Shin chan (Crayon Shin-chan) es, sin ningún atisbo de duda, una franquicia más viva que nunca. Y no solo hablamos de mangas, videojuegos, series de animación o merchandising. La llegada a Occidente de Shin chan: Mi verano con el Profesor fue toda una alegría, traducción al castellano incluida, para gran parte de los poseedores de una Nintendo Switch. Algo que, como os podéis imaginar, abría la posibilidad de la llegada a España de todos los juegos de Crayon exclusivos de territorio nipón. El último ejemplo de ello lo tenemos con el esperado Nevado en Carbónpolis. Una aventura disponible en Japón desde febrero de este mismo año 2024, que ahora llega a las híbridas europeas totalmente localizado al castellano. ¿Preparados para hacer «culito, culito» mientras recorremos hermosos paisajes y llevamos a cabo sorprendentes y divertidas misiones? En tal caso, no te pierdas nuestro análisis de Shin chan: Nevado en Carbónpolis para Nintendo Switch.
La intrahistoria de Shinnosuke
Probablemente, cuando Shin Chan apareció por primera vez en el manga Darakuya Store Monogatari (1990) su creador, el ya fallecido Yoshito Usui, no podía ni imaginarse el éxito que llegaría a alcanzar. Posteriormente su serie de animación no hizo más que popularizar la irreverente, divertida cotidiana y también transgresora historia del joven Shinnosuke y la familia Nohara. No voy a negar que, aunque aquí llegó en el 95, un servidor se tragó la serie entera. Emitida por aquel entonces en el popular espacio Megatrix (Antena 3).
Una vez puestos en contexto, conviene poner en valor el éxito y popularización de todo lo que tiene que ver con el joven Shin Chan en nuestro país. Y es que en España se convirtió, y esto es algo perpetuado desde los 90 hasta la actualidad, en todo un fenómeno con millones de seguidores. Tanto es así que el anime cuenta incluso con un homenaje a nuestro país en forma de capítulo en el que los Nohara vienen de vacaciones a Cataluña. Por otro lado, el lanzamiento de Shin Chan: Mi verano con el Profesor en Occidente (Español incluido) volvió a ponerle sabor patrio a la franquicia. Todo ello sin olvidar, y aquí sí hay que tirar de hemeroteca, la llega a GBA y Nintendo DS de una excelente hornada de títulos traducidos al idioma de Shakespeare.
La familia Nohara viaja a Akita
Nos encontramos ante una vieja-nueva aventura donde lo primero que cabe mencionar es el claro componente continuista. No en vano, la propuesta que la compañía nipona Neos Corporation nos presenta aquí no deja de ser un desarrollo jugable, artístico y conceptual de Mi Verano con el Profesor. Anterior título de la saga. Es decir, una hermosísima propuesta que aúna mecánicas propias de los simuladores sociales, la recolección de recursos, la pesca, el cultivo, la creación de inventos, la investigación o la exploración y mucho más.
Shin chan: Nevado en Carbónpolis nos traslada a la ciudad japonesa de Akita. ¿El motivo? Tan simple como plausible dentro de cualquier capítulo de la popular serie de animación. Los Nohara se desplazan al pueblo natal de Hiroshi por motivos de trabajo. Decidiendo alquilar durante la estancia una pequeña casa rural situada cerca de la vivienda familiar donde creció el propio Hiroshi. A partir de aquí, y tras un primer contacto con su abuelo, Shinnosuke se abre a explorar una basta y hermosa zona rural con multitud de personajes y actividades a nuestra disposición (previo desbloqueo). Por si fuera poco, y aquí radica una de las grandes novedades, se incorpora un elemento de fantasía de la mano de la ciudad que da nombre al juego: Carbónpolis. Hasta aquí podemos leer (texto libre de spoiler).
Mucho que hacer
Ya hemos comentado que el título que aquí nos ocupa apuesta por una propuesta relajada. Alejándose de la acción y el frenetismo de otros géneros. No obstante, ello no quiere decir que nos vayamos a aburrir. ¡Ni muchísimo menos! Y es que, más allá de hacer «culito, culito» por el escenario, aquí nos toca desde recolectar insectos y especies vegetales a lo Animal Crossing hasta pescar, cultivar y vender verduras, visitar multitud de ubicaciones, perseguir a nuestro querido Nevado o charlar con los lugareños y con algún que otro NPC de lo más singular. Actividades, todas ellas, que se van desbloqueando conforme pasan los días y/o hablamos con los personajes del juego. Aportando, por el camino, un componente social tan simple como resultón.
Hasta aquí el guión narrativo visto en anteriores simuladores sociales de la serie Shin chan. Por fortuna, Shin chan: Nevado en Carbónpolis incorpora un nuevo elemento: Carbónpolis. Una misteriosa ciudad, a la que accedemos en tren, que parece detenida en el tiempo (era Shōwa). ¿Nuestra misión aquí?
- Crear inventos únicos y máquinas misteriosas, con los objetos que encontramos por la ciudad, para facilitar la vida a los habitantes de la ciudad.
- Realizar divertidas carreras de vagonetas. Permitiéndonos desbloquear nuevos circuitos y ganar objetos únicos con los que personalizar y mejorar el rendimiento de las vagonetas.
- Ayudar a la dueña del restaurante de la ciudad en la elaboración de deliciosos menús. Efectivamente, la verdura y pescado recolectado por el joven Shinnosuke resulta de gran ayuda aquí.
Por si fuera poco, la posibilidad de cambiar de ubicación en cualquier momento hace que Akita y Carbónpolis se encuentren conectadas de una forma que se retroalimenta en todo momento. No en vano, los objetos adquiridos en un lugar pueden ser de utilidad en el otro. Por no mencionar los tablones en los que podemos intercambiar objetos o dinero con otros NPCs. Dos añadidos que logran sumergirnos aún más en el título. Aportando mayor profundidad y variedad a un modelo de juego que suele pecar de repetitivo.
Avanzando a nuestro ritmo
Como podéis leer, Nevado en Carbónpolis no es, ni muchísimo menos, un título corto. Contando con una duración que puede oscilar entre las 15 o 20 horas de sosegada y relajada aventura. Algo más incluso si decidimos completar todas las secundarias. Eso sí, el que espere aquí grandes retos, desafíos titánicos o misiones contrarreloj anda bastante equivocado. Como ya hemos comentado con anterioridad, nos encontramos con una aventura relajante con entretenidas, y pausadas, mecánicas de juego. Cuestión está última, y no todo iba a ser positivo, que puede derivar en un sistema de progresión demasiado lento y ciertamente repetitivo.
Por fortuna, y más allá de las singularidades jugables, narrativas y artísticas de Carbónpolis, otro de los elementos diferenciadores de Shin chan: Nevado en Carbónpolis es el sistema de tiempo. No en vano, el juego cuenta con un singular ciclo de día y noche en el que, eso sí, el tiempo avanza (medidor en pantalla incluido) conforme vamos realizando determinadas tareas o cambiamos de ubicación. Debiendo regresar a descansar en la casa familiar al caer la noche. No sin antes comprobar los cambios que la caída de la noche puede ejercer en nuestro propio entorno. Y es que hasta nuestro obligatorio paso por cama tenemos unos minutos para inspeccionar los alrededores. Puede parecer un sistema restrictivo, que resta libertad. No obstante, logra reforzar la idea del juego: disfrutar de una experiencia tan auténtica y aventurera como relajada, mientras descubrimos los secretos de la vida en el ámbito rural. Eso sí, os recomendamos alargar, en las opciones de partida, la velocidad del tiempo.
La interfaz, sus sencillas y semi-automatizadas mecánicas, los divertidos minijuegos y el intuitivo menú ponen la guinda a este delicioso pastel jugable. Por su parte, el sistema de progresión nos permite desbloquear, de forma paulatina, diversas acciones. Pudiendo consultar en todo momento los objetos coleccionables descubiertos y las misiones (principales y secundarias). Algo que, junto al buen desempeño y los escasos tiempos de carga, contrarresta, al menos en cierta medida, la sensación de repetitividad y monotonía.
Un título con mucho arte
Llegó el momento de abordar uno de los pilares sobre los que se sustenta Shin chan: Nevado en Carbónpolis, el apartado artístico. Al igual que ocurría con Mi verano con el Profesor, contamos con hermosísimos escenarios en 2D dibujados a mano. Escenarios diversos y realmente variados que, jugando con los planos de profundidad, cobran vida de una forma pasmosamente bonita a nuestro paso. En lo relativo a los personajes, tanto el diseño cell shading como las animaciones emulan a la perfección el material visto en el popular ánime.
Por si fuera poco, el contraste entre los arrozales, las aguas cristalinas, los campos verdes, el cielo azul y la industrialización y «urbanización» de Carbónpolis es otro punto que refuerza la inmersión y el impacto visual. El ciclo de día y noche, con unos hermosos y rojizos atardeceres y unas noches tan hermosas como el cielo estrellado se fusionan con un apartado sonoro realmente relajante. Destacando los sonidos de los insectos, el agua al circular, el bullicio de Carbónpolis o el viento meciendo los arrozales. El juego cuenta con voces en chino, coreano y japonés y los textos llegan perfectamente localizados al castellano. Encontrándonos con multitud de frases hechas y palabras propias del español más informal y dicharachero. Sí, parecen salidos del manga y del anime.
Shin chan: Nevado en Carbónpolis – Una vida tan relajada como hermosa
Shin chan: Nevado en Carbónpolis es un título que aúna mecánicas propias de los simuladores sociales y de vida con las de exploración, gestión y recolección de recursos y aventura narrativa. Una propuesta de corte casual apta para todos los públicos, que aporta un plus jugable al incorporar la ciudad de Carbónpolis como contrapunto a la vida rural y pausada de Akita.
Es cierto que, al igual que ocurría con Mi verano con el Profesor, nos encontramos con una propuesta que puede acabar resultando bastante repetitiva. No obstante, el delicioso apartado artístico, la fidelidad con respecto al manga/anime, la variedad de misiones y actividades que realizar o el toque de fantasía aportado por Carbónpolis encandilará a todos los amantes del género.
Hemos analizado Shin chan: Nevado en Carbónpolis gracias a un código digital cedido por Jesús Fabre. Versión analizada: 1.0.0
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