Resulta indiscutible afirmar que Contra es una de las sagas con más solera de Konami. Una franquicia de mercenarios creada por la desarrolladora nipona en 1987 y cuyos primeros títulos, curiosamente, desembarcaron en Europa con el nombre Probotector y visibles cambios estéticos, ya que manejábamos robots en lugar de mercenarios (bendita censura). Hablamos, principalmente de shoot ‘em ups (más concretamente del tipo run and gun) inspirados claramente en filmes como Alien, Rambo o Predator. Ahora, tras casi una década, en la que la saga contra había quedado relegada a dispositivos móviles, regresa a Nintendo Switch con Contra: Rogue Corps. Una entrega, dirigida por Nobuya Nakazato y desarrollada por Toylogic Inc y Konami, que promete traer nuevos aires a tan sonado clásico. ¿Cumplirá su cometido?, nos lanzamos con su análisis para averiguarlo.
Una historia sin mucha historia y poco reto retro
Contra: Rogue Corps se sitúa en el año 2642, siete años después de lo acontecido en Contra III y dos desde el final de las Guerras Alien. La historia nos pone en la piel de un grupo de mercenarios que actúan como cazarrecompensas en tiempos tan difíciles y surrealistas como extraños y peligrosos. El final de la guerra llevó a la victoria a la raza humana y a la exterminación total de aquella fatídica horda de monstruos. O eso pensábamos hasta ahora. Y es que, de la nada y sin previo aviso, ha surgido una ciudad maldita, autogeneradora de demonios, en la que todo el que entra acaba muerto o loco. Y es aquí, precisamente, donde entra en acción nuestro grupo de antihéroes, los Rogue Corps. Soldados cuya precaria estabilidad mental y estrambóticas habilidades los hacen perfectos para sobrevivir a semejante caos. Las distintas escenas introductorias con que cuenta el título, en muchos momentos muy por encima de la propia propuesta jugable, nos dejan claro que nos encontramos ante un producto que busca entretener a base de cierta intensidad y un carácter eminentemente gamberro y desenfadado.
Llegados a este punto del análisis, y tras sobrepasar tanto su apartado introductorio como unos breves apuntes sobre su historia, conviene recalcar que no nos encontramos ante un juego al uso de la saga. Contra Rogue Corps se desmarca de las entregas clásicas para añadir una amalgama de conceptos que esperamos queden bien desmigajados en este texto. Amalgama que, desde ya avisamos, desdibuja y diluye en exceso un regusto retro casi imperceptible. ¿Es esto malo o bueno per se? Juzguen ustedes mismos.
Una propuesta más que limitada, chapucera
Nada más comenzar la partida nos encontramos la primera novedad, tanto los enemigos como nuestros protagonistas son modelos tridimensionales. En relación a nuestros avatares, se mueven en una perspectiva que oscila entre la vista isométrica 3D (más acentuada en los túneles existentes entre zona y zona), los 2D y una perspectiva propia de las galerías de tiro que a buen seguro va a gustar a los amantes de la franquicia, ya que es uno de los pocos retro-guiños que encontramos en este juego. Por desgracia, todo lo anteriormente comentado, queda empañado por un apartado jugable demasiado lento, impreciso y con unas mecánicas repetitivas hasta la saciedad. Nuestro personaje se mueve de forma demasiado tosca por unos escenarios que, como ya hablaremos más adelante, en muchas ocasiones son una trampa mortal. Es cierto que contamos con dos tipos de ataques directos, saltos, la posibilidad de lanzar bombas, potenciadores, un movimiento de embestida/esquiva y un espectacular y devastador ataque especial, pero aún así las sensaciones son malas y no solo por la ya mencionada tosquedad de su sistema de control sino por un problema aún peor, el input lag. El tiempo desde que apretamos el botón hasta que nuestro personaje decide actuar es demasiado excesivo, sumándose, como una gota más a punto de colmar el vaso, al resto de lastres jugables.
El juego se divide en distintas misiones, correspondientes, cada una, a un rango determinado. Se trata de niveles de no más de 30 o 40 minutos de duración (contrarreloj), que hacen que completar su modo historia nos pueda llevar en torno a las 9 o 10 horas de duración. Una vez superada cada una de las fases que se abren a nuestra disposición accedemos a uno de los aspectos fundamentales de este título, el campamento base. Espacio que, como si de un RPG se tratase, nos permite personalizar nuestro perfil, cambiar de personajes, comprar armas, mejorar nuestro armamento, acceder a las distintas modalidades multijugador/historia e incluso realizar modificaciones en nuestro maltrecho cuerpo.
Los distintos personajes a nuestra disposición van desde un líder de peinado y puro indestructibles (menuda novedad), hasta una guerrera con Katana y alienígena por estómago, un montón de chatarra con aspecto de panda gigantesco o un insecto alien de refinados modales. Efectivamente, un surtido de personajes tan variado merecen un repertorio armamentístico a la altura de las circunstancias. Y aquí, por suerte, Contra Rogue Corps no defrauda. Es cierto que los ataques de los distintos protagonistas no difieren en exceso, más aún si tenemos en cuenta que todos ellos tienen acceso al surtido de armas al completo, pero esto también nos abre múltiples posibilidades. Y es que contamos con un sistema de personalización y mejora de armas que, a pesar de no resultar demasiado intuitivo, es bastante profundo. Por otro lado, como ya hemos mencionado con anterioridad, se nos permite intercambiar partes de otros cuerpos acudiendo a distintos cirujanos (tanto gratuitos como de pago). Y para todo ello necesitamos cantidades ingentes de dinero que solo podemos conseguir repitiendo hasta la saciedad cada uno de sus niveles. Efectivamente, habéis leído bien, en este Contra… tenemos que farmear.
Por cierto, y a vueltas con las armas, ojo con sobrecalentarlas, manteniendo el dedo apretado en exceso, ya que ello nos deja expuestos y sin poder usarlas durante un corto, pero intenso, periodo de tiempo. Este aspecto hace que el título pierda otra de las señas de identidad de la saga, su ritmo frenético e ininterrumpido, en pos de cierta tacticidad. Algo que para muchos puede resultar imperdonable en un título cuya principal baza pretende ser, precisamente, su intensidad.
Gráficos low cost, multijugador a la altura
Gráficamente, nos encontramos ante un juego que, al igual que vimos en su apartado jugable, abusa en exceso del reciclado de enemigos y escenarios. A vueltas con los distintos entornos que nos vamos encontrando durante la aventura, podemos decir que, a pesar de ser parcialmente destruibles, transmiten una sensación de vacío y aburrimiento considerable. Con los enemigos ocurre, a excepción de algunos jefes finales realmente espectaculares, véase nuestro querido y clásico Terminator gigante, tres cuartos de lo mismo. Diseños cuya paleta de colores chillones nos hacen plantearnos si hemos vivido un lapso similar al de Los Vengadores pero a la inversa. La baja calidad de sus texturas, una cámara que no termina de cuajar y sus problemas puntuales de rendimiento (que con un acabado gráfico tan poco exigente solo pueden ser achacados a una mala optimización) acaban de rematar un apartado bastante regular. Por suerte, las diferencias entre la experiencia en modo dock y portátil (modo este último que le sienta como anillo al dedo) son mínimas. Entrando en terreno sonoro, podemos decir que, eh, ejem… podemos decir… poco podemos añadir, ya que su BSO no es que brille por su ausencia, ya que estar… está. No obstante, resulta tan anodina e insignificante que la mayor parte del tiempo tenemos que bajar el volumen de los efectos de nuestras armas para apreciar alguna de sus pistas musicales.
El apartado multijugador, tanto local como online, es el caballo de batalla de Contra Rogue Corps. Tanto es así que incluso Konami ha justificado la apuesta por la perspectiva cenital en favor de la modalidad a 4. Entrando en materia, y si no te van las complicaciones, el multijugador local para 4 jugadores (usando la misma consola) es una apuesta segura que garantiza horas de diversión. Nuestro objetivo, al margen de su modo historia, no es otro que realizar una serie de misiones bastante entretenidas. Y es que en compañía todo sabe mejor. Por si fuera poco, contamos con una modalidad online en la que se nos permite jugar con nuestros amigos u otros jugadores del resto del planeta, tanto en modo cooperativo como competitivo, algo que alarga, sin duda alguna, la durabilidad de un título que, de lo contrario, se antojaría bastante corto. Eso sí, como suele ocurrir en estos casos, conviene recalcar que encontrar jugadores (amigos aparte) resulta toda una odisea.
Contra: Rogue Corps – La saga merecía más…
Una saga mítica como Contra merece la más absoluta sinceridad en cada una de las palabras con las que damos por concluso este análisis. Contra Rogue Corps no está, en casi ningún momento, a la altura de lo que se esperaba de él. Es cierto que nos encontramos un título con un fuerte carácter y un tono divertido y desenfadado, pero su mediocre apartado técnico o lo abrupto e impreciso de su ámbito jugable afean una experiencia con potencial y alguna que otra buena idea, que solo se salva por la profundidad de su sistema de armamento y mejoras y por su completo apartado multijugador tanto local como online.
Si queréis revivir el otrora esplendoroso pasado de la saga Contra soltad este título (sin rastro de fan service ni regusto retro alguno) y haceros con Contra Anniversary Collection, entrega que incluye alguno de los mejores juegos de la saga. Si por el contrario, estáis dispuestos a soltar lastre y prejuicios y vuestra única pretensión es pasar un rato entretenido con un título del montón, puede que este sí sea vuestro juego.
Hemos analizado Contra: Rogue Corps gracias a un código digital cedido por Konami. Versión analizada: 1.0.1
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