Hace poco desde que Nintendo presentó de forma oficial la próxima consola de sobremesa que lanzará al mercado. ¿Se trata acaso de la tal NX que mantiene expectante a propios y ajenos en la comunidad de jugadores desde hace más de un año y provoca gran revuelo con cada presunta filtración que sale a la luz? No. Es la nueva Nintendo Classic Mini: Nintendo Entertainment System, o NES Mini para los amigos. Hablando mal y pronto: es simplemente una NES de tamaño reducido, adaptada con salida HDMI y alimentada por USB, que viene con 30 juegos preinstalados que en principio no se pueden cambiar ni ampliar. Todo a un PVP recomendado de 60 dólares. El precio en euros aún no está confirmado, pero ya se asume que se aplicará el tradicional (y muy discutido) cambio de 1 USD = 1 EUR.
Esta información ya está disponible en cualquier medio que se haya hecho eco. Aún así, es posible obtener mucha más información, muy interesante, si se sabe leer entre líneas. Algo que además vendrá contrastado con un poco de opinión propia, a fin de ofrecer una visión más profunda.
Y es que para comenzar, 30 es un número muy adecuado para el momento porque, precisamente, la NES original cumple 30 años en Europa a partir de septiembre (31 en E.E.U.U. a partir de octubre). El viejo continente no fue el último lugar donde se lanzó, aunque sí el último de entre las tres grandes regiones donde opera la Gran N. Por esto, es posible pensar que es el momento adecuado para que Nintendo decida hacerle un homenaje tal como se merece.
¿A quién va dirigida NES Mini?
NES Mini no deja de ser un producto cuyo valor es más sentimental que pragmático. No se trata de una consola de última generación, ni va a disponer de nuevos desarrollos en cuanto a juegos. De no comprarse, no debería haber sensación de estar perdiéndose nada nuevo. Y Nintendo sabe todo esto muy bien: sabe que la nostalgia vende. Sabe que va a haber gente dispuesta a comprarlo simplemente porque (no hay mejor forma de decirlo) NES es lo que es y ha sido lo que ha sido. Sabe que puede hacer una implementación muy barata en costes y muy rentable en márgenes. Nintendo ya explota este filón con todas sus fuerzas. Y no me cabe duda de que lo harán también con bastante intensidad en prensa y televisión si deciden utilizar estas vías, especialmente viendo que el último tráiler juega con hacer como si fuera uno de aquellos anuncios de los ochenta.
Es difícil determinar un público principal, pero parece ser que los coleccionistas no son el foco en esta ocasión, salvo que lo sean de todo lo que venda Nintendo. Un coleccionista preferiría una NES física real, con cartuchos reales, y esta versión de la consola no es más que un homenaje bastante limitado de su musa inspiradora. La consola va principalmente dirigida a gente de mediana edad, entre los 25-40 años, que haya podido jugar a la plataforma original (o les haya sido de algún modo cercana o familiar y decidan picar) en su tierna infancia o juventud. En el anuncio oficial de la consola desde la página web de Nintendo se deja muy claro, con hasta 5 llamadas (si no clamores) a la nostalgia: “Rememora los viejos tiempos” (dos veces), “Vuelven los 80 (…)”, “grandes clásicos de la NES (…) disfrutar de alguno de sus antiguos juegos favoritos”, “Cada juego viene cargado de recuerdos para los que ya tienen cierta edad (…)”. Toda una declaración de intenciones.
Por otro lado, Nintendo busca también hacer uso del tirón que tiene entre su público infantil y juvenil. Es bastante admirable el esfuerzo que hace con tal de que se juegue a sus clásicos, o como mínimo hacer que suenen cercanos y familiares a través de la Consola Virtual o de los numerosos guiños en algunos de sus títulos. Incluso hay juegos actuales que en esencia viven de estos guiños al pasado, como los NES Remix.
Así, con esta óptica y manejando lo que significa tener entre 25 y 40 años, es fácil entrever que muchos padres jóvenes la comprarán tanto para sus hijos como para ellos mismos con el fin de enseñar a sus pequeñines los juegos de su infancia. No obstante, los mayores debemos admitir de una vez que poner a un niño a jugar a la NES es ya casi anacrónico sin importar que sea la consola original o la mini. Algunos de estos niños sabrán apreciarlo sin duda, pero muchos de los que somos ya más viejos nos hemos encerrado en que los tiempos pasados eran mejores, y el factor nostalgia no funciona en quienes no han vivido la época.

Aun así, es un detalle que Nintendo decida ofrecer características similares a las que ofrece en la Consola Virtual (y no emulación pura) a través de los puntos de suspensión. Este detalle hace la dificultad Nintendo Hard típica de estos juegos mucho menos castigadora y ayuda al hecho de poder integrar y hacer que cualquier jugador pueda disfrutar de la experiencia sin sentirse expulsado o fuera de época. Aunque usar esta característica rebaja significativamente la dificultad, no hace a los juegos más accesibles. La ausencia de tutoriales explícitos u otros elementos que enseñen a jugar se sigue notando, por mucho que algunos juegos de la época incluyan geniales tutoriales no verbales (véanse explicaciones sobre lo enormemente didáctico que es el famoso nivel 1-1 de Super Mario Bros.)
¿Realmente merecerá la pena?
Eso es subjetivo. Teniendo presente que los juegos preinstalados no se pueden cambiar de ningún modo (y eso no mola), depende de lo atractivos que resulten los juegos del único e invariable catálogo que ofrece. Pero vaya catálogo. No es especialmente completo, pero está compuesto por juegos de primera fila. Y casi todos ellos sonarán de uno u otro modo al jugador curtido. Pero tampoco es una selección perfecta (y no lo será para prácticamente nadie) porque seguro que a los nostálgicos se les ocurre siempre alguna sustitución que se corresponda con los juegos de preferencia durante la infancia, aunque quizá es lo suficientemente buena para la gran mayoría de la gente.
Este catálogo, por supuesto, contrasta con el aún más reciente anuncio de una Mega Drive Mini y su respectivo catálogo más amplio y variado en juegos de Mega Drive y Genesis (entre otras características que no vienen al caso), pero su análisis (o incluso cubrir algo que ya parece una guerra retroconsolera) daría para otro artículo aparte. Por otro lado, no voy a hacer mención a esas otras máquinas sin licencia que ofrecen una biblioteca de juegos enorme por poco dinero: mi silencio es la crítica más justa que merecen.
Hay muchos modos de tomar la decisión de si lanzar o no el dinero a la consolita, pero sugiero contar la cantidad de juegos que parecen interesantes y comparar los 60 € que cuesta con el precio que esos mismos juegos en la eShop (a 5 € cada uno). Suponiendo que el aparato físico no tiene ningún valor, la cuenta sale favorable desde un mínimo de 12 títulos de interés. Podría considerarse que se compran estos 12 videojuegos a su precio en la eShop y se regalan los otros 18 junto con la máquina. Si se fueran a comprar todos los 30 títulos (algunos que quieres y algunos que no, pero no se puede evitar) sale a 2 € cada uno, suponiendo la consola también sin valor. El ahorro en comparación con comprarlos todos en la eShop por separado (y sin el cacharro) asciende a un total de 90 €. En cuanto a mi modo personal de pensar, prefiero hacer como que son 30 € por la máquina y 1 € por cada juego.
Sería además adecuado tomar en consideración el hecho de que con esta consola no se depende de una tienda digital para conseguir los juegos. En caso de cierre de la eShop de Nintendo 3DS o Wii U (o incluso el canal Tienda Wii para quien no haya dado el paso), como va a ocurrir próximamente con la Tienda Nintendo DSi, los juegos se mantendrán en NES Mini (más que nada porque ni siquiera se puede conectar a Internet). Si por algún casual se llegan a perder o borrar los títulos una vez se hayan cerrado las respectivas tiendas no se podrá volver a disfrutar de ellos en estas consolas (o al menos de forma legal).
Otras reflexiones sobre NES Mini
Más preguntas que quedan en el aire. ¿Por qué parece que Nintendo se esfuerza en vender lo mismo una y otra vez? Si no es porque quiere aprovechar desarrollos previos y amortizados por motivos de rentabilidad, no sabría responder a esto.
¿Será esta consola una edición limitada? En principio no debería serlo. Es más, sería un grave error. No obstante, quienes conocemos ya el percal vamos sobre aviso de que Nintendo suele no dar abasto en las primeras remesas, que acaban siendo carne de especulación salvaje. Además, el 11 de noviembre como fecha de salida deja entrever que va a ser una baza para estas Navidades. Es una fecha ideal para que, como se mencionó anteriormente, muchos padres jóvenes la compren para ellos mismos y para sus hijos. Y esto posiblemente ayudará a mantener el tipo de la empresa para la campaña navideña con una Wii U que nunca llegó a despegar, una 3DS en horas bajas y una NX que aún no se digna a aparecer para tomar el relevo.

Si con la marca de 60 € realmente llega a parecer un aparato excesivamente caro, muy poco versátil para su precio (o a considerar que esos sátrapas de Nintendo llevan el capitalismo salvaje a extremos inaceptables con unos márgenes de venta leoninos), o si, por alguna causa resulta inadmisible pagar su precio, hay soluciones alternativas (léase: no oficiales) a esto desde hace tiempo, desde la emulación en tu propio ordenador a utilizar de forma dedicada uno empotrado como por ejemplo una Raspberry Pi con RetroPie. Cualquiera de ellas sirve y todas tienen ya salida HDMI. Incluso la Raspberry Pi Zero, que es de tamaño más reducido, tiene potencia más que de sobra como para cumplir este propósito y sale a 5 €, envío aparte.
Pensaba dedicar una sección entera, totalmente documentada, tanto al uso de la Raspberry Pi como emulador como a otros que han logrado construir hardware que emule lógicamente a la NES desde, con una FPGA (caro), hasta prácticamente gratis con un par de microcontroladores AtMega644 que incluso se regalan al pedir muestras (este último proyecto falla en el procesador de imágenes de la consola), con la adaptación de entradas y salidas por cuenta aparte. No obstante, puede que dedicarle un texto muy extenso resulte demasiado técnico.







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