Dicen que toda historia tiene un comienzo y aunque he de reconocer haber sido muy propenso a buscar, o personificar, esa excepción que confirmara la regla, en este caso no puedo hacer otra cosa más que admitir la norma como cierta y válida. Ya he comentado en más de una ocasión que NESxtalgia no pretende ser un compendio informativo sino más bien ráfagas de conocimiento empírico, de vivencias y de experiencias vividas en primera persona en torno a la extinta (?) NES y todo lo que ella significó para mí a principios de los 90. Y precisamente fueron esos comienzos, grabados a fuego en mi memoria ram, los que marcaron el devenir del resto de mi trayectoria jugona. Curiosamente, dicho primer contacto viene marcado no por un juego (al menos no en si mismo) sino por un periférico que, sin lugar a dudas, dejó una profunda huella en mí: NES Zapper.
Resulta sencillo tildar la NES Zapper, aquella pistola de luz que se servía de la precaria tecnología existente por aquella época, de un complemento más que no llega ni a la suela de los zapatos de cacharritos más actuales como el Wiimote, PlayStation Move o Kinect. No obstante, y sin perder ni por un momento la perspectiva que nos otorga el paso de tiempo, he de recalcar que a finales de los años 80 y principios de los 90, poder disfrutar de esta tecnología en terreno doméstico fue todo un descubrimiento para muchos de nosotros. Sin perder tampoco de nuestro punto de mira (apunten, fuego… ¡ya me callo!) que la creatividad es, sin ningún tipo de duda, una de las grandes bazas de la gran N.
Ya vienen los Reyes Magos, ¡caminito de NESxtN!
Situémonos en escena… Año 1989 (a las puertas de un milenarismo que para muchos expertos llegaría en algún momento de los años 90 en lugar de en el siglo XXI). Noche de Reyes con un mini Synbi que, sin saber como, había acabado en mitad de una cabalgata cuando realmente lo que quería era caer rendido en la cama para que sus Majestades de Oriente hicieran parada lo antes posible cargados (o eso esperaba año tras año) de regalos.
El plan era sencillo, ver pasar fugazmente, cual estrella de Oriente, las distintas carrozas presentes en tan innecesario y peligroso evento (los caramelos los carga el diablo), esquivar el máximo número de proyectiles de glucosa para intentar salir de allí indemne y acto seguido retirarnos, aquellas navidades las celebramos en casa de unos amigos que eran ya parte de la familia, a descansar mientras nuestros padres contaban sus aburridas batallitas en el bar situado a los pies de la residencia familiar. El plan salió a la perfección, aunque he de reconocer que nos costó más tiempo del previsto caer rendidos ante semejante panorama/perspectivas. Los nervios y la emoción, como suele ocurrir en estos casos (nunca perdáis esa chispa), nos llevaron a entrar en una espiral conversacional interminable y de dudoso rigor científico.
El sol entraba por la ventana buscando, poco a poco, el contacto con unos ojos algo enmarañados. Tras abrirlos y tomar conciencia de mi propia consciencia, valga la semi-redundancia, pegué un blinco, que bien podía haber sido extraído de cualquier acrobática maniobra del increíble Hulk, en dirección al salón donde se ubicaba el árbol de navidad. Y allí estaba, una gran caja envuelta con papel de regalo de dudoso gusto, rigurosos lunares y mi nombre coronando su frontal. Tras abrirla, surgió como de la nada (bueno, de la nada no sino de una caja) radiante, majestuosa e impoluta: la NES. Curiosamente, el pack incluía un accesorio que logró acaparar más la atención, al menos inicialmente, que la propia consola. Se trataba de la pistola NES Zapper y golpeaba disparaba por partida doble. Y es que llegaba con un cartucho que incluía 2 títulos, Duck Hunt y otro juego protagonizado por un tal Mario. No me lapidéis, aún, Mario es mi SUPER-héroe favorito, pero durante aquella primera toma de contacto aquellos patos y su perro bonachón acapararon mis primeras, e intensas sesiones de juego.
El triste (?) adiós a los salones recreativos
Este artículo no pretende entrar en aburridos detalles sobre el sistema de funcionamiento de la Nintendo Zapper. Todo lo contrario… solo voy a recalcar que su tecnología, aunque limitada, se aprovechaba de un curioso modus operandi para lograr su objetivo de una forma realmente ingeniosa. Bastaba con pulsar el gatillo de la pistola, para que la pantalla, aprovechando los tubos de rayos catódicos de las antiguos televisores CRT y gracias al fotodiodo de su cañón, quedara en negro por un instante. Coloreando de blanco, únicamente, el objeto al que realmente apuntábamos. Algo que, al ocurrir en una milésima de segundo, era casi imperceptible para el ojo humano. He de reconocer que aquel artefacto me atrapó, desde el minuto uno de juego, con su diseño al más puro estilo pistola láser (hubiera preferido el modelo sin censurar. Prototipo que cambió su forma inicial y pasó a ser naranja chillón para alejarse de cualquier parecido con un arma). Incluso su característico sonido al accionar el gatillo sigue instaurado aún hoy en un mullido rincón de mis recuerdos jugones. Nunca olvidaré el día en que descubrí que si apuntaba a la pantalla con el filtro previo de una lupa ampliaba su efectividad como si de una escopeta se tratase. Efectivamente, por aquel entonces estos truquitos estaban, como nuestro avispado ingenio, a la orden del día.
Son unos cuantos los títulos que pude disfrutar con la Zapper de Nintendo y uno de los más destacados fue, sin lugar a dudas, Duck Hunt. Un juego en el que teníamos que disparar diferentes objetivos con patrones diferenciados en función del modo escogido. Mientras en uno aparecía un pato, en los otros nos encontrábamos una pareja de ellos y una modalidad de tiro al plato respectivamente. En todos ellos contábamos con tan solo tres disparos a nuestra disposición y un límite determinado de tiempo ( en función del modo y la dificultad). La mecánica y el sistema de juego no podía ser más simple, pero los piques con el odioso perro que se burlaba de nosotros tras errar o la posibilidad de jugar dos jugadores (uno manejando la zapper y otro moviendo al pato) aportaban chispa al combinado. Y regresando a ese «buscarse la vida» que imperaba por aquella época. Ese modo multi no aparecía indicado en ninguna parte del manual, por lo que vino a ser todo un descubrimiento.
El otro título… no es otro que The Adventures of Bayou Billy (Mad City originalmente). Curiosamente, nos encontrábamos ante un beat ‘em up de desplazamiento lateral que, y aquí radica su originalidad, incluía niveles de conducción y disparo (armados con la NES Zapper). Si a ello le sumábamos una música pegadiza, un ritmo alocado y un aire a películas de aventuras de la época como Cocodrilo Dundee… el resultado no era otro que un ¡Must Have!
NES Zapper: una revolución que apunta a lo más profundo de nuestra NESxtalgia
No resulta para nada desacertado afirmar que los videojuegos pueden ser entendidos como experiencias diseñadas para entretener. Fiel reflejo de una sociedad que no deja de ser, precisamente, un conjunto de experiencias. No obstante, rara vez nos paramos a analizar la tecnología con la que son proyectadas dichas experiencias. NES Zapper supuso, se mire como se mire, toda una revolución dentro del entretenimiento doméstico. Una propuesta arriesgada cuyos creadores, probablemente, entendieran desde el principio, y así lo afirmaba la propia consola en su caja (¡el sistema que revoluciona los videojuegos!), que apostar por dicho periférico suponía apostar por una nueva forma de entender el concepto mismo de «juego». No son pocos los expertos que se refieren a la NES como la consola que popularizó el mundo de los videojuegos en todo el mundo. Pues bien, sin lugar a dudas, ¡hacer zapper fue un elemento imprescindible para ello!
En definitiva, y llegando al núcleo mismo de la NESxtalgia… la Nintendo Zapper revolucionó mi forma de entender el entretenimiento de «estar por casa». Ya no hacía falta dejarse los duros en los salones recreativos, sino que podía tener una experiencia similar, con las limitaciones que el hardware de Nintendo me ofrecía, desde mi propia casa… ¡Tan solo había que intentar no hacerse un lío con tanto cable!
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