Los lectores habituales de mis análisis sabrán ya bastante bien a estas alturas que me gusta resaltar una posibilidad que ofrece el terreno del videojuego independiente: la de experimentar con géneros y combinar mecánicas de forma insospechada… Y lograr que funcione. Nuestra review de hoy es una de esas ocasiones en las que esta afirmación cobra el máximo sentido. Hablamos de Potionomics, un título que vio la luz originalmente en 2022 para PC, y que ahora llega a nuestras consolas con una nueva y flamante Masterwork Edition que trae unas cuantas novedades para motivar a hacerse con él incluso a quien ya ha jugado en su primera versión.
Desarrollado por el estudio estadounidense Voracious Games, este título puede presumir de poner ingredientes variados en el caldero. Por un lado, la elaboración de pociones; por otro, la gestión de recursos de la tienda en la que vendemos dichas pociones; a esto se añade la construcción de mazos como mecánica principal de venta; y, por último, las relaciones con personajes al estilo date sim. Todos ellos, ingredientes que dan como resultado una mezcla aromática y embriagadora… Aunque, en lo que respecta a Nintendo Switch, hay un quinto ingrediente no planificado que resta buen sabor al resultado. Y no, no es la sustancia X de las Súpernenas. ¿Quieres saber qué te espera en este juego? Acompáñanos en nuestro viaje a la isla de Rafta.
Por qué escoger Potionomics: Masterwork Edition y no su primera versión
Lo primero de todo es detenernos en las novedades que aporta esta Masterwork Edition con respecto al Potionomics original que vio la luz en 2022. La primera de ellas es la introducción de doblaje, un detalle que en nuestra experiencia de juego ha aportado un toque de color muy notable a la aventura. La segunda es la introducción de diversos modos de dificultad: se suma el modo Cozy, que permite disfrutar de la aventura con un ritmo económico menos exigente, y el modo Capitalism, que nos aprieta mucho más las tuercas en el aspecto de la gestión, ofreciendo un desafío a la altura de los más versados en el género.
También incorpora un modo de juego nuevo, el Endless Mode, en el que podemos seguir disfrutando de vender pociones un día tras otro incluso tras acabar la aventura principal. Por último, y aquí llega la primera mala noticia del análisis, al menos para los jugadores hispanohablantes: esta nueva versión introduce nuevos idiomas, pero entre ellos no se encuentra el español. Por lo tanto, existe una barrera importante de entrada en el idioma. Si no dominas bien el inglés y quieres adentrarte en este mundo, ten un diccionario a mano, porque te va a hacer falta, especialmente cuando te toque preparar tu mazo de cartas.
Herencias que traen regalito
La aventura sucede en una isla mágica y misteriosa llamada Rafta. Nuestra protagonista, Sylvia, acaba de recibir una herencia envenenada: su querido tío ha fallecido y le ha dejado en herencia su tienda de pociones, sabiendo que el sueño de la chica es ser pocionista. Sin embargo, al llegar allí y reclamar su legado, se entera de que la tienda trae de la mano una deuda de 1 millón de monedas de oro. Si no salda la deuda, tendrá que entregar la propia tienda… Y quizá algo más. Pero, por suerte para Sylvia, en Rafta se celebra una competición de pocionistas que le puede ayudar a obtener esa elevada cantidad.
Sylvia cuenta con la inestimable compañía de un búho parlante que estaba de okupa en la tienda de pociones, y también con la colaboración de algunos de los lugareños: aventureros, vendedores de materiales, carpinteros, e incluso ninfas del bosque o brujas demonio, rondan la isla de Rafta y están dispuestos a establecer una fructífera relación comercial con la recién llegada a la isla. Pero también hay oscuros secretos, leyendas, y alguna que otra intención oculta. Si bien Potionomics no cuenta con una historia particularmente elaborada o compleja, sí que trae de la mano la cantidad suficiente de sorpresas y giros narrativos para que nuestro periplo no sea un aséptico proceso comercial con virutas de ligoteo.
Fama embotellada
Lo primero que tenemos que tener en cuenta a la hora de ponernos a hacer pociones es un concepto: los Magimins. Cada ingrediente de pociones puede tener hasta cinco tipos diferentes de Magimin, y una cantidad determinada de ellos. Para elaborar una poción, lo más importante es mantener las proporciones y tipos de Magimins que pide. Por ejemplo, una poción de salud necesita magimins de tipo A y de tipo B a partes iguales. Si mantenemos esa proporción exacta de 50-50, la poción tendrá una calidad mucho mejor. Si nos alejamos de ella, la calidad irá descendiendo, y si no nos acercamos lo suficiente, sencillamente no podemos elaborar dicha poción.
Tenemos, sin embargo, ciertas limitaciones. El caldero que usemos influye mucho en el alcance que podemos tener. Nos limita el número de ingredientes que podemos añadir, y el número de Magimins que admite. A medida que avanzamos en la aventura, vamos teniendo la ocasión de comprar calderos mejores para así elaborar más y mejores pociones. El número de ingredientes que añadimos determina la cantidad de pociones que hacemos, y el número y proporción de Magimins condiciona la cantidad de las mismas. A más ingredientes, más pociones; a mejor equilibrio proporcional de Magimins, más calidad, y por lo tanto, más útiles (y caras) son. Y también tardan más en hacerse, aunque esa tardanza puede reducirse añadiendo leña y otros combustibles que, al igual que los ingredientes, podemos comprar y obtener de distintos modos.
Vendiendo pociones en Potionomics
El proceso de venta de las pociones se basa en un sistema de construcción de mazos. Contamos con un mazo de 20 cartas, el cual usamos para regatear con los clientes. Cada cliente tiene un medidor de Paciencia, mientras que Sylvia tiene un contador de Estrés. El regateo consiste en ir usando cartas para aumentar el interés del cliente en la poción de turno, y cada carta consume un número determinado de Paciencia del comprador. Mientras tanto, el paso de los turnos va provocando Estrés en Sylvia, y si llegamos al 100% de estrés o si el cliente se queda con 0 Paciencia antes de que le vendamos la poción, hemos fracasado en la venta. El objetivo es claro: aumentar al máximo posible el interés del cliente, para que así pague más dinero por nuestra poción.
El mazo de cartas, eso sí, no se limita a aumentar el interés del cliente: hay una gran variedad de estrategias a poner en juego: modificadores que multiplican el aumento de Interés, reducciones de estrés, cartas que nos permiten robar del mazo, cartas que mejoran las prestaciones de otras… Y, algo muy importante, las «cartas malas«. Éstas aparecen con más frecuencia si el estrés de Sylvia es alto, y no pueden jugarse. Simplemente están en nuestra mano, y si no logramos completar la venta antes de acabar el turno, nos imponen penalizadores o nos aumentan el Estrés, dificultando la tarea en turnos sucesivos. Por tanto, conviene mantener el Estrés bajo… A no ser que tengamos un mazo construido en torno a aprovechar ese Estrés. Como hemos dicho, estrategias hay para todos los gustos.
Toda buena tienda necesita proveedores
Como es obvio, los ingredientes de las pociones no salen de la nada. Y aquí es donde entra el factor de gestión. Comenzamos la partida con un catálogo bastante limitado, pero podemos ampliarlo de múltiples formas. La primera y más básica es acudir a la tienda de Quinn para comprarle los ingredientes de los que dispone. También podemos acudir al gremio de aventureros para que Baptiste acuda a buscar algún ingrediente concreto de los que hay disponibles cada día, o enviar a un aventurero de expedición a algún lugar. Estos aventureros, normalmente, necesitan pociones para reforzar sus puntos de salud o de Maná, o antídotos y tónicos que les permitan atravesar obstáculos o vencer a enemigos elementales con más facilidad. La calidad de nuestras pociones no sólo influye en el precio de venta, también ayuda a los aventureros a conseguir más y mejores ingredientes.
Para poder ampliar el catálogo de ingredientes, siempre es conveniente llevarle las nuevas adquisiciones a Quinn, lo que le permite ampliar el género de la tienda, y que así podamos volver a comprarlos. Pero también contamos en cierto momento del juego con la posibilidad de adquirir varias especies de plantas Slime que multiplican un ingrediente cuando las alimentamos con él. Por último, están los gatos piratas Salt & Pepper, los cuales nos ofrecen cofres del tesoro a modo de gacha. Al comprar un cofre, obtenemos ingredientes aleatorios en diversas cantidades. En definitiva, hay muchas formas de obtener ingredientes en Potionomics, y la simbiosis entre ellas nos permite ampliar nuestras capacidades de elaboración.
Necesitamos una tienda a la altura
Para poder progresar en Potionomics, no basta simplemente con acumular más y mejores ingredientes. También necesitamos un equipo a la altura. Y para esto, tenemos dos posibilidades esenciales: acudir a la carpintería de Muktuk para comprar calderos, estantes y expositores que nos permitan hacer pociones mejores y venderlas a mejor precio, o visitar a Saffron para que nos permita ampliar la tienda y disponer en ella más estantes y más calderos. Así podemos fabricar más variedades de poción al mismo tiempo, y también colocarlas en el estante adecuado para optimizar su precio de venta.
Aparte de esto, existen otras mecánicas que nos permiten potenciar las ganancias: encantamientos que engatusan a los clientes, planes de márketing que hacen las pociones más presentables, o pep talks que nos otorgan bonificadores durante un tiempo. Contamos con diversos personajes que nos ofrecen estos servicios. Así funciona el capitalismo: no basta con tener un producto de calidad. Si podemos encontrar fórmulas para que los clientes se sientan más atraídos por nuestro género, mejor. En resumen: podemos mejorar nuestras pociones, podemos mejorar nuestra tienda, podemos aplicar estrategias de venta efectivas… Pero, ¿qué pasa con nuestro mazo de cartas? Ahora vamos a ello.
Relacionarte en Potionomics renta mazo
Como dijimos al principio, Potionomics cuenta con mecánicas de date sim. La relación entre Sylvia y los habitantes de la isla puede (y debe) cruzar la línea de lo estrictamente profesional. Tenemos la ocasión de aumentar poco a poco nuestro nivel de amistad con los lugareños, y en última instancia, mantener una relación romántica con cualquiera de ellos. Incluso podemos escoger al principio de la partida si optamos por la monogamia o si queremos mantener una relación con varios. Las conversaciones entre personajes nos permiten conocer más de ellos, y por extensión, del lore de la isla de Rafta. Y es uno de los aspectos más sabrosos de la narrativa del juego.
Sin embargo, no es el único motivo para relacionarnos con ellos, ni el más importante. Aumentar nuestro nivel de amistad con los habitantes de Rafta nos permite desbloquear nuevas cartas e incluso descuentos en los bienes y servicios que ponen a disposición esos personajes. Dicho de otra manera: la manera de mejorar el mazo de cartas que usamos en el proceso de venta es relacionarnos con los lugareños. Pasar tiempo libre con ellos, hacerles regalos, acertar en los diálogos… Si necesitas un incentivo para aprovechar el aspecto social del juego, lo hay. Y bien gordo. Porque las posibilidades de construcción de mazo aumentan exponencialmente si nos llevamos bien con todo el mundo.
La rutina es algo que controlar… Aunque no siempre se puede
La aventura de Potionomics se estructura en 5 períodos de 10 días, llevándonos a unas 25 horas de juego. Cada 10 días, participamos en el torneo, y desde el día 1 estamos advertidos del tipo de poción que vamos a necesitar cuando llegue la hora del enfrentamiento. Esto nos da, por tanto, 10 días para planificar nuestro progreso y preparar nuestro arsenal. Cada día tiene un total de 6 slots de tiempo, y debemos gestionarlos sabiamente. Abrir la tienda cuesta 2 slots, salir de ella para ir a obtener ingredientes cuesta 1 slot, subir nivel de amistad con alguien, 1 slot… Y pasar tiempo libre con ellos o irse temprano a dormir a veces también es útil, porque nos permite reducir en mayor medida nuestro nivel de estrés. Hay que manejar bien estos aspectos para mejorar nuestros resultados.
Aparte, el juego cuenta con varios eventos aleatorios que nos aportan un toque de variedad. Por un lado están las peticiones adicionales, misiones opcionales en las que los clientes nos hacen un encargo que tenemos varios días para cumplir, y que nos da un ingreso extra a nuestra cuenta si logramos completarlo. Por otro, están los eventos temporales: cada día, aparecen unos condicionantes que afectan al precio de venta de ciertas pociones, al precio de compra de ciertos ingredientes, o a la dificultad de ciertas expediciones de aventureros. Aprovechar bien esas ventanas de oportunidad puede ser muy útil.
Competir requiere preparación
Ya hemos comentado que tenemos 10 días para preparar el set de pociones necesario en la competición. La participación en la competición viene a ser el «combate contra jefe» de Potionomics. Nos enfrentamos cara a cara con otro pocionista y el objetivo es conseguir vender nuestra poción a un precio mayor que la suya. Cada período de 10 días nos marca los tipos concretos de poción que necesitamos, pero también el estándar mínimo de calidad. Por tanto, para poder ganar necesitamos alcanzar dicho estándar, pero al mismo tiempo, conviene intentar superarlo con holgura para que así la poción tenga un precio base más alto y, por lo tanto, hacer este desafío más fácil.
Competimos en un duelo de tres rondas, y basta con ganar dos para salir victorioso. En este proceso de venta, el juez de la competición cuenta con un medidor de Paciencia bastante más elevado que los clientes normales, pero también los enemigos son capaces de aumentar nuestro Estrés de forma notable, e incluso de aplicarnos penalizaciones muy fuertes. Como es normal, cada jefe es más difícil que el anterior… Y el enfrentamiento final es todo un desafío a las capacidades de gestión que mostramos a lo largo de la aventura. Ahí sí que no basta con cubrir el estándar básico de participación: hay que darlo todo. Literalmente. De hecho, podría decirse que la curva de dificultad bordea niveles injustos en la batalla final.
Los ingredientes que peor funcionan en Potionomics
Por lo general, Potionomics es un título que cuenta con un planteamiento excelentemente equilibrado. Las mecánicas de compraventa, de gestión y de relación con los lugareños hacen una mezcla bastante deliciosa en el caldero, que además se ve aderezada con un estilo artístico muy simpático, unos personajes muy expresivos y un doblaje que mejora el conjunto notablemente. La banda sonora también se hace notar, y se acaba metiendo en la cabeza de tanto escucharla. Pero no todo es bueno. Hay un ingrediente que enturbia, y mucho, el resultado final. Y éste no es otro que el rendimiento técnico. Al menos, en lo relativo a la versión de Nintendo Switch.
Al principio del juego es normal ver ciertas caídas de FPS que, en ese momento, tampoco revisten mayor importancia. Pero son un aviso de lo que viene después. Los bugs en los que el cursor se queda pillado y nos impide navegar por los menús son bastante frecuentes, y más de una vez nos hemos visto obligados a cerrar el juego sin guardar, perdiendo parte del progreso. También se hacen frecuentes los crasheos justo después de acabar una sesión de venta, sobre todo en los compases más avanzados del juego. El autoguardado diario ayuda un poco a que las pérdidas no sean tan catastróficas, pero la frecuencia de estos fallos, aunque no hacen el juego totalmente injugable, es demasiado frecuente como para pasarla por alto.
Potionomics – Nintendo Switch. Una excelente pócima a la que le falta cocción
Potionomics es un título que logra un equilibrio excelente y adictivo entre las mecánicas de gestión de recursos, las de construcción de mazos y las de relaciones sociales. Es una grata sorpresa en el aspecto de la jugabilidad, y cuenta con muchos de los ingredientes para convertirse en un imprescindible del género de la gestión. Está por llegar, sin embargo, el momento en el que su rendimiento técnico sea el mínimo deseable para que la experiencia de juego no se vea afectada en gran medida. Si te estás planteando adentrarte en él, quedas avisado: a pesar de todo, la aventura merece la pena.
Hemos analizado Potionomics: Masterwork Edition gracias a un código digital proporcionado por Decibel PR. Versión analizada: 1.0.2
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