Dentro del amplio catálogo de la consola híbrida tiene más que buena acogida el género de los puzles, dado su amplio repertorio de mecánicas y temáticas que puede enganchar al público más variopinto. Podemos encontrar desde los más clásicos basados en colocar las piezas en su sitio correspondiente, los de hacer largas cadenas de objetos del mismo tipo, o aquellos que se combinan con otros géneros como la acción y las plataformas, convirtiéndose los rompecabezas en pequeños obstáculos a superar a base de darle mucho a las neuronas para que la aventura pueda continuar su transcurso. Este último estilo quizás resulta aún más entretenido puesto que te sumerge en una especie de viaje de largo recorrido en el que, si la estética visual y sonora es realmente bonita y la historia está bien trabajada y sabe cómo tocar la fibra sensible, es capaz hasta de removernos algo por dentro y permanecer mucho tiempo en nuestra memoria. No hay muchos títulos capaces de lograr eso, siendo tanta la competencia y nuestros sentidos tan bombardeados de estímulos a diario, pero haberlos los hay, algunos incluso recurriendo al estilo más minimalista del mundo, como la trilogía Box Boy, y otros, como en el caso que ahora nos ocupa, jugando con la belleza y la magia que nadie mejor que la naturaleza es capaz de inspirar. Pode es un juego de puzles y acción cooperativa creado por el equipo independiente noruego Henchman & Goon, y como todo lo que proviene de los países nórdicos, tiene una manera propia de hacer las cosas que se aleja del estilo al que nos tienen acostumbrados todo lo que viene de Norteamérica e incluso la Tierra del Sol Naciente, algo que no es malo, tan sólo diferente, y como tal quizás pueda llamar la atención a un público algo menos amplio. Con todo lo anterior tenido en cuenta, ¿merece la pena embarcarse en esta aventura tan especial? Nada mejor que emprendamos el viaje para averiguarlo.
Un largo camino a casa
En una luminosa noche del hemisferio norte está teniendo lugar una preciosa lluvia de estrellas fugaces recorriendo el cielo de lado a lado, cuando de repente una de ellas parece perder el rumbo y aterriza en una rocosa montaña. No, no ha habido ningún cataclismo, puesto que se trata de una pequeña criatura de luz que recuerda un poco a los adorables Destellos que acompañaban a Estela en Super Mario Galaxy; la pobre estrellita se ha quedado varada en un planeta extraño, pero por suerte no está sola, puesto que una pequeña roca animada se la ha encontrado y decide acompañarla en su camino de vuelta a su hogar. Esta es básicamente la trama detrás de Pode, una bonita historia de amistad entre dos seres mágicos que deben unir fuerzas para superar cada adversidad y regresar a casa, al estilo de algunos cuentos clásicos, pero contada sin palabras, tan sólo con los gestos de sus personajes y a través de sucesivas ilustraciones entre niveles.
La aventura se estructura en una serie de habitaciones interconectadas en el interior de una inmensa caverna subterránea que, inspirado en el arte y folklore noruego, no para de cambiar reaccionando al poder mágico que desprenden tanto la estrella como la roca. Cada habitación funciona a modo de nivel, y las mismas se suceden una serie de obstáculos, como barrancos, pasos derruidos, capas de hielo…, que actúan a modo de pequeños puzles, puesto que tenemos que pensar la manera de superarlos aprovechando las respectivas habilidades de cada protagonista. Cada problema superado nos permite avanzar un trecho más hasta el siguiente, y así sucesivamente hasta encontrar la salida de esa cueva y enganchar con la siguiente. Esos niveles se agrupan por zonas o mundos si se quiere, 9 concretamente, cada una con un emblema mágico identificativo que debemos activar al final de cada una resolviendo un puzle final respectivo, lo que nos va a abrir acceso a la siguiente dentro de la caverna central.
La estrella de la fiesta
En cuanto a aspectos técnicos, vamos a resaltar el apartado gráfico, uno de los puntos fuertes de este título, de gran riqueza visual gracias a los currados efectos de transformación mágica, todo un despliegue de luz y formas que de inmediato impresiona a la vista, todo de forma reactiva al entrar en contacto con nuestros poderes, en muchos casos sólo de forma estética sin que sea determinante para avanzar, más por gusto de ver los cambios que podemos llegar a provocar en la oscura cueva, pero igualmente un goce de lo más visual. Los personajes, aunque sencillos, son capaces de transmitir emociones, si acaso habría estado bien que se incluyera un poco más de variedad de escenarios, dentro del hecho de que todo acontezca en el interior de una caverna, siquiera algunos cambios de color para remarcar mejor el progreso en la aventura. Respecto al apartado sonoro, también hay que mencionar las bellas melodías instrumentales que nos acompañan de manera discreta (para que no perdamos la concentración), como suele ser frecuente en los juegos que combinan puzles y plataformas, partiendo de un hilo musical de base que va evolucionando conforme vamos avanzando niveles, en cuanto a efectos sonoros, son de lo más sencillos, tan sólo los ruiditos que hacen los dos protagonistas a cada rato o cuando elegimos a uno u otro, además de los relajantes sonidos propios de la naturaleza en estado puro (sonido de agua correr, de hojas mecerse por el aire,…) bastante convincentes.
Respecto a los controles, son sencillos con matices, puesto que las habilidades de cada personaje por separado y de los dos juntos son fáciles de aprender pero no tanto de dominar, puesto que parte de los rompecabezas se basan en que sepamos cuál debemos utilizar y en qué medida nos pueden ayudar en cada caso. El botón B es para saltar, el stick izquierdo para desplazar al personaje seleccionado, el X para alternar entre los dos, el L para que los dos criaturitas se muevan a la par, y para ayudarnos a que se reúnan cuando una se queda atrás o para unir poderes, el Y y el A para habilidades específicas, como en el caso de la roca para abrir una especie de boca que sirve para transportar y lanzar objetos y a la estrella o el teletransporte de esta última, y finalmente el R para usar los respectivos poderes, emitir un campo de luz en el caso de la estrella y un campo magnético en el caso de la roca. Con esos poderes podemos deshacer capas de hielo, activar patrones luminosos y hacer crecer las plantas, en el caso de uno, y hacer crecer minerales del suelo o destruir ciertas rocas con el otro, son los que permiten cambiar totalmente el aspecto de cada cueva y en algunos casos interactuar con ciertos elementos del entorno para abrirnos paso, aparte cada uno tiene sus propias habilidades como caminar sobre el agua la estrella o transportar ciertos objetos la roca.
A nivel de jugabilidad lo cierto es que funciona bastante bien, los personajes se mueven con fluidez, a su ritmo eso sí (por aquello de tener tranquilidad a la hora de resolver puzles), se echa en falta que se pudiera utilizar el stick derecho para poder mover los dos personajes a la par en el caso de jugar en solitario. En caso del cooperativo, que se puede activar o desactivar en cualquier momento, los controles anteriores se reparten, asumiendo el control de un personaje cada jugador, lo que es mucho más entretenido, además de facilitar un poco la resolución de puzles al haber dos cabezas pensantes; resulta curioso que en algunos momentos se producen algunas caídas de frames, en especial en aquellos niveles más grandes, aparte los tiempos de carga entre niveles son un pelín largos, nada exasperante, pero llama la atención.
Un camino de lo más roca-mbolesco
Pode cuenta con un único modo de juego, que es la aventura principal, que se puede jugar tanto en solitario como en cooperativo alternando en cualquier momento, recorriendo las 9 zonas principales subdividas en múltiples subcuevas enganchadas unas con otras. Como logro adicional podemos localizar en los sucesivos una especie luces verdes escondidas dentro de ciertas rocas rompibles , por lo demás, es una aventura sencilla que busca la cooperación efectiva entre dos jugadores, un poco al estilo de otros títulos como Death Squared, y es como realmente se puede disfrutar más, ya que en solitario es realmente fácil atascarse cada pocos pasos con algún puzle, ya que, salvo excepciones de puntuales indicaciones en algún que otro nivel cuando hay que hacer uso de alguna habilidad de nuevas, no hay ninguna pista sobre cómo avanzar, basándose por completo en nuestra intuición a la hora de interactuar con el entorno.
En ese sentido se echa de menos algún sistema de ayudas para los casos de mayor atasco, como las monedas de juego que podíamos conseguir en Boxboy al caminar cierto número de pasos con la 3DS en modo espera, ya que en ocasiones resulta un poco frustrante quedarse atascado de tal manera, aunque quizás es lo que tienen los puzles tomados en serio y a lo que nos hemos malacostumbrado de muchos juegos actuales. Con todo ello, la duración puede prolongarse alrededor de unas nueve horas, o las que necesitemos si nos atascamos más de una vez (que va a ser el caso), no obstante hubiera estado bien algún elemento más de rejugabilidad, o al menos algún tipo de menú para poder acceder a los niveles deseados en el orden que deseemos, por si deseamos volver a repetirlos.
Pode – El pode-r de la amistad por encima de todas las cosas
En conclusión, estamos ante un juego que sabe combinar a la perfección los puzles con la aventura, jugando con una estética cuidada que combina sorprendentes elementos de magia y criaturas adorables, combinada con una historia sencilla pero tierna y una mecánica de cooperación bastante lograda. En conjunto es una propuesta original y completa, que ofrece mucho entretenimiento, especialmente para dos personas, por todo ello, resulta una opción más que recomendable, en especial para los amantes de los rompecabezas, que no se lo deben perder.
Debe estar conectado para enviar un comentario.