la que nos bastaba con una bola rebotando sobre una plataforma para ser los más felices del mundo.
Hemos analizado Arkanoid Eternal Battle gracias a un código digital proporcionado por Meridiem Games. Versión analizada: 1.1.14
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