Revisitar la era dorada de los RPG japoneses se está convirtiendo en un hábito de los estudios de desarrollo en la actualidad. Como máximo exponente de la explosión creativa en el rol de los años 80 y 90, Square Enix (por aquel entonces Squaresoft) es la primera interesada en esa revisión, y la primera dispuesta a hacerla. Y lo está haciendo de muchas maneras diferentes: en forma de remasterizaciones píxel (los 6 primeros Final Fantasy), en forma de remake HD-2D (Dragon Quest) e incluso homenajeándola con nuevas IP (Octopath Traveler), pero también llevando alguna de sus joyas de la época a una nueva escala, con un remake tridimensional en toda regla. Es el caso del título del que vamos a hablar hoy, Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven, un ambicioso remake de un título que vio la luz originalmente en SNES en el año 1993, aunque no llegó a Occidente hasta 2016.
Para muchos jugadores de estas latitudes, este remake es la primera ocasión de adentrarse en un título que se toma el relevo a sí mismo, en cierto modo. El título original llegó a Nintendo Switch en 2018, y aunque nos dejó buen sabor de boca, se le notaba un margen de mejora que respondiera a las posibilidades actuales. Ahora, esa mejora ha llegado. La quinta entrega de la serie SaGa da un salto como no se había visto hasta el momento. Un título que, más que un remake, podría resumirse como el resultado de fusionar Zelda: Breath of the Wild, Octopath Traveler, la serie Avatar: La Leyenda de Aang y la novela Cien Años de Soledad, de Gabriel García Márquez. Esto último puede sonar muy loco, pero acompáñame en este análisis y te explicaré el porqué de esta analogía.
Los Siete Héroes han vuelto para vengarse… ¿de qué?
Wagnas, Noel, Rocbouquet, Subier, Bokhohn, Dantarg, Kzinssie. Así se llamaban los Siete Héroes, que hace siglos salvaron al mundo de un mal que amenazaba con arrasar con todo. Poderosos y legendarios, el tiempo acabó haciendo que su leyenda cayera en el olvido… Pero han regresado. Y ahora son poderosos enemigos que amenazan con destruir todo aquello que un día, hace tanto tiempo, lucharon por salvar. Pero, ¿por qué? ¿Qué es lo que ha provocado este paso de héroes a villanos? ¿Cuál es el motivo por el que los Siete Héroes buscan venganza contra el mundo? Esta pregunta es uno de los ganchos principales con los que la historia de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven logra atraparnos en sus redes.
En esta aventura, encarnamos el papel del emperador de Varennes del Norte, principal adalid de la lucha contra los héroes. Aquí es cuando aparece el factor «Cien Años de Soledad»: La figura del emperador no se trata de un único personaje, sino que va cambiando en el transcurso de la aventura, a base de saltos temporales que nos hacen pasar por varios emperadores, comenzando por Leon y terminando en el Último Emperador, responsable final de finalizar la batalla contra los Siete Héroes. Nuestra historia es la historia de su dinastía, como sucedía con la familia Buendía en la inigualable novela del Nobel de Literatura colombiano. Y en esa dinastía hay mucho de lo que hablar.
Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven, remake de un sandbox adelantado a su tiempo
Pasemos al factor Breath of the Wild. Romancing SaGa 2 ya era un adelantado a su tiempo en su sistema de exploración. Si bien no alcanzaba las cotas de libertad del icónico Zelda, sí que ofrecía una libertad de progresión muy notoria, algo que sigue sucediendo. No se trata de una progresión secuenciada, sino que permite avanzar en muchas direcciones, escogiendo nuestra propia ruta. Esto, de la mano de los saltos temporales del imperio, nos abre la puerta a situaciones muy diversas. Esa misión sobre un problema sucesorio territorial que dejaste sin hacer antes del salto temporal puede haberse convertido en una rebelión imperial 100 años después, por ejemplo.
Esta estructura tiene un par de puntos negativos, al menos para aquellos a los que les guste tener todas las misiones más o menos controladas. El primero es que los saltos temporales son imprevisibles, aparentemente azarosos, y puede que avances pensando «me dejo para después esta misión, que parece principal» y que acabes perdiéndola en el camino. Aparte, puede motivar un ritmo de progresión irregular: la ubicación de los Siete Héroes es desconocida, y si avanzas a lo loco, puede que pases decenas de horas sin encontrarte con ninguno, para luego toparte con dos o tres de golpe. Y, dado el caso, esas decenas de horas pueden hacerse muy largas.
Un imperio en constante evolución
La existencia de saltos temporales trae de la mano una realidad a la que los jugadores de RPG no estamos demasiado acostumbrados: no conviene encariñarse con ningún personaje. El tiempo transcurre en intervalos de 100 años o más, y cada vez que sucede, implica olvidar a nuestros personajes anteriores y comenzar a convivir con unos nuevos. En el caso del Emperador, entra en juego el factor de la magia de Legado: todo lo que un emperador aprenda en su ciclo vital (niveles de armas y hechizos, técnicas, magia, formaciones de combate) es heredado por el siguiente. Esto nos da la posibilidad de ir variando de forma estratégica entre las opciones disponibles, acumulando experiencia en todas las áreas para que el Último Emperador herede un potencial absoluto. ¿No te recuerda a Avatar: La Leyenda de Aang?
En cierto modo, esta estructura lleva a que los protagonistas de la historia no sean el emperador y su séquito, sino los Siete Héroes y el propio imperio. Este último, con el transcurso del tiempo y de las misiones, puede mejorarse de diversas formas. Conquistar territorios, construir nuevos edificios e instalaciones en la capital… Todo esto nos reporta beneficios en forma de dinero para nuestras arcas imperiales, pero también de lugares que podemos utilizar para mejorar a nuestras unidades. Armas, armaduras, hechizos, incluso una universidad en la que podemos pasar exámenes teóricos para obtener diversas recompensas. Hay mucho que construir en Avalon.
Novedades con respecto al título original
En el aspecto de la exploración y la libertad de progresión, encontramos varios cambios en Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven. Se han descartado mecánicas como la de sacrificar territorios o los romances del emperador. Si te gustaban, lo sentimos… Pero no te preocupes. A cambio, se han añadido novedades realmente jugosas. El título original no tenía la ocasión de explorar en tanta profundidad la historia de los Siete Héroes, pero este remake nos lleva al pasado a través de sus recuerdos (¿veis como lo de Breath of the Wild no era porque sí?). Un total de quince cinemáticas que nos cuentan al detalle la historia de por qué los héroes se convirtieron en villanos, y que están repartidas por todo el mapa.
Adicionalmente, y de nuevo con el fin de motivar la exploración, aparece un personajillo llamado Sr. S. Se trata de un ser pequeño, de color amarillo, con un solo ojo, que aparece por diversos puntos del mapa y que hace las veces de coleccionable. No tiene una máscara con forma de hoja, pero creo que ya irás viendo por dónde voy… El caso es que encontrar al Sr. S nos otorga diversas recompensas y bonificaciones que nos sirven en distintos aspectos: el económico, aumentando los ingresos del imperio; el explorador, revelándonos la ubicación de cofres y del propio Sr. S; y, por último, en combate. Un aspecto del que aún no hemos hablado y que también ha experimentado un importante lavado de cara, y al que se le notan las influencias modernas.
El combate de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven
Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven conserva el espíritu del combate RPG por turnos de toda la vida, y le añade algunos de los avances actuales. Nada más encontrarte al primer enemigo, ya se nota la influencia de Octopath Traveler. Existen ocho tipos de armas (Espada, estoque, hacha, arco, lanza, bastón, mandoble y artes marciales) y seis tipos de magia (Fuego, aire, tierra, agua, luz y oscuridad) y cada enemigo tiene sus propias debilidades, que aparecen ocultas al comenzar, pero que se van desvelando en la interfaz de combate a medida que acertamos a golpearle con una de ellas, de forma idéntica a lo que sucedía en la IP HD-2D de la propia Square Enix.
De forma adicional, contamos con la barra de Sobrecarga, que se va llenando conforme utilizamos ataques, técnicas y hechizos, y que al llenarse del todo nos permite ejecutar un combo entre varios personajes que potencia cada ataque y va añadiendo multiplicadores sucesivos, lo que nos permite hacer mucha pupita al contrincante. Comenzamos la aventura con un combo de 2, pero si exploramos lo suficiente y superamos todos los desafíos posibles, se pone a nuestro alcance un combo de hasta 5, es decir, todo nuestro plantel de batalla uniéndose en un megacombo muy destructivo. Los jefes de este juego, especialmente los Siete Héroes, nos aprietan las tuercas con mucha fuerza, así que este factor táctico es algo muy a tener en cuenta.
Aprendizaje libre y heredado
Uno de los aspectos más interesantes de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven es que su estructura de progresión no se vincula a niveles de personaje. Sí, hay puntos de experiencia (PT) y hay subidas de nivel, la vida (PS), el maná (PC), las armas y las magias de los personajes tienen su propia barra independiente de las demás. Así, la progresión se relaciona profundamente con como usamos a nuestros personajes. Si atacas con espada, ganas PT en espada; si usas magia de luz, los ganas en magia de luz; y así con todo. Además, usar con frecuencia un arma o una técnica nos permite Atisbar técnicas nuevas, amplificando nuestro arsenal de combate. Si ves una habilidad iluminada con una bombilla, úsala. Tiene premio. ¡Ah! Y cuida los PV. Cada vez que un personaje cae en combate, pierde un PV. Si llegan a 0… Adiós para siempre.
Para formar nuestro séquito imperial, contamos con decenas de clases de personaje diferentes. Caballeros, magos, nómadas, corsarios, incluso sirenas y salamandras, que podemos desbloquear a medida que progresamos en la aventura y que nos permiten diversificar el séquito, e incluso escoger emperadores de lo más pintorescos. Cada una de estas clases está especializada en tipos concretos de armas y hechizos, pero tenemos libertad para equipar armas distintas y que aprendan a usarlas. Cada clase tiene predisposición a un tipo concreto, como es razonable, pero nada nos impide enseñar a un mago a pelear con mandoble, o que un caballero se convierta en un experto de magia de viento. Además, tras cada salto temporal, aunque perdamos a un personaje, su progresión de clase se conserva, así que podemos volver a montar un escuadrón a nuestro gusto.
Un emperador organizado y exhaustivo
Escoger personajes variados como emperadores tiene su recompensa en combate, incluso influye en la progresión por el mapa en algún caso. Cada clase existente lleva asociada una Formación de batalla, es decir, una forma de posicionar a los personajes que otorga ciertos beneficios y que conlleva ciertos riesgos en cada caso. Existen formaciones que priorizan el combate físico, otras que impulsan la velocidad, otras que favorecen la magia y los ataques a distancia, otras que buscan equilibrio, otras que exponen a unas unidades a cambio de proteger a otras… Hay una grandísima variedad de tácticas disponibles, y muchas veces incluso es conveniente ir variando entre ellas en función del enemigo que vayamos a tener delante. Especialmente, cuando se trata de los Siete Héroes, personajes con habilidades muy específicas que nos pueden costar un disgusto si no lo llevamos todo bien calculado.
Adicionalmente, la magia cuenta también con un componente táctico a tener en cuenta: la incompatibilidad elemental. Una unidad no puede usar magia de agua y de fuego al mismo tiempo, tampoco aire y tierra a la vez. Debe elegir una u otra. A esto hay que añadir las combinaciones elementales, que nos permiten mezclar elementos, y que sólo podemos desbloquear si encontramos los pergaminos que hay escondidos a lo largo y ancho del mundo y los llevamos al centro de investigación de la capital. A veces, es necesario incluso un salto temporal para que un hechizo se desarrolle por completo. Lo mismo sucede con la fabricación y mejoras de armas y armaduras: cuanto más exhaustivos somos en nuestra exploración y en nuestra selección de emperadores, más aumentamos nuestro arsenal de combate.
La apuesta artística de Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven
Si uno se pone a bucear entre el arte oficial de Romancing SaGa 2, se da cuenta enseguida de que la apuesta artística de Revenge of the Seven no ha querido ser todo lo fiel que podría haber sido. Y que no se malentienda esto: el arte de este juego, así como sus mejoras de calidad de vida, es excelente. Simplemente, se nota que los modelados de personaje son más similares al estilo de los RPG tridimensionales actuales, cuando la apuesta artística original bebía mucho más de estilos como el de JoJo’s Bizarre Adventure, al menos en la fisonomía de los personajes. Con todo, se trata de una adaptación muy vistosa y los diseños actuales, especialmente los de los Siete Héroes, son realmente espectaculares.
Mención aparte merece la banda sonora. El juego nos ofrece la posibilidad de escuchar la versión clásica de todas sus melodías mientras jugamos, unas composiciones que ya eran bastante buenas en su momento. Pero es que la reorquestación de esta nueva versión está totalmente a otro nivel. Resulta imposible no enamorarse de muchas de sus composiciones, pero por encima de todas destaca la música de combate contra los Siete Héroes. Cuando decía anteriormente que ellos son en el fondo los auténticos protagonistas de la historia, no lo decía por nada. El mimo que destilan en cada una de las decisiones de diseño a su alrededor salta a la vista y al oído.
Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven – Nintendo Switch. Un remake ambicioso y triunfante
Tras más de 40 horas de juego, y con un capítulo adicional post-game que no deja indiferente, no tenemos dudas. Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven es un remake que no sólo está a la altura de la propuesta original, sino que la eleva a una nueva cota de profundidad. Lo hace limando algunas asperezas del juego de SNES e introduciendo novedades que le sientan genial y que lo adaptan a la actualidad. No es simplemente una traslación al 3D del juego que vio la luz en 1993. Es una mejora en todos los sentidos posibles que no debería pasar de puntillas y que puede convertirse en un camino a seguir para dar un nuevo brillo a otros juegos de la época.
Hemos analizado Romancing SaGa 2: Revenge of the Seven gracias a un código digital proporcionado por Plaion. Versión analizada: 1.0.1
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